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Secuencia 24 (En el invernadero de Alfonso. Acaba de llegar Marirrosi.) Este
diálogo es una clave para entender el título (y la película).
Alfonso: Mira...
Marirrosi : ¿Qué son?
Alfonso: Orquídeas.
Marirrosi: ¡Ah, ¡qué bonitas!
Alfonso: Es la primera vez que las planto, ¿sabes?
Marirrosi: ¿De dónde son?
Alfonso: Africanas...
Marirrosi: ¿Y tú crees que crecerán aquí?
Alfonso: Cuidándolo, crece todo.
Marirrosi: ¿Tú crees?
De la película «Flores de otro mundo», 1999, España, dirigida por Icíar
Bollaín
Desde sus inicios, los relatos que cuenta el cine han afectado a
generaciones de personas mediante sus argumentos, sus contenidos, sus
imágenes y sus ideas. La mujer ha tenido un papel preponderante y
significativo en todo esto. Desde las primeras mujeres directoras, como la
parisina Alice Guy-Blaché, que empezó a relacionarse con el cine en el año
1894 y que hizo cerca de mil películas, hasta las últimas generaciones de
mujeres directoras y productoras. El cine, sin embargo, como otros medios,
ha evolucionado su lenguaje al mismo tiempo y ritmo que lo ha hecho la
sociedad. También en la creación y ajuste de estereotipos. El tratamiento
que se ha hecho de la mujer en el cine ha pasado por todas las vicisitudes
que su invisibilidad, dependencia o su visibilidad e independencia ha
recorrido en los últimos cien años.
Cada vez es más frecuente en el cine descubrir visiones que tienen que ver
con la situación actual de la mujer, desde puntos de vista muy dispares,
existen cada vez más mujeres cineastas, directoras y productoras, y la
sociedad responde, y el cine refleja, cada vez con mayor énfasis, una forma
de plantear el mundo y sus conflictos en los que la mujer es cada vez más
visible y responsable, en contra de la visión mayoritariamente masculina y
patriarcal que predomina aún en la sociedad.
Estereotipos y cultura social sobre la mujer en el cine
El cine y la televisión han reforzado y legitimado todo tipo de estereotipos
sobre la mujer. En ocasiones la representan en papeles secundarios y
tradicionales, anclados en el pasado, con los mismos roles que representó
socialmente desde la antigüedad. Otras veces, cada vez más en el cine
actual, sobre todo cuando hay cada vez más mujeres directoras de cine, el
papel de la mujer va tomando otra importancia y el cine, con otra
frecuencia, presenta a la sociedad una visión crítica de le mujer
dependiente o la de mujeres con clara independencia, responsables y autoras,
a la par del hombre, de los cambios que la sociedad necesita.
Sin embargo, este camino social y cultural es largo y costoso, y el cine,
como todo producto social, lo ha ido reproduciendo en la medida en que los
cambios se han ido generando. La posición feminista frente a la filmografía
hace una crítica a la postura patriarcal en el cine y a la repetición de
esquemas estáticos. «La mujer dócil y sexualmente pasiva, la mujer que es un
sirviente de las necesidades del hombre o la virgen asexuada», de
Metrópolis, según Carolina Reynoso. «Estos análisis subrayan la idea de que
las imágenes y los estereotipos que se asignan a los papeles femeninos están
plasmando el juego binario de imágenes positivas versus imágenes negativas:
madre/prostituta, la femme fatale/ la chica buena...» «Así pues, las mujeres
pululan entre imágenes ancladas en el juego binario de la representación
occidental. Esto es, el discurso cinematográfico, principalmente el llamado
cine narrativo clásico, tiende a través de su estructura narrativa y
representacional a dividir el papel de la mujer en: mujeres negociables
(madres, hijas, esposas...) y mujeres consumibles (prostitutas, vampiresas,
golfas...) y coloca a las primeras por encima de las segundas, estableciendo
así una jerarquía de valores en los papeles otorgados.» (Begoña Siles Ojeda)
Molly Haskel realizó un análisis de los estereotipos femeninos en el cine y
concluyó: «Las mujeres siempre protagonizan personajes débiles, románticos,
vicarios con respecto al protagonista masculino, sin autonomía narrativa, y
que están dispuestas a abandonar sus propios anhelos por el amor de los
hombres» (Citado por Carolina Reinoso). De esta manera vemos como cierta
representación de mujer trabaja en base a ideales patriarcales y
judeo-cristianos naturalizados.
