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Educomunicación
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Enrique
Martínez-Salanova Sánchez
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El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine/Glosario
de cine
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Educomunicación
El hecho educativo es, esencialmente, un hecho
comunicativo. Hoy es
impensable hablar de comunicación y de educación como de procesos
diferentes.
Los procesos de comunicación son componentes pedagógicos del
aprendizaje. Aunque en los primeros momentos hablábamos de educación y
comunicación y del proceso que los hacía indivisibles, creo que escuché por primera vez el concepto
de educomunicación en el entorno de Paulo Freire, en Chile por los años 70. Después lo volví a
percibir en Argentina, en un encuentro con educadores al que asistía
Mario Kaplún. A pesar de que ya andaba yo en aquellos tiempos enredado
en la comunicación y en la educación, y que participaba plenamente de
las ideas de Freire y de Kaplún, me costó un poco el aceptar el término,
tal vez por mi reticencia a utilizar nuevos vocablos. La UNESCO lo
aceptó en 1979, y de ahí su recorrido fue rápido en América, en relación
con la educación popular, y más lento
en Europa, pero imparable. Acepté el término y la ideología que lo
sustenta y he intentado, desde hace muchos
años, ser educomunicador con todas sus consecuencias.
La educomunicación solamente se puede entender en
un contexto de cambio cultural, revolucionario, dialógico, que nunca se
acaba, dialéctico, global, interactivo, que adquiere su pleno sentido en
la educación popular, en la que comunicadores/educadores y
receptores/alumnos, enseñan y aprenden al mismo tiempo, pues son
alternativamente emisores y receptores. La relación pedagógica se
convierte en una situación de
aprendizaje compartido entre los que se comunican entre sí y que, al hacerlo,
construyen el hecho educativo, cuyo principal objetivo es el de
desarrollar un pensamiento crítico ante la situación del mundo y sus
mensajes.
Quienes nos consideramos educadores
basamos nuestra acción en la relación con otras personas, en la
comunicación con los demás. Las nuevas tecnologías de la información y
la comunicación, sin duda nos ayudan a ello, aportan nuevas visiones y
contactos y, sobre todo, son un desafío para nosotros. Los nuevos
ciberespacios educativos implican un avance espectacular y al mismo
tiempo nos obligan a los educomunicadores a ser más conscientes del
sentido dialógico, solidario, personal e intercultural y diferenciar
claramente la
comunicación del terreno de los aparatos, programas y cachivaches para
centrarlo en los procesos sociales y personales, en la reflexión
colectiva, en la participación y en la búsqueda común y creativa de
soluciones a los problemas cercanos y lejanos del mundo.
Esto nos obliga a tener en cuenta
también la importancia mediadora de los medios, hoy fundamentalmente los que
utilizan la tecnología digital, y la convergencia de diferentes
lenguajes, en un mundo globalizado económicamente, en el que hay
conceptos, contenidos y estructuras que no pueden ser ajenas a la red, a
la interacción, a la interculturalidad, al
trasvase vertiginoso de la información, a estructuras no lineales y a la
responsabilidad de los usuarios como productores de información.
La educomunicación, ayuda, además, a dirigir la mirada en los
principales problemas del mundo: la participación de todas las personas,
la defensa de los
derechos humanos, la multiculturalidad, el medio ambiente, la paz, la
libertad de expresión y de comunicación...
El Grupo Comunicar,
desde 1986, ha sido un punto de encuentro y dinamización de quienes en
todo el mundo se plantan la importancia de la educación y la
comunicación como procesos de cambio.
¿Alfabetización mediática o
educación mediática?
En los últimos
años hablamos de alfabetización
mediática, media literacy
para los anglosajones. ¿Por que hemos aceptado sin excesiva
discusión la terminología anglosajona, traduciéndola, cuando ya
hace años se hablaba y se escribía de
educación mediática, o educación para los medios, o
con los medios, o contra los medios (la preposición va en
función de las circunstancias) de análisis y trabajo.
El término
educomunicación, con la que
inició la UNESCO hace años este camino, define ampliamente el
sentido de lo que deseamos.
Alfabetización
es, según el diccionario de la lengua, «enseñar a leer y a
escribir», por lo que la denominación alfabetización mediática,
puedes ser entonces, aprender a leer y a escribir los medios.
