Poesía en las aulas

Selección de Enrique Martínez-Salanova

 

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El puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas de cine/Glosario de cine


En este espacio encontrarás poemas, y textos poéticos, relacionados con la educación.

Recopilación: Enrique Martínez-Salanova Sánchez

Romancero

Varios anónimos

 

Gerardo Diego

Brindis

 

Pedro Cobos

El profesor

 

Juan Berbel

Maestro

La vara

La poesía

 

Antonio Machado

Recuerdo infantil

Soledades a un maestro

 

Federico García Lorca

Escuela

Paisaje

Canción primaveral

 

Clemencia Laborda

Abecedario

 

José María Ortega

Escolares de mi escuela

Compañero maestro escuela

 

Lourdes Cacho Escudero

Lecciones de Historia

 

 

 

Jorge Guillén

Niño con atención

 

Juan José Ceba

Invitación viva al teatro

 

José Manuel de Lara

El colegio

 

Luis Cernuda

Niño tras un cristal

Miguel Sánchez Robles

Tardes de escuela  

 

 

Rafael Alberti

Geografía física

El ángel de los números

 

Gloria Fuertes

Mariquita

Canción de la vacación

Canciones

 

Santoja-Van Aersen

¡¡Que no!!  

 

M. Goyri

Desfile de numeritos

 

Elsa Bornemann

Poema del enamorado de la maestra

 

Bertolt Brecht

Leyenda en torno al origen del libro Tao-Te-King, escrito por Lao-Tse en el camino de la emigración.

 

Eusebio Blasco

Explicando una tarde anatomía...

 

Dámaso Alonso

Los consejos de tío Dámaso «a Luis Cristóbal»

 

José Tuvilla

Magos del sueño

 

Domingo Nicolás

A D. Francisco Fernández Tortosa

 

José Bergamín

Duendecitos y coplas

 

Dámaso Alonso

Gabriela Mistral

 

Amado Nervo

Los cinco

 

Concha Lagos

Las cuentas claras

 

 

 

Celia Viñas

Pájaro en la escuela  

Tabla de multiplicar

Geografía

Párvulos

Balcón frente a la escuela

Lluvia en el mapa

 

Gabriel Celaya

Educar

 

Ana María Matute

El niño que no sabía jugar

 

Julio Alfredo Egea

Escuela

 

Pura López Cortés

Mapa.

 

Fermín Estrella

Globos de papel

 

Gianni Rodari

El caramelo instructivo

 

Pura Vázquez

Ronda de parvulitos

 

Gonzalo Mallarino Flórez

No puedes venir

 

Aleyda Romero

Sueños literarios

 


Romancero

(Anónimos)

 

A Salamanca, el escolarillo,

a Sala manca irás.

Irás a do no te vean,

ni te escuchen ni te crean,

pues a las que te desean

tan ingrato pago das.

A Salamanca, el escolarillo,

a Salamanca irás.

 

Estábame yo en mi estudio

estudiando la lición,

y acordé me de mis amores:

no podía estudiar, non.  

Arriba

Los cinco

Amado Nervo

 

 

Este es el dedo chiquito

y bonito: al lado de él

se encuentra el señor de anillos;

luego, el mayor de los tres.

 

Este es el que todo prueba,

y sobre todo la miel.

-¿Y éste más gordo del todo?

-Este, el matapulgas, es.

 

El profesor

(dedicada a Enrique Tierno Galván)

Pedro Cobos

 

Cátedra Universitaria,

una oratoria incendiaria

y gestos de gran guiñol.

Datos de una biografía,

verso a verso, en armonía

con tu yo.

¡Institución Libre de Enseñanza!

El recuerdo, la añoranza

de tu maestro Ginés.

¿Por qué te encerraste en banda

a entrar en zarabanda

del aplauso nacional?

¿No sabías que era delito

negarse a tocar el pito

imperial?

Oliendo el humo en los leños

por no cejar en tu empeño

te marchaste profesor.

y aprendimos de tu magia,

como mata la nostalgia

sin rencor.

 

Tardes de escuela

 Miguel Sánchez Robles

 

Formados los deseos a menudo en el vicio

miraba sin bondad por la ventana

la extensa confusión de tierra roja.

oscilando profunda su lisura

y todo era un elogio silencioso,

un socavón de miel inexpresivo.

 

Tardes exactas de sabor a metal.

Un puntapié verbal rompía el silencio.

El lápiz circulaba libremente en los ángulos

y acechaban dibujos en los cronos.

Allí estaban los niños de sonrisa impecable

y gestos imprecisos por las bancas más últimas.

 

Voces aglomeradas hilvanando la tarde.

 

Moría el otoño a ráfagas

con aves elegantes ovillando bravura

entre los aires dulces del cerezo.

 

Tardes de olor a tiza,

trajines vanidosos de gramática,

la pizarra encendida con los números,

la h intercalada,

el adverbio de tiempo

y un balbuceo de ojos sin destinos concretos.

Tardes gemelas en mínimos sucesos

tentando la discordia de ingenuo corazón embelesado

para intuir historias de preámbulos lentos

o incómodos latidos de desidia pequeña.

 

Libros abiertos y alfileres de tinta,

novenos menesteres de academia,

el álbum salpicado de flores arrugadas,

modesto caos de manos,

soñar sobre soñado

y una traviesa inclinación al devaneo.

Arriba

Recuerdo infantil

Antonio Machado

 

Una tarde parda y fría

de invierno. Los colegiales

estudian. Monotonía

de lluvia tras los cristales.