Pierre Bourdieu explica que «el esfuerzo para liberar a las mujeres de la
dominación, o sea, de las estructuras objetivas y asimiladas que se les
imponen, no puede avanzar sin un esfuerzo por liberar a los hombres de esas
mismas estructuras que hacen que ellos contribuyan a imponerlas». El cine
está mayoritariamente en manos masculinas. Los valores como el poder, el
sexo, la violencia o el dinero aparecen legitimados en la pantalla. Jesús
Ibáñez (en Por una sociología de la vida cotidiana, 1994, Madrid, Siglo XXI),
distingue, interpretando las ideas de Levi-Strauss, entre mujeres
negociables y consumibles. Las primeras serían aquellas conservadas para el
intercambio, las castas, «cuya penetración sería un incesto», mientras que
las segundas serían aquellas que no poseen valor alguno dentro de ese
sistema de intercambio; es decir, mujeres que sólo tienen valor de uso, pero
no de cambio.
En el cine español del franquismo, los estereotipos son bastante diferentes
a los de otras cinematografías, y nos encontramos con la heroína del estilo
de La leona de Castilla, 1951, de Juan de Orduña, o las malvadas con un
pasado que es necesario rehacer, o las folclóricas, que pueden además tener
un pasado, como en La copla de la Dolores (1947), de Benito Perojo, o la
monja dedicada a los demás que puede ser, además, airosa cantante al mismo
tiempo, como Sor Ye-yé, 1968, de Ramón Fernández, o el ama de casa virtuosa
y sencilla, que carga con el peso de la familia.
Pero no siempre ha sido así, hay multitud de excepciones, bueno es
recordarlo, y desde el principio del cine se han realizado intentos en otras
direcciones. El cine futuro, plagado de planteamientos culturales en
constante cambio, nos va presentando los cambios sociales y reproduciendo
los roles femeninos y masculinos tal y cómo la sociedad los va asumiendo a
lo largo del tiempo.
Cine y coeducación
Es muy difícil encontrar en el cine películas que abiertamente traten el
tema. Como mucho la dan por hecha, en sistemas como el cine norteamericano,
en el que desde siempre se ve a niños y niñas juntos en las aulas, sobre
todo de adolescentes, salvo los colegios de elite, en los que se continúa
manteniendo la discriminación. Es como si la sociedad todavía no hubiera
asumido del todo la riqueza que la convivencia entre los sexos se genera en
la educación, como si la normalización que vemos con serenidad en la vida
real, el cine no la haya asumido en aún en sus contenidos, o que diera mayor
juego cinematográfico la separación de sexos en las aulas, haciendo
películas sobre sistemas educativos ya trasnochados.
No obstante, una película como Hoy empieza todo, 1999, de Bernard Tavernier,
refleja de alguna manera la convivencia en las aulas a partir de las
vicisitudes de un profesor que se compromete con los problemas sociales de
su entorno.
La violencia hacia la mujer en el cine
El cine, desde sus comienzos, ha filmado con mucha dureza la violencia, que
se ha visto acrecentada durante las últimas décadas. La violencia filmada
contra la mujer refleja una actitud real de la sociedad, un documento
fehaciente de la conducta humana y al mismo tiempo una denuncia contra esa
misma situación de indefensión psíquica, física y cultural. Si bien es
cierto que todo se ha filmado, incluso la justificación de esa violencia, lo
más normal es que el cine, con sus duras imágenes en muchas ocasiones, saque
a flote una situación para que el espectador por sí mismo extraiga sus
propias conclusiones, normalmente negativas al maltrato a la mujer en lo que
se refiere a la violencia física, no tanto, o mucho menos cuando la
violencia es sexual o psicológica.
Otras veces, los mismos personajes de la película, defienden a la mujer, o
ellas se vengan por sí mismas. El manantial de la doncella (Jungfrukällan,
1960), de Ingmar Bergman, o Sin perdón, (Unforgiven, 1992) de Clint
Eastwood, son películas de castigo y venganza hacia quién maltrata a una
mujer, en el primer caso una doncella violada y asesinada por unos bandidos,
en el segundo caso basada en su totalidad en la venganza de unas mujeres que
contratan a un pistolero por unas lesiones brutales producidas a una mujer
en un burdel. Una película muy significativa es El color púrpura (The color
purple, 1985), de Spielberg, en el que varias mujeres, maltratadas por sus
maridos o amantes, van liberándose paulatinamente gracias a su solidaridad,
a la educación o a la lectura. En muchos casos es la propia mujer la que
hace su propia justicia Thelma y Louise (1991), de Ridley Scott vengándose
de los agresores e imponiendo sus propias leyes.
