Ir a erotismo en el arte

 

Arte y erotismo en Mesopotamia y el Medio Oriente antiguo

©Enrique Martínez-Salanova Sánchez

 

Placa de terracota erótica. II milenio a.C.

Museo de Arqueología de Israel

Placa de terracota de Tutub (Khafajeh). 11 x 10 cm. Museo de Iraq

Sexualidad en las culturas mesopotámicas


En las culturas de Oriente Medio se tuvo en general una visión cultural muy positiva acerca del sexo y la sexualidad, ya que el sexo llevaba a un estado de felicidad. Una pista sobre esta visión positiva son sus abundantes representaciones artísticas con escenas sexuales y una literatura sumeria y babilónica con bastantes relatos de carácter erótico, sobre todo a finales del tercer y principios del segundo milenio. Además, uno de los principales textos pertenecientes a esta cultura, La Epopeya de Gilgamesh, en donde se presenta el sexo como uno de los placeres que el hombre debe disfrutar.

Por otro lado, en cuanto a la relación hombre-mujer dentro de la sociedad sumeria, queda patente la superioridad del hombre sobre la mujer, ya que de la mujer se espera que sea sumisa y su lugar está en la casa.

Es fácil de encontrar expresiones sexuales en el arte de la zona, así como en la literatura.  Ahora bien, tanto en el mundo babilónico como en el sumerio queda reflejada claramente la superioridad del hombre sobre la mujer. El papel de ésta debe ser de sumisión y el lugar donde debe desarrollar su vida es su casa y su misión principal debe ser la reproductiva.

Para conocer la situación de la mujer en Mesopotamia, la mejor fuente es el Código de Hammurabi, que era un conjunto de leyes establecidas por este rey en el siglo XVIII a.C. Muchas de sus normas nos describen los derechos y obligaciones de las mujeres, y gracias a ello podemos hacernos una idea de cómo vivían.

La mujer estaba sometida a la autoridad del hombre, bien fuese su padre o su marido. Los hijos/as eran considerados posesiones del padre. La mujer pertenecía al marido. En el aspecto sexual estaba seriamente castigada cualquier relación de la mujer casada fuera del matrimonio, tanto para ella como para su amante.

En las sociedades mesopotámicas, en una relación sexual el problema no era tanto el género de los participantes como la clase social y el rol adoptado por cada uno de ellos. Además, aunque el amor entre personas del mismo sexo tuviera carta de naturaleza en muchas culturas antiguas, ello no eximía a los partícipes ni del matrimonio ni de la procreación.

El templo principal de Uruk estaba dedicado a la diosa del amor: Inanna en Sumer (llamada Ishtar en Babilonia, Astarté en Fenicia, y Afrodita-Venus en Grecia-Roma), lo que proporciona la idea sobre el papel que desempeñaba el amor físico en la religión sumeria-babilónica. La figura central del templo era una sacerdotisa, por lo demás hieródula (prostituta sagrada). En el templo había otras hieródulas y también hieródulos, al servicio de hombres y mujeres.


Diosa Madre (6000 aC.). Samarra.

Museo del Louvre.

Diosa Isthar. Terracota Sumeria. s. III aC.

Diosa Madre. (6000 aC.)

Tell Halaf. Siria

El Baalismo


Poco se sabía de la adoración a Baal, aparte de las muchas referencias de las Escrituras, hasta que las excavaciones de Ugarit (la moderna Ras Shamra, situada en la costa de Siria, frente al extremo NE. de la isla de Chipre) sacaron a la luz muchos objetos religiosos y cientos de tablillas de arcilla. Se cree que muchos de esos documentos antiguos, conocidos ahora como los textos de Ras Shamra, son las liturgias o las palabras de aquellos que participaban en los rituales de las fiestas religiosas.

En los textos de Ras Shamra se alude a Baal (llamado también Aliyán [Prevaleciente] Baal) como “Zebul (Príncipe), Señor de la Tierra” y “el Jinete de las Nubes”. Estos nombres armonizan con una representación de Baal en la que se le muestra sosteniendo en la mano derecha un garrote o maza y en la mano izquierda un relámpago que acaba en una punta de lanza. También se le representa llevando un yelmo con cuernos, lo que parece indicar una estrecha relación con el toro, símbolo de la fertilidad.

