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La nueva tecnología propicia el
acceso democrático a la comunicación de todos los individuos, pueblos y
culturas, al mismo tiempo que favorece que esa misma tecnología se
desarrolle en manos de unos pocos, que pueden mediatizar la información.
Esta paradoja se va salvando gracias a la fuerza cultural que nace de los
pueblos y culturas marginadas, que en su productos culturales y mediáticos
expresan sus sentimientos y opiniones, transmitiendo al mundo la necesidad
de los intercambios culturales y del diálogo entre las civilizaciones.
Palabras clave:
Cultura, emigración,
transculturación, multiculturalidad, mestizaje, integración, conflicto
cultural, diálogo cultural, cine, medios de comunicación.
«La belleza
del arco iris nace de sus diferentes colores»
Proverbio
africano
Hace poco tiempo el titular de un
periódico (La Voz de Almería 2 de enero de 2005) –ver reproducción- decía:
De 461 detenidos el 61% son extranjeros. Un poco más abajo, en el cuerpo de
la noticia, se afirma que la mayor parte de ellos -110- habían sido
detenidos por no tener papeles. Ante esta noticia, titular y cuerpo, el
lector consciente debe ponerse inmediatamente a hacerse preguntas y sacar la
calculadora para hacer algunas cuentas.
La pregunta principal: ¿Es que los
detenidos son todos iguales? ¿Es el mismo delito el atentar contra la
propiedad que estar ilegalmente en el país?. La opinión pública hace
distingos entre delitos y delitos, entre los que crean inseguridad ciudadana
y los que no afectan por principio a ella. Sobre todo, porque entre los
detenidos españoles, no se da el caso de ser detenido por no tener los
papeles regularizados.
Las cuentas. El 61 por ciento de
461 son 281 extranjeros; si 110 de ellos han sido detenidos por no disponer
de documentos legales, quedan 171 extranjeros (el 37% de 461) detenidos por
delitos que no sean no tener papeles. La noticia podría haber estado
redactada en su titular de otra forma. Para la opinión pública, para la
percepción que la misma tiene de la relación entre aumento de emigración y
aumento de la inseguridad ciudadana, no es lo mismo un delito contra la
propiedad que una infracción por carencia de papeles.
Voy a comentar un poco esto. El
titular de la noticia impresa tiene una finalidad inmediata, que es hacer al
lector entrar en la noticia de una forma sintética, clara y veraz (¿o lo
contrario?). Si el lector se siente interesado por lo que ha leído, y desea
documentarse más, seguirá leyendo y descubrirá el resto de la información, o
seguirá investigando en otras fuentes…. Pero al mismo tiempo, los titulares
de la noticia ejercen una función manipulativa importante, ya que en la
mayoría de los casos, se convierten en elementos generadores de opinión
pública. Por esta razón los periódicos cuidan los titulares, sobre todo si
van en portada. En ellos está la mayor información –o la más significativa-
y también la menos veraz –la más engañosa- la que consciente o
subliminalmente engendra opinión y desinformación.
En nuestra sociedad hemos
internalizado profundamente la opinión de que los fenómenos migratorios
están asociados al incremento del índice de inseguridad social y de
delincuencia. Y de ello tienen mucha culpa los medios de comunicación, a
veces recogiendo informaciones de la boca de algunos políticos, que
constantemente –al hilo de la noticia- van sembrando la especie de que en
donde hay un delito hay emigrantes, sin pararse a reflexionar que también
donde hay un accidente laboral hay siempre –desgraciadamente- emigrantes.
La noticia que exponía más arriba
es parcial, superficial, no reflexiva, tal vez tendenciosa o
malintencionada, o fruto de la falta de preparación de un periodista, aunque
tal vez no sea totalmente falsa. Así se la dieron las fuentes policiales y
así constará legalmente. La falsedad la recibe el lector, que si desea
conocer correctamente la información debe iniciar un camino de
interpretación y de investigación por su cuenta. A partir de cómo se ha
presentado esta noticia la opinión colectiva de los ciudadanos, hecha
realidad en cada cerebro- relaciona inmediatamente delito con acto
violento o contra la propiedad.
A más inmigrantes más delitos. Eso
sí que ha quedado grabado en el subconsciente de la población. Según una
encuesta muy reciente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un
51% de los españoles considera que el aumento de la inmigración tiene que
ver directamente con el incremento de la delincuencia, frente a un 35% que
no está de acuerdo.
El hecho de que en la mayoría de
los accidentes laborales se vean implicados emigrantes casi nunca
trasciende, hasta el punto de que la memoria colectiva no lo registra. De la
misma manera que no se recuerda la cantidad de lápidas de ahogados sin
nombre, resultado del tráfico ilegal de personas por el estrecho de
Gibraltar, ni se reconoce el trabajo –que ningún nativo quiere hacer-
realizado por gente de otros países. Es difícil que la opinión pública
reconozca los beneficios que aportan a la sociedad, culturales –la riqueza
de pensamiento y de costumbres-, sociales –aumento de la población infantil,
revitalización de la sanidad, rejuvenecimiento de la población- o económicas
–indudable apoyo al crecimiento económico, al aumento del consumo y del
ahorro.
La
invisibilidad del emigrante
Todo emigrante que sale de su
país, dice el escritor marroquí Tahar ben
Yelún alienta un proyecto
de encuentro, de mezcla, de mestizaje, un proyecto de una vida mejor. La
tierra propia, la familia, no se deja por razones banales. El emigrante, que
llega a un lugar para quedarse, deja su impronta, más tarde o más temprano,
con mayor o menos facilidad, en la cultura que le acoge, de la misma manera
que recibe la cultura del país al que llega. No hay choque de culturas, las
culturas se interpenetran inconscientemente, es lo que un tiempo hemos
llamado transculturación.
Los individuos no somos
impermeables, nos enriquecemos mutuamente de nuestras culturas aun sin ser
plenamente conscientes de ello.
Esto, ineludible en las relaciones
interpersonales de la gente normal, no es tan claro cuando se habla de
estructuras sociales, políticas, religiosas o mediáticas. Las instituciones
pueden conscientemente convertirse en bloques de hormigón y negar la
evidencia de la cultura permeable, que penetra una en otras, que se
transcultura. Esta actitud, muchas veces xenófoba, militante anti lo que no
sea propio, exclusivista, violenta, logra que la cultura ajena se haga
invisible, no exista, o en el caso de que sea muy evidente, se defienda
contra ella por medio de las artes de la información o del racismo. El
nativo se siente agredido por quien llega de afuera y se defiende con todas
las armas a su alcance. Una de las formas defensivas de una cultura es hacer
estentórea la suya e invisibilizar la del otro.
Sin embargo, la diversidad
cultural es un hecho. Mujeres, hombres, niñas y niños de los países más
pobres, se mueven de un país a otro buscando el sustento. Las culturas y las
etnias se combinan y entremezclan en silencio a través de las acciones y
gestos de los hombres y mujeres.
El intercambio cultural genera
conflictos porque es una interacción constante, fluida y viva, que circula
desde los albores de la humanidad y que ha dado lugar a la gran riqueza de
las civilizaciones.
El diálogo, la creatividad en las
relaciones entre las culturas, es lo que va a lograr que el planeta sea en
el futuro vivo, dinámico y solidario. Quienes también desde hace siglos –la
idea ha resucitado bajo el signo de la política imperialista de los Estados
Unidos- abogan por el choque de las civilizaciones están patrocinando una
lucha de necios, que a corto plazo puede subvertir las ansias de
regeneración de la convivencia en el planeta.
Multiculturalidad y
multiculturalismo
Se habla con superficialidad de la
multiculturalidad y del multiculturalismo. No son términos sinónimos. El
multiculturalismo es una ideología, nacida para paliar el deterioro y
persecución habida contra los grupos étnicos que han padecido opresión
racial. En muchos casos y en muchos países se da una situación de dominio,
de intento de homogeneizar el pensamiento cultural de la población. Estados
Unidos, Canadá y otros países –que poseen en sus territorios a minorías
étnicas en guettos o reducciones- hace tiempo que han integrado en sus leyes
el término multiculturalismo con el fin de enmascarar una cultura dominante,
legitimando así con términos como democracia y respeto los procesos
reaccionarios que permiten todavía el dominio de una elite etnoracial en un
plano de desigualdad y estratificación de clase y género.
La multiculturalidad, sin embargo,
es un hecho que connota diversidad cultural, la aceptación de la misma y el
compromiso por dinamizar las relaciones culturales. La multiculturalidad -interculturalidad
cuando se convierte en dinámica- enriquece las relaciones y la democracia,
ya que su perspectiva dinámica e interactiva se desarrolla en el ámbito de
la mutua influencia, del sincretismo cultural, del deseo de un desarrollo
global, enmarcado en los contextos de una sociedad cognitiva y global, y
amparado por la revolución tecnológica. Según la UNESCO, cada cultura se
nutre de sus propias raíces, pero sólo se desarrolla en contacto con las
demás culturas.