En cuanto a la violencia doméstica, el cine ha reflejado siempre lo que la
sociedad de cada época ha vivido. El cine ha aceptado en ocasiones, como la
propia sociedad, la figura decorativa o sumisa de la mujer, la dependencia
de ella hacia el hombre. En otros casos, la mujer ha sido libre, dominante
muchas veces, aventurera otras, malvada en muchas. La mujer en el cine ha
tocado todos los papeles.
El cine ha reproducido también el lenguaje sexista, imponiendo la violencia
que se transmite a través del lenguaje, cuando se reproducen los
comportamientos de una sociedad en la que predomina la cultura y la ley del
varón, cuando se presenta a la mujer como simple objeto sexual, expresando
la relación de desigualdad entre hombres y mujeres, basando en la afirmación
de la superioridad de un sexo sobre el otro; de los hombres sobre las
mujeres, presentando a las niñas como personas que aprenden a ceder, pactar,
cooperar, entregar, obedecer, cuidar… aspectos que no llevan al éxito ni al
poder y que son considerados socialmente inferiores a los masculinos,
quedando las mujeres reducidas al espacio doméstico de la familia.
Cultura, cine y violencia hacia la mujer
Aunque en infinidad de películas la mujer ha sido protagonista, tanto en
dramas como en aventuras, el cine ha reflejado documentalmente situación que
la mujer ha sufrido durante el siglo XX, quedando en muchas ocasiones en
segundo plano o considerándose solamente como compañera, novia o amante. La
violencia hacia la mujer no solamente se da en la pareja, el cine la filma
en el trabajo, en forma de acoso, en la calle -las prostitutas son casi
siempre maltratadas por policías y chulos- infinidad de películas reflejan
la tortura y y las violaciones sexuales, la persecución, la presión
emocional, desapariciones, encarcelamiento e incluso la muerte. El
tratamiento pornográfico de muchas películas enaltece la visión de la mujer
como simple objeto de placer, llegándose en ocasiones al asesinato filmado.
Amenábar lo refleja magníficamente en su película Tesis (1995).
El honor del hombre, de la familia y del pueblo
Se da en casi todas las culturas y tiene como fundamento el honor de la
casa, de la familia y del hombre, no de la mujer. La casa la representa el
hombre, señor y dominador de la familia. El cine refleja esta situación en
infinidad de películas, siendo la mujer castigada con la exclusión, la pena
corporal, a veces la muerte. Un final feliz suele ser el arrepentimiento de
la mujer por su rebelión. Un ejemplo significativo es la película española
La aldea maldita (1929), de Florian Rey, considerada como la mejor película
española muda, de la que el mismo director hizo una segunda versión sonora
en 1942.
El cine en el aula
Utilizar el cine en las aulas no se hace por simple juego, ni por
entretenimiento, ni tan siquiera como un instrumento didáctico más. El cine
tiene el valor en sí mismo de ser trasmisor de dramas humanos. Desde sus
inicios, los relatos que cuenta el cine han afectado a generaciones de
personas mediante sus argumentos, sus contenidos, sus imágenes y sus ideas.
El cine es cultura popular, arte y espectáculo. Las tramas y los temas del
cine pueden y deben ser llevados a las aulas como elemento reflexivo y, por
ende, orientador de comportamientos.
El cine es un medio de comunicación y por tanto es necesario interpretar sus
resultados para descubrir qué es lo que nos quiere comunicar. Una película
se compone de millones de elementos diferentes que en su conjunto, forman
una narración con posibilidad de múltiples y variados comentarios y
reflexiones. Como todo relato, una película utiliza técnicas que hay que
conocer, descubrir e interpretar para que los mensajes lleguen a nosotros de
la forma más parecida a como pretenden quienes han realizado la película.
Una película no basta con verla. Hay que analizarla con ojo crítico con el
fin de sacarle todo el partido posible, para comprenderla mejor y valorar el
cine como contador de historias, como transmisor de valores y como portador
de arte y de conocimientos.