El Baalismo, con su adoración de la fertilidad y la fecundidad, plasma una visión positiva del sexo y de la vida, que a veces impresiona por su modernidad. Los cananeos tenían una visión religiosa muy profunda de la sexualidad y del sexo, de tendencias casi místicas.

Donde mejor se plasma esta visión de la sexualidad es en los textos cananeos, aunque nos pueda parecer según nuestra concepción de la sexualidad bastante grosero y explícito: Él se calienta y la agarra por la vulva./Ella se calienta y le agarra por el pene./Ba'lu eyacula [...]./Tras el beso, la concepción y el parto. (Ugaritic Data Bank, 1.11 "El celo de Ba'lu")

El baalismo ve en la sexualidad la fuerza creadora de la divinidad, el poder fecundante y fertilizante. Así en el vocabulario ugarítico los términos relacionados con la creación son sexuales.

A pesar de las advertencias de Moisés y Josué, cuando los israelitas fijaron su residencia en la Tierra Prometida, empezaron a imitar a los cananeos que quedaban, al parecer con la esperanza de asegurar la fertilidad de su ganado y de las cosechas. Al mismo tiempo, pretendían seguir adorando a Jehová. La apostasía se generalizó después de la muerte de Josué. Los israelitas mantuvieron en sus campos altares, postes y otros efectos utilizados en la adoración de Baal, y, al parecer, hicieron caso a sus vecinos cananeos sobre cómo se debía agradar al “dueño”, o Baal, de cada territorio. También se les atrapó en las prácticas inmorales relacionadas con la adoración a Baal. Como resultado, Jehová los abandonó a sus enemigos.


Astarté representaba el culto a la madre naturaleza, a la vida y a la fertilidad,
así como la exaltación del amor y los placeres carnales


Astarté


También llamada Athtart, transliterado Atirat. En acadio DAs-tar-tú (también Astártu). En etrusco Uni-Astre (según las tablillas de Pyrgi). Astar en  Abisinia (actual Etiopía). Athar: diosa de la fecundidad y la lluvia en Arabia del sur. Ishtar: diosa de Mesopotamia, forma babilonia de una Gran Diosa que aparece en casi todo el Cercano Oriente antiguo, especialmente en el ámbito semita. Inanna: diosa sumeria del amor, la naturaleza y la fertilidad. Ashtarté para los cananeos, Atargatis en los sirios, Ashtar para los moabitas. Artemisa de los griegos

Es una figura claramente femenina, que al mismo tiempo tiende a presentarse como diosa total, apareciendo así con funciones y poderes más extensos que los vinculados a los dioses masculinos. Astarté conserva todavía rasgos de gran madre y recuerda, al mismo tiempo, el lado acogedor y creativo de la vida. Frente a la lógica masculina de tipo más racionalista o unilateral (que actúa por exclusión y violencia) se eleva aquí la lógica de la totalidad femenina. El Dios patriarcalita de tipo masculino tiende a imponerse por medio de exclusiones, como Marduk, que mata a su madre (Tiamat) para reinar en su lugar, pero de forma impositiva. En contra de eso, Astarté vincula los diversos aspectos de la vida; no actúa por exclusiones e imposiciones, sino por inclusiones; en su divinidad pueden vincularse todos.   

Representaba el culto a la madre naturaleza, a la vida y a la fertilidad, así como la exaltación del amor y los placeres carnales. Con el tiempo se tornó en diosa de la guerra y recibía cultos sanguinarios de sus devotos (especialmente como Innana). Se la solía representar desnuda o apenas cubierta con velos, de pie sobre un león

Como su culto se basaba en la prostitución (tanto masculina como femenina), se cree que el nombre Astoret es una forma hebrea del nombre semítico Astarté modificado por los judíos con las vocales de la palabra bōshet (‘abominación’). Su nombre suele encontrarse en el Antiguo Testamento en la forma plural Ashtaroth que posteriormente es tomado como uno de los principales demonios.  

