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El artículo parte de una reflexión sobre
la sociedad del conocimiento, necesaria para mejorar las estrategias de
convivencia en el mundo mediante la riqueza y la fuerza impulsora que
aportan la diversidad de civilizaciones y culturas. Los medios de
comunicación y las nuevas tecnologías incrementan la posibilidad de la
interrelación humana mediante la conexión en redes. El cine, en concreto,
presenta nuevas pautas de conducta, acerca conocimientos y culturas y se
hace imprescindible para mostrar diferentes formas de resolución de
conflictos, aspectos desconocidos del dialogo intercultural y examina la
alianza en la solución de problemas comunes y la búsqueda de respuestas
creativas a los principales problemas de la humanidad, principalmente los
que tienen que ver con la paz y la solidaridad. Se debe ayudar a los
sistemas educativos a promover la formación, instrucción y educación en el
uso de las nuevas tecnologías, clave del futuro social, con el fin de
preparar a las generaciones venideras en el uso crítico de los medios como
instrumento y camino de interrelación humana, búsqueda de información e
instrumento de investigación y de aprendizaje.
The article begins with a
reflection on the knowledge society as foundational for improving strategies
to live together on the planet, through the enrichment and driving force
that spring from a diversity of civilizations and cultures. The media and
new technologies increase possibilities for human inter-relationship through
connecting us in networks. The cinema, in particular, presents new
guidelines for behavior, brings new knowledge and cultures within reach, and
becomes indispensable for illustrating new ways to resolve conflict and
previously unknown aspects of intercultural dialog. It explores
alliance-forming in solving common problems, and the search for creative
answers to humanity’s major problems, principally those having to do with
peace and solidarity. Educational systems should receive help to promote
training, instruction and education in the use of new technologies, a key to
the future of society, so that future generations will be prepared to make
critical use of the media, as an instrument and channel for human
interrelationship, for information searching, and as a tool for research and
for learning.
Alianza, civilización, cine, educación,
comunicación, solidaridad, cultura, diálogo
Alliance, civilization, cinema,
education, communication, solidarity, culture, dialog
Curro:
«Es que nunca he entendido bien qué tipo de árabe eres, Bembi».
Adbembi:
«Te he dicho mil veces que no somos árabes. Nuestro pueblo [bereber] tiene
cinco mil años de historia, y se extiende por toda África. Tenemos nuestra
identidad, nuestra cultura, nuestra propia lengua».
Curro:
«Tienes suerte de tener raíces».
Adbembi:
«Tus raíces son mis raíces. Nuestros ancestros fueron los mismos. España fue
un país bereber durante muchos siglos».
Del diálogo entre Adbembi (Farid Fatmi)
con Curro (José Coronado) en el filme Poniente (2002), España, de
Chus Gutiérrez
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«Te diré otra cosa más: no hay
nacimiento para ninguna de las cosas mortales; y no hay fin para la muerte
funesta; hay solamente mezcla y separación de los componentes del conjunto.
Nacimiento, no es más que el nombre que le dan los hombres a ese hecho».
Empédocles de Agrigento (-495 a -435)
«La diversidad de civilizaciones y
culturas es un rasgo básico de la sociedad humana y una fuerza impulsora del
progreso del hombre. Las civilizaciones y las culturas reflejan la gran
riqueza y legado de la humanidad; por su propia
naturaleza, se solapan, interactúan y evolucionan en relación unas con
otras. No existe una jerarquía de las culturas, pues todas han contribuido a
la evolución de la humanidad. La historia de la humanidad es de hecho una
historia de préstamos y de constante fertilización mutua». Del informe del
Grupo de Alto Nivel de la Alianza de Civilizaciones. Foro Mundial 15 y 16 de
enero de 2008.