Cine y evolución del lenguaje
El cine es, además, una forma diferente de lenguaje. Un lenguaje que no
estuviera en constante adaptación y crecimiento, moriría. Los medios de
comunicación deben enriquecer el lenguaje oral y además, ellos mismos,
adaptarse a las circunstancias sociales y culturales de los pueblos en los
que se insertan acrecentando y mejorando así su propio lenguaje. El lenguaje
de los medios es interactivo, enriquecido por el avance imparable y
vertiginoso de la nueva tecnología, por lo que se hace imprescindible en el
debate social y se convierte en inexcusable vehículo de cultura.
Es necesario, por otra parte, desvelar los mecanismos y mensajes ocultos en
los medios de comunicación con la finalidad de desarrollar en el alumnado
una actitud crítica y reflexiva frente a la imitativa y de crear una
concienciación sobre los procesos de manipulación ideológica y de
transmisión de determinados estereotipos, entre ellos los sexistas, en los
que están implicados. Los medios de comunicación imponen modas, transforman
actitudes y comportamientos, propagan mensajes, perpetúan mitos y conductas
y consolidan unos determinados valores. Aquello que no aparece en los
medios, prácticamente no existe al no obtener un reconocimiento público. El
cine, como otros medios, ha evolucionado su lenguaje al mismo tiempo y ritmo
que lo ha hecho la sociedad. También en la creación y ajuste de
estereotipos. El tratamiento que se ha hecho de la mujer en el cine ha
pasado por todas las vicisitudes que su invisibilidad, dependencia o su
visibilidad e independencia ha recorrido en los últimos 100 años.
Estereotipos y comportamientos
El cine y la televisión refuerzan y legitiman todo tipo de estereotipos
sobre la mujer. En ocasiones la representan en papeles secundarios y
tradicionales que tienen un efecto sobre el alumnado que de manera
acumulativa y repetitiva la ven así representada configurando una imagen
sobre la mujer anclada en el pasado. El alumnado ve así sus horizontes
limitados a los mismos roles de siempre. Otras veces, cada vez más en el
cine actual, sobre todo cuando hay cada vez más mujeres directoras de cine,
el papel de la mujer va tomando otra importancia y el cine, con otra
frecuencia, presenta a la sociedad una visión crítica de le mujer
dependiente o la de mujeres con clara independencia.
Es muy difícil encontrar en el cine películas que abiertamente traten el
tema de la coeducación. Como mucho las dan por hecha, en sistemas como el
cine norteamericano, en el que desde siempre se ve a niños y niñas juntos en
las aulas, sobre todo de adolescentes, salvo los colegios de elite, en los
que se continúa manteniendo la discriminación. Es como si la sociedad
todavía no hubiera asumido del todo la riqueza que la convivencia entre los
géneros genera en la educación, como si la normalización que vemos con
serenidad en la vida real, el cine no la haya asumido en aún en sus
contenidos, o que diera mayor juego cinematográfico la separación de sexos
en las aulas, haciendo películas sobre sistemas educativos ya trasnochados.
Mujeres diferentes en películas distintas
La mujer malvada
Esta representación de la mujer estereotipada como la malvada y la seductora
versus la inocente, es reflejada en la representación de la mujer vampiresa
(vamp) en diversas películas. Metrópolis (Fritz Lang, 1926), por ejemplo.
Simone Signoret interpreta a la diabólica Nicole de Las Diabólicas (Les
diaboliques, 1955). Bette Davis se ganó el título de perversa en La loba (The
little foxes, 1941) de William Wyler, la madre castradora de Psicosis (Psycho,
1960). El cine español de los últimos años ha realizado varias películas en
la que presenta a la mujer malvada, como la melliza Victoria Abril, en
Demasiado corazón (1991), de Eduardo Campoy.
La mujer que cumple su función social
La función que cumple la mujer en la sociedad; es decir, el rol de la mujer
y la construcción de su representación en relación con un sistema patriarcal
que la encasilla en términos de su función de ser mujer en la sociedad: o
sea, mujer heterosexual, virgen, esposa y madre
La mujer, objeto de deseo o la mujer fetiche
Es la mujer que soporta pasivamente la mirada activa del varón (en algunas
películas de Hitchcock, como La ventana indiscreta, de 1958. Marlene
Dietrich es el máximo fetiche en el ciclo de películas de von Sternberg
La mujer que busca al príncipe azul
Es Blancanieves y tantas otras. El final de la chica suele ser el éxito,
cuando la protagonista finaliza el camino (de él) o el fracaso, cuando sufre
el engaño del hombre.