La interculturalidad promueve el
pluralismo cultural y la no discriminación por razones de raza o cultura,
el derecho al reconocimiento de la diferencia cultural y a su implicación
en la organización social de la comunidad o grupo humano en el que se vive.
La interculturalidad entraña
comunicación e interacción entre culturas, que se comunican por necesidad
de una o de ambas partes. La postura intercultural se opone radicalmente a
la tendencia de homogeneizar la cultura, empobreciéndola con productos de
una sola dirección y enfoque. Aquello que los antropólogos hemos buscado
siempre, los universales de la cultura, que hoy se convierten en las
teleseries norteamericanas, vehículos de cultura monodireccional y
monotemática.
En el año 2001, el mundo recibió
la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural, un
instrumento normativo imprescindible que fundamenta la necesidad del respeto
de la diversidad de las culturas y del diálogo intercultural como las
mejores garantías de desarrollo y de paz. La comunicación entre las culturas
adquiere un sentido nuevo en el marco de la mundialización y del contexto
político internacional actual, convirtiéndose así en un instrumento
indispensable para garantizar el mantenimiento de la paz y la cohesión del
mundo.
Las
representaciones interculturales
La imagen y el sonidos son
productos culturales, que abarcan tanto la fotografía como el cine, el
vídeo, la televisión y todos los productos multimedia, Internet, la radio,
los sistemas reproductores de música… y que recomunican a la vertiginosidad
de la era de la información por las redes, sirviendo de instrumento de
comunicación intercultural y provocando la formación y transformación de
identidades colectivas.
La nueva revolución tecnológica,
facilita que el mundo esté cada vez más intercomunicado, y como situación de
facto, que se convierta en un mundo cada vez más intercultural. Sin embargo
esta facilidad se ha convertido en monopolio de los señores de la
comunicación, predominando muy pocas culturas, por no decir una sola. La
cultura dominante posee todos los medios para difundirse e imponer su voz.
Hoy se dan productos culturales
que nacen desde los países más pobres, las culturas no conocidas en
occidente se hacen más visibles en el panorama icónico internacional, con
cinematografías como la hindú, la iraní, la china, o las de algunos países
latinoamericanos, abriendo al mundo las ventanas problemáticas de nuevas
–más bien desconocidas- culturas y las maneras de hacer cine independientes
de los negocios cinematográficos. Estos films exponen visiones diferentes y
presentan a occidente una gran diversidad de culturas, etnias, ideas,
filosofías, comportamientos y religiones.
Según Malinowski, el concepto de
transculturación -cuando dos o más culturas comparten y mezclan elementos de
sus culturas- es fluido, pues expresa las diferentes fases del proceso
transitivo de una cultura a otra. Este proceso no consiste solamente en
adquirir una distinta cultura (aculturación), sino que implica
necesariamente la pérdida o el desarraigo de cierto sector de la cultura
precedente, lo que pudiera decirse de una parcial pérdida de la propia
cultura y, además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos
culturales.
Los personajes del cine han
mostrado y apoyado la idea de que nada es puro. Siempre, hay mezclas de
cultura, influencias de muchos lugares. El cine y la fotografía, desde sus
orígenes, han servido de soporte icónico para documentar aspectos muy
diversos de la vida social y cultural de los grupos humanos. Flaherty, por
ejemplo,
consolidó
una manera de entender y narrar a través del cine, encontró en el cine una
herramienta complementaria para presentar los vínculos y relaciones
culturales del pueblo esquimal, a partir de Nanook, el esquimal (Nanook
of the North 1922). La compañía que financiaba sus exploraciones, la
Révillon Fréres, era de los mayores explotadores de los esquimales. Para
Flaherty el documental no representa la realidad como en un espejo, sino que
es necesario interrelacionar las imágenes obtenidas dándoles un nuevo
significado que tenga una finalidad pedagógica.
Margaret Mead y Gregory Bateson,
analizaron hacia 1930 pautas de conducta verbales a partir de filmaciones a
los habitantes de Bali y Nueva Guinea. Desarrollaron así nuevas formas de
investigación antropológica en el que el soporte cinematográfico se
convertía en verdadero documentos de trabajo, estudio y divulgación.
El
documental digital
El
documento audiovisual digital, con soporte en CD-ROM o DVD proporciona al
medio documental ventajas indiscutibles. La abolición del soporte analógico
y su cambio paulatino por el soporte digital hace cambiar muchos de los
planteamientos e ideas del documental tradicional, convirtiéndolo en un
futuro cercano en una nueva fuente de comunicación y de información.