 

Es la clase. En un cartel

se representa a Caín

fugitivo, y muerto Abel,

junto a una mancha carmín.

 

Con timbre sonoro y hueco

truena el maestro, un anciano

mal vestido, enjuto y seco,

que lleva un libro en la mano.

 

Y todo un coro infantil

va cantando la lección:

mil veces ciento, cien mil,

mil veces mil, un millón.

 

Una tarde parda y fría

de Invierno. Los colegiales

estudian. Monotonía

de la lluvia en los cristales.

 

Geografía física

Rafael Alberti

 

Nadie sabe Geografía

mejor que la hermana mía.

 

-La anguila azul del canal

enlaza las dos bahías.

 

-Dime: ¿dónde está el volcán

de la frente pensativa?

 

-Al pie de la mar morena,

solo, en un banco de arena.

 

(Partiendo el agua, un bajel

sale del fondeadero.

Camino del astillero,

va cantando el timonel).

 

-Timonel, hay un escollo

a la salida del puerto.

 

-Tus ojos, faros del aire,

niña, me lo han descubierto.

¡Adiós, mi dulce vigía!

 

Nadie sabe Geografía

mejor que la hermana mía.

Arriba

Escuela

Federico García Lorca

 

MAESTRO

¿Qué doncella se casa

con el viento?

 

NIÑO

La doncella de todos

los deseos.

 

MAESTRO

¿Qué le regala

el viento?

 

NIÑO

Remolinos de oro

y mapas superpuestos.

 

MAESTRO

Ella ¿le ofrece algo?

 

NIÑO

Su corazón abierto.

 

MAESTRO

Decid cómo se llama.

 

NIÑO

Su nombre es un secreto.

 

La ventana del colegio tiene una cortina de luceros.

 

Arriba

Paisaje

Federico García Lorca

 

La tarde equivocada

se vistió de frío.

 

Detrás de los cristales,

turbios, todos los niños,

ven convertirse en pájaros

un árbol amarillo.

 

La tarde está tendida

a lo largo del río.

y un rubor de manzana

tiembla en los tejadillos.

 

 

 

 

 

 

Canción primaveral

Federico García Lorca

 

Salen los niños alegres

de la escuela, poniendo en el aire tibio

del abril canciones tiernas.

 

¡Qué alegría tiene el hondo silencio de la calleja!

Un silencio hecho pedazos

por risas de plata nueva.

 

Abecedario

Clemencia Laborda

 

A

Barraquilla valenciana

B

Barrigoncilla aldeana

C

Luna menguante galana

D

...La cartilla no me sé

 

¡¡Que no!!

Santoja-Van Aersen

 

Todo niño es un lucero

que no muñeco de cartón

no quiero que les recorten en cueros

les vistan con un patrón.

No, no

a Pedro Botero y su tenedor

¡Qué No!

al hombre del saco y al confesor.

No se entrega un niño al buitre

ni se fosiliza ante el pupitre,

Carne y hueso

eso es

seso y sexo

como usted.

 

Escolares de mi escuela

José María Ortega

 

Escolares de mi escuela,

hijos de pobres y ricos,

aprender a compartir

antes que a tener «bôrsiyos».

 

Escolares de mi escuela

listos, medianos y torpes,

aprender a navegar

tos dentro der mismo bote.

 

Escolares de mi escuela,

no luchéis por ser primero,

sino porque haiga comía

pa el úrtimo en er puchero.

 

Escolares de mi escuela,

no copiéis modelos farsos:

ser ca uno lo que sois

que los dioses son de barro.

 

Escolares de mi escuela,

no me toméis como ejemplo.

Yo fayo como er que más,

aunque esté dando consejos.

 

Mariquita

Gloria Fuertes

 

Mariquita, escribe, escribe,

y no dejes de escribir,

y no te olvides que "mayo"

siempre se pone con "y".

Mariquita, lee, lee,

y no dejes de leer,

porque si no las orejas

pronto te van a crecer.

 

Mariquita, si eres buena,

los Reyes te traerán

una muñeca muy rubia

con los ojos de cristal,

 

Mariquita, escribe, escribe,

y no dejes de escribir,

y al pasar los Reyes Magos

te traerán un colibrí.

 

Mariquita, salta, salta,

y no dejes de saltar;

pareces un saltamonte

con dos trenzas de verdad.

 

Quien da, quien da,

al cielo se irá;

quien tiene y no da,

al infierno caerá.

 

Arriba

Maestro

Juan Berbel

 

Vocación tempranera y siempre bien sentida,

esta de ser Maestro por amor entregado,

este ir alumbrando caminos por la vida,

ilusionadamente, de niños rodeado.

 

Poner alma de artista en la noble tarea,

con fuerza misionera y mano delicada;

saber irse quemando en aras de una idea,

saber seguir la estrella del bien entresoñada...

 

Sembrador sin pereza, poner en la besana

al par del rubio trigo semilla de amapolas;

estrenar alegría y fe cada mañana,

y en el trance difícil quedar con Dios a solas.

 

La poesía

Juan Berbel

 

Yo cogí a la Poesía de la mano, y la hice entrar en mi escuela.

Aquí -le dije- andarás como en tu propia casa. Nada te ha de faltar. Ni candela, pues un lucero arde siempre entre nosotros; ni flores -tú que tanto las amas-, ni corazón, ni un laúd de luna y de fe para tus canciones...

Y la hice entrar en mi escuela.

Y ya todo se llenó de su gracia sin palabras, de su celeste aliento creador...