Para acceder a la sociedad del
conocimiento, la Especie Humana se basa en la capacidad de utilización de
los recursos humanos, las riquezas culturales y de la interrelación que se
da entre personas, países y culturas, con el fin de atender las necesidades
del desarrollo social, utilizar la transferencia de los saberes como
herramienta beneficiosa para construir el futuro y utilizarlos como factor
crítico para el aprendizaje y el cambio social. Una de las claves en la que
los expertos coinciden para conseguir el acceso a una plena sociedad del
conocimiento es la comunicación intercultural, necesariamente interpersonal,
en la que intervienen gentes e instituciones con referentes culturales
diferentes, percibidos con la simetría necesaria para superar algunas
barreras que facilitarían la comunicación y la solución de algunos de los
graves problemas del mundo de forma eficaz. Por otra parte, todo proceso de
transición genera crisis, y los procesos globalizadores repercuten día a día
en las poblaciones más vulnerables del globo, profundizando en las brechas
de desigualdad y exclusión (Paseta, 2001). Es en este entorno donde se hace
necesario plantear el encuentro de las culturas. Las redes telemáticas y los
medios de comunicación de masas, necesarias hoy para el acercamiento
interciudadano, serán más positivas si se apoyan en sistemas de valores
desde los que las instituciones básicas de la sociedad promuevan la
aceptación participativa y crítica de los medios de comunicación y de
información y hagan posible que las personas de culturas, etnias y
civilizaciones diferentes unan sus esfuerzos y realicen proyectos comunes
(Martínez-Salanova, 2007).
La brecha entre las culturas del
mundo viene de antiguo
Las grandes civilizaciones, no así las
gentes y las culturas, desde el inicio de los tiempos han estado en
conflicto. El totalitarismo es un tema vivo y ancestral. Las diferencias
entre Oriente y Occidente se pueden documentar desde hace dos mil quinientos
años, en los albores de la historia. Los héroes y dioses de Oriente y
Occidente se batieron en una guerra de diez años en Troya. Herodoto, nacido
en Halicarnaso, en la frontera con Asia, se preguntaba por qué a los pueblos
de Asia y a los de Europa les costaba tanto vivir en paz. Lo intentaba
explicar a base de leyendas y mitos de la tradición oral y de testimonios
directos de sus coetáneos que resistieron cuatro décadas atrás las
invasiones de Grecia por Jerjes y su ejército y que recogió y relató el
historiador a la manera de un actual reportero. El hecho es que la
confrontación ya existía en su tiempo, al igual que la manipulación de la
información y que el mundo occidental se defendía de las intromisiones del
invasor persa, Rey de Reyes, que intentó dominar el mundo desde Oriente, al
mismo tiempo que mantenía a raya a los pueblos del norte de Asia y dominaba
una considerable porción de los pueblos africanos. Herodoto relató la
batalla defensiva que del paso de las Termópilas hizo el rey Leónidas con
sus trescientos espartanos (además de miles de hoplitas y otras ayudas), que
permaneció como un mito a seguir, inspiró a escritores, historiadores y
poetas, y mitificó para la posteridad occidental a un pueblo puro y
valeroso, el espartano, cantado y recreado por escritores y políticos de
todos los tiempos y admirado por dictadores, Hitler y Franco entre otros.
Alejandro, el Magno, desde Occidente, devolvió la mano a los orientales años
más tarde y dominó al mundo persa, aunque no completamente su cultura. Se
repitieron las invasiones con la civilización romana, con los hunos de Atila
sobre Europa, las tribus de Gengis Kan desde China hasta las puertas de
Occidente, y el mundo musulmán, que al mismo tiempo que se extendía como una
mancha de aceite impregnaba con sus ideas y las de los griegos el
pensamiento y la ciencia europea. España, Portugal e Inglaterra construyeron
sus imperios y llevaron su lengua y su religión por toda la Tierra y, aunque
impusieron sus idiomas y creencias, destruyeron civilizaciones y avasallaron
a las gentes, muchas culturas se mantuvieron en la clandestinidad y afloran
aún hoy por todas partes. Se sabe que quién realizó el primer intento de
dominar el mundo fue Sargón, acadio, hacia el 2200 a J.C. muchos otros lo
intentaron a lo largo de los siglos, en Europa Napoleón y Hitler (a una de
sus escuadrillas aéreas la denominó «Leónidas»), por la fuerza o por el
comercio, o ambas, como el dominio norteamericano de tierra y mares. Las
ideas, a partir de las revoluciones francesa y rusa, se exportaron a los
cinco continentes. Con todos estos avatares se destruyeron gobiernos y se
desmoronaron civilizaciones, aunque las pautas culturales emergieron siempre
de diferentes formas, en muchas ocasiones de forma cruenta, y sus residuos
irrumpieron con fuerza desde las cenizas y las ruinas, manteniéndose hoy día
con mayor o menor estabilidad y coexistiendo con las culturas dominantes.