Esto es muy poco. Hablamos de competencias, logros que debieran
adquirir los ciudadanos en su aprendizaje, mediáticas. ¿Por qué
no aspirar a más?
La educación y
la comunicación sí deben aspirar a más, la primera a ser algo
más que enseñanza, didáctica o instrucción, la comunicación a
ser algo más que utilización de los recursos mediáticos, la
información o el espectáculo. Ambas a promover la participación
ciudadana, la expresión libre y el derecho a la comunicación
responsable.
La
educomunicación ya lo preveía, lo importante es educar, que el
ciudadano sea solidario, crítico, se convierta en comunicador,
pasando así de simple receptor pasivo a emisor activo. Todo ello
para lograr democráticamente los cambios sociales necesarios.
¿Por qué no
hablar entonces de educación mediática
en vez de en alfabetización mediática?
Blog
Revista Comunicar, 21/05/2011. Enrique Martínez-Salanova |
La transmisión de conocimiento (que como expresión encierra una
falacia) es una simple distribución de información que con frecuencia ni
siquiera es pertinente al contexto de aprendizaje. Si lo que se quiere
es introducir nuevas tecnologías para reforzar esto mismo, entonces
estaríamos traicionando los ideales de una educación liberadora, es
decir, basada en los derechos humanos, constructora de ciudadanía.
Alfonso Gumucio Dagron
(1950): escritor,
cineasta, y fotógrafo. Ejerce como especialista en comunicación para el
desarrollo. |
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La
idea de que se pueda asegurar una transmisión (cultural) con medios
(técnicos) de comunicación constituye una de las ilusiones más
habituales de la ‘sociedad de la información’, propia de una modernidad
cada vez mejor armada para la conquista del espacio pero cada vez lo
está menos para el dominio del tiempo.
Regis Debray.
Introducción a la mediología. Ed. Paidos, Barcelona, España, 2001.
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Comunicación y educación
Los conceptos
educación y comunicación, han ido durante décadas por caminos
diferentes, cuando no han sido antagónicos, distorsionados y confundidos
con otros procesos similares, o complementarios, como los de
instrucción, información, etc. Es hora de que queden claros y unidos,
aunque desde hace tiempo ya lo han intentado educadores y comunicadores
de relevancia, acuñando el término
educomunicar.
El término educar,
proviene del latín
educere
y
educare.
Educere, significa
extraer lo que está adentro, e
implica cuestionar, pensar, crear, hacer emerger lo que se tiene, como
opuesto a memorizar y repetir.
Educare proviene de la raíz indoeuropea
deuk, guiar, conducir. El ser humano, debe estar en situación de
educación
permanente,
extrayendo su
potencial creativo, sus conocimientos y sus valores. La educación
entendida como la simple transmisión de conocimientos, es lo que
llamamos
instrucción,
basada en la repetición, hace que el modelo educativo se repita hasta la
saciedad y que impida actitudes de cambio. En la educación (proceso),
intervienen personas, que extraen lo que llevan dentro para aportar a la
comunidad, mediante la información (producto), nuevas ideas,
comportamientos y valores.
La palabra
comunicación
proviene del término latino
comunis,
que significa común, por lo que comunicación será más poner en común,
compartir, más que un simple transmitir ideas,
información.
La comunicación requiere de varias personas, es multidireccional,
exige la utilización de un código compartido y facilita otros procesos,
como el educativo. En la comunicación (proceso), intervienen personas
que intentan poner sus conocimientos, ideas y valores en común. Lo
realizan mediante la información (producto).
Ambos procesos tienen infinidad de
elementos en común, tanto en cuanto a sus aspectos cognoscitivos, como
en los que tiene que ver con la transmisión de información, los métodos,
las técnicas y los recursos. Las competencias que una persona debe tener
para educar/comunicar, son similares, salvando algunas distancias que
más tienen que ver con los interlocutores, edad, intereses y
conocimientos, que al mismo proceso.
Además, como afirmaba
Macluhan,
forma y contenido están estrechamente relacionados en el mundo de la
educación y en el de la comunicación.
La educación y la comunicación,
tienen como principal meta lograr ciudadanos responsables y
participativos, con capacidad crítica, creadores en común de soluciones
de los problemas, que cuestionen la información que reciben, que
informen, opinen, se procuren sus propias fuentes de información y que
las comparen con la que genera el poder mediático.
Las nuevas tecnologías agilizan los
procesos informativos, pero no son la solución si no promueven la
comunicación. Para la educomunicación es vital aprender a leer,
tanto textos como imágenes, y los ordenadores y sus programas se
convierten en instrumentos para lograrlo con mayor calidad.
En
su uso más corriente
las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación,
ignoran por completo los procesos dialógicos
«apelando principalmente a la
interactividad (con una máquina) y no a una verdadera interacción
(entre personas)» dice Gabriel Kaplún y añade: «El ideal del
estudiante aislado y conectado a una máquina niega en los hechos el
carácter social del aprendizaje. La navegación solitaria en las
autopistas de la información no puede reemplazar el aprendizaje, que es
esencialmente social»
Kaplún, Gabriel: “Kaplún,
intellectual orgánico. Memoria afectiva” en Educomedia.Alavanca da
Cidadania. O legado utópico de Mario Kaplún. Universidade Metodista de
Sao Paulo-Catedra UNESCO. |
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Comenius
Freinet
Marshall McLuhan
Walter Ong
Mario Kaplún
Paulo Freire
Lev Vygotsky
Len Masterman
Jesús
Martín Barbero
Ismar de Oliveira Soares
Guillermo Orozco
Daniel Prieto Castillo
Roberto Aparici
Agustín García Matilla
José Manuel
Pérez Tornero
Joan Ferrés
José Ignacio Aguaded
Enrique
Martínez-Salanova |
Algo de historia a
través de algunos educomunicadores
Siempre ha habido experiencias de utilización de los medios de
comunicación en el aula, con experiencias aisladas, utilización de
imágenes, fotografías y películas. Ya
Comenius
(1592-1670), propuso en su Orbis Pictum,
la utilización de ilustraciones en los libros de texto, además de
utilizar las representaciones teatrales y otras actividades, como medios
para comunicarse y aprender.
Célestin Freinet, en Francia, hacia
1950 proponía realizar en el aula revistas y periódicos, para dar
sentido a los textos, sobrepasar la lectura simplemente comprensiva,
para pasar al análisis de los textos y a la síntesis, o construcción de
nuevos elementos textuales.
El acceso al texto escrito debe ser ante todo una búsqueda de su
sentido, entendido como producto de una voluntad de comunicación.
Para
Freinet no hay expresión sin interlocutores. Nadie se expresa en
solitario, pues el lenguaje y la comunicación juegan un papel
fundamental en los procesos educativos. Practicaba además la conferencia
de alumnos, en los que estos debían expresar sus conocimientos,
opiniones y sentimientos antes sus compañeros, acompañados por
ilustraciones, cuadros y proyecciones.
Herbert Marshall McLuhan (1911-1980), en Canadá, afirmó que el
medio es el mensaje, pues la tecnología modifica a la persona, ya que el
medio de comunicación influye, determina y moldea. Sin embargo, las
tecnologías anteriores no son sino meras extensiones del cuerpo humano,
de su cerebro, que se traducen en sistemas de información, que ayudan a
almacenar y trasmitir. El ordenador es una extensión del
sistema nervioso central. Los medios de comunicación de masas,
multiplican la información, que es simultánea, vertiginosa, conformando
lo que denomina la aldea global.
Mcluhan plantea que gran parte de los contenidos
educativos se adquieren fuera de la escuela, emitidos por los medios de
comunicación de masas, pues el libro pierde su función hegemónica. Los
educadores deben convertirlos medios en instrumentos de participación
del alumno.
Carpenter-Mcluhan
(1974):
El
aula sin muros.
Edit. Laia, Barcelona
McLuhan, M.: La galaxia Gutenberg (1962), Círculo de Lectores.
Barcelona, 1993.
McLuhan, M. Comprender los medios de comunicación (1964), Paidós,
Barcelona, 1996.
McLuhan, M., Powers, B. R.: La aldea global, Gedisa, Barcelona,
1995.
McLuhan, M.. El medio es el masaje. Un inventario de efectos (con
Quentin Fiore), Paidós, Barcelona, 1995
«Hemos pasado bruscamente de la edad de la piedra a la del
circuito. Mientras que la rueda transporta simplemente los
apoyos y los datos, el circuito establece relaciones entre los
datos, y es el factor de la retroacción. De una época de
transmisión pasamos a una era de retroacción, que es así mismo
participación».
