El presente
trabajo es un análisis del cine europeo en relación con la
educación, los sistemas educativos y la vida en las aulas de
profesores y alumnos. El cinematógrafo, desde sus comienzos, ha
tenido una gran influencia en el establecimiento de la memoria
colectiva europea, en especial, en la visión crítica que aporta
al mundo de la pedagogía y la didáctica, que ha tratado casi
desde sus inicios, en particular hacia los menores y
adolescentes marginados. Se analizan brevemente y se presentan
una serie de films que tienen que ver con la educación, las
aulas, el rol de maestros, profesores, padres y educadores en
relación con los niños, temas que han sido recurrentes en el
cine europeo, expuesto en su mayor parte de forma crítica, en
ocasiones satírica o de excepcional dureza. La exclusión, la
marginalidad y el abandono, la manipulación de niños y
adolescentes, los malos tratos y la dureza despiadada de algunos
sistemas educativos, forman parte de la memoria colectiva de
Europa con la ayuda de algunas denuncias del mejor cine que se
ha realizado en el continente, planteando los más importantes
interrogantes sobre la educación, sin solucionar por el momento,
especialmente crítico con los sistemas educativos, los
comportamientos de maestros y profesores, la escasez de
didácticas adecuadas y heterodoxo en sus planteamientos y
juicios.
This article analyses the portrayal of education in European
cinema from the perspective of systems of education and the
behaviour of teachers and pupils in the classroom. Since its
very beginnings, cinema has played a significant role in forming
the collective European memory, and has cast a critical eye over
pedagogy and didactics, especially with regard to young
outcasts. The article reviews a number of films whose subject is
education, the classroom and the role of parents and teachers in
educating children. Education and children is a recurring theme
in European cinema, which examines its subject from a critical
viewpoint that is sometimes satirical and occasionally savage.
The exclusion, marginalization, neglect and manipulation of
children and adolescents, and the abuse and merciless severity
of certain educational systems are all part of the collective
European memory thanks to the condemnation of some of the best
films ever made in the continent. They ask pointed questions
about educational systems, the behaviour of teachers and
inadequate didactics, as well as tackling the conflicts in a
multiethnic society. |
«El cine ni reemplaza la historia como disciplina ni la complementa. El
cine es colindante con la historia, al igual que otras formas de
relacionarnos con el pasado como, por ejemplo, la memoria o la tradición
oral». (Rosenstone, 1997)
«La piel dura quisiera plantear esta pregunta: ¿Por qué se olvida tan
frecuentemente a los niños en las luchas que emprenden los hombres?». (Truffaut,
1976)
«De todas las injusticias de la humanidad, la injusticia hacia los niños
es la peor, la más despreciable. La vida no siempre es justa y nunca lo
será». El profesor François Richet en la película La piel dura,
de François Truffaut
Cuando Daniel Lefevre, el director de la escuela de Hoy empieza todo,
irrumpe en el Ayuntamiento para hablar con el Alcalde, este le dice:
«que los padres sean responsables» y Lefevre contesta «¿y qué hacemos
con los niños?».
Desde finales del siglo XIX, el
siglo XX y lo que llevamos del XXI, Europa ha filmado al completo sus
gentes, costumbres, ideologías e historia. El cine primitivo filmó la
realidad tal como la veía, la entrada de un tren a la estación o la
salida de obreros de una fábrica, representaciones teatrales o circenses
o la hazaña de un aviador: son documentos que acreditan una Europa vital
y activa, con deseos de plasmar en imágenes lo que sucedía. Poco más
tarde, se recrearon historias y nació el cine de ficción, de la mano de
Alice Guy-Blaché, Georges Méliès, y otros. Los primeros filmes se
consideran actualmente documentos históricos por excelencia. El cine de
ficción ha representado en ocasiones la realidad de manera muy eficaz.