Isthar:

Era la diosa asiro-babilónica llamada "diosa de la mañana y del atardecer", a la vez que era la diosa del amor y de la sexualidad. Según la leyenda, aunque se la considera virgen, tiene muchos amantes, destacando Tammuz. Como Inana, su homóloga sumeria, tiene, al lado de su aspecto erótico, las funciones guerreras y astrológicas. También se convirtió en Asiría en la diosa de la guerra. Esta diosa, con mayor o menor intensidad en Babilonia y Asiría logró tener y mantener estos dos caracteres conjuntamente. A Isthar en determinadas zonas se la consideraba como dios masculino, llamándole Atthar, otras como femenina y otras de los dos sexos. Dependiendo de la genealogía los atributos varían.

Su principal centro de culto se ubicaba en Erek (Uruk), donde se daba la prostitución sagrada a su servicio. La misma Isthar ejerce este menester con dioses, ella, pues, es la primera víctima de los deseos que inspira a los demás. Pero - como relata el Gilgamés- " tú cavas el foso a los animales influidos por la pasión y los celos y hieres a los hombres".

Prostitución sagrada

La más “horrible costumbre” en Babilonia, escribió Heródoto (de quien se cree vivió cerca de 490 a 425 a.C.), era la extendida práctica de la prostitución en el Templo de Ishtar. Una vez durante sus vidas, se requería a todas las mujeres del país para que fueran al templo y se “expusieran ante un extraño” a cambio de dinero. El historiador griego denunciaba que mujeres “ricas y altaneras” llegaban en “carruajes cubiertos”. Los persas del Mar Negro aparentemente se involucraban en actividades similarmente nefastas. Según el geógrafo griego Strabo, “hijas vírgenes” de apenas 12 años de edad se dedicaban a una prostitución de culto: “Tratan a sus amistades tan amistosamente que hasta los divierten”.

En el gran templo de Ishtar en Babilonia, el E-ana, cercano al Gran Esagifa, moraban las sacerdotisas que se dedican al servicio de la diosa, es decir a efectuar actos de fornicación con los que pagan el precio del rito que se entera en la caja del Templo. Las sacerdotisas tienen horarios fijos de culto, no aceptan sino a quien ha pagado el precio a la Diosa y no aceptan desviaciones del acto sencillo y directo. Están reputadas como religiosas y se les acuerda un tratamiento honorable cuando salen al exterior de su templo. Igualmente se dice que cada adolescente debe consagrar su primer acto sexual a la diosa y que este acto debe ser efectuado dentro del templo en la forma de un rito, similar al de las sacerdotisas regulares del templo. Sobre esta forma de veneración carnal directa a la diosa hay muy pocas referencias, se tienen modelos de arcilla y representaciones de los órganos genitales tanto femeninos como masculinos en arcilla cocida, encontrados en los depósitos del templo y algunas referencias en Herodoto y Diodoro Sículo y luego en Luciano, las cuales fueron repetidas por otros escritores posteriores en sus obras históricas y costumbristas.


Placa de Terracota Babilónica
Antigua Babilonia, 1800 a.C. Irak, British Museum.

 

Placa con escena sexual, Monte de Bismaya, Isin- Larsa, Antigua Babilonia, 2000-1600 a.C.; 
Oriental Institute Museum Universidad de Chicago

Placa de terracota, Isin-Larsa,
The Met, Nueva York


Placa de  Terracota de Babilonia,
Vorderasiatische Museum, 13.5x7.5 cm

Las placas de terracota eróticas mesopotámicas


Fueron un objeto de consumo popular, apareciendo, en gran número, en el interior de hogares, templos y tumbas de las principales ciudades del sur de Mesopotamia.  El inicio de esta industria de placas se dio durante la tercera dinastía Ur y su uso se extendió hasta su declive alrededor del 1700.