El
documental en soporte digital es completamente diferente al documental
tradicional pues, para su producción se utilizan los mismos medios que para
la producción multimedia. Si el documental se presenta en CD-ROM, el usuario
entrará en el documental con técnicas multimedia, abriendo o cerrando sus
propios pasos, caminando a su ritmo por las diversas posibilidades que le
aporta la tecnología digital.
El autor
del documental planifica de acuerdo a sistemas diferentes, con lenguajes y
métodos narrativos nuevos y sin explorar, previendo situaciones y vínculos
que el espectador-usuario utilizará posteriormente con entera libertad. La
narrativa analógica, lineal, deberá ser sustituida por una forma expresiva y
perceptiva digital y por lo tanto interactiva.
La
tecnología digital abre los campos al documentalista, tanto en la búsqueda
de información como en el acceso a nuevas fuentes, bases de datos y al
almacenamiento de la información. Otra ventaja está dada en la
vertiginosidad con la que avanza la calidad y perfección de las cámaras y de
sus procedimientos, que facilitan la filmación y eliminan la posible
interferencia con la realidad al reducirse el tamaño de las cámaras, con
posibilidad de ocultarlas en lugares inverosímiles. La filmación se optimiza
en el mismo lugar de los hechos sin necesidad de esperar al revelado, se
puede montar en lugares reducidos y por procedimientos mucho más baratos y
recibe, en fin, todas las facilidades que puede aporta la tecnología
digital.
La cercanía intercultural
Lledó (1997), afirma que el mayor
prodigio de la revolución tecnológica –más bien ontológica- es haber
empapado el mundo de idealidad, de imágenes, de visiones. No hay que estar
presente en los lugares para acceder a ellos. El cine y la fotografía nos
traen los mundos a nuestra cercanía, el CD-Rom o Internet nos permiten
acceder a documentos originales de bibliotecas, entrar en museos, analizar
obras de arte. Sin embargo la realidad no es la virtual, ni las imágenes. La
realidad hay que buscarla constantemente a partir de los datos que poseamos,
sean imágenes reales o virtuales, documentos escritos o comentarios orales.
La realidad debe ser «hablada», dice Lledó, desde el lenguaje del que hace
imágenes, pinta cuadros o realiza películas.
«Las
confusiones del medio»
Para un análisis de los problemas
interculturales hay que tener en cuenta que los medios, por muy perfectos
que sean o por aunque supongan un innegable acercamiento a la realidad son
siempre medios.
En principio, porque el cine, por muy documental
que sea, siempre es ficción, o ficción total o realidad reconstruida o
preparada. Solamente algunas filmaciones de lo que se denomina cine
etnográfico pueden ser consideradas realidad, salvando la situación de que
los equipos de realización y de rodaje contaminan en poca o gran medida el
lugar y las relaciones interpersonales. Se da por tanto una gran confusión
entre el acontecimiento y
su imagen cinematográfica, al no poder considerar a la representación
audiovisual como un registro exacto y fiable de lo que se quiere
representar.
El cine es, además, lenguaje. La
técnica cinematográfica acerca al hecho social, focaliza o generaliza lo más
importante mediante planos o movimientos de cámara, resalta y complementa la
información mediante sonidos o efectos visuales. Lo que es un avance
insustituible para apreciar lo importante o para entender una situación o
conducta puede convertir el hecho social o cultural a analizar en algo
alejado de la realidad. Un primer plano a pantalla completa puede
constituirse en la mejor forma de resaltar un movimiento, gesto u objeto al
mismo tiempo que se pierde paralelamente la visión de lo general o confunde
al espectador sobre la iconicidad de lo representado.
Otro elemento que puede confundir
es el montaje. El montaje es imprescindible como base técnica para el relato
y sin él es imposible construir una estructura narrativa. El montaje permite
presentar al espectador varias historias en paralelo, realizar saltos hacia
delante o hacia atrás en el tiempo. Sin embargo el montaje hace perder la
linealidad de los hechos cuando actuamos solamente con planteamientos de
antecedente y consecuente, pues el cine posee técnicas de lectura diferentes
a las que se utilizan en la realidad.
El cine descontextualiza la
realidad para contextualizarla de forma diferente y creativa. El relato
cinematográfico, por sintético y con limitaciones de tiempo y de tecnología,
integra en su narrativa una gran diversidad de componentes, de estereotipos,
de técnicas y de efectos que por un lado acercan al espectador al relato y
se lo hacen más apetecible y por otro lado lo alejan de la realidad. Cuando
se analiza una película es necesario volverla a descontextualizar para
contextualizarla en el ambiente y modo en que se desenvuelve el ámbito de
análisis.