Hoy, manejamos el concepto de docu-ficción, para explicar el modo en el
que un cineasta nada entra las dos aguas, utilizando recursos de los dos
tipos de cine
Pocos documentos se conservan del
mundo de la educación en los primeros años del cine, salvo algunas
filmaciones de aulas, niños jugando, etc. Sin embargo, la instrucción y
la formación, aunque ligadas a la propaganda política, se tuvieron en
cuenta en muchas ocasiones, Eisenstein, por ejemplo, tuvo muy clara la
función instructora de sus películas, para las que utilizaban, desde el
guión, planteamientos didácticos muy concretos.
Profesores en el cine los ha habido
siempre, recordemos al peculiar profesor de El ángel azul, Der
blaue Ángel, 1930, realizada en Alemania por Josef von Sternberg.y
su versión inglesa, con algunos cortes, Blue Angel, 1931, que
presenta al exigente y sexualmente reprimido profesor Immanuel Rath,
interpretado por Emil Jannings, seducido por la cantante Lola (Marlene
Dietrich). Está basada en la novela del mismo nombre escrita por
Heinrich Mann. Una enseñanza secundaria basada en la represión y la
dureza, que se ve superada por las emociones y sentimientos de alumnos y
profesor, que llevan a éste al mayor de los ridículos y a su propia
tragedia.
A partir de la segunda guerra
mundial, las aulas, el rol de maestros, profesores, padres y educadores
en relación con los niños, fue un tema repetido en el cine europeo, que
ha servido de crítica, en ocasiones satírica, de la política oficial de
los diversos países y de las normas y actuaciones de corrección
pedagógica y política que las autoridades y el sentir común del mundo
adulto manifestaban en cada momento. Son documentos que pueden tenerse
en cuenta para conocer la historia europea.
Cero en conducta, Zéro de
conduite, 1933, Francia,
prohibido hasta 1945, de Jean Vigo, un canto al anarquismo infantil en
la que el director recuerda su infancia escolar en internados, la
historia de cuatro jóvenes estudiantes franceses que, sujetos a un
estricto régimen en su escuela, deciden rebelarse contra la institución.
El filme tuvo una gran influencia en Los cuatrocientos golpes,
Les quatre cents coups, de Truffaut.
Fue el neorrealismo italiano y más
aún la nouvelle vague francesa, quienes dieron preponderancia a
la educación, las escuelas y los profesores, con los que fueron muy
críticos. Ladrón de bicicletas,
Ladri di biciclette, 1948, de
Vittorio de Sicca, o Los cuatrocientos golpes, Les
quatre cents coups, pueden ser consideran tanto cine documental,
reflejo real de una época, como film de ficción que parten de lo
autobiográfico, de consideraciones muy cercanas a la realidad, filmadas
en exteriores, con actores en ocasiones desconocidos, gente de la calle,
que a muestran la vida tal y cómo era. Los ridículos profesores de
anacrónicos métodos, fueron filmados en Amarcord, 1973, por
Federico Fellini que recuerda su infancia y adolescencia, a sus
compañeros de colegio y a los profesores con sus manías y paranoias.
José María Gutiérrez Santos realizó
Arriba Hazaña, en 1978, sobre los disturbios en un colegio de
religiosos provocados por los métodos represores de sus profesores en
plena España franquista.
Louis Malle realizó en 1987 Au
revoir, les enfants, igualmente sobre dramáticos recuerdos de la
infancia, en 1944, como interno en un colegio católico en momentos de la
invasión nazi a Francia, y en su amistad con un niño judío.
La lucha de una madre contra los
servicios sociales para que les sean devueltos sus hijos es tratada por
Ken Loach en 1994, en el film Ladybird, ladybird, producida en el
Reino Unido. Es un drama inspirado en un suceso real, que relata la
dureza de la administración pública cuando antepone el cumplimiento de
la ley a la reunificación familiar que solicita una mujer que intenta
rehacer su vida.
El
cine como memoria de la marginación infantil.
Uno de
los mayores desafíos de la educación en todos los tiempos es la
educación de niños en situación de marginalidad. En nuestros países
civilizados, también en Europa, siguen apareciendo niños que, por su
abandono, malos tratos, encarcelamiento o aislamiento, tienen todas las
características de los niños salvajes, ya estudiados y clasificados por
Linneo.
