Philomena

Un caso real, investigado por un periodista, llevado al cine

©Enrique Martínez-Salanova Sánchez

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El puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas de cine



Un periodista, una crónica y un libro dan pie a una película


Drama humano, periodismo, compromiso, acción social.

El actor Steve Coogam, un intérprete cómico muy conocido en Reino Unido por su papel televisivo y radiofónico de Alan Gordon Partridge, se topó con un reportaje, hecho libro, escrito por el periodista Martin Sixmith. El relato le dio la película que protagoniza, de la que ha coescrito el guión y que produce, a las órdenes del director Stephen Frears.

Sixmith, antiguo corresponsal de la BBC en Washington y Moscú y ex 'spin doctor' de Tony Blair, relataba en aquel artículo la búsqueda durante 50 años de Philomena Lee, una enfermera jubilada, irlandesa y adicta a las novelas románticas de quiosco, para encontrar a su hijo Anthony. Philomena se quedó embarazada soltera, con 18 años, y su familia la ingresó en un convento para que las monjas se hicieran cargo de ella y de la criatura.

 “Philomena” está matizada tanto con tragedia como con comedia, y tiene en el centro a dos personas muy diferentes que unen fuerzas para un propósito épico. Están buscando descubrir la verdad detrás de una historia que permaneció en el misterio por medio siglo.

La película, que ha servido a Steve Coogam para desquitarse de su eterna condición de tipo gracioso, provocó la polémica cuando fue tachada de anticatólica en una crítica del diario estadounidense 'New York Post'. La verdadera Philomena se sintió ofendida porque ella perdonó y se considera una ferviente cristiana.


Philomena. Ficha técnica


Título original. Philomena

2013. R.U. EEUU. Francia. 98 min.

Director. Stephen Frears

Guión. Steve Coogan, Jeff Pope (a partir del libro de Martin Sixsmith)

Música. Alexandre Desplat

Fotografía. Robbie Ryan

Reparto: Judi Dench (Philomena Lee mayor), Steve Coogan (Martin Sixsmith), Charlie Murphy (Kathleen), Simone Lahbib (Kate Sixsmith), Anna Maxwell Martin (Jane, hija de Philomena), Neve Gachev, Sophie Kennedy Clark (Philomena Lee joven) , Charlotte Rickard, Nichola Fynn, Cathy Belton

Web oficial. http://philomenamovie.com/

Sinopsis. Basada en hechos reales. Philomena Lee, una adolescente irlandesa que vivía en un internado de monjas, se quedó embarazada y las monjas venden el niño por 1000 dólares a una pareja norteamericana. Cincuenta años después, decide contárselo a su hija y se pone en contacto con un periodista, en ese momento dado de baja en la BBC para que le ayude a contar su historia y a encontrar a su hijo.

Premios

2013: Óscar: 4 nominaciones: Película, Actriz (Dench), Guión Adaptado y BSO

2013: Globos de Oro: 3 nominaciones, incluyendo mejor película

2013: Premios BAFTA: Mejor guión adaptado. 4 nominaciones

2013: Premios David di Donatello: Mejor película europea

2013: Festival de Venecia: Mejor guión y Premio SIGNIS

2013: Festival de Toronto: Finalista al premio del público (Mejor película)

2013: Satellite Awards: Mejor guión adaptado. 4 nominaciones

2013: Festival de Hampton: Mejor película (Premio del público)

2014: Premios del Cine Europeo: Nominada al Premio del Público

2013: Sindicato de Actores (SAG): Nominada a mejor actriz (Judi Dench)

 

 



Los hechos tal y como los cuenta la película. Extraído de Wikipedia.


https://www.semana.com/gente/articulo/vida-de-philomena-lee-llevada-la-pantalla-grande/377278-3

El periodista Martin Sixsmith acaba de perder su trabajo como asesor del Partido Laborista del Reino Unido y no está seguro de si dedicarse a correr o a escribir un libro sobre la historia de Rusia. Mientras tanto, Philomena Lee le confiesa a su hija que, cincuenta años atrás, ella dio a luz a un niño en Irlanda, pero debido a que no estaba casada se vio forzada a darlo en adopción. Poco tiempo después, Martin conoce a la hija de Philomena en una fiesta. Aunque en un principio él desprecia las historias "de interés humano", necesita trabajar y un editor quiere la historia de Philomena. Posteriormente se reúne con ella y juntos comienzan a investigar lo que pasó con su hijo. 

Philomena dio a luz a su hijo Anthony en un convento de Roscrea y fue obligada a renunciar a sus derechos maternos. Lo cuidó hasta que fue adoptado a los tres años mientras trabajaba como lavandera. Su mejor amiga en el convento tenía una hija llamada Mary, que era buena amiga de Anthony. Un día, una pareja visitó el convento para adoptar a Mary, pero se llevó a ambos niños porque eran inseparables.

Martin y Philomena inician su búsqueda en el convento. Las monjas son atentas y amables, pero no tienen información, pues aseguran que los registros de las adopciones desaparecieron hace años en un incendio. Ahogando su frustración en un bar, Martin conoce a un joven que le narra los rumores que ha oído de los más ancianos: el convento deliberadamente destruyó los documentos en una hoguera y vendió niños a padres adoptivos, principalmente de los Estados Unidos.

Como periodista y asesor político, Martin cuenta con gran número de contactos en los Estados Unidos. A pesar de que llegan a un callejón sin salida en Irlanda, los contactos de Martin en América podrían servir de ayuda. Investigando pasaportes y otros registros, Martin descubre que el hijo de Philomena ha sido adoptado por Doc y Marge Hess, quienes lo rebautizaron como Michael Hess. Michael creció y se convirtió en un oficial de alto rango durante la administración del presidente Ronald Reagan. También se sabe que mantenía su homosexualidad oculta porque el Partido Republicano era altamente homofóbico. Finalmente, Martin se entera de que Michael murió hace nueve años debido a complicaciones derivadas del sida.

A regañadientes, Martin le cuenta la verdad a Philomena, pero ambos continúan sus esfuerzos hasta encontrar a gente que hubiera conocido a Michael en vida. Gracias a unas viejas fotografías, Martin se da cuenta de que él estuvo con Michael una vez cuando trabajó para la BBC. Más tarde, acompañado por Philomena, Martin visita a la hermana de Michael, Mary, quien les dice que su madre adoptiva fue cariñosa, pero su padre y sus hermanos no mostraban afecto por él. Mary les da el nombre del novio de Michael, pero no dice lo que Philomena más quiere escuchar: si su hijo había intentado buscar a su madre biológica en algún momento.

Después de evitar las llamadas de Martin, el exnovio de Michael finalmente accede a conversar con Philomena. Él dice que Michael siempre quiso conocer a su madre verdadera y que en una ocasión visitaron juntos el convento de Irlanda en busca de información, pero las monjas le dijeron que habían perdido contacto con ella. También les dice que el último deseo de Michael era ser sepultado en el cementerio del convento con la esperanza de que su madre algún día pudiese leer el mensaje de su lápida.

La historia concluye donde comenzó: en el convento. Martin se enfrenta a una monja que estuvo presente cuando le arrebataron el niño a Philomena. La monja no se muestra arrepentida y dice que la pérdida del hijo fue el castigo de Philomena por haber cometido el pecado de la fornicación. Philomena perdona a la monja y se dirige a la tumba de Michael, donde lee su epitafio.



El director, Stephen Frears. Información extraída de Wikypedia y otras fuentes.


Nació en el Reino Unido en 1941. Estudió Derecho en el Trinity College de la Universidad de Cambridge, pero en contacto con directores de cine, sobre todo con algunos miembros de los Monty Python, se sintió atraído primero por el teatro, y más adelante por el cine.

Ha hecho televisión, teatro y cine. La fama le llega con el filme Mi hermosa lavandería, producido en 1985 por Channel 4 sobre un guion de Hanif Kureishi, y que fue nominada a los premios de la Academia y a los premios BAFTA. En 1988 hizo su debut en Hollywood con su película Las amistades peligrosas (Dangerous Liaisons) que fue nominada en varios apartados a los premios de la Academia y a los premios BAFTA, entre ellos el de mejor película y mejor director, y ganó un premio César a la mejor película extranjera.

Desde entonces sus realizaciones han cosechado grandes éxitos de público y crítica. Café irlandés (The Snapper) y The Queen ganaron el premio Goya a la mejor película europea en 1995 y 2007 respectivamente. En 2013 realizó Philomena

Stephen Frears ocupa la cátedra David Lean de dirección de ficción en la National Film and Television School (Escuela Nacional de Cine y Televisión).


La historia real. Información tomada de las notas de producción y de Wykipedia


Philomena Lee quedó embarazada de adolescente, en 1952. Su familia la abandonó por vergüenza y la mandó a un convento en Roscrea, Co. Tipperary, donde, junto con otras chicas en el mismo dilema fue vista como una mujer deshonrada. Como pago por el cuidado que las monjas le dieron durante su parto debió trabajar en la lavandería del lugar y sólo le permitían ver a su hijo Anthony por una hora al día.

Cuando sólo tenía tres años, Anthony fue alejado del convento contra su voluntad; las monjas de Roscrea habían acordado darlo en adopción, mediante pago, a una familia americana. Y Philomena pasó los siguientes 50 años tratando en vano de localizarlo.

La hija de Philomena Lee se encontró por casualidad con Sixmith, antigua estrella de la BBC, ex agente extranjero de la BBC y antiguo director de comunicaciones del gobierno de Tony Blair. Le dijeron que era periodista y le contó lo que hacía sólo unos días su madre le había revelado: que tenía un hermano y que, cada día, había pensado en él. Sixmith, acostumbrado a la alta política y a los estratos gubernamentales, miró el asunto con poco interés, pues los temas de interés humano le parecían de poca entidad, de programas lacrimógenos y para interés de personas de poca formación.

Sin embargo, el periodista se lo pensó, y al no tener mejor cosa que hacer, se desquitó de prejuicios y se lanzó con interés a la investigación del caso, que resultó ser sobre el comercio de niños que se llevó a cabo en Irlanda desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta los primeros 70. Se las arregló para que Philomena Lee y él viajaran a Estados Unidos y descubrir qué sucedió con Anthony. Descubrió también que Anthony, el hijo de Philomena, era Michael Hess, uno de los abogados del Partido Republicano, que había estado a las órdenes de Reagan y de los dos Bush, y que había ocultado durante años a sus superiores su condición de homosexual. Hess falleció de sida en 1995 y había ido a buscar a su verdadera madre a Irlanda en varias ocasiones. las monjas del convento, negaron conocerla a pesar de que ella lo buscaba también.

 


The lost child of Philomena Lee de Martin Sixsmith


Philomena (en edición española)

584 págs.

Editorial Suma

Narra la verdadera historia de Philomena Lee y la búsqueda de su hijo durante cincuenta años.

El libro transcurre a lo largo de la vida de ambos, ambas búsquedas y como la traición de las personas que los rodean tiene consecuencias graves e inesperadas para las personas involucradas en el caso.

A diferencia de la adaptación cinematográfica, el libro se concentra más en la vida de Michael/Anthony antes de su adopción.

Philomena Lee y su hija Jane

Philomena y el periodista Martin Sixmith

La actriz Judi Dench con Philomena Lee

Martin Sixmith, periodista, con Steve Coogan, actor


Los personajes reales


Michael/Anthony antes de su adopción Anthony en la abadía con una monja

Philomena Lee

Martin Sixmith


Philomena Lee


Philomena entró a los 6 años a estudiar en un internado católico. Cuando se graduó, de 18, salió por primera vez al mundo real y pronto se dio cuenta de que las monjas habían omitido muchas cosas en su educación. Entre ellas, de dónde vienen los bebés. Una tarde poco después de su graduación, Philomena visitó la feria de su pueblo, donde conoció a un joven que la invitó a una manzana caramelizada. Meses más tarde, se enteró de que estaba embarazada. Su padre, avergonzado, la envió al convento irlandés Sean Ross para esconder el embarazo. Allí tuvo a su hijo Anthony, el 5 de julio de 1952.

Como pago por el cuidado que las monjas le dieron durante su parto, Philomena fue forzada a trabajar en la lavandería del lugar y sólo le permitían ver a su hijo Anthony por una hora al día. Las monjas tenían pensado un futuro totalmente diferente para el niño, así que sin preguntarle a la madre fue dado en adopción, mediante venta, a una familia americana.

Durante los siguientes tres años Philomena trabajó arduamente en la lavandería del convento junto a docenas de otras jóvenes que, como ella, habían quedado embarazadas sin estar casadas. No tenían otra opción: la única manera de irse era pagarle al convento 100 libras por haberlas acogido, una suma que ninguna tenía. Las monjas les repetían constantemente que habían cometido un pecado mortal, que eran unas degeneradas y que por eso estaban obligadas a dar a sus hijos en adopción. Era la penitencia justa por ceder ante sus deseos carnales. Pero no les quitaban a los niños inmediatamente, sino que las dejaban verlos una hora al día, hasta el momento en que sus nuevos padres se los llevaban.

Philomena vio crecer a Anthony durante tres años, hasta que un mes de diciembre, sin siquiera avisarle, una mujer lo adoptó. Décadas más tarde, la mujer recuerda ese día vívidamente: gritó su nombre, desesperada, y corrió hasta las puertas del convento, donde lo vio alejarse en un carro negro. Asegura que el niño se asomó por la ventana trasera, buscándola. “Recuerdo que era una tarde de domingo. Siempre lloro cuando pienso en ese día”, le dijo a Sixsmith. Cuando Anthony nació, las monjas obligaron a su madre a firmar un documento en el que renunciaba a él y juraba nunca intentar contactarlo: “Por Dios, no quería que se fuera. Les rogué que me dejaran quedarme con él. Ninguna de nosotras quería entregar a nuestros bebés, ninguna. Pero ¿qué más podíamos hacer?”.

Cuando salió del internado, Philomena siguió trabajando para la Iglesia en un hogar para jóvenes delincuentes en Liverpool. Luego estudió enfermería y en 1959 se casó y tuvo otros dos hijos. Nunca le dijo a nadie de Anthony, porque recordaba cómo las monjas le habían hecho creer que se iría al infierno por sus supuestos pecados: “No pude decirle a nadie durante toda mi vida. Estaba tan intimidada: era tan terrible tener un bebé fuera del matrimonio. Cada año pensaba: ‘Les voy a decir’, pero en mi corazón estaba demasiado arraigada la idea de que no debía ”.

Pero jamás olvidó a su primogénito: “Era hermoso. Un niño amable, tranquilo. Tantas veces me pregunté ‘¿Qué estará haciendo?, ¿habrá ido a luchar en Vietnam?, ¿vivirá en la pobreza?”. La intriga la llevó a visitar el convento varias veces entre 1956 y 1989 en busca de ayuda para encontrar a su hijo. Pero las monjas se negaron a darle información. Philomena siguió guardando su secreto hasta una noche de 2004, cuando le confesó todo a su hija Jane. Esta buscó la ayuda de Sixsmith y juntos dedicaron los siguientes cuatro años a encontrar a Anthony.

Philomena Lee antes de su embarazo

Philomena Lee ante la tumba de su hijo en el convento irlandés Sean Ross

 


Martin Sixmith, en Moscú

Martin Sixmith


Martin Sixmith fue corresponsal de la BBC en Varsovia, Moscú, Bruselas y Washington. Vivió la caída de la Unión Soviética. En 1997 se acerca al Nuevo Laborismo de Tony Blair y termina siendo su director de comunicación. Sixmith fue forzado a dimitir en 2002 (se anunció su renuncia aunque era inexistente) al enviarse, por parte de el ministro de Transportes, uno de sus e-mails a la prensa. Uno comprometido. Pedía que se ocultara determinada información justo después del 11-S.

Durante 20 años Martin Sixsmith trabajó como corresponsal de la BBC en Moscú, Washington y Varsovia y fue director de comunicaciones del Partido Laborista británico. Vivió de cerca el lado más oscuro del poder, cubrió guerras y desastres naturales y se consideraba un hombre endurecido por la experiencia. Por eso, cuando le propusieron contar la historia de una mujer a quien le habían robado a su hijo hacía 50 años, Sixsmith no sintió interés. Pero, como acaba de perder su trabajo, no le quedó más remedio. Lleno de prejuicios, accedió a conocer a la protagonista de su historia: Philomena Lee, una irlandesa de 68 años.

Su única pista era que al niño lo había adoptado una pareja de estadounidenses. El periodista revisó miles de archivos nacionales y de la Iglesia, trámites de agencias de adopción y finalmente los obituarios de periódicos norteamericanos, donde encontró que Anthony –cuyo nombre había sido cambiado a Michael Hess– había muerto en agosto de 1995. Sixsmith volvió a los archivos, viajó a Estados Unidos, buscó entre los registros de universidades locales y los del Partido Republicano y confirmó que ese era el hijo perdido de Philomena.


Michael Hess/Anthony Lee


Michael Hess, abogado estrella de los republicanos durante las administraciones de Ronald Reagan y George H. W. Bush, creció creció en St. Louis, Missouri, Medio Oeste de Estados Unidos, fue criado en una familia católica y se graduó de la Universidad de Notre Dame y de la escuela de leyes de la Universidad George Washington. Pero su éxito público no reflejaba sus problemas más íntimos: Michael era homosexual y vivió atormentado por no saber de dónde venía ni quién era su madre. Poco a poco, mientras avanzaba en la adultez, se enfrentó a su sexualidad: salió con varios hombres y luego sentó cabeza con su pareja de más de diez años, Steve Dahllof, quien llevaba las relaciones públicas primero del Food Marketing Institute y luego de la Asociación Nacional de Restaurantes. Por eso viajó varias veces a Irlanda y les pidió a las monjas que le ayudaran a encontrar a su madre. Ellas le dijeron que no tenían manera de contactarla, a pesar de que Philomena ya había estado allí preguntando por él. Además, los tíos de Michael vivían a poca distancia del convento, pero las monjas también omitieron esa información. Tras su búsqueda frustrada, Michael se descarriló, comenzó a beber excesivamente y a salir de fiesta a diario. En una de esas noches, contrajo sida. Poco antes de morir, a los 43 años, volvió al convento y pidió permiso (donó una generosa suma de dinero) para ser enterrado allí. La inscripción en su tumba dice: “Michael Hess, un hombre de dos naciones y muchos talentos. Murió el 15 de agosto de 1995, Washington D.C.”. o como muchos hombres gay de aquella época, Michael Hess contrajo el virus del sida.

 19 años después de su muerte, su vida ha sido conocida debido a Philomena, que buscaba a su hijo vendido en Irlanda por una comunidad religiosa. Ese hijo era Michael Hess, o Anthony Lee, como lo llamaba su madre soltera y adolescente, Philomena Lee. En el filme, a Michael se lo ve en películas hogareñas y en fotografías con el presidente Reagan, y en flashbacks como un niño pequeño en un convento en Roscrea, Irlanda, llamado Sean Ross Abbey, donde su madre había sido enviada por su familia cuando quedó embarazada de un joven con el que había tenido una aventura.

Como el elusivo personaje en la película, era un desconocido incluso para aquellos que lo consideraban un amigo, muchos ni siquiera sabían que era adoptado o que había nacido en Irlanda. “Pese a haberlo tratado por algunos años, no conocía su historia”, dice Bob Witeck, amigo y colega de Hess en los círculos políticos locales.

Después de salir de la escuela de derecho, Hess trabajó a finales de los 70 en el Instituto Nacional de Oficiales Municipales de la Ley. En 1981, cuando Reagan estaba en su primer mandato, se unió al Comité Nacional Republicano como abogado, para luego convertirse en jefe del departamento legal y abogado principal. Susan Kavanagh, una asistente legal que trabajaba con Hess en el Instituto Nacional y que lo consideraba un amigo cercano, dijo que era un hombre muy atractivo según los estándares de Washington y que no escondía su sexualidad.

Pocas personas en Washington habían salido totalmente fuera del armario, en parte debido a lo perjudicial que podía ser para su carrera política en ciernes. En 1978, la sexualidad del político Jack Kemp fue cuestionada en un artículo de la revista Esquire y los rumores interfirieron con sus esfuerzos políticos durante años. En 1980, Bob Bauman, considerado por muchos como el de Newt Gingrich de su tiempo, perdió la reelección después de ser arrestado con un taxi boy adolescente. Incluso el gobernador progresista de Florida Reubin Askew dijo que no contrataría a alguien que él supiera que fuera gay.

Kavanagh, que es demócrata, recuerda que la educación religiosa de Hess tuvo efectos duraderos en él. “Eramos católicos irlandeses, educados para no hablar de asuntos privados y para no hacer demasiado alboroto”, dice. “Ocurre lo mismo con muchos irlandeses. Son amigables, son graciosos, pero mantienen su privacidad”. Esto al parecer aumentó mientras Hess enfermaba. En la película, un actor que hace de Hess es mostrado al final con lo que parece ser un sarcoma de Kaposi, una forma común de cáncer de piel entre las primeras víctimas. Su compañero, Dahllof, dijo que esto no ocurrió en la vida real. En otoño de 1994, dice Kavanagh, Hess terminó en el hospital. “Tuvo neumonía. Y me dijo: ‘OK, si escuchas que alguien de mi edad contrae neumonía, ¿pensáis automáticamente que tiene sida?’. Y yo contesté: ‘Sí, pero estoy al tanto de lo que sucede’. Y él dijo: ¿Acaso crees que la mayoría de las personas lo están?”.