Alguien, incomprensivo, murmuraba:

-¿Pero qué dicen a esto los poetas, desde sus . torres de marfil?.. Y los juglares, ¿qué hacen, cruzados de brazos?.. ¿Adónde vamos a parar?..

Arriba

La vara

Juan Berbel

 

Hallé en la escuela una vara, recia y amarga, no sé si de baladre, como las que llevan los arrieros para tormento de sus pobres asnillos, y en una esquina del día la quemé, y eché al aire sus cenizas...

 

¡Así! ¿No había de poder más el amor?..

Con mansedumbre y caridad, con la tea encendida de mi desvelo, ¿no había de darse el milagro?...

 

... Eché al aire sus cenizas, y una alondra vino a cantar en mi mano.

 

Arriba

Las cuentas claras

Concha Lagos

 

Cerezas para las niñas,

los limones para el mar,

naranjas para los niños

que mejor sepan contar.

 

El que cuente 2 y 2

con 4 se encontrará.

El que cuente 6 y 6,

la docena tiene ya.

 

Las niñas, más pequeñitas,

como no saben contar,

se las ponen de zarcillos

y se van a pasear

 

Geografía

 Celia Viñas

 

Pintaba un mapa mi niño,

¡qué color azul de mar!,

¡qué verde tierno en los valles!,

¡qué montes color de pan!

Pintaba un mapa mi niño

de un país... yo no sé cuál.

Vio que el mar era muy grande

y casi se echó a llorar;

¡oh los pobres marineros

sin un puerto do arribar!

Días y días y días,

sin ver color terrenal,

azules serán sus ojos

de tanto mirar el mar.

y si sopla el viento cruel,

sus labios llenos de sal

besarán las frías olas,

naufragio en la soledad.

Si llegan a pisar tierra,

de andar no se acordarán,

como patos caminando

se burlará la ciudad.

Pero mi niño ahora es bueno

y se pone a dibujar

un collar de islas pequeñas

que ahora acaba de crear.

¡ ya podrán los marineros .

en las islas descansar!

Pintaba un mapa mi niño

de un país, yo no sé cuál!.

Arriba

Desfile de numeritos

M. Goyri

 

Marchan airosos

los soldaditos,

marchan que marchan

sin descansar.

 

1 delante

y el 2 detrás,

3,4 y 5, 6 y 7,

siguen deprisa

a los demás.

 

Pues ya vienen

Apuraditos

el 8 y el 9

con el cerito

que se quedó atrás.

Sobre la calle

del pizarrón,

todos de blanco,

los numeritos

van en legión.

 

 

Tabla de multiplicar

Celia Viñas

 

Dos por una es dos;

dos por dos, cuatro;

tras de la ventana

un cielo claro.

 

Dos por una es dos;

dos por dos, cuatro;

cruza la ventana un pájaro.

 

-Silencio.

Dictado.

Las agudas se acentúan

cuando... -No sé cuándo.

Arriba

Pájaro en la escuela

Celia Viñas

 

En la escuela

han soltado un pájaro.

Mañana es un día de fiesta,

un día ancho.

No lo sabíamos, no;

pero el árbol

al cielo se lo decía

con su verde nuevo

claro,

color de mis vacaciones

con fondo de campo.

 

Ronda de parvulitos

Pura Vázquez

 

Al rosal y al alhelí.

¡Ay, ay!...

Jugaremos a escribir

cinco letras en la tierra,

¡al rosal y al alhelí!

 

Jugaremos a contar

con chinitas de cristal,

con los dedos de las manos.

¡A la dalia y al rosal!

Jugaremos a leer

palabritas de papel...

¡Ay, ay!...

¡Al jacinto y al laurel!

 

 

 

 

Arriba

Mapa

Pura López Cortés

 

Tiene el niño una cartera

y un atlas de geografía,

un bolígrafo, una goma

y una libreta amarilla

con números, con dibujos,

con un mapa de Almería

hecho de casicas blancas,

de higueras grises, torcidas,

de cerros acres, pelados,

de parrales y de pitas,

de barquitas de papel,

de culturas ya marchitas,

de palmeras, de naranjos,

de callejas escondidas,

de amarillos calamochas,

de adelfas adormecidas,

de geranios, de chumberas,

es su mapa de Almería.

 

Explicando una tarde anatomía...

Eusebio Blasco

(1844-1903)

 

Explicando una tarde anatomía

un sabio profesor,

del corazón a sus alumnos daba

perfecta descripción.

Anonadado por sus propias penas

la cátedra olvidó;

y a riesgo de que loco le creyeran,

con alterada voz:

"Dicen, señores, exclamaba pálido,

que nadie consiguió

vivir sin esa víscera precisa.

!Error, extraño error!

Hay un ser de mi ser,

una hija mía,

que ayer me abandonó;

¡las hijas que abandonan a sus padres

no tienen corazón!"

Un estudiante que del aula oscura

se oculta en un rincón,

mientras los otros asombrados oyen

tan público dolor,

sonriendo a un amigo y compañero

le dijo a media voz:

"¡Piensa que a su hija el corazón le falta...

y es que lo tengo yo'"

 

Arriba

Compañero maestro escuela

José María Ortega

 

Compañero Maestro Escuela,

decimos que educar es

no sólo enseñar de letra.

¿Sabremos jacerlo ver?

 

Compañero de amasijo,

tenemos en nuestras manos

jarina de tos los trigos.

¿Sabremos sacar pan blanco?

 

Compañero de trabajo,

nuestra fuerza debe estar

levantando a los de abajo.

¿Sabremos bien empujar?

 

Compañero de ilusiones,

hemos de cambiar er mundo

sin dinero y sin cañones.

¿Sabremos seguir er rumbo?

 

 

El niño que no sabía jugar

Ana María Matute

 

Había un niño que no sabía jugar. La madre le miraba desde la ventana ir y venir por los caminillos de tierra con las manos quietas, como caídas a los dos lados del cuerpo. Al niño, los juguetes de colores chillones, la pelota, tan redonda, y los camiones, con sus ruedecillas, no le gustaban. Los miraba, los tocaba, y luego se iba al jardín, a la tierra sin techo, con sus manitas, pálidas y no muy limpias, pendientes junto al cuerpo como dos extrañas campanillas mudas. La madre miraba inquieta al niño, que iba y venía con una sombra entre los ojos. «Si al niño le gustara jugar yo no tendría frío mirándole ir y venir». Pero el padre decía, con alegría: «No sabe jugar, no es un niño corriente. Es un niño que piensa».

 

Un día la madre se abrigó y siguió al niño, bajo la lluvia, escondiéndose entre los árboles. Cuando el niño llegó al borde del estanque, se agachó, buscó grillitos, gusanos, crías de rana y lombrices. Iba metiéndolos en una caja. Luego, se sentó en el suelo, y uno a uno los sacaba. Con sus uñitas sucias, casi negras, hacía un leve ruidito, ¡crac!, y les segaba la cabeza.

Arriba

El caramelo instructivo

de Gianni Rodari

 

En el planeta Bih no hay libros. La ciencia se vende y se consume en botellas.

La historia es un líquido colorado como una granada; la geografía, un líquido color verde menta; la gramática es incolora y sabe a agua mineral. No hay escuelas; se estudia en casa. Los niños, según la edad, han de tomarse cada mañana un vaso de historia, algunas cucharadas de aritmética, etcétera.

¿Vais a creerlo? Son caprichosos igualmente.

-Vamos, sé bueno -dice mamá-; no sabes lo rica que está la zoología. Es dulce, dulcísima. Pregúntaselo a Carolina - que es el robot electrónico de servicio.

Carolina se ofrece generosamente para probar antes el contenido de la botella. Se echa un poquitín en el vaso, se lo toma y lo paladea: ¡Huy!, ya lo creo que está rica - Exclama.

E inmediatamente comienza a recitar la lección de zoología:

-"La vaca es un cuadrúpedo rumiante que se alimenta de hierba y nos proporciona el chocolate con leche".

-¿Has visto? - pregunta mamá, triunfante.

El pequeño colegial se queja. Todavía sospecha que no se trate de zoología, sino de aceite de hígado de bacalao. Luego se resigna, cierra los ojos y engulle su lección de un solo trago. Aplausos.

Naturalmente también hay, como es lógico, algunos colegiales diligentes y estudiosos: es más, golosos. Se levantan por la noche para tomarse a escondidas la historia-granada y se beben hasta la última gota del vaso. Se vuelven muy sabios.

Para los niños de los parvularios hay caramelos instructivos: tienen sabor de fresa, de piña, de cereza, y contienen algunas poesías fáciles de recordar, los nombres de los días de la semana y la numeración hasta diez.

Un amigo mío cosmonauta me ha traído uno de estos caramelos como recuerdo. Se lo he dado a mi pequeña e inmediatamente ha empezado a recitar una poesía cómica en el idioma del planeta Bih, que decía más o menos:

anta anta pero pero

penta pinta pim peró,

y yo no me he enterado de nada.

 Arriba

Leyenda en torno al origen del libro Tao-Te-King

escrito por Lao-Tse en el camino de la emigración

 Bertolt Brecht

 1

 

A sus setenta años, ya achacoso,

sintió el maestro grandes ansias de paz.

En el país, la bondad enflaquecía,

y cobraba nuevas fuerzas la maldad.

Y decidió marchar.

 

2

Empaquetó sólo lo imprescindible,

lo que sabía iba a necesitar:

la pipa en que fumaba cada noche,

el libro al que acudía sin cesar,

y suficiente pan.

 

3

Gozó una última vez mirando al valle,

mas lo olvidó tan pronto comenzó a ascender.

Mientras al anciano llevaba a su lomo,

iba rumiando hierba fresca el buey.

Su marcha era suficiente para aquél.

 

4

Cuatro días anduvieron entre peñas,

hasta que un aduanero los paró.

- ¿Alguna cosa de valor? -Ninguna-.

y el muchacho que llevaba al buey habló.

-Es un maestro -dijo, y todo se aclaró.

 

5

Pero el hombre estaba alegre y dirigiéndose

al muchacho preguntó: -¿Qué enseña?-

-Que el agua blanda en movimiento

acaba venciendo a la más dura piedra.

¿Sabes? Hace falta paciencia-.

 

6

Por no desperdiciar la luz del día,

aguijó el muchacho luego al animal,

y ya detrás de un pino los tres se perdían

cuando al aduanero comenzó a gritar:

-¡Alto ahí, que os quiero hablar!

 

7

Dime otra vez eso del agua, anciano-.

Se detuvo el maestro: ¿Te interesa?-

Respondió el hombre: -Soy aduanero,

mas saber quién gana siempre me interesa.

Si lo sabes, ¡cuenta!-.

Arriba

 8

 

-Anótalo. Díctaselo al chico.