La región de Mesopotamia es considerada como una de las cunas de la humanidad, y es que por aquellas fértiles regiones surgió allá por el IV milenio a.C., la invención de la escritura. El método... sencillo y eficaz, se modelaban unas tablillas de arcilla en forma de lámina y se grababa sobre ellas mediante un punzón o un sello. Una vez escritas se cocían al horno y la arcilla se transformaba en una resistente cerámica que permitía conservar el mensaje escrito. Su excelente grado de conservación es una fuente inestimable para conocer y comprender las civilizaciones surgidas en torno a los ríos Tigris y Éufrates. 

Las placas de terracota sirvieron para expresar su mundo simbólico e ideológico... desde lo más elevado como sus dioses, hasta lo más mundano como el sexo, conceptos que en el mundo acadio y babilónico estaban estrechamente vinculados: el sexo era fuente de vida y como tal había que explicarlo y comunicarlo en una cosmogonía repleta de metáforas sexuales, así como una proliferación de imágenes de carácter sexual, donde destacan las famosas placas de terracota con representaciones de sexo explícito.

Pero como bien explica la doctora Julia Assante, una de las mayores especialistas en las placas de terracota babilónicas, en dicha cultura existía una compleja relación entre el mundo de la magia y los elementos liminales, de frontera: puertas, ventanas, cruces de caminos, la cama (como frontera entre el mundo real y de los sueños), y también partes del cuerpo, como la boca o la vagina, eran vistos como lugares donde la membrana entre lo visible y los poderes invisibles se diluían, puntos dónde los habitantes o las fuerzas del universo no físico podían surgir y afectar a la realidad de la vida cotidiana.

Esto explicaría porqué muchas de estas placas se han hallado cercanas a estos puntos liminales, así como su estrecha relación con el mundo del sexo (cama, ano, vagina, boca). Además esta conexión se hace aún más palpable si analizamos su lenguaje, ya que las palabras vagina y ano comparten raíz con la palabra puerta o portal, por lo que ambos orificios del cuerpo también son elementos liminales.

Por lo tanto estas placas serían amuletos que actuaban protegiendo tanto la casa (como serían nuestros actuales atrapa-sueños) como 'las puertas del cuerpo', ya que a través de estas puertas, la vulva, el recto y la boca, fuerzas malignas o negativas pueden penetrar y así tomar posesión del cuerpo humano.


Sellos cilíndricos con escenas de sexo. En ambas imágenes el pelo de la mujer está siendo sujetado por una sierva. La presencia de instrumentos así como de jarras de vino sugiere una posible participación en algún tipo de ceremonia, probablemente relacionada con el ritual del matrimonio sagrado.

Teorías


Son muchas las teorías que intentan explicar la razón de ser des estas placas eróticas en las culturas de Mesopotamia. Pueden estar ligadas a la prostitución sagrada, Herodoto, aunque estudios actuales lo cuestionan,  y mantienen con fuerza hipótesis que las vinculan a la "unión sagrada", hierogamia, unión ceremonial entre el rey y la suma sacerdotisa, que renuevan cada año la relación entre Duzumi e Inanna , como medio para asegurar la fertilidad de la tierra y la plenitud de la cosecha. Otra teorías las vinculan a objetos simbólico o de recuerdo de las "casas de la cerveza" o prostíbulos, a regalos de bodas o  plasmación visual de un acuerdo de matrimonio, o tal vez, y simplemente, al  arte de carácter popular.

En la actualidad hay estudiosos que los consideran objetos mágicos, o amuletos de fertilidad, objetos votivos para la veneración de Ananne/Isthar, la diosa del amor, o como objetos apotropaícos, cuya función era proteger la vivienda y sus habitantes de los malos espíritus.

Entre los últimos teóricos, Binsbergen y Wiggermann los consideran como iconos mágicos, y el factor religioso como la clave para entender la producción masiva de estas placas de arcilla, dentro de lo que podría considerarse como una revolución religiosa tras la caída de Ur, pues se observa una correlación directa entre la presencia cada vez más numerosas de placas y el aumento de confrontaciones entre las comunidades de la zona. La caída de Ur (por el abandono de sus dioses oficiales), hace que la gente deje de creer en el sistema hegemónico de creencias, replegándose en un sistema más básico y antiguo de creencias, unos dioses menores, pero de carácter más cercano y por lo tanto, más accesibles a los beneficios de su protección.


Referencias


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