La mujer heroína
Que disputa las heroicidades del hombre, desde Los peligros de Paulina/Nioca
en España, de los años 30, hasta las patrióticas Agustina de Aragón, o las
últimas heroínas del cine actual, con Angelina Jolie a la cabeza.
Películas para trabajar «la Mujer en el cine»
Flores de otro mundo, de Icíar Bollaín , 1999, sobre la mujer emigrante.
«Tres historias que hacen girar la trama alrededor de los sentimientos que
desatan los problemas de la inmigración, el choque de culturas y el mundo
rural. Lejos del grito fácil y plano del cine de denuncia, Bollaín explora
estos universos desde el único punto de vista que realmente vale la pena: el
de las personas que viven en ellos. De la directora han dicho que lo mejor
de su estilo es la «transparencia». En Flores de otro mundo, los personajes
van urdiendo sus redes de soledades, complicidades, intimidades y
desencuentros con una naturalidad pasmosa. Quizás la transparencia no es
sino el pudor de una artista sensible: silencio, se vive». (Ángel Peña)
Gaby, una historia verdadera, Gaby, a True Store, 1987, de Luis Mandoki.
Adaptación de la biografía de Gabriela Brimmer, poetisa y escritora que
nació con una parálisis cerebral que le impedía cualquier movimiento o
expresión, salvo su pie izquierdo.
Pena de muerte, Dead Man Walking. 1995, de Tim Robbins, Inspirada en una
historia real sobre la profunda relación surgida entre una monja y un
condenado a muerte.
Solas, 1999, de Benito Zambrano, que nos cuenta una historia de soledad y
amor, de frustraciones y sensibilidad de dos mujeres y algún hombre.
Thelma y Louise, 1991, de Ridley Scott, sobre dos mujeres que inician un
viaje con aires de fin de semana liberador... que acabará marcando su
destino
El color púrpura, 1985, de Steven Spielberg, cinco mujeres maltratadas que
van adquiriendo su independencia a pesar de todas las fatalidades, malos
tratos y discriminaciones.
Educando a Rita, Educating Rita, 1983, de Lewis Gilbert, un canto a la
libertad en la educación y un recorrido por la dependencia que cada uno de
los protagonistas tiene de sus criterios y experiencias. En los últimos
momentos de la película se nos permite adivinar que tanto la alumna como el
profesor se han ayudado a cambiar mutuamente y se han liberado.
Gorilas en la niebla, 1988, de Michael Apted. En las montañas de Ruanda, la
antropóloga norteamericana Dian Fossey vive en las más primitivas
condiciones decidida a establecer contacto con los gorilas salvajes y
salvarlos de la extinción. Es el papel de una mujer investigadora en
situaciones de máxima adversidad.
Erin Brokovich, 2000, de Steven Soderbergh la verdadera historia de una
mujer que lucha como una leona para encontrar trabajo y dar de comer a sus
hijos.
No sin mi hija, Not Without My Daughter, 1991, de Brian Gilbert, la mujer
que lucha en una cultura adversa cuando el dominio de las costumbres del
hombre prevalece sobre el de la mujer.
Los peligros de Paulina, 1947, dirigida por George Marshall, sobre una de
las primeras mujeres en el cine de acción, que se convirtió en heroína en
los años de 1914 en el lejano oeste.
Calle Mayor, 1956, de Bardem, sobre una mujer engañada en una ciudad de
provincias por un grupo de jóvenes de «buena familia».
La tía Tula, 1954, de Picazo, mujer soltera, sacrificada y reprimida, según
la obra de Unamuno.
Piedras, 2002, de Ramón Salazar, sobre cinco mujeres que intentan vivir su
existencia.
El milagro de Ana Sullivan, 1962, dirigida por Arthur Penn. La historia real
de una mujer que con constancia y eficacia ayuda a una sordomuda y ciega (Hellen
Keller), a comunicarse.
Bailando en la oscuridad, 2000, dirigida por Lars Von Traer, la lucha de una
mujer que va perdiendo la vista en el mundo laboral
Madame Curie, 1943, dirigida por Mervyn LeRoy, la vida de la investigadora y
premio Nobel.
Binta, la gran idea, 2004, cortometraje de Javier Fesser forma parte de la
película «En el Mundo a cada rato», narra las historias de unos niños de una
aldea del senegal, una de ellas quiere ir a la escuela y sus padres no se lo
permiten.
En Zorba el griego, 1964, de Michael Cacoyannis una mujer muere apedreada
por no ajustarse a la cultura de su pueblo. Está basada en hechos reales de
la sociedad religiosa mediterránea de principios del siglo XX, en una isla
griega.
La reina de los bandidos, Bandit Queen, película india de 1994, del director
Shekhar Kapur, cuenta la historia real de una leyenda viva de la India: la
proscrita y temida Phoolan Devi. Casada siendo todavía una niña, fue
repudiada por su marido y sufrió continuas vejaciones, y violaciones de
varios hombres. Un año después apareció al frente de una banda de bandidos y
se vengó de todos los que habían abusado de ella. Perseguida por la policía,
acusada de diversos crímenes, se convirtió en una leyenda para las castas
bajas y las mujeres. Pactó su rendición y sufrió condena durante diez años.
Posteriormente se introdujo en la política que ejerció hasta que fue
asesinada en 2001. Fue luchadora incansable por la liberación y la defensa
de las mujeres en la India
Te doy mis ojos, 2003, de Icíar Bollaín, que aborda en ella el maltrato a la
mujer. Icíar Bollaín acerca de tal manera al personaje, que el espectador
siente el miedo en el cuerpo, al igual que la mujer, que cada noche se
pregunta con ansiedad de qué humor volverá su marido. Te doy mis ojos no
sólo habla de la víctima, sino también del agresor y para ello, Bollaín
recrea las sesiones de terapia. También muestra el entorno de la víctima,
con una madre que consiente, una hermana que no entiende y un hijo que
calla.
Sólo mía, de Javier Balaguer, 2001. Es un retrato de la posesión enfermiza.
Los malos tratos se han convertido en un gravísimo problema para la
sociedad. Cada vez es mayor el número de mujeres que sufren en sus carnes la
sinrazón de auténticos criminales que disfrazan sus fechorías tras la
cortina de los celos o la inseguridad. Este filme retrata unos hechos que
desgraciadamente nos son familiares.
Multitud de películas abordan actualmente temáticas en las que mujer es
protagonista, marca los ritmos, toma decisiones, aborda los problemas, asume
roles de todo tipo, ya sea como empresaria, madre, periodista, vengadora,
escritora, luchadora por sus derechos. La sociedad cambia, el cine cambia,
los cambios sociales marcan el cambio a los contenidos del cine.
Bibliografía
MARTÍNEZ-SALANOVA SÁNCHEZ, E. (2002): «Aprender con el cine, aprender de
película. Una visión didáctica para aprender e investigar con el cine».
Huelva. Grupo Comunicar. 400 págs.
MARTÍNEZ-SALANOVA SÁNCHEZ, E. (2001): «Valores de la comunicación y
comunicación de los valores», en el libro Actas del encuentro de grupos de
trabajo, Páginas 15-29. Málaga. Centro de Profesorado
MARTÍNEZ-SALANOVA SÁNCHEZ, E. (1997): La enseñanza de los valores, la ética
y la conducta desde el cine. En «Comunicación educativa y nuevas
tecnologías», coord. Ferrés Prats, J. y Marqués Graells, P., Editorial
Praxis, Barcelona. Pgs. 454/9-454/19
MARTÍNEZ-SALANOVA SÁNCHEZ, E. (2001): «El lenguaje vivo de los medios. Un
paso más para la lectura crítica» en Comunicar 17, pp. 49-55.
MARTÍNEZ-SALANOVA SÁNCHEZ, E. (2005): «Ciudadanos y pantallas: pasividad o
responsabilidad» en Comunicar 25.
REYNOSO, Carolina, «La representación de la mujer en el cine expresionista»,
trabajo realizado en el contexto de la materia Principales corrientes del
pensamiento contemporáneo de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la
Universidad de Buenos Aires.
Siles Ojeda, Begoña. 2005. La Mirada de la Mujer y la Mujer Mirada: en torno
al Cine de Pilar Miró.
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