Cine y literatura

© Enrique Martínez-Salanova Sánchez

 

La literatura española en el cine. Películas que se basan en obras de la literatura española


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El puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas de cine


Literatura y cine, cine y literatura
Sugerencias didácticas El perro del hortelano Película «El cartero y Pablo Neruda» Textos de «El cartero y Pablo Neruda»

El cine de Pilar Miró. Homenaje y puente hacia la literatura

Concepción Fernández Soto

Francisco Checa y Olmos

Don Quijote y Cervantes en el cine

 

Shakespeare en el cine

Julio Verne en el cine

La novela de ciencia ficción y el cine

Hans Christian Andersen en el cine



Literatura y cine, cine y literatura. ¿Libro o película?


La polémica entre la literatura, concebida como un arte, y el cine, calificado de espectáculo, es igual de antigua que la primera adaptación realizada en cine, es decir, igual de vieja que el propio cine.

De alguna manera, estas dos disciplinas tienen un mismo objetivo: contar historias, y uno de sus elementos básicos ha sido el mismo: la palabra. Si recordamos, el lenguaje cinematográfico se desarrolló ante el reto de narrar con claridad una historia en un tiempo determinado, sintetizando en una hora de proyección, cientos de páginas que constituyen un guión.

A través de los años, hemos sido testigos de múltiples cintas, que basadas en grandes obras de la literatura, han evidenciado la difícil tarea de representar para la pantalla, las imágenes literarias; esto sin duda, ha resultado en aciertos y decepciones, sin embargo, resulta primordial reconocer, que si bien son dos medios distintos, esto no los hace incompatibles, sino complementarios.

Hoy, del mismo modo que a principios del siglo XX, hay quienes consideran que el cine es un modo de expresión tan nuevo que, necesariamente debe ser diferente de la literatura, con expresividad distinta, lenguaje diferente, que aporta nueva terminología y enfoque al arte. Otros, por el contrario, cada vez menos, consideran que el cine es un producto de la literatura, una nueva expresión de ella. En cualquier caso, cine y literatura está íntimamente unidas y condenadas a encontrarse. El cine ha recibido de la literatura relatos, argumentos, formas y estilos. La literatura, en todo el último siglo, va recibiendo del cine diferentes modos de mirar, una concepción narrativa distinta, que acomoda en los autores literarios, en ocasiones, su mirada y su estilo.

Unas veces se realiza la adaptación de obras literarias al cine, que tiene la misma tradición centenaria que el séptimo arte y, casi siempre renueva la eterna polémica: se suele rechazar la película lamentando que la complejidad del texto literario haya sido despreciada por la superficialidad de las imágenes. En ocasiones, se hace un guión -que no deja de ser una obra literaria- exclusivamente para el cine. A veces, las menos, tras la película, se ha escrito la obra literaria. Hay films que reproducen una época histórica literaria determinada, o la vida de un literato, o el relato de cómo se ha hecho una novela... El cine es rico en imaginación y cualquier idea la puede convertir -con mayor o menor fortuna en imágenes y sonido.


«Muchas películas se realizan hoy con un grado de penetración y de madurez que alcanza el nivel de los textos escolares. El Enrique V y el Ricardo III de Olivier reúnen una riqueza cultural y artística que revela a Shakespeare a un nivel muy alto, aunque de una forma de la que pueden disfrutar fácilmente los jóvenes.

La película es a la representación teatral lo que el libro fue al manuscrito. Pone a disposición de muchos en muchos momentos y lugares lo que de otro modo quedaría restringido a unos pocos y a pocos momentos y lugares. La película, igual que el libro, es un mecanismo de duplicación» (de El aula sin muros, McLuhan)

 Y si comparamos el cine con el teatro, aunque ambas son artes dramáticas, «el teatro instala a los actores frente a un público ante el que cada noche durante toda la temporada vuelven a representar el mismo drama. En la naturaleza profunda del teatro hay algo de retorno ritual». (de John Berger, en Cada vez que decimos adiós)

 


Sugerencias didácticas para analizar una película comparándola con la obra literaria.

Película: Los santos inocentes de Mario Camus

(1984), basada en una homónima de Miguel Delibes

  • Ver al película y leer la novela. Compararlas.

  • Buscar un fragmento de la novela y comparar con el mismo fragmento de la película.