A
partir de la película El pequeño salvaje,
L’enfant sauvage,
realizada en 1960 en Francia por
François Truffaut, fotografiada por Néstor Almendros, entramos en
la
problemática educativa
de la socialización,
en momentos en que la discusión era muy viva en Europa. El mismo
Truffaut fue un niño marginado,
delincuente juvenil, huésped de instituciones correccionales y desertor
del ejército francés, que se salvó por su afán lector y sus afición al
cine, fue adoptado por el crítico André Bazin y Janine, su esposa, de
los que recibió el afecto y cariño que le había faltado en su familia, y
protección ante el sistema legal que lo perseguía.
El film se basa en los
escritos del
médico-pedagogo Jean Itard, que luchó para insertar a Víctor, un niño de
unos doce años encontrado en los bosques de Aveyron en la sociedad
francesa de comienzos del siglo XIX,
consiguió ser su mentor y acreditar ante el reconocido psiquiatra Pinel,
que Víctor podría llegar a ser civilizado e independiente. La figura de
Víctor, en el filme de Truffaut, refleja exactamente la fascinación que
los «salvajes»
ejercen sobre los
«civilizados»
y plantea el debate sobre cómo educarlos.
Truffaut empleó
para
L’enfant sauvage
técnicas
procedentes de campos diversos, como la voz en off del documental
o los cierres de iris del cine mudo, planteó con esta película la
sustitución del Hombre Natural que defendían las tesis rousseaunianas
por el Hombre Moral, forjado a partir de un largo proceso integrador y
dotado de un sentido de la justicia incuestionable.
Se
plantean en este film varios de los graves problemas sin solucionar de
la pedagogía y de la investigación:
¿extraer a la persona
de su entorno o dejarlo en su ambiente natural, el bosque?,
¿introducirlo a la fuerza en un ambiente hostil, la sociedad
parisiense?, ¿internamiento
o socialización en familia? (Itard, 1802), ¿anteposición de la
investigación al individuo?, ¿instruir o educar?,
¿son innatos o
adquiridos el comportamiento y las ideas que definen a los seres
humanos?, ¿cuál es el efecto del contacto social durante los años de
formación?, ¿se puede superar la carencia de su socialización en los
primeros años?, ¿el retraso que manifiestan algunos niños es causa de
patologías cerebrales o puede ser producido por un prolongado
aislamiento?, ¿se puede instruir a las personas desde cualquier etapa de
la vida o existen momentos biológicos determinantes para el
aprendizaje?, ¿afectos o dureza para mejorar el aprendizaje?, ¿cómo se
adquiere el sentido de los valores morales? (Itard, 1801). Muchos de
estos interrogantes que presenta Truffaut en el film se los hacen
quienes se dedican a la pedagogía.
En
Les
quatre cents coups
(Francia, 1958), François Truffaut inicia un retrato de Francia desde
los años 60, (en cuatro películas, de ella
hasta L´amour en
fuite, 1979)
a través de las desventuras cotidianas de un niño de doce años, Antoine
Doinel,
encarnado por el actor Jean Pierre Léaud,
desencantado del mundo de los adultos: su padre es un fracasado; a su
madre, que intentó abortar porque era un hijo no deseado, la descubre
con un amante; sus profesores tampoco se ocupan de él, los funcionarios
de la justicia y psiquiatras sólo burocratizan su función. Tras hacer
«novillos» en el colegio y efectuar un pequeño robo, será internado en
un reformatorio, del que se escapará para ver el mar (François
Truffaut, 1971).
A lo largo de
las cuatro películas podemos ver evolucionar al personaje: el niño
desatendido, pasando por su noviazgo, matrimonio y divorcio final. Es un
retablo en la que se refleja con actitud crítica una sociedad europea
plagada de dobles raseros, de incapacidades y de mentiras.
François Truffaut, en
1976, denunció en La piel dura, L'Argent de Poche la
actitud de los adultos que no son capaces de percibir a los niños como
personas: o son autoritarios o les ignoran; les inculcan el miedo y
también la culpabilidad. En otras palabras, al haber perdido la
inocencia y espontaneidad de los primeros años de vida, el adulto, a
medida que endurece su corazón, hace blanda su piel; por el contrario,
los niños tienen el corazón blando y la piel dura. (François Truffaut,
1976)
En el cine de Truffaut
se contrastan las actitudes y los comportamientos que diferentes
maestros, tutores o padres tienen con los niños y adolescentes, mientras
en Les quatre cents coups se presenta al profesor Richet (Jean-Francoise
Stévenin) como agradable y dispuesto, flexible, se preocupa por sus
alumnos, los conoce y aprecia, es a veces padre y a veces amigo, un ser
humano cálido, que acompaña al alumno en algunos difíciles años de su
vida, que contrasta con la maestra Petit (Chantal Mercier), maestra
autoritaria e inflexible, a la que preocupa más la tarea y el contenido
que los alumnos. En Le petit sauvage, chocan la actitud en
ocasiones dura e inflexible del doctor Itard con el afecto maternal de
Mme. Guérin.
En Europa se
han filmado infinidad de películas sobre adolescentes o niños
marginados, 7 Vírgenes,
España, 2005, de
Alberto Rodríguez sobre adolescentes que cumplen condena en un centro de
reforma, una crítica a la respuesta social a tratamiento de adolescentes
marginados.
Una denuncia a la
sociedad que pone dificultades a un joven marginado con ilusiones de
cambio es Felices dieciséis, Sweet Sixteen, dirigida por
Ken Loach en 2002, en Reino Unido.
En Ratcatcher,
1999, Reino Unido y Francia, la directora Lynne Ramsay retrata el
complicado mundo infantil en un suburbio de Glasgow, durante una huelga
de trabajadores de la basura.
En Barrio, realizada en 1998
en España por
Fernando León, tres adolescentes, se buscan la vida en las calles para
intentar conseguir su gran sueño, salir del barrio y, como el
protagonista de Les quatre cents coups, ver el mar.
En
Clandestinos, realizada en España en
2007 por Antonio Hens, un joven que pasó la infancia y la
adolescencia en reformatorios desde que fue abandonado cuando era niño,
en una de sus huidas conoce a un terrorista de ETA que le inicia en
actividades violentas.
La privación de la
socialización por aislamiento
Werner Herzog
realizó en Alemania 1975 la película
El
enigma de Gaspar Kauser,
Jeder für sich und Gott gegen alle, sobre un personaje real que
vivió a principios del siglo XIX.
Gaspar
Hauser, fue la sensación de los medios a principios del siglo XIX.
Criado en una cueva oscura, y sabiendo decir sólo una frase, llegó un
día de 1824 a un pequeño pueblo alemán, convirtiéndose en una curiosidad
científica: un humano casi adulto, sin lenguaje, con dificultades para
moverse. Los doctores informaron que el joven ni era loco ni imbécil,
pero que la separación por la fuerza del contacto con los seres humanos
desde su infancia le habían influido en su desarrollo.
El
muchacho pronto habló con fluidez y podía leer y escribir. Al cabo de un
tiempo pudo realizar una completa declaración acerca de sus primeros
años de vida. Siguió educándose y adquirió conocimientos de filosofía,
latín y ciencias. La creencia popular sostenía que Gaspar era hijo
ilegítimo de la casa real de Baden, apartado y mantenido encerrado a
favor de otro heredero. Tampoco se ha llegado a saber sobre su evolución
en sociedad a más largo plazo, pues falleció asesinado cinco años
después de ser encontrado.
Anselm
von Feuerbach, un famoso abogado que estudió el caso de Gaspar Hauser y
defendió la teoría del heredero suplantado, confirma que se convirtió en
tema de discusión y debate tanto desde el ángulo filosófico y
psicológico como político y moral. El autor registró la aberración como
un delito hasta entonces nunca registrado, el «delito contra el alma»,
el que atenta a fondo contra el alma de un hombre. En el estudio de
Feuerbach se constatan dos delitos perpetrados en la persona de Gaspar,
el de detención ilegal y el de abandono.