«La diferencia entre Oriente y Occidente es arbitraria y varía alrededor del
globo» Edgard Gibbon (1737-1794), citado por Kurht (1995).
Hoy, a través de la globalización, se
hace más patente la existencia de grandes brechas al mismo tiempo que los
conflictos emergen con peligrosa fiereza. Sin embargo, es tesis
controvertida por los historiadores que las civilizaciones estén abocadas al
choque cruento, en algunos casos existe un rechazo
rotundo de la opinión errónea de que las culturas están llamadas
inevitablemente a enfrentarse. Las voces que claman por el entendimiento, la
alianza y el diálogo son cada vez de mayor calidad, más aún en un mundo
tecnificado, globalizado (Mayor Zaragoza 2006), en el que los cauces para el
diálogo y la comunicación debieran ser más fluidos y eficaces, en el que la
imposición puede dar paso a la cooperación y al abandono de la idea de que
la única solución a la amenaza que las diversas culturas tienen de sus
valores es la confrontación, la guerra, la victoria total y la destrucción
final de las civilizaciones que son consideradas como amenaza para unos u
otros. En plena sociedad de la información y la comunicación, también
entreverada por la del espectáculo, tienen gran fuerza y poder los medios de
comunicación, la información y las nuevas tecnologías telemáticas, que
llevan y traen por el mundo conceptos e ideas, que relacionan a las
personas, que aportan alternativas informativas e ideológicas a las de los
poderes dominantes y que permiten el trasvase de pautas de cultura, mitos,
descubrimientos, datos, realidades y creencias entre unos y otros pueblos.
Cine, conflictos culturales,
violencia y alternativas de alianza
El mundo está intercomunicado debido a
la revolución tecnológica y, de hecho, se convierte en un mundo en
crecimiento intercultural (Martínez-Salanova, 2008). Aunque la cultura
dominante posee todos los medios para difundirse e imponer su voz, la red de
redes permite que se generen productos culturales alternativos, y logra que
los países más pobres, cuyas culturas son desconocidas en occidente, se
visibilicen en el panorama icónico internacional. La cinematografía es un
ejemplo: el cine hindú, el iraní, el bosnio, el chino, el de la mayoría de
los países latinoamericanos, compiten en las salas de cine con el europeo o
el norteamericano, exponen visiones diferentes y presentan a Occidente una
gran diversidad de culturas, etnias, ideas, filosofías, comportamientos y
religiones.
El cine occidental ha realizado
conocidas películas en las que los conflictos, base del progreso y de la
civilización, se resuelven por la fuerza de las armas y la derrota de otras
civilizaciones. Son películas en las que se valora positivamente que las
culturas indígenas desaparezcan bajo el impulso de la «civilización». Hay
centenares de ejemplos, sobre todo el que supone la conquista de los pueblos
indios y las guerras en Asia y Oriente próximo. También se ha filmado con
frecuencia, en algunos casos con dura crítica hacia la imposición cultural y
la violencia, la invasión que una civilización hace de otra: 1492: La
conquista del paraíso (The Conquest of
Paradise, 1991) de Ridley Scott,
narra de forma épica el descubrimiento y conquista de las tribus americanas;
en La Misión (The Mission, 1986), de Roland Joffé, se aprecian
los conflictos culturales y la violencia con la que en ocasiones se han
solucionado; El piano (The Piano,
1993), de Jane Campion, tiene como trasfondo las grandes diferencias
sociales y culturales entre la colonización anglosajona y los aborígenes
neozelandeses; Apocalypse Now, 1979, de Francis Ford Coppola, exhibe
la violencia, locura y destrucción de la guerra; La batalla de Argel
(La battaglia di Algeri, 1966) de Gillo Pontecorvo, es una despiadada
y dura crítica sobre la actuación colonial francesa en Argelia; La hora
de los Hornos, 1968, del argentino Fernando Solanas, es un canto a la
rebelión contra el colonialismo; Apocalypto (2006), de
Mel Gibson, narra el final de la gran
civilización maya, cuando su idílica existencia es brutalmente interrumpida
por el ataque de una violenta fuerza invasora.