(Marshall Macluhan) |
Walter Ong
(1912-2003), fue un gran defensor de la
oralidad, a la que considera raíz de la escritura y de la
comunicación. Habla de dos tipos de oralidad: la primaria, que es
independiente de la escritura, mediante la que se comunican quienes no
conocen la escritura ni la impresión, y la secundaria , con la que se
comunican quienes conocen la escritura, el texto impreso, el teléfono,
la televisión, la radio o el lenguaje de las redes y el hipertexto. Para
su funcionamiento, todos ellos dependen de la escritura. Según Ong,
durante siglos, lo oral fue el modelo principal de comunicación, la
oratoria y la retórica, que se materializó más tarde en la escritura y
la imagen, sobre todo tras la imprenta y su divulgación, y
posteriormente con la radio, que es un alternativo excelente de oralidad
secundaria (inspirado por McLuhan), pues permite enlazar a
grandes distancias a la gente de cultura oral y cultura escrita. El
lenguaje se convierte así en mediador entre culturas. Para Ong, la
tecnología tiene que ver con ordenar lo que posee la mente humana,
y los medios de comunicación ayudan a ello.
Un desafío para los medios es procurar un acercamiento de las personas:
un
tête a tête. La oralidad secundaria se complementa a partir de la
introducción de los medios electrónicos en las sociedades alfabetizadas.
ONG, Walter J., Oralidad y
escritura. Tecnología de la palabra, México
FCE 1997
«Hablo de comunicación
oral y de la transformación tecnológica de la palabra a través de la
escritura, la imprenta y la electrónica, siendo consciente de cómo los
seres humanos interioricen sus tecnologías convirtiéndolas en parte de
sí mismos. Hemos interiorizado la escritura y la imprenta tan
profundamente que no nos damos ya cuenta de que son componentes
tecnológicos de nuestros procesos mentales» (Walter Ong) |
Paulo Freire,
Mario Kaplún y
Lev Vygotsky, desarrollaron estas idas y las aplicaron, uniendo arte,
educación, medios de comunicación, cultura y educación popular. Aunque
se asigna la expresión educomunicación a
Mario Kaplún, que la desarrolló a iniciativa de la UNESCO, yo
personalmente la había ya oído, como expreso más arriba, en el entorno
de Paulo Freire, aunque no es de extrañar por las estrechas conexiones
entre ambos y su pensamiento.
Para
Lev Vygotsky (1896-1934), en el
proceso de interiorización, cognoscitivo, desempeñan un papel
fundamental los «instrumentos de mediación», el lenguaje
oral y escrito, manifestados de múltiples formas en el medio
sociocultural en el que se vive. Aprender es aprender de otros,
se logra mejor en comunicación con otros, alumnos y profesores
aprenden unos de otros, y se trasforma la información en
conocimiento.
Paulo Freire
(1921-1997).
Para Paulo
Freire la comunicación es un complemento directo de
la educación, proceso de aprendizaje que dura toda la vida. Al igual que
la educación, la comunicación es un acto creador, un acto cognoscitivo y
un acto político, dirigidos al cambio social. Los medios de
comunicación, las imágenes, fotografías e ilustraciones, son
claves para generar un diálogo existencial.
Los participantes de los círculos de cultura
dialogaban entre sí y con quien dirigía el debate, sobre los contenidos
asociados a las diferentes figuras, y la repercusión en su propia vida.
En ocasiones, cuando había posibilidades, se trabajaba con películas y
grabaciones que se convertían en generadoras de diálogo.
Sus principales obras: La educación
como práctica de la libertad. Pedagogía del oprimido. Extensión o
comunicación.
Para Mario Kaplún
(1923-1998), al comunicar se aprende, emisores y receptores, tanto en
los procesos educativos como en los comunicativos, aprenden unos de
otros, se intercomunican,
pues el lenguaje es el instrumento del pensamiento (aportación de la
pedagogía), a partir del cual no solamente podemos comunicarnos, sino
también pensar. ¿Cómo se adquiere el lenguaje? ¿Cómo aprendemos a
hablar?: Comunicándonos.
Algunos textos de Mario Kaplún:
La
comunicación de masas en América Latina. Bogotá: Ed. Educación Hoy,
1973. Producción de programas de radio: el guión, la
realización. Quito: CIESPAL, 1978. El comunicador popular.