El
«delito contra el alma es separar a un hombre de los otros seres
racionales y de la naturaleza, dificultar su acceso a un destino humano
y privarle de alimentos espirituales. Es el más criminal de los
atentados puesto que va dirigido contra el patrimonio más auténtico del
hombre, su libertad y su vocación espiritual». (Von
Feuerbach, 1997):
En el caso de Gaspar,
Feuerbach defiende que fue la privación social, a causa de la soledad,
el motivo de su retraso evolutivo. Convencido de que el hombre no
nace sino que se hace, se esfuerza en restituir a su pupilo
los bienes espirituales sustraídos durante la infancia, para devolverle
íntegro y desarrollado a la ciudad.
(Martínez-Salanova 2009).
La exclusión de la
escolarización. Padre Padrone.
Padre Padrone
(Italia. 1977), dirigida por
Paolo y Vittorio Taviani, se basa en la novela autobiográfica de Gavino
Ledda. Un joven pastor se libera de la tiranía de su padre que lo
arrancó de la escuela. Hay en la película una terrible secuencia en que
se muestra al padre entrando furioso en el aula de su hijo y
llevándoselo a la fuerza a la montaña para convertirlo en pastor. Es un
padre brutal que aterroriza a los otros niños de la clase y al profesor.
A los otros niños les dijo: «Hoy le ha tocado a Gavino, mañana os tocará
a vosotros». Con 18 años Gavino dejó a su familia y el campo y se enroló
en el ejército. Allí estudió y se licenció como sargento experto en
electrónica. En 1961 consiguió terminar la enseñanza media, y entró en
la universidad de Roma. Hoy día es uno de las grandes lingüistas
italianos, autor de numerosos textos.
El
conflicto entre Gavino y su padre es el pretexto para un cuadro de
alcances más amplios: una crítica del silencio, de la carencia de
educación, de la absoluta
dependencia, que no se circunscriben a un personaje, y ni siquiera a un
lugar determinado del mundo, sino que siguen presentes en muchas zonas
de Europa. (Ledda, 1977). Al mismo tiempo es una mirada al futuro, a la
liberación de la esclavitud por la educación, a la igualdad de
oportunidades, a la posibilidad de todos de acceder a los niveles más
altos de la educación.
Internados y centros de reeducación
El cine ha tratado con frecuencia el
problema de los internados, hospicios y reformatorios: El internamiento
o desinternamiento de menores continúa como debate de absoluta
actualidad.
El problema de los niños abandonados
en reformatorios y su posterior educación está tratado en la literatura
desde antiguo y recogido por el cine primitivo, relacionado con la
formación hacia la delincuencia y en algunos casos su posterior
salvación a manos de una familia adinerada. Un adiestrador de
delincuentes es el ciego de «El lazarillo de Tormes», que enseña la
picaresca de la supervivencia en una sociedad hostil a la marginación.
Es maestro de carteristas Fagín, el ratero especialista que con
didácticas muy precisas enseñó a robar a Oliverio en «Oliver Twist».
El niño del orfanato es maltratado
sin sentido, o entregado a empresarios si escrúpulos que les enseñan un
oficio a costa de una vida de esclavos. Innumerables versiones, muchas
de ellas en los primeros momentos del cine, se han realizado de la
novela de Charles Dickens.
Entre ellas, son interesantes de
analizar Oliver Twist, realizada en el
Reino Unido en 1948 por David Lean, Alec Guinnes interpretaba a Fagin,
en un relato negro de la triste y patética situación de los niños de
bajo nivel social, en una época oscura como la descrita en la novela.
Oliver es castigado, manipulado, vendido, perseguido y azotado en un
mundo de ladrones y canallas. Oliver es valiente, ingenioso y sabe
sobrevivir ante tanta maldad. Al final, obtiene el premio tanto
sufrimiento, el amor de la familia que siempre había deseado.
Otro film de interés, musical, es
Oliver, de Carol Reed, 1968, Reino Unido, película que obtuvo 5
Oscar.
La última película sobre la novela
es Oliver Twist, coproducida por Reino Unido, República Checa,
Francia e Italia en 2005 y dirigida por Roman Polanski, es una gran
parábola moralista. Es más correcta políticamente en cuanto al
antisemitismo de la obra de Dickens y se hace más ambigua y menos
maniquea sobre la maldad o bondad de los personajes, incluido el propio
Fagin (Ben Kingsley), al que concede sus momentos de vacilación y
ternura.
Durante 2009, en Irlanda se han
presentado pruebas por parte de la comisión gubernamental de Maltrato
Infantil de presuntos abusos sexuales, emocionales y físicos cometidos a
2.500 niños en escuelas, orfanatos, hospitales y reformatorios católicos
desde 1940 (algunos desde 1914) hasta el día de hoy. El gobierno
irlandés y la Iglesia católica pidieron perdón y ha dimitido algún
obispo. Sin embargo, este hecho monstruoso fue ocultado durante décadas
a pesar de haber sido denunciado en la novela autobiográfica de Patrick
Galvin, «Song for a raggy boy», que dio lugar a la película Los niños
de San Judas, Song for a raggy boy, producida en 2003 por
Irlanda, Reino Unido, Dinamarca y España y realizada por la directora
Aisling Walsh, que cuenta el maltrato sufrido en el internado de San
Judas, regentado por religiosos, hacia 1939, en el que los profesores de
ese centro se ceban materialmente contra los alumnos cuando faltan a la
más mínima regla que establece el reformatorio,
El tema principal es la libertad de
pensamiento y de expresión, en un marco perturbador y oscuro. Este tipo
de historia debe ser contada, y lo hace el cine para escándalo de
políticos y eclesiásticos que ocultaron la verdad.
En Las hermanas de la Magdalena,
The Magdalene sisters, realizada por Peter Mullan y producida por
Reino Unido e Irlanda en 2002, se narran los castigos físicos, psíquicos
y morales a los que se sometía a las mujeres y jóvenes acogidas bajo la
tutela de los conventos de la Magdalena, en Irlanda, gestionados por las
hermanas de la Misericordia. El último convento de la Magdalena cerró
sus puertas en 1996.
En
Los niños del coro,
Les Choristes (Francia, Suiza. 2004), dirigida por Christophe
Barratier el director extrae del olvido la realidad de los
correccionales en Francia en 1949, tras la guerra mundial, en una
Francia llena de conflictos sociales y de pobreza, en que muchos niños
eran huérfanos de guerra, y otros de familias de precaria economía. En
ella se perfilan dos antagónicos modos de ver la realidad, y por lo
tanto dos visiones de la enseñanza, que permiten comprobar las ventajas
del diálogo educativo sobre la imposición del castigo. Mathieu, es un
ejemplo del educador que intenta llegar a las personas, en este caso
desde la música, y desde ahí sacar lo mejor de ellas mismas.
La
manipulación de las conciencias y de los comportamientos
Anthony Asquit
y Leslie Howard realizaron en
1938 en el Reino Unido el film
Pigmalión, basado en la obra de teatro de Bernard Shaw. Un erudito
profesor intenta como experimento profesional convertir a una humilde
vendedora de flores casi analfabeta en una respetable dama de la alta
sociedad. Recibió en 1938 un Óscar al mejor guión.
La confianza que los demás tengan
sobre alguien puede darle alas para alcanzar los objetivos más
difíciles. Ésta es la base del efecto Pigmalión. Como en la mitología,
el proceso mediante el cual las creencias y expectativas de una persona
respecto a otro individuo afectan de tal manera a su conducta que el
segundo tiende a confirmarlas. Lo real es que no siempre se cumple el
efecto al completo.
Dennis Gansel en 2008,
inspirado en sucesos que tuvieron lugar en 1967, en Estados Unidos, hizo
La ola, Die Welle. Localizó el film en Alemania. Narra los
experimentos didácticos de un profesor de historia durante cinco días.