En la película 300 (2006), de
Zack Zinder, basado el cómic de Frank Miller, se
describe con originalidad y maestría, cómo en la batalla de las Termópilas
el choque de Oriente y Occidente se materializó en una guerra
sangrienta y feroz. El director se inspiró en otra película estadounidense
dirigida por Rudolph Maté titulada El león de Esparta (The 300
Spartans, 1962), que vio cuando era niño. Hoy, infinidad de películas de
todos los países, incluido el mismo cine norteamericano, cuestionan esta
actitud guerrera, y cada día son más los films críticos hacia los dominios
imperialistas, presentando una actitud favorable al dialogo y a la
convivencia como forma eficaz e ineludible de resolver los conflictos. Un
film como Tierra, de Deepa Mehta (India, 1998), provoca en el
espectador la pregunta: ¿por qué las personas que conviven en paz se vuelven
unas contra otras?, al narrar cómo en 1947 estallaron las revueltas entre
pakistaníes e hindúes y el cambio que sufrieron varios amigos pertenecientes
a diferentes culturas.
Son los países pobres los
que mejor reproducen la necesidad de la convivencia cultural. Una película
como Petirrojo (Red Robin, 2006), iraní, de Parviz Sheikhtadi,
es un canto a la coexistencia entre religiones y etnias, una metáfora de las
normales relaciones entre grupos de diferentes creencias que conviven en un
remoto paraje de Irán, con sus desavenencias, tragedias, conflictos grandes
y pequeños. Mereció el Premio Especial del Jurado en 2007, en Madrid, en el
Festival internacional de cine para la infancia y la juventud.
Guerra santa o diálogo intercultural
Darío de Persia asentó el germen más
peligroso en la lucha de las civilizaciones al afirmar que al aplastar al
enemigo infiel sus soldados ganarían gloria en la Tierra y felicidad en el
Cielo. Instaló así la simiente de la primera guerra santa en el mundo, que
más tarde repetirían otros creyentes, entre ellos cristianos, musulmanes y
judíos. Dos mil quinientos años más tarde, en 2001, el mundo recibió la
Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural, que valora
la comunicación entre las culturas, que adquiere un sentido nuevo en el
marco de la mundialización y del contexto político internacional actual,
convirtiéndose así en un instrumento indispensable para garantizar el
mantenimiento de la paz y la cohesión del mundo. La declaración es un
instrumento normativo imprescindible que fundamenta la necesidad del respeto
de la diversidad de las culturas y del diálogo intercultural como las
mejores garantías de desarrollo y de paz (UNESCO, 2001). Estas dos formas de
ver la relación entre culturas y pueblos las han plasmado los medios de
información y de comunicación, así como la novela y el teatro.
El cine ha filmado la guerra santa, en
ocasiones para ensalzarla y mitificarla. Existen al menos seis versiones
sobre la confrontación entre Cristianismo e Islam, desde la visión
cristiana. Una de ellas es Las cruzadas, de Cecil B. DeMille (1935).
Por la parte oriental, Saladino (Youssef Chahine, 1963), es una
superproducción egipcia que muestra a un árabe egipcio, Saladino (realmente
no era árabe, sino de origen kurdo, algo que se silencia en el film), que es
capaz de unir a todos los pueblos árabes frente a los invasores cruzados
cristianos. Otro tipo de cine pone en entredicho la guerra santa, como El
reino de los cielos (Kingdom of Heaven, 2005), de Ridley Scott,
sobre las Cruzadas, en el que se muestra la violencia en la defensa de la fe
de algunos fanáticos en contraposición con otras posturas, tanto de
cristianos como de algunos musulmanes, entre ellos Saladino y
cuyo mensaje más claro es salvaguardar la paz y
trabajar por la armonía entre las diferentes religiones y culturas.