Quito: CIESPAL, 1985. La educación para los medios en la formación
del comunicador social. En colaboración con María Helena Hermosilla.
Montevideo: FCU, 1987. A la educación por la comunicación. La
práctica de la comunicación educativa. Santiago de Chile: UNESCO,
1992.
Hacia los años 60 del siglo XX, en
Nueva York se organizaron algunas experiencias de alfabetización
visual (Visual Literacy).
Hacia 1954, en Logroño, España, siendo yo estudiante de bachillerato, comentábamos en el
aula películas, y asistíamos a
cine-forum como instancia
para aprender más del cine y juzgar el cine y sus contenidos. Veíamos y
comentábamos el lenguaje cinematográfico, ejercitábamos la lectura
crítica y veíamos cine que, en ocasiones, estaba prohibido o censurado
por el gobierno. Nació así una generación de espectadores críticos, a
pesar de la cultura represora dominante del franquismo.
En el Reino Unido, a partir de 1960, comenzó sus actividades el
British Film Institute, que crea la revista Screen
Education, dirigida a profesores que enseñaran cine y medios de
comunicación en sus aulas.
Ya en la década de
1980 hay que destacar a Len Masterman,
en el mundo
anglosajón, que aboga por una pedagogía crítica de la
educomunicación, promoviendo
un abanico de
interacciones con los medios más amplio y más sofisticado del
que existe actualmente, sobre todo en una nueva forma de
educación para estar a la altura de los nuevos medios
interactivos,
promoviendo el desarrollo de destrezas de pensamiento crítico en
torno a las nuevas tecnologías .
«El
peligro de los valores democráticos yace precisamente en la
brecha abierta entre la relativa sofisticación y el poder de los
productores de medios, y las audiencias. La educación para los
medios es una de las pocas armas que cualquier cultura posee
para estudiar - y a ser posible empezar a cerrar - esa brecha».
(Len Masterman) |
Jesús Martín Barbero (Ávila, 1937),
que vive en Colombia desde 1963,
dio el gran salto en los años de 80, de los
medios a las mediaciones, con su texto de 1987,
abrió las puertas a una nueva mirada de los
procesos culturales, superando la tradicional
visión de investigar los medios para llegar a
una propuesta de colaboración
a través de las redes sociales.
Comunicación educativa y didáctica audiovisual,
SENA, Cali, 1979
De los medios a las mediaciones, G. Gili,
Barcelona. 1987
Los ejercicios del ver. Hegemonía audiovisual y
ficción televisiva (con Germán Rey), Gedisa,
Barcelona, 2000.
«La máquina
ahorra, complementa, coordina
pensamiento, conocimiento, es decir el
valor agregado es mucho más costoso que
el valor primario. En este sentido la
educación tiene que reiventarse. Esta
educación que sigue con el modelo del
libro, de izquierda a derecha, lineal,
secuencial, de arriba abajo,
autoritaria, haciendo en gran medida que
el alumno tenga que repetir lo que dice
el maestro. Ya no es una voz del maestro
que incita a hablar, a escribir, a
pensar, a crear. Más allá de la buena
voluntad del maestro es una cuestión del
modelo de comunicación en la educación.
Hay una esquizofrenia entre el modelo de
comunicación social, que es mucho más
abierto, mucho más de red, mucho más
complejo y el modelo de comunicación
escolar que sigue siendo jerárquico.»
(Jesús Martín Barbero) |
Para
Daniel Prieto Castillo, Argentina,
1942, el problema no es que haya conectividad e
información por todos lados. El problema es qué
se hace con ellas y si se poseen las
herramientas para hacer algo con ellas. «¿Qué
gano con tener 50 canales si no sé leerlos de
otra manera o buscar información válida? ¿De qué
vale la red si no tengo cómo buscar en ella,
cómo hacer que no me engañen? Todo eso supone
aprendizaje y este reclamo es por el acceso, sin
duda, pero “como se dice en el libro” con esa
posibilidad no alcanza. Es el acceso al que se
añade una pedagogía que implica comunicarse e
interactuar con personas que puedan ayudarme a
buscar información. Ese ejercicio de derecho es
más complejo que la profusión de información».
Para
Ismar de Oliveira
Soares, 1943, Brasil, la misión
del educomunicador es provocar el interés de las
personas para que se descubran como productoras
de cultura, a partir de la apropiación de los
recursos de la información y de la comunicación
social.
Para
Roberto Aparici, comunicar implica un acto de concienciación.
Todo proceso educativo es un proceso
comunicativo. Cuando se habla de educomunicación
se refiere a la educación para la comunicación y
a la educación para la enseñanza de los medios y
de la nueva narrativa digital. Habría que hablar
de cómo la irrupción de la Web 2.0 posibilita
que la ciudadanía se pueda convertir en
productora y distribuidora de sus propios
mensajes.
Para
Agustín García Matilla,
la educomunicación aspira a dotar a toda persona
de las competencias expresivas imprescindibles
para su normal desenvolvimiento comunicativo y
para el desarrollo de su creatividad, ofreciendo
los instrumentos para: comprender la producción
social de comunicación, saber valorar cómo
funcionan las estructuras de poder, cuáles son
las técnicas y los elementos expresivos que los
medios manejan y poder apreciar los mensajes con
suficiente distanciamiento crítico, minimizando
los riesgos de manipulación.
Para
José Manuel Pérez
Tornero, investigador de la
educomunicación, y promotor de importantes
iniciativas de educación y comunicación, es
necesario
adquirir nuevas competencias
comunicativas en los contextos mediáticos, el
dominio de nuevos procesos de mediación que
vayan del texto al hipertexto, del medio al
hipermedia, sobre una concepción alternativa de
lenguaje como la interactividad e integración de
múltiples lenguajes para producir sentido.
«En la medida en que progresen estas
tecnologías, vayamos directo hacia el
wifi y los ordenadores más pequeños, se
abaraten las tecnologías y se vuelvan
más audiovisuales, sin ninguna duda la
gramática escolar antigua va a ser
sustituida por una gramática de la
cultura audiovisual, con un estilo
diferente, con más nervio, con más
sentido de la actualidad. El problema es
qué generación de profesores asumirá
esto.»
(José
Manuel Pérez Tornero) |
Joan Ferrés, que hace muchos años es
referente en temas como el la socialización
mediante comunicaciones inadvertidas y el de la
educación en una cultura del espectáculo,
defiende que se debe alentar en el individuo su
propio conocimiento en profundidad como
espectador, incluyendo de manera relevante los
mecanismos específicos de funcionamiento de las
emociones y el inconsciente, procurando un
público formado. Los educadores deben ayudar al
educando a tender puentes entre ambas partes,
pasando del inconsciente al consciente y de las
emociones a la reflexión.
El
Grupo
Comunicar es un grupo
independiente de más de un centenar de
profesores,
periodistas
y
comunicadores que desde 1986 trabajan por
dinamizar la educomunicación. Hoy se han
convertido en foro para la comunicación y la
educación, un referente mundial y punto de
confluencia de expertos de todos los países, con
actividades formativas para alumnos, periodistas
y profesores, talleres de educación para los
medios, decenas de publicaciones, entre ellas la
Revista Comunicar, investigaciones,
organización y participación de congresos
nacionales e internacionales y en grupos de
expertos. Su director e impulsor es
José Ignacio Aguaded.
El objetivo principal del grupo es lograr un mundo en el
que, a partir de los esfuerzos de educadores y
comunicadores, la información sea responsable,
los espectadores dejen de ser pasivos para pasar
a ser, activos e intercomunicados.
«Los medios de
comunicación ayudan a reducir la
incertidumbre y la ansiedad que provoca
el encuentro intercultural. El cine, por
ejemplo, puede ayudar a conocer y
valorar mejor otras culturas, otras
normas de vida y convivencia. La base es
compartir información y expectativas o
lo que es lo mismo, valorar sus aspectos
cognitivos, acrecentar las habilidades
para enfrentarse a los diferentes retos
que supone entender, relacionarse con
personas de otras culturas en sus
aspectos afectivos, y la capacidad para
actuar creativamente con vistas a
mejorar relaciones entre personas,
pueblos y culturas, y favorecer el
intercambio comunicativo. Es
imprescindible que los medios de
comunicación y las nuevas tecnologías se
impliquen para formar un inmenso clamor
popular, que, pacíficamente, reoriente
los rumbos actuales guiados por
intereses a corto plazo de una minoría»
(Enrique
Martínez-Salanova Sánchez,
Logroño, 1942) |
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