No lo reserves sólo para ti.

Comida tengo en casa,  y papel y tinta:

todo lo que hace falta para escribir.

Quieres venir?-

 

9

Examinó el anciano al aduanero.

Chaqueta zurcida, descalzos los pies.

Una profunda arruga cruzaba su frente.

No era la estampa de alguien acostumbrado a vencer.

y murmuró el maestro: -¿Tú también?-

 

10

Había vivido el anciano demasiado

para rechazar tan cortés invitación.

-Quien pregunta merece ser contestado-

-y hace frío -el muchacho intercaló.

-Está bien, quedémonos-.

 

11

Desmontóse el sabio entonces de su buey,

y escribió con el chico durante una semana.

El aduanero se encargaba de darles de comer

(y a los contrabandistas maldecía en voz baja).

Pero antes o después, todo se acaba.

 

12

Una mañana, al fin, ochenta y una

sentencias entregó el muchacho al aduanero.

y tras agradecerle una pequeña prenda,

otra vez en camino se pusieron.

¿Cabe ser más atento?

 

13

No celebremos, pues, tan sólo al sabio

cuyo nombre en el libro resplandece.

Al sabio hay que arrancarle su tesoro.

El aduanero que supo retenerle

gracias también merece.

 

Escuela

Julio Alfredo Egea

 

Se trata de dar noticia de lecciones de la Naturaleza aprendidas desde la infancia, de sutiles vivencias coleccionadas a lo largo de una vida en el campo, intentando algo que esté más allá de los conocimientos, tras las veladuras del hermoso palpitar de la tierra: una imposible historia de aromas, una imposible arqueología del trino...

 

Llamaba en los cristales

aquel álamo blanco

alargando su brazo,

y creían que era el viento.

 

En los tediosos números,

en las declinaciones

quemaba la pupila

avizora y distante

de mi niñez, y daba

una tregua al intento

definitivo, al docto

horizonte en espera,

detrás de las pizarras.

 

Una puerta de jaula

se abría y en una huída

de fútbol y placetas-

corría a los miradores

del campo, donde un día

encontré la primera

primavera del mundo.

 

¡Qué gozo en la lección

de las flores silvestres!

Multiplicaba pájaros

por estrellas, salían

soluciones exactas.

La belleza ha de ser

efímera y gratuita

para poder seguir

persiguiendo un aroma.

La luna siempre sabe

historia de luciérnagas

para su colección

de niños desvelados.

Una lengua de escarcha

forjaba en las penumbras

la geografía del junco.

 

Sólo aprendí la j

cuando llegó un jilguero

a pararse en mi hombro.

 

Arriba

Brindis

Gerardo Diego

 

A mis amigos de Santander que festejaron mi nombramiento profesional

 

Debiera ahora deciros: "amigos.

muchas gracias"; y sentarme. pero sin ripios.

Permitidme que os lo diga en tono lírico,

en verso, sí, pero libre y de capricho.

 

Amigos:

dentro de unos días me veré rodeado de chicos,

de chicos torpes y listos,

y dóciles y ariscos,

a muchas leguas de este Santander mío,

en un pueblo antiguo,

tranquilo

y frío.

Y les hablaré de versos y de hemistiquios,

y del Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),

y de pluscuamperfectos y de participios.

Y el uno bostezará y el otro me hará un guiño,

y otro, seguramente el más listo,

me pondrá un alias definitivo.

Y así pasarán cursos y cursos, monótonos y prolijos.

Pero un día tendré un discípulo,

un verdadero discípulo,

y moldearé su alma de niño

y le haré hacerse nuevo y distinto,

distinto de mí y de todos; él mismo,

y me guardará respeto y cariño.

 

Y ahora yo os digo:

Amigos,

brindemos por ese niño,

por ese predilecto discípulo,

por que mis dedos rígidos

acierten a modelar su espíritu

y mi llama lírica prenda en su corazón virgíneo,

y por que siga su camino intacto y limpio.

y por que este mi discípulo,

que inmortalizará mi nombre y mi apellido,

...sea el hijo,

el hijo

de uno de vosotros, amigos.

 

 

Los consejos de tío Dámaso «a Luis Cristóbal»

Para el hijito del poeta Luis Rosales

 Dámaso Alonso

Mayo. 1957

 

Haz lo que tengas gana,

Cristobalito,

lo que te dé la gana,

que es lo sencillo.

 

Llegaste a un mundo donde

manda la chacha,

mandan los mandamases

y hay poca lacha.

 

Caso nunca les hagas

a los mayores.

Los consejos de Dámaso

son los mejores.

 

Tira, mi niño, tira,

si te da gana,

los libros de papito

por la ventana.

 

Cuélgate de las lámparas

y los manteles,

rompe a mamita el vaso

de los claveles.

 

¿Qué hay pelotón de goma?

Chuta e impacta.

¡Duro con la pintura

llamada abstracta!

 

Rompe tazas y platos

¡Viva el jolgorio

y las almas benditas

del purgatorio!

 

La mejor puntería

te la aconsejo

si es que se pone a tiro

cualquier espejo.

 

Aún hay más divertido:

coge chinillas,

y con un tiragomas,

¡a las bombillas!

 

Pero ahora se me ocurre

algo estupendo,

donde papá se encierra

vete corriendo.

¡Macho, cuántos papeles!

Tú, con cerillas,

vas y a papá le quemas

esas cosillas...

 

¡Verás qué cara pone!

¡Qué gracia tiene!

Anda, sin que te vea,

mira que viene.

 

Vamos a divertirnos

tú y yo, mi cielo.

Es un asco este mundo:

conviene que lo

pongamos boca abajo.

¡Es tan sencillo!

Vamos a hacer un mundo

nuevo, chiquillo.

 

Arriba

Magos del sueño

A mis treinta y seis párvulos

 José Tuvilla

 

Hijos de mis horas, retoños, aprendices de hombre;

amanece mi alma con vuestras risas locas.

Inocentes luciérnagas deletreando sílabas,

inventores de la imagen, magos del sueño.

 

Vuestras miradas forjan una primavera blanca

en mi corazón de sombra, en mis ojos tristes

derrotados por un vendaval de perfiles batientes,

por la ancestral noche del escalofrío fulminante.

 

Sois embriones de la esperanza, de la luz cierta.

Lleváis en vuestras voces la alegría del olivo,

el asombro del capullo, el ritmo de las mariposas;

mendigo soy de vuestra esperanza encarnecida.

 

Alargáis vuestras frágiles manos hasta mi noche,

me acariciáis la sonrisa olvidada, la ternura

sin oficio. Y con vosotros dejo de ser esta nada

para ser ángel azul con vuestra dicha.

 

Los guiñoles saltan, dicen del sol y de la trilla,

del sudor diluviano de vuestros padres, del odio

de los hombres, del terror de los fusiles,

del lamento herrumbroso de los planetas.

 

Regresáis a vuestras casas y quedo con mi soledad,

con la horrible bofetada de la soledad otra vez,

con una mueca de desesperanza como si fuera

el horrible bosquejo de un hombre en su tragedia.

 

Duendecillos del aula, tropel de alondras, cuerpos

alados de mimbre, abejas de mis tuétanos;

Mayo se hace dulce con vuestros juegos,

con vuestras canciones que son pájaros de sangre.

 

Sabéis del lenguaje puro de las montañas,

enseñádmelo. Sólo sé de cifras, de llanto.

Soy un manojo de amargura, de silencio,

de raíz de golpes, de sed gota a gota sacudida.

 

 

Globos de papel

Fermín Estrella

 

Mis manos de niño hacían

sueños de papel pintado.

En el pozo de la noche

sembraba luego una llama.

 

El humo henchía el papel

-humo, sustancia sin ecos-

y mi rúbrica en el globo

era una estrella encendida.

 

Transparentado de luces,

dando tumbos, se escapaba.

Asombro niño en mis ojos,

asombro niño en mis manos,

lengua blanca de la hoguera,

a mi lado, como un grito.

 

Qué alegría la del niño

que había hecho una estrella.

Punto rojo que en la noche

iba trazando parábolas.

 

Ternura y pena de ver

lo que era mío, distante:

mis manos de niño alzadas

se clavaban en la noche.

 

¡Estrella que yo perdía!

Rumor del mar, y canción

de niñas junto a la fuente.

 

 Arriba

A D. Francisco Fernández Tortosa

-Hito de claridad en mi recuerdo-

Domingo Nicolás

 

Desde latos recuerdos

he vuelto y ya no estábais,

os ha tragado el tiempo...

La rosa, la palabra,

la dalia, el limonero,

las higueras gastadas

del camino... No estaban

tus alumnos:

del tiempo

volaron en sus alas

imparables: son hombres

y hoy habitan la nada

de tatuados recuerdos

supuestos en las ramas...

Un sueño melancólico

de manos estrechadas.

 

Os ha tragado el tiempo

ritual en su estancia,

y el eco es un latido

de referencia clara.

 

Al releer las hojas

del tiempo, nos embarga

una música triste

despoblando las almas...

 

Al releer las hojas

del tiempo: de la nada.

Niño con atención

Jorge Guillén

 

-Ojos. Azul. Sus destellos,

De repente inquisitivos,

Reservan en los archivos

De la Atención los más bellos

Datos. -y así, todos ellos

Tan bellos ¿serán reales?

-Tal azul exige tales

Acordes con su belleza

Que de nuevo el mundo empieza

Con todos sus manantiales.

 

 

 

 

Arriba

Canción de la vacación

Gloria Fuertes

 

Cuando sea mayor, o muy mayor,

no olvidaré esta canción

de la Vacación.

-¡Qué bien juego en el verano

con mi hermana, con mi hermano!

Bajo el sol y sin abrigo,

con mi amiga, con mi amigo.

Con la pelota de goma

¡Chuto! ¡Toma!

Con pelota de raqueta

con el verso de poeta

llegaremos a la meta.

Cantando la canción

de la Vacación.

 

Invitación viva al teatro

Juan José Ceba

 

La magia que está en ti

-sin tú saberlo-

con su fondo de estrellas, de pájaros

y mares,

con todas las miradas y las muecas

de lo que respira

-libre o atenazado-

por el cosmos;

hasta ese hechizo oculto,

vivo y no pronunciado,

la mano de humo del teatro

se acerca

y ante tus ojos

descubre

lo que llevabas dentro:

magia y esfuerzo se unen,

constancia, permanencia,

luz interior

que se abraza a otras luces

para crear un sol que salta y rueda,

que se mueve

ante los ojos del asombro.

Arriba

Párvulos

Celia Viñas

Almería 1946

 

¿Tú has tenido

una maestra

como yo, di,

con su falda de cerezas?

 

No sé cómo se llamaba;

más tenía una cenefa

en su falda

de cerezas.

 

Y era el campo y era el cielo

de mi escuela,

el cerezo de su falda

de soltera.

 

El colegio

José Manuel de Lara

 

Cuatro paredes

tiene el colegio.

Los niños gritan sin gana

lecciones, cantos y rezos,

mientras el patio vacío

repite el eco.

Sobre la negra pizarra

trazos inciertos,

y en un rincón pone un mapa

colorines polvorientos.

Todas las amplias ventanas

tienen su trozo de cielo.

Y un rayo de sol le pone

guiñas de luz a un tintero.

Lentos, cansados, monótonos,

dicen a un tiempo

montes y ríos de España,

canciones y padrenuestros,

mientras un aire dormido,

sumiso y tierno,

entre pupitre y pupitre

bosteza su aburrimiento...

 

 

 

 

 

Arriba

El ángel de los números

Rafael Alberti

Puerto de Santa María, 1902

 

Vírgenes con escuadras

y compases, velando

las celestes pizarras.

 

Y el ángel de los números,

pensativo, volando

del 1 al 2, del 2

al 3, del 3 al 4.

 

Tizas frías y esponjas

rayaban y borraban

la luz de los espacios.

 

Ni sol, luna ni estrellas,

ni el repentino verde

del rayo y el relámpago,

ni el aire. Solo nieblas.

 

Vírgenes sin escuadras,

sin compases, llorando.

 

Y en las muertas pizarras,

el ángel de los números,

sin vida, amortajado

sobre el 1 y el 2,

sobre el 3, sobre el 4...

 

Canciones

Gloria Fuertes

 

Lo importante de un niño

no es que sea un empollón

y recite como un loro

sin entender la lección.

 

Lo importante de un gato

es que cumpla sus funciones

-no que sea blanco o negro-,

sino que cace ratones.

 

 

 

 

 

 

Arriba

Balcón frente a la escuela

Celia Viñas

Almería 1946

 

Lorito real,

lorito español,

canta tu amarilla

tonada de sol.

 

-¡A real! ¡A real!

 

En mi jaula estoy

comiendo avellanas,

bebiendo sifón.

 

-Lorito real,

me sé la lección:

dos y dos son cuatro.

Aquí y en Japón.

Lluvia en el mapa

Celia Viñas

Almería 1946

 

Las pestañas de la lluvia

tras de mi ventana;

sobre las hojas

caen las lágrimas,

cosquilleo en el cristal

la lluvia canta

y gime y llora la lluvia...

 

Melancolía en la rama

y en la cabeza del niño

y en el mapa,

azul, dorado, caliente,

con sus sirenas varadas,

con sus delfines

de plata,

con sus cuatro carabelas

blancas.

 

Melancolía...

una gota sobre el mapa.

-Río Azul, río Amarillo,

Asia...

¡Las cuatro partes del mundo

mojadas!

 

Arriba

La escuela del fondo del mar

Celia Viñas

 

¿ Conoces la escuela

del fondo del mar

donde los pescaditos

se van a estudiar?

 

Mañana no hay clase

que mañana es fiesta.

Vamos a mirar

desde la escollera

el fondo del mar.

 

-Abuela,

que no hay escuela.

 

Y las olas altas, rubias

dibujan sobre la arena

tablas de multiplicar.

 

-No llores, pescadito,

no llores ya más

en tu escuela

del fondo del mar.

La rosa de los vientos

vamos a dibujar

sobre la pizarra azul

del mar.

Duendecitos y coplas

José Bergamín

 

Escuela

de duerme-vuela.

¡No hay candela!

 

Por no querer perder tiempo

pierdes el tiempo y el alma.

Estás perdiendo la vida

de tanto querer ganarla.

 

Estamos en una barca

y hemos perdido los remos.

Y nos lleva la corriente

a donde menos queremos.

 

Lengua de fuego el lenguaje

que apacigua en el decir

lo que el pensamiento hace.

 

La verdad más verdadera

no es una verdad absoluta:

es una verdad cualquiera.

 

¿A dónde va ese camino?

Ese camino no va;

ese camino se queda

en el sitio en donde está.

Arriba

Niño tras un cristal

Luis Cernuda

 

Al caer la tarde, absorto

Tas el cristal, el niño mira

Llover. La luz que se ha encendido

En un farol contrasta

La lluvia blanca con el aire oscuro.

 

La habitación a solas

Le envuelve tibiamente,

y el visillo, velando

Sobre el cristal, como una nube,

Le susurra lunar encantamiento.

 

El colegio se aleja. Es ahora

La tregua, con el libro

De historias y de estampas

Bajo la lámpara, la noche,

El sueño, las horas sin medida.

 

Vive en el seno de su fuerza tierna,

Todavía sin deseo, sin memoria,

El niño, y sin presagio

Que afuera el tiempo aguarda

Con la vida, al acecho.

 

En su sombra ya se forma la perla.

 

Soledades a un maestro

Antonio Machado

 

I

No es profesor de energía

Francisco de Icaza,

sino de melancolía.

 

II

De su raza vieja

tiene la palabra corta,

honda la sentencia.

 

III

Como el olivar,

mucho fruto lleva

poca sombra da

 

IV

En su claro verso

se canta y medita

sin grito ni ceño.

 

V

y en perfecto rimo

-así a la vera del agua

el doble chopo del río-.

 

VI

Sus cantares llevan

agua de remanso,

que parece quieta.

y que no lo está;

más no tiene prisa

por ir a la mar.

 

VII

Tienen sus canciones

aromas y acíbar

de viejos amores.

