El cómic como elemento educativo

© Enrique Martínez-Salanova Sánchez


El puntero de don Honorato/Bibliografía


 

-¿Es positiva la lectura de cómics para los niños? ¿Qué ventajas tiene?

La lectura de cómic es la natural en los niños, que comienzan su lectura viendo solamente imágenes, al igual que empiezan dibujando imágenes antes de escribir. Por ello, antes de que lean letras, palabras o frases, deben comenzar leyendo imágenes. El cómic tiene el atractivo de que suelen ser historias más cortas, argumentos más simples, con imágenes de colores y textos muy cortos. Van además en viñetas secuenciales que facilitan seguir un argumento.

El cómic tiene, además varias ventajas. Una, que presenta símbolos abstractos que hacen visual el lenguaje: la bombilla para representar una idea, diversos tipos de bocadillos para representar formas diferentes de conversación o pensamiento, onomatopeyas, etc. La afición por coleccionar cómic también es una ventaja, la continuidad, el orden, la secuenciación, el cuidado, etc.

-¿A partir de qué edad es bueno?

Jugando con libros, cómics y revistas, es más posible que el niño llegue a ser lector. Por ello, el niño tiene que tener los cómics y los libros al alcance de la mano desde que nace. Muy pronto, en cuanto comience a entender los cuentos, es conveniente leerle cómics y cuentos, para desarrollar su imaginación, ayudarle a comprender la simbología y facilitar su agudeza e ingenio. Los padres deberán tener en cuenta el contenido de los cómics, pues hay para niños y para adultos.

 -Ahora se están reeditando muchos clásicos, como Mortadelo y Filemón o El capitán Trueno, ¿se echan en falta títulos de este tipo en el mercado?

La reedición de estos cuentos es de necesidad, fundamentalmente histórica y nostálgica. Los adultos de hoy vivieron su infancia con estos personajes, y nunca más los volvieron a ver. La reedición hace que se vuelva a otra época.

Hoy hay poca variedad de argumentos en cómic para niños y, aunque antiguamente tampoco había tantos, todos leíamos los mismos, no existía la competencia de la televisión y de los videojuegos, y se cuidaba mucho las ediciones, los títulos y que fueren coleccionables, se propiciaba el intercambio, para lo que existían tiendas especializadas. Había también cómic de niños, de aventuras, y de niñas, románticos. Era una cultura diferente. Sin embargo, la mayoría de los argumentos de aquellos tebeos era excesivamente simple, contaminada por la política de la dictadura, y sus dibujantes, en general muy buenos, eran a menudo censurados por el régimen de Franco.

Aunque Mortadelo y Filemón siguen en la brecha, gracias al arte y la dedicación de Ibáñez, se echan de menos este tipo de tebeos, viñetas cortas y surrealistas.

 ¿Dónde pueden encontrar los niños esas aventuras de antes? (El manga y otros cómics similares han invadido el mercado)

Existen tiendas especializadas en al que se encuentran las reediciones, que no siempre gustarán a los niños, y que son muy caras para sus bolsillos. En un tiempo lejano daban una peseta al niño y con ella se compraba el tebeo e iba al cine. Hoy los tebeos son caros, excesivamente caros, debido a las condiciones de los grandes cómics norteamericanos.

-¿Cuáles son las preferencias en la infancia y la adolescencia? Antes se decantaban por las viñetas de Zipi y Zape o superhéroes como El Guerrero del Antifaz, quizás más ingenuas, ¿es reflejo de la época?

Hoy, el manga, en general dibujos de mucha calidad, sustituye a aquellos dibujos, y son asequible para el poder adquisitivo de un niño. Se han hecho con el mercado, además. Muchos dibujantes europeos dibujan ya en esos estilos, que han creado escuela y han obligado a mejorar la calidad, utilizar diversidad de encuadres y aportar al cómic un estilo más cinematográfico. Ciertamente echo de menos que los niños de hoy no tengan otras alternativas en cuanto a los argumentos, que se utilice en mayor dosis el humor y que se presenten dentro de un marco crítico y educativo.

Dibujado por Antonio Morata, según una idea de Enrique Martínez-Salanova. Publicado en «Almería lee», marzo 1986