La representación de los conflictos
Vida de
moro, un documental producido
por Canal + en el año
2000,
analiza el
complejo fenómeno de la inmigración a través del retrato íntimo de cuatro
magrebíes instalados en la localidad almeriense de El Ejido. Producto de
medio año de trabajo, el documental se rodó en dos niveles, algo inédito
hasta ese momento en España. Por un lado, una cámara visible ofrece un
retrato de quiénes son, qué han dejado atrás, qué frustraciones y qué
esperanzas comparten los cuatro magrebíes protagonistas del programa
mediante la entrevista directa. Por otro, una cámara oculta en manos de un
reportero marroquí que convive con ellos muestra cómo piden trabajo en los
invernaderos, cómo lo obtienen y lo pierden, y cómo les niegan la entrada en
establecimientos públicos, reflejando un abismo de desprecio y desconfianza
entre ambas comunidades. Abderrahim, Hassan, Aziz y Abdelgani han cruzado
sus caminos en la Casa Roja, un cortijo en ruinas a las afueras de El Ejido
convertido en chabola. Ellos, con
sus diferentes orígenes y
situaciones (que van desde el estudiante de filosofía que busca
oportunidades fuera de su tierra hasta el que emigra para poder mandar
dinero a casa), son una muestra de entre los 10.000 y 15.000 inmigrantes
ilegales que residen en la comarca, conocida como el mar de plástico por los
invernaderos, y que trabajan en condiciones muy precarias para poder ahorrar
y regularizar su permiso de residencia. La tensa situación entre este
colectivo y la población local explotó con brotes de violencia extrema nunca
vista hasta entonces en la zona.
Ese mismo tema, desde el lado de
la ficción, lo presenta la directora Chus Gutiérrez en la película Poniente
(2002), un drama romántico en un contexto social, como lo define la
directora, que finaliza en el estallido de violencia que vivió la localidad
de El Ejido.
El film (con guión de Chus
Gutiérerz y de Iciar Bollain) cuenta el desarraigo de un sinnúmero de
personas –apátridas- que participan en el fenómeno de la migración, desde
españoles que vuelven a su tierra, desde Europa o desde Madrid, hasta
senegaleses y magrebíes, que deambulan por un país en el que quieren vivir
mejor que en el suyo. El racismo en España, el machismo, la realidad y los
conflictos generacionales e interculturales son los ingredientes temáticos
de la película.
Chus Gutiérerz intenta por medio
de imágenes trasmitir el miedo que se tiene a aceptar la memoria histórica,
cuando España era un país emigrante, miserable, el miedo a comprender que la
emigración actual hacia los países ricos responde a los mismos criterios que
antes propiciaban nuestras emigraciones. Y ese miedo a entender que el
rostro ajeno es un espejo del nuestro, lleva a una defensa a ultranza,
violenta, xenófoba y racista de lo que se entiende como propio.
Quienes fueron emigrantes han
olvidado que lo fueron, que España ha pasado de ser lugar de origen
emigrante a ser el punto de destino inmigrante. Muchos españoles olvidan que
España es un país en el que se han relacionado etnias y culturas diversas
desde tiempo inmemorial, que España es un país mestizo en sus raíces y en
sus productos culturales.
La representación de los
problemas sociales
La representación que de los
problemas sociales se realiza en el cine audiovisual en la formación de
identidades colectivas al mismo tiempo que los avatares en la dinámica
social se ven reflejados en las representaciones audiovisuales, cine,
televisión o radio. El cine de los países pobres, que necesitan de su
emigración para equilibrar su balanza laboral, trata cada día más de los
temas de la emigración, ya sea de migraciones internas, éxodo rural y
llegada a la ciudad como de migraciones extremas, buscar el sueño del
trabajo y del bienestar en países lejanos, sea Estados Unidos de
Norteamérica o algún país europeo.
Es posible utilizar además la
imagen, la del cine o la de televisión, como soporte de datos sobre una
determinada cultura o como iniciación –o soporte en una investigación
etnográfica- de una línea de investigación.
Los medios de comunicación nos
abren la puerta para conocer elementos de las culturas en su origen, nos
permiten adentrarnos en sentimientos, dramas, opiniones o ideologías.
LLEDÓ, J.A. [ed.] (1997): El Arte de
las Redes. Madrid, Anaya.
MALINOVSKY, B.(1958), Una teoría científica de la
cultura, Ed. Sudamericana, Buenos Aires
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