 

Y del indio sol

madurez de fruta

de rico sabor

 

VIII

Francisco de Icaza,

de la España vieja,

y de Nueva España,

que en áureo centén

se graben tu lira

y tu perfil de virrey.

Arriba

Gabriela Mistral

Dámaso Alonso

1957

 

 

Maestrita de un pueblo dormido,

y el amor como un ocre jaguar...

Andes blancos, un valle con luna:

Gabriela Mistral.

 

Yo no sé si era llanto...: de llanto,

congoja de un mundo que rompe en raudal

-o de risa de un niño que aprende la risa-

Gabriela Mistral.

 

Yo no sé si era sangre...: de sangre

con vaho de pantano y amargos de sal

-o de azul en que un día se funde la nieve-

Gabriela Mistral.

 

Yo no sé si era arena... de arena

que araña las tumbas, con el huracán

-o de oreo de valle, la tarde más dulce-

Gabriela Mistral.

 

Yo no sé si era sombra...: de sombra

que cuaja las almas que a un vacío van

-o de suave luz tibia, entre niebla dorada-

Gabriela Mistral.

 

Maestrita de un pueblo dormido,

y el amor, amarillo jaguar...

Dios te hirió, porque quiso tu canto,

Gabriela Mistral.

 

Riberas de Chile, oh mujer, tierna roca,

Dios te hería, te hería, como un hosco mar.

Rezumabas de amor y de pena... Eso es todo.

Y nosotros te amamos,

Gabriela Mistral.

 

Educar

Gabriel Celaya

 

(Enviada por Pilar Verdú, de Moncada, Valencia, España)

 

Educar es lo mismo

que poner un motor a una barca,

hay que medir, pensar, equilibrar,

y poner todo en marcha.

 

Pero para eso,

uno tiene que llevar en el alma

un poco de marino,

un poco de pirata,

un poco de poeta,

y un kilo y medio de paciencia concentrada.

 

Pero es consolador soñar,

mientras uno trabaja,

que esa barca, ese niño

irá muy lejos por el agua.

 

Soñar que ese navío

llevará nuestra carga de palabras

hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.

 

Soñar que cuando un día

esté durmiendo nuestro propio barco,

en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.

 

 

No puedes venir

Gonzalo Mallarino Flórez

(Bogotá/Colombia)

 

La luz cayendo entre los árboles

y esos niños mirando la tierra y buscando con los dedos.

 

Las ramas sobre las cabezas y los niños mirando

las piedras y las lombrices.

 

Se encaramaron después en la barda amarilla para

mirar el río y abajo unas mujeres negras lavando.

 

¿Viste las uñas? ¿Las piernas de ellos? ¿Las espaldas con pecas?

¿Y unas yemas buscando piojos despacio?

 

Así para que sepas cuánta luz había y no vengas

oscura. Mira cuánta tórtola

y cuánta hoja había.

 

Recuerda la tierra entre las uñas de los niños.

 

Si aún te hace falta mira las rodillas.

 

Mira que ahora están respirando otra vez los niños

y cae otra hoja.

 

No puedes venir oscura ahora.

No puedes llegarme hoy.

Si sigo en mi letanía

no puedes ya alcanzarme. Oscura.

 

Sueños literarios

Aleyda Romero

(Puerto Cortés/Honduras)

Para: mis alumnos de Vida Abundante Choluteca.

 

Viajo con mis alumnos en una máquina del tiempo,

los hago suspirar por Helena, Blanca, Efraín, Gustavo, María.

Después nos detenemos a cuestionar la eterna lucha entre civilización y barbarie, tomamos partido por los Luzardos.

 

Nos conmueve, la determinación del viejo Santiago.

El memorando que le pueden mandar a Gregorio Samsa,

el viaje inútil del coronel al correo.

 

Después miramos la pintura de Castel y entendemos a María Iribarne,

aterrizamos en Comala, queremos explicarle a Juan Preciado,

porque esas voces vienen de tan lejos,

hemos intentado mandarle un e-mail a Santiago Nasar, imposible

ese día no revisó correspondencia.

 

La literatura tiene más tristezas que alegrías,

reniegan a veces,

sueñan,

ríen,

piensan,

disfrutan,

 

Finalmente los despierto para cambiar de clase.

 

 

Lecciones de Historia

Lourdes Cacho Escudero

Era la tarde entonces
un comedor de estrellas,
un recinto fugaz que convertía en tiempo
real
lo imaginario,
una frontera adicta
al dulce escalofrío de una nuca
en carne de unos labios;
los ojos, exiliados,
del paisaje adherido a la ventana
dilataban las pupilas del sol
y hacían noche,
en campamentos
a donde la memoria llegaba de puntillas.

Las horas ocupaban
la trastienda de un reloj
que llevaba a la vida de la mano
y el amor
era una lección de paz aprendida…

Pero la guerra, en la piel,
tiene un castigo distinto que ofrecernos:
un idioma constante,
unas armas que envuelven las mejillas del día,
un mecanismo de defensa común
mientras se espera
el combativo sabor de la conquista…

Poema del enamorado de la maestra

Elsa Bornemann 

 

Usted jamás va a saberlo
y es apenas una frase:
¿cómo escribir que la quiero
en el cuaderno de clase?

Usted nunca va a enterarse.
Es ancha esta pena mía...
¿Cómo contarle mi amor
con faltas de ortografía?

Usted pondrá "insuficiente"
a su alumno enamorado,
pues por volverla a tener
voy a repetir el grado.

 

 

© Enrique Martínez-Salanova Sánchez