El hecho se le fue de las manos y debió suspenderlo, pues la idea
inicial, hacer comprender a sus alumnos los aspectos negativos de la
autocracia, obtuvieron el resultado contrario con trágico desenlace. El
filme obtuvo un gran éxito en el Festival de Sundance.
Pone en cuestión temas
como la libertad de
cátedra, la libertad de expresión, la manipulación y la utilización
de ciertos métodos didácticos. La película constata los peligros que
genera la capacidad de un líder carismático, un profesor, que conduce la
potencial rebeldía juvenil hacia un uso irregular de la unidad, la
amistad, la lealtad, el sacrificio y la confianza, poniéndolos al
servicio del fanatismo.
En
Educando a Rita,
Educating Rita, (Reino Unido.
1983), dirigida por
Lewis Gilbert, un
profesor anárquico y borrachín (interpretado por Michael Caine), que se
salta todos los esquemas y convenciones universitarias, se ve
cuestionado por las comportamientos de una joven peluquera de barrio con
poca cultura (interpretada por Julie Walters) pero con unos deseos
obsesivos de cambiar, de ser otra persona. La película entera es un
canto a la libertad en la educación y un recorrido por la dependencia
que cada uno de los protagonistas tiene de sus criterios y experiencias.
En los últimos momentos de la película se nos permite adivinar que tanto
la alumna como el profesor se han ayudado a cambiar mutuamente y se han
liberado de sus esquemas previos.
El compromiso del
profesor en momentos difíciles
La
lengua de las mariposas
(España, 1999), dirigida por José Luis Cuerda, muestra a un profesor con
compromiso pedagógico. Un maestro de ideas republicanas en un pueblecito
perdido, en los albores de la Guerra Civil Española. La película plantea
la especial relación que une a un adulto y a un menor, que gusta de
aprender y descubrir. El maestro (Fernando Fernán Gómez), con sus buenas
artes, se esfuerza por entrar en un mundo en el que aporta sus
experiencias como maestro y sus ideas como republicano. Un resumen
terrible es la última secuencia, la cara de frustración al ver a su
alumno que le lanza piedras cuando va,
camino del fusilamiento,
detenido por los falangistas.
La película trata de
muchos temas: la amistad, la escuela, la infancia, la iniciación a la
vida, y también del miedo, el terror, las miserias de la condición
humana… Los acontecimientos históricos que están detrás determinan
claramente la vida de los personajes, tal y como queda claro al final.
Durante toda la cinta se observa un aire de nostalgia por la libertad,
la esperanza y el cambio social que supusieron las ideas pedagógicas de
la Institución Libre de Enseñanza y la Segunda República española,
(«Gracias a la República podemos votar las mujeres», dice la madre de
Moncho) y una denuncia de la bestialidad irracional de los que la
derrocaron.
Billy Elliot,
Reino
Unido, 2000, dirigida por Stephen Daldry, es un cuento ambientado en un
entorno muy real, un poblado minero en momentos en que el gobierno de
Margaret Thatcher imponía su dureza contra los huelguistas. No podía ser
más duro el ambiente para un niño que, en vez de boxear, quiere bailar.
La historia está contada con sensibilidad, estilo musical, con momentos
memorables como la rabieta bailada de Billy Elliot por las calles hasta
que se topa con un muro.
Billy
Elliot remite al triunfo de la perseverancia y la dedicación de una
manera verosímil, con personajes humanos, no arquetípicos. Su familia
está presentada con sobriedad, en el ambiente de hostilidad y dureza
laboral y social en el que se desarrolla la trama. La profesora de
ballet que lo anima, aunque sugiere sin interferir, quiebra la dureza
familiar y el niño cumple su sueño.