Un solo director, Clint
Eastwood, en 2006 ha realizado dos películas,
Cartas desde Iwo Jima
(Letters
From Iwo Jima) y Banderas de
nuestros padres
(Flags
of Our Fathers), exponentes de un cine que busca en cada uno de los
films una mirada diferente, los sufrimientos y sentimientos de los
contendientes, japoneses o estadounidenses, en una misma batalla, la de Iwo
Jima, en la II Guerra Mundial, cuando ambos bandos están imbuidos con la
creencia de que mediante la guerra defienden su propia civilización.
El cine de encuentros y desencuentros
culturales
El cine documental, desde sus orígenes,
desde Flaherty, que encontró en el celuloide una herramienta complementaria
para presentar los vínculos y relaciones culturales del pueblo esquimal,
Nanook, el esquimal (Nanook of the North 1922), ha mostrado y
apoyado la idea de que nada es puro, del mestizaje, como los documentos
visuales de Margaret Mead y Gregory Bateson, que hacia 1930 analizaron las
pautas de conducta de los habitantes de Bali y Nueva Guinea.
La película 300, antes
mencionada, produjo hondo malestar en el mundo musulmán, pues presenta a los
invasores persas de forma anacrónica, con fisonomías, características y
adornos propios del mundo árabe actual. Aunque sea cierto que Oriente era un
complejo de culturas, la civilización persa que dominaba Jerjes, lejos
estaba de parecerse a la iconografía con la que se la ha representado dos
milenios y medio más tarde. El cine ha mostrado en infinidad de ocasiones el
intercambio cultural como violento, desprestigiando al adversario, a pesar
de que el conflicto cultural, en la historia de la humanidad, no siempre ha
sido solucionado, dirimido o finalizado mediante sangre u opresión, pues es
una interacción constante, fluida y viva, que circula desde los albores de
la humanidad y que ha dado lugar a la gran riqueza de las civilizaciones.
La idea de la solución armada de los
conflictos, ha resucitado bajo el signo de la política imperialista de los
Estados Unidos y de quienes la apoyan. Quienes abogan por el choque de las
civilizaciones están patrocinando una lucha de necios, que a corto plazo
puede subvertir las ansias de regeneración de la convivencia en el planeta.
(Martínez-Salanova, 2008)
El cine, no siempre puede presentar los
encuentros entre culturas en sus aspectos totales. Lo hace constantemente de
forma muy concreta, mostrando mínimos contactos, respetando creencias e
ideologías, manifestando los valores comunes que unen a los pueblos,
presentando las relaciones afables entre gentes de diferentes grupos
humanos. Para que las relaciones interculturales empiecen a tener distinto
perfil, es necesario luchar contra prejuicios y estereotipos, y el cine es
un medio eficaz que contribuye a ello, pues una película va más allá de su
propia historia y del lenguaje cinematográfico y técnicas con la que está
realizada (Castiello, 2001)
La búsqueda de las diferencias no es el
camino adecuado. Cuando se desea educar es necesario empezar desde el
principio, como la película animada Al-Andalus, de Ángel Izquierdo,
en proceso de realización, que intenta ser un instrumento eficaz para
acercar el sentimiento de concordia a los más jóvenes, mediante el modelo de
convivencia de Córdoba en el siglo XI. Cuenta la historia de tres
personajes, un niño musulmán de familia persa, una niña judía y un
cristiano, ex guardia del Califato, que ejemplifican la armonía y la
convivencia de las tres grandes religiones occidentales durante trescientos
años, en contraposición al fanatismo religioso de los almorávides y de los
cristianos que invadieron Tierra Santa.
Otra interesante película,
Cruzando el polvo (Crossing The Dust, 2006), del director
kurdo Shawkat Amin Korki, cuenta que durante la invasión norteamericana de
Irak en 2003, un niño árabe, Saddam, de cinco años, se pierde en el fragor
de la guerra. Dos soldados kurdos enfrentados a las tropas de Saddam Hussein
le encuentran entre el caos de la contienda. Uno de ellos, alegre y
optimista, quiere devolverlo a su familia, el otro, prefiere abandonarlo.
