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Hermanos
Lumière, Auguste y Louis, y su padre Antoine Lumiêre
©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez |
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El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine
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Los Hermanos Lumiere,
con ellos comenzó todo
Aunque ellos no lo sabían, las 35 personas afortunadas
que
participaron en la presentación oficial del primer cortometraje de los
hermanos Lumière asistían a un hecho que cambió la historia.
Desde que al ser humano se le concedió la fuerza de la
imaginación ha sido un experto en el dominio de la proyección de sí
mismo y de situaciones relevantes que lo rodean. Nuestros primitivos
realizaban de manera casi instintiva representaciones rupestres dentro
de sus cavernas que casi siempre tenían que ver con sus rituales de
caza, por ejemplo.
Con el paso del tiempo la proyección y la representación
de imágenes que al hombre le interesan tanto estética, como
significativamente, se ha ido puliendo y perfeccionando. El arte es una
prueba de esta evolución y de esta inquietud por plasmar la realidad de
manera estética y bella, las innumerables corrientes artísticas logran
dar un amplio panorama de ejemplos que nos muestran esta cualidad del
ser humano. La imagen es el recurso fundamental del arte, que a su vez
es la representación más bella y humana por naturaleza. El cine
que tuvo que pasar por todo largo proceso, que hubiera sido muy
diferente sin los hermanos Lumiere. |
El cine y yo
Nací con el cine, mis padres y mi abuelo
eran grandes cinéfilos y, desde muy pequeño, vi todo el cine que pude.
Mis primeras películas, cuando tenía cuatro años, las que recuerdo, en
Sevilla, de dibujos animados.
De adolescente seguí viendo cine, en el
colegio sobre todo, o en aquellas sesiones de dos películas por
cincuenta céntimos en sesión continua. Con catorce años ya estaba
inscrito en un cine club en Logroño, en el que aprendí mucho del
lenguaje del cine, de los entresijos del cine, y sobre todo me animé
hacia estudiarlo en profundidad.
He estudiado, investigado, hablado y
animado a entrar al mundo del cine, he estado en rodajes, he escrito
guiones, filmado, montado, proyectado y disfrutado con el cine.
Infinidad de artículos, conferencias, ensayos, relatos sobre el cine, y
mi texto "Aprender con el cine aprender de película", que me ha hecho
muy feliz. He sido jurado en Festivales infantiles y de adultos,
temáticos y generales.
Lo más importante, de lo que estoy más
orgullosos, es de que siempre he utilizado el cine en mis clases, que he
animado a aprender del cine y con el cine, que alumnos y alumnas mías
han seguido caminos que han descubierto en mis clases, y que muchas de
las cosas que otras personas hacen, son producto de los que han vivido
en mis clases o en mis escritos. |
Hablo de los Hermanos Lumière |
La primera sesión de cine
Los hermanos Auguste y Louis Lumière
nacieron en Besançon el 19 de octubre de 1862 y el 5 de octubre de 1864,
respectivamente, en el seno de una familia de pequeños industriales.
Aunque se toma
como fecha del nacimiento del cine el 28 de diciembre de 1895, cuando los
hermanos Louis y Auguste Lumière ofrecen la primera exhibición pública de su
cinematógrafo, se sabe que en esas fechas otros muchos pioneros ya estaban
proyectando también imágenes por otros sistemas que quizás todavía no tenían
la perfección del francés, pero que buscaban el mismo objetivo. Los
precursores fueron básicamente fotógrