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La micro-enseñanza como técnica de observación

© Enrique Martínez-Salanova Sánchez


El puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas de cine/Glosario de cine


 

La Auto-observación como técnica de formación del profesorado


La microenseñanza, auto-observación mediante sistemas de simulación se inició en la Universidad de Stanford, en 1963, con profesores período de formación.  Al principio, se fingían situaciones típicas ante las que se debía enfrentar el futuro profesor. En estos role-playing desempeñados por sus condiscípulos había mucho de simulación y de improvisación.

De inmediato surgió un tema específico que sería el origen de las conocidas habilidades o destrezas: cómo introducir una lección. La destreza ya señala unas líneas definidas de comportamiento -motivación, conexiones, objetivos- que, a su vez, servían de pauta de evaluación. Posteriormente el número de destrezas se fue ampliando hasta constituir un repertorio útil, transferible a la enseñanza real, que le permitían acceder sin riesgos a la función docente. Este sistema se difundió a todos los países, con las correspondientes modificaciones, siento actualmente un método empleado en centros de formación de futuros profesores.

Metodología: simplificación de elementos

La metodología se desarrolla en dos líneas: simplificación de elementos y aprendizaje escalonado. Ante la complejidad del acto docente la microenseñanza ha acotado parcelas, denominadas destrezas o habilidades, consideradas útiles para el profesor y que puedan ser objeto de aprendizaje. El entrenamiento se circunscribe a cada una de ellas por separado con el fin de adquirir un repertorio de las mismas a las que pueda recurrir en el momento de la enseñanza real.

El punto más esencial es la auto-observación y crítica, en el que intervienen conjuntamente todas las formas posibles de feed-back.

El modelo es otro elemento importante que integra el proceso de la microenseñanza. Parte del principio del aprendizaje por imitación. Son numerosas las investigaciones sobre su influencia en el aprendizaje y modificación de conductas docentes y los resultados logrados son positivos.

Por otra parte, la posibilidad de disponer de unos modelos de conductas docentes seleccionados, de acuerdo con unas determinadas técnicas, supera al sistema tradicional del profesor que sirve de modelo al entrenando en su período de prácticas.

 

El feed-back, pieza clave de la auto-observación


El auto feed-back, mediante el empleo del magnetoscopio permite una reproducción más exacta de la actuación del profesor. Sin adentrarnos en la discusión de la mayor o menor eficacia del audio sobre el vídeo como apoyo al feed-back, el que el profesor pueda auto-observarse ofrece mayores posibilidades de adecuar su conducta a los objetivos prefijados. Esta percepción de sí mismo puede verse alterada por factores diversos, aparte de los propios de la percepción selectiva, como la tensión, el número de visionados, la disonancia entre expectativas y realidad, etc.

Las corrientes cognitivas orientan el feed-back en un sentido más de auto-observación y autorreflexión, como determinante de un comportamiento a partir de esta reflexión y no como mera adecuación extrínseca a unas normas. La observación del propio comportamiento y la reflexión sobre el mismo, con todo el dinamismo de la autoconfrontación del yo con su imagen externa, tiene al menos un modelo pedagógico mental de referencia que le sirve de modelo comparativo con su realización. Solamente en su sistema de referencia el feedback puede alcanzar un sentido.

 Feedback de los alumnos.

El profesor con experiencia y sensibilidad está recibiendo constante información de sus alumnos, lo que le permite ir modificando su mensaje o su conducta dirigido por esta información. No sólo a través de las preguntas, ejercicios, sino también por otros signos no verbales, gestos, posturas, miradas, el profesor recibe información y adecua su conducta a la misma.

En Microenseñanza siempre se ha procurado añadir una información más estructurada a través de cuestionarios a los alumnos, que juzga de la actuación del profesor. Sobre el valor, objetividad y eficacia de tal información se ha discutido mucho. Parece  responder más a estas cualidades si la referencia es a toda la actuación de un curso, más que a una sesión concreta en que el alumno se inclina a contestaciones no comprometedoras. Por otra parte, es difícil encontrar un cuestionario que sepa adecuar la exploración al nivel mental del alumno.

El feedback de los compañeros.

La aportación crítica de los compañeros que constituyen el grupo en prácticas de microenseñanza es más valiosa cuanto más experiencia docente tengan. En este sentido, contrastan nuestras apreciaciones con afirmaciones de expertos extranjeros sobre la mayor eficacia del feedback de los alumnos sobre el de los compañeros. La explicación radica en resultados con profesores en formación a los que hacen referencia.

La eficacia de este feedback también cuenta con otros factores como es el clima del grupo, la obligatoriedad o no, el valorarlas desde la perspectiva de obtención de unos certificados de aptitud, la designación de roles a los asistentes, etc.

El feedback del tutor o supervisor.

Las diversas funciones que desempeña el tutor las enumeró Allen, 1968, como: persona a quien recurrir, consejero, intérprete del feedback del alumno, asesor y animador. La influencia del mismo en la modificación de la conducta del entrenado depende tanto de aspectos científicos: preparación, actitud positiva o crítica, capacidad discriminativa cuanto de aspectos de personalidad, determinante de un tipo de relaciones favorables o no con los que se entrenan.

Los estudios que pretendan discriminar los efectos de la presencia o no del supervisor y de los diversos estilos de supervisión no llegan a resultados concluyentes, siendo más bien dispares. La complejidad de la función de supervisión no permite aislar ninguna de las variables para controlar su influencia.

Su preparación y experiencia juegan un papel importante, tanto en la localización de conducta como en su discriminación, lo que constituye un feedback valioso para el que está aprendiendo o entrenándose.

Ventajas de la microenseñanza

En el sistema tradicional de formación de profesores, se trabaja a un nivel teórico, con el estudio de asignaturas generales (matemáticas, literatura, etc.) y específicas (psicología, didáctica, etc.) que le preparan para su función docente. Esta formación es básica, pero se la tacha de ser demasiado verbalista y abstracta siendo difícil su aplicabilidad a la realidad docente posterior.

La observación de la enseñanza de otros profesores constituye el primer paso de acercamiento a la realidad. El profesor o profesores observados viene a constituirse en modelo de aprendizaje práctico. Pero este aprendizaje tiene sus peligros: ¿es un modelo cualificado o también puede ser un modelo negativo? ¿La mayor experiencia es una garantía de una mejor enseñanza? ¿No restringimos las posibilidades de estilos y metodologías diversas ante unos modelos concretos de realizar la función docente?.

Tales deficiencias pudieran compensarse en la observación diaria de sus propios profesores, presuponiendo que el estilo docente de los mismos es altamente cualificado, pero esta hipótesis no se confirma ordinariamente.

En cambio, a través de la microenseñanza se ofrece la posibilidad de observar modelos seleccionados según los criterios pedagógicos que consideramos válidos y representativos de estilos y metodologías diversas.

La práctica de la simulación mediante microenseñanza

Nos fijamos en el acceso gradual a la práctica, dejando de lado la discusión del valor de la supervisión tal como se realiza, de su objetividad y de la preparación de quienes la ejercen.

En cuanto a la dimensión gradual de la práctica de enseñanza, estimamos que deben mediar las prácticas de laboratorio (microenseñanza y método de simulación) entre la teoría y la enseñanza directa a los alumnos de la clase.