Narra los conflictos internos que generan los combates y se aproxima a la
cultura desde la sencillez de las historias personales. El director dice de
su película que anima a todas las personas a «dejar de lado todo el odio que
sienten, fruto de su propio sufrimiento y de las guerras que han vivido, y a
que siempre vean la parte noble de los seres humanos, a que digan no a la
guerra, a los prejuicios raciales y sociales, a que tengan una mirada nueva,
optimista y pura hacia los demás».
Educación, medios de comunicación y
diálogo entre las culturas
Existe el debate de si los conflictos –y
las alianzas- son entre civilizaciones, incluso hay quien afirma que en la
actualidad solamente existe una civilización. Se denominen de una u otra
forma, es indudable que existen grandes corrientes ideológicas basadas en
siglos de cultura y religión, de crecimiento y de lucha, y que entre los
grupos humanos existen profundas relaciones y abismales desencuentros. Los
grandes movimientos, a estas alturas de la vida de la Especie Humana son
entremezclados, mestizos, y gradualmente devienen en civilizaciones, o por
lo menos así los ha ido denominando la historia desde la antigüedad. Pero
dejemos las palabras y no las convirtamos en fetiches. Sea conflicto entre
civilizaciones o entre culturas, lo cierto es que son las personas las que
poseen ideas y razones, las que sufren los problemas y las que deben
convivir, aliarse entre ellas para mejorar los usos de la civilización que
comparten (Fernando Savater, 2005).
Cuando hablamos de diálogo
intercultural, no estamos planteando conseguir terceras culturas. Es un
peligro hablar irresponsablemente de integración, cuando la cultura
receptora exige que el recién llegado acepte todas y cada una de las pautas
culturales y se comporte como uno más en el grupo humano que lo recibe. No
es conveniente ni posible la simbiosis de culturas que se encuentran en
permanente conflicto ni destruir parte o la totalidad de los elementos,
rasgos o patrones que dificultan las relaciones entre los pueblos. En
algunos momentos de la historia, incluida la más reciente, se han hecho
intentos por la fuerza de unificación de pueblos, etnias y conocimientos
que, pasados los años, han vuelto a salir a flote reivindicando su riqueza
cultural. Los resultados han sido casi siempre sangrientos. Es importante
por ello facilitar una comunicación intercultural más efectiva, sin
imposiciones ni violencias, en un proceso interactivo y mutuamente
beneficioso para los participantes, que facilite el desarrollo de maneras
nuevas, efectivas y aceptables que aporten bases comunicativas comunes
(Shohat y Stam, 2002).
Los medios de comunicación ayudan a
reducir la incertidumbre y la ansiedad que provoca el encuentro
intercultural. El cine, por ejemplo, puede ayudar a conocer y valorar mejor
otras culturas, otras normas de vida y convivencia (Gurpegui 2000). La base
es compartir información y expectativas o lo que es lo mismo, valorar sus
aspectos cognitivos, acrecentar las habilidades para enfrentarse a los
diferentes retos que supone entender, relacionarse con personas de otras
culturas en sus aspectos afectivos, y la capacidad para actuar creativamente
con vistas a mejorar relaciones entre personas, pueblos y culturas, y
favorecer el intercambio comunicativo. (UNESCO, 2001). Es imprescindible que
los medios de comunicación y las nuevas tecnologías se impliquen para formar
un inmenso clamor popular, que, pacíficamente, reoriente los rumbos actuales
guiados por intereses a corto plazo de una minoría. (Mayor Zaragoza, 2006)
Una iniciativa de varios colectivos
europeos, entre ellos el Grupo Comunicar, fue la de plasmar en relatos y en
comics, para de ser llevados a una reflexión en las aulas, los puntos
comunes que existen entre las diferentes culturas y creencias. El proyecto,
denominado Valores Comunes tuvo como principal objetivo promover la
cultura de la paz a través del encuentro y el diálogo entre diversas
religiones y culturas que actualmente viven en Europa, utilizando el cómic
como medio de comunicación. El aumento de un pensamiento religioso agresivo
e intolerante, está en la base de muchos de los problemas que impiden la
solución de conflictos, pero es posible demostrar que las distintas
religiones y visiones laicas comparten valores éticos que hacen posible un
diálogo intercultural marcado por el respeto mutuo, la no violencia, la
igualdad, el perdón o la concordia. El proyecto ha planteado acciones
específicas a realizar en el territorio europeo para destacar el valor de
los puntos de encuentro e intercambio entre los distintos sistemas de
pensamiento. El guión de cada uno de los cinco comics fue elaborado a partir
del relato de cinco autores europeos y africanos, y dibujado y coloreado por
artistas africanos. La guía didáctica que acompaña a los materiales de
trabajo, muy completa, aporta multitud de sugerencias, comentarios, citas y
textos que ayudan a la reflexión.