La
responsabilidad social de la escuela
La escuela tiene
responsabilidades sociales. No solamente aquellas asignadas por ley o
las que antropológicamente le corresponden como uno de los pilares de la
cultura de los pueblos. La escuela debe asumir la responsabilidad de
ayudar a modificar actitudes básicas y mejorar la vida en la comunidad
en la cual está ubicada, preocuparse por el bienestar social de los
alumnos sin olvidar el de sus familias, acoger a niños de diferentes
culturas y características, aceptar la integración y las diferencias en
lo étnico y en lo médico, procurar la eliminación de barreras físicas y
culturales para padres y alumnos, promover buenas prácticas ambientales,
ayudar y educar a las familias a que tomen sus propias responsabilidades
educativas y exigir a las administraciones públicas que asuman sus
propias responsabilidades sociales. (Loscertales,
1999).
Todo comienza hoy, Ca commence
aujourd'hui (Francia.
1999), dirigida por
Bertrand Tavernier
es cine social, rodado con
técnica documental, con algunos actores profesionales y otros tomados
directamente del medio educativo.
En un
pequeño pueblo del norte de Francia, el 30% de los 7.000 habitantes está
en paro a causa de la crisis de la minería. El
director y profesor
de la escuela infantil
decide seguir la lucha tradicional de aquellas poblaciones mineras
contra la burocracia y la administración, toma
cartas
en el asunto, y solicita la ayuda de la comunidad y de los padres de sus
alumnos. Su trabajo como docente será cuestionado.
Refleja toda la problemática de una pequeña comunidad industrial: paro,
alcoholismo, desestructuración familiar, abusos... y sobretodo la falta
de esperanza en el futuro que aflora de cada uno de estos problemas. De
este modo la escuela se convierte en un lugar donde los más pequeños
pueden escapar de la cruda realidad que les envuelve.
Para acentuar el efecto documental
de la película, que crea una gran verosimilitud, el director utiliza con
frecuentemente planos-secuencia y travellings con la cámara al hombro.
Es una crítica de la indiferencia y
burocratización del sistema de asistencia social, de las autoridades que
miran a otra parte, de los ciudadanos que piden ayuda y bendicen el
comunismo, pero cuando pierden los beneficios votan a un partido de
ultraderecha, de un sistema pasivo, despreocupado de la realidad y más
interesado en informes y tecnicismos que en los problemas diarios. Por
otra parte, es una película optimista, que llama a la responsabilidad de
todos los integrantes de la comunidad, que muestra la posibilidad de
mejorar el sistema desde dentro.
Los
conflictos en una sociedad multiétnica
Europa se ha
convertido en una sociedad multiétnica. El cine lo refleja en decenas de
películas. Laurent Cantet, convencido de que el aprendizaje de la
democracia puede implicar ciertos riesgos, realizó Entre los muros,
Entre les murs (2008. Francia), una crónica de la vida en un aula
europea actual, 25 personas de diferentes nacionalidades que no han
elegido estar juntas, pero que deberán trabajar entre cuatro paredes
durante un año escolar. En el film, como en Europa, hay alumnos de
distintas etnias, lenguas y religiones que aprenden a respetar las
diferencias y en la que aporta cada uno lo mejor de su cultura para que
surja una sociedad futura en la que el respeto, la igualdad y la
tolerancia sean la nota predominante.
La realidad de las
aulas en un pequeño pueblo de la región de Auvergne, en el norte de
Francia., la muestra el documental Ser y tener,
Être et avoir (Francia,
2002), de
Nicolas Philibert. El film retrata
todos los aspectos que suceden en un aula: contenidos académicos,
resolución de conflictos, aprendizaje de valores, normas, educación
emocional, juego y disfrute, esfuerzo, disciplina, convivencia,
diversidad… No es un film de ficción, pues muestra la vida de personajes
reales que viven al compás de una cámara que parece inexistente, pero
casi fabula al captar la esencia de cada personaje.
Referencias
Itard J. (1802): Des
premiers développements du jeune Sauvage de l'Aveyron.
Paris, Goujon fils.
Itard, J. (1955): Memoria e
informe sobre Victor de l’Aveyron, Mémoire sur le premiers
développements de Victor de l’Aveyron (1801). Comentarios y
traducción de Rafael Sánchez Ferlosio.
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