A pesar de que los intentos de Hess de encontrar a su madre biológica no tuvieron éxito –visitó tres veces el convento donde las monjas le dijeron que no tenían registros sobre la señora Lee y no tenían idea de cómo encontrarla– eligió ser enterrado en Roscrea, con la esperanza de que Philomena un día lo encontrase. Y lo hizo, acompañada por un periodista británico llamado Martin Sixsmith y, unos años más tarde, por Steve Coogan, Judi Dench y el resto de Hollywood.

 

 

Michael Hess visitó tres veces la abadía Ross Sean, en Irlanda, en busca de su madre biológica.

 


Philomena hoy y el Proyecto Philomena


Philomena Lee actualmente está apoyando el proyecto "Philomena Project", que consiste en brindar apoyo a otras madres que perdieron a sus hijos en situaciones similares. Además, busca que el gobierno irlandés apruebe una ley para consultar los libros de niños adoptados.

Philomena, a los 80 años, participó,  en compañía de Steve Coogan, el actor británico y coproductor de la película, en una audiencia del papa Francisco en la plaza San Pedro, al término de la cual fue presentada al papa.

"Es una honra haber encontrado al papa Francisco", afirmó la octogenaria que estaba junto a su hija. "Como se ve claramente en la película, siempre tuve una profunda fe en la Iglesia y en su voluntad de reparar los errores cometidos en el pasado", agregó Philomena Lee. "Espero y creo que el papa Francisco se unirá a mi lucha para ayudar a las miles de madres y de niños a poner la palabra "fin" en su dolorosa historia", dijo Lee.


Comentarios de los compañeros de rodaje


No se trataba, precisó Coogan (actor, guionista y productor), de “criticar el comportamiento de la institución, sino de dignificar a la gente que tiene fe de manera simple. No es un ataque polémico; hubiera sido muy fácil de hacer. Es más sobre gente que tiene esta fe tan sencilla que puede perdonarlo todo”.

Una historia tan dura y dramática que tenía que ser equilibrada con un punto de comedia. “Necesitaba comedia porque la historia en sí es tan triste que necesitas respirar un poco. Sino sería una historia demasiado depresiva y trágica”, explicó Coogan sobre su labor de guionista.

También era muy importante no pasarse en ese aspecto, por lo que pidió a Frears que lo vigilara de cerca para no excederse. “No podíamos permitir que la comedia trivializara la historia”, afirmó.

Coogan explicó su punto de vista sobre la Philomena real. “No creo ni un segundo que ella pensara que su travesía la conduciría hasta aquí. Ella fue criada como católica y carga mucha culpa sobre lo que pasó en su vida. Se preocupa: «¿qué pensará la gente de mí?» No quería avergonzar a su familia. Pero creo que lo que logramos es que Philomena se concentrara en el hecho de que aún hay mucha gente en la misma situación. Así que, si al hablar de esto, una madre y un hijo se reúnen, es pago suficiente para ella. Aún así, no es algo natural para ella. No es efusiva ni extrovertida. Es una persona reservada”, añadió.

Para describir el tipo de persona que es realmente Philomena y su compleja historia, Frears relató que ella visitó el set un día en el que se estaban filmando las escenas en la lavandería del convento: “Le dije, usted no debería estar aquí. Usted debe haber pasado toda su vida tratando de escapar de este lugar”, y describió a Philomena como “magnífica. No tiene sentido de la tragedia en su vida. Ella no tiene autocompasión. No carga ninguna cicatriz. Ella es fenomenal y una persona muy sencilla”.

Y Dench puso en contexto su personaje: “En cierto modo, era como interpretar a Iris (Murdoch), y a Elizabeth I. Pero cuando alguien está realmente vivo, hay mucha más responsabilidad. Uno quiere ser fiel a la historia. Debe ser muy desconcertante ver a alguien interpretándote”, afirmó.

Finalmente, Frears (director) resumió el espíritu del rodaje con otra anécdota. “Tuvimos una fiesta al finalizar el rodaje en la que nos mostraron trozos de la película, todos juntos, y Philomena estaba sentada detrás de mí con su mano sobre mi hombro. Yo estaba terriblemente consciente de esta persona sentada detrás de mí, y de la responsabilidad que teníamos con ella”. Y el director comparte el sentido de responsabilidad de Dench acerca de retratar a las personas de la vida real, especialmente a Philomena. “Me parecía que si Judi la estaba interpretando, entonces Philomena estaba en buenas manos”.


©Enrique Martínez-Salanova Sánchez