  • Analizar los resultados en la película en cuanto a ambientación, paisajes, ambientes, conductas de personajes, semejanzas y diferencias con la novela y resultado final.

  • Comparar los diversos tipos de narrativa: la literaria y la cinematográfica.

  • En qué momentos la imagen supera al texto o el texto a la imagen.

  • Extraer diálogos del lenguaje coloquial.

  • Realizar análisis de textos de la novela

  • Realzar análisis de secuencias de la película


El perro del hortelano


España. 1995. 109 minutos.

Guión y dirección: Pilar Miró

Intérpretes. Enma Suárez, Carmelo Gómez, Ana Duato, Fernando Conde, Miguel Rellán.

Adaptación de la obra de Lope de Vega. Narra los amores y celos entre Diana, una condesa napolitana, joven atractiva, imaginativa y perspicaz, y un plebeyo, su secretario Teodoro, que está a su vez comprometido con Marcela, una dama al servicio de la condesa. A Diana le corroen la envidia y los celos al observar felices a sus subordinados. Diana enciende y frustra cíclicamente a Teodoro, en el que desarrolla la mayor de las ambiciones. Es una comedia de enredo ambientada en el siglo XVII. Respeta el texto de la obra original, en verso.


El cartero y Pablo Neruda, Il Postino


Italia/Francia.1995. 111 min.

Director: Michael Radford

Guión: Anna Pavignano, Michael Radford

Intérpretes: Philippe Noiret, Massimo Troisi, Maria Grazia Cucinotta.

Sinopsis: Un cartero italiano conoce a Pablo Neruda. El cartero es la versión cinematográfica de «Ardiente paciencia», la novela del chileno Antonio Skármeta. La amistad que se entabla entre Pablo Neruda, exilado en una pequeña isla italiana, y el cartero que le lleva la correspondencia, ambientada de forma sobria y deliciosa. Es la peculiar historia de amistad entre la sabiduría intelectual y la sabiduría popular; entre el poeta perseguido y aclamado y el aprendiz de poeta metafórico, enamorado y pobre.


Textos

De El cartero y Pablo Neruda, Michael Radford, 1994

(Massimo Troisi leyendo un fragmento de las «Odas Elementales» de Pablo Neruda.:

«Sucede que entro

en las sastrerías y en los cines,

marchito, impenetrable,

como un cisne de fieltro

navegando en un agua

de origen y ceniza

El olor de las peluquerías

me hace llorar a gritos.

Me canso de ser hombre».

 

«Oda al mar». Neruda/Philip Noiret a Massimo Troisi sentados junto a la orilla del mar:

«Aquí en la isla

el mar

y cuanto mar

se sale de sí mismo

a cada rato,

dice que sí, que no,

que no, que no, que no,

dice que sí, en azul,

en espuma, en galope.

Dice que sí, que no.

No puede estarse quieto,

Me llamo mar, repite

pegando a una piedra

sin lograr convencerla,

entonces,

con siete lenguas verdes,

de siete perros verdes,

de siete tigres verdes,

de siete mares verdes,

la recorre, la besa,

la humedece

y se golpea el pecho

repitiendo su nombre».

 

 

Poema que la madre de Beatriz encuentra escondido en el pecho de ella:

«Desnuda eres tan simple como una de tus manos,

lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente,

tienes líneas de luna, caminos de manzana,

desnuda eres delgada como el trigo desnudo.

Desnuda eres azul como la noche en Cuba,

tienes enredaderas y estrellas en el pelo,

desnuda eres enorme y amarilla

como el verano en una iglesia de oro».

 

Neruda en el banquete de boda de Mario y Beatriz:

«Con casto corazón,

con ojos puros,

te celebro, belleza,

reteniendo la sangre

para que surja

y siga la línea

de tu contorno,

para que te acuestes en mi oda

como en tierra de bosques

o en espuma,

en aroma terrestre

o en música marina».

 

Final de la película. Texto previo a los títulos de crédito:

«Y fue a esa edad... Llegó la poesía a buscarme. No se, no se de donde

salió, de invierno o de río

No se como ni cuando

No, no eran voces, no eran

palabras, ni silencio

pero desde una calle me llamaba

desde las ramas de la noche,

de pronto, entre los otros

entre fuegos violentos

o regresando solo,

allí estaba sin rostro

y me tocaba».


©Enrique Martínez-Salanova Sánchez