Cada vez son más las iniciativas y
productos audiovisuales que procuran un mundo en diálogo, que presentan
alternativas y reflexiones para lograr el encuentro intercultural. La
productora «Tus ojos», se fundó con el objetivo de crear un marco de
referencia en el mundo audiovisual, capaz de conjugar el lenguaje del cine
con la sensibilización sobre problemas actuales de la infancia. Ha apostado
por la tecnología digital, para la filmación y para la distribución,
realizada en centros educativos y culturales, con el fin de que el film y
las situaciones que lo hacen posible, se analicen y procuren la reflexión y
la concienciación. Toda su filmografía gira, hasta el momento, en torno a la
visión de las diferentes culturas y de la riqueza de los encuentros entre
las personas. En el mundo a cada rato, 2004, la historia de cinco
niños de diferentes lugares del planeta, dan pie a reflexionar sobre las
actitudes hacia los demás. En su largometraje Pobladores, 2006, de
Manuel García Serrano, observa a varios niños emigrantes y a sus familias en
un viaje de ida y vuelta hasta sus países de origen. Cooperantes,
2008, rodado en Guatemala y dirigido por el mismo director, es una expresión
del respeto de quienes ayudan a indígenas guatemaltecos a desarrollar sus
propias iniciativas sin inmiscuirse en sus planteamientos culturales. De los
tres film se han realizado guías didácticas que, en los centros educativos,
permiten ayuda, debate y reflexión sobre los contenidos y características de
las películas.
El cine de los países con mayores
necesidades y la integración cultural
En una gran parte de las temáticas
elegidas por países pobres para hacer su cine, coexisten pacíficamente
culturas diversas, presentando sus propios problemas, sus dificultades de
convivencia y su necesidad de emigrar para subsistir. En estos films vemos
con frecuencia temas de la emigración, internas, éxodo rural y llegada a la
ciudad, o externas, que buscan el sueño del trabajo y del bienestar en
países lejanos y las dificultades que tienen para su integración en ellos.
Es un cine cada vez más valorado en
Occidente, pues abre la puerta para conocer elementos de las culturas en su
origen y permite adentrarse en sentimientos, dramas, opiniones o ideologías.
La imagen sirve así, en algunos casos como denuncia, otras veces aporta
datos sobre una determinada cultura o sirve como iniciación –o soporte en
una investigación etnográfica- de una línea de investigación.
En tierra de nadie
(Ničija Zemlja, 2001), del director bosnio Danis Tanović se muestra,
en una dura crítica contra el salvajismo de la guerra y de los conflictos
interculturales, cómo dos soldados de bandos diferentes, bosnio y serbio, en
pleno conflicto de los Balcanes de 1993, se encuentran atrapados en una
trinchera entre sus respectivas líneas, en tierra de nadie. Mientras
intentan salir de su situación, un sargento de las Naciones Unidas les ayuda
en contra de las órdenes de sus superiores, provocando un show mediático de
carácter internacional. Entre otros premios ganó ese año el Oscar a la Mejor
película habla no inglesa, en Cannes el Premio Mejor Guión y en San
Sebastián el Premio del Público.
La incidencia de los medios en la
educación para un diálogo intercultural
El impulso que la sociedad de la
información aporta a la inclusión de los medios audiovisuales y las nuevas
tecnologías incide profundamente en el desplazamiento de las tradicionales
fuentes y formas de información.
Los sistemas educativos están en
ocasiones de espaldas a estos cambios, y en los centros educativos se obvian
con frecuencia la importancia de los actuales medios y en especial de sus
contenidos, plagados en ocasiones de referentes históricos, geográficos y
culturales, en unos procesos que se enmarcan en la lucha por la recuperación
de la justicia y la democracia, en la construcción de otro mundo posible,
sostenible y respetuoso con las diferencias de sus habitantes, pueblos y
culturas. Hay infinidad de documentos que pueden ayudar a la reflexión,
tanto en el cine y la televisión como en las alternativas que ofrece
Internet.
Cada vez es más común un cine en el que
se concede la prioridad al diálogo de las culturas, que obliga al
conocimiento y la reflexión activa, que prioriza los casos de interacción y
aportación mutua, que sensibiliza a nuevos interlocutores, en especial a los
jóvenes, hacia el concepto y las dimensiones del diálogo intercultural.
A las cinco de la tarde
(Panj é asr, 2003), dirigida por la iraní Samira Makhmalbaf, presenta
Afganistán tras la caída del régimen talibán, al reabrirse las escuelas para
mujeres. La directora intenta entender, tanto al padre de la protagonista,
partidario de los talibanes y su cultura, como a su hija, una niña que
quiere estudiar a toda costa. La película muestra tanto la recesión de la
región y la guerra camuflada que existe entre las dos generaciones como las
diferencias que existen entre hombres y mujeres.
En la película
Agua
(Water,
2005), de la directora hindú Deepa Mehta, se muestran los conflictos
generacionales en lo cultural e ideológico. Por causas de fanatismo,
incomprensión y negación del diálogo, fue de rodaje complicado. Una niña de
8 años es obligada a casarse con un anciano. Viuda ya, encuentra su camino
al enamorarse de un activista de Ghandi, de casta superior. Se narra con
eficacia el choque de culturas y su superación dentro de un mismo entorno.
La facilidad que aportan
actualmente las nuevas tecnologías para la filmación, montaje y
sonorización, deben animar a centros educativos y
profesores a promover la realización de
productos audiovisuales y telemáticos concretos, lo que obligará a crear,
investigar, diseñar, redactar, producir, montar y editar en los diversos
soportes y formatos que tienen a su disposición. Y será necesario promover,
en respuesta a la diversidad cultural de los interlocutores en nuestras
sociedades, alianzas y dinámicas que ayuden a conformar redes locales que se
opongan a la exclusión de las minorías, en réplica al poder y la fortaleza
de los encuadramientos sociales y culturales dominantes.
Profesora:
Todas las alumnas deberían llevar uniforme negro y pañuelo blanco. Noqreh,
¿Por qué llevas un vestido de color?
Noqreh:
Señorita, si llevara uniforme mi padre no me dejaría venir.
Profesora: ¿Por qué?
Noqreh:
Piensa que las chicas no deberían estudiar.
(De la película iraní A las cinco de
la tarde (Panj é asr, 2003), de Samira Makhmalbaf)
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Referencias
Castiello, Ch. (2001). Huevos de
serpiente. Racismo y xenofobia en el cine. Madrid: Talasa Ediciones.
Gurpegui, J. (2000). El relato de la
desigualdad. Estereotipo racial y discurso cinematográfico. Zaragoza:
Ediciones Tierra AC.
Herodoto
(1994). Historia. Obra completa:
Tomo IV, Libro VII.
Madrid: Biblioteca clásica Gredos.
Kurht, A. (1995).
The Ancient Near East c.
3000-330 BC,
vols 1 y 2. Londres: Routledge.
Martínez-Salanova, E. (2007). Medios de
comunicación y nuevas tecnologías para la cultura de la paz, en Aguiar M. V.
& Farray J. (coords): Sociedad de la Información, Educación para la Paz y
Equidad de Género, 5-13. La Coruña: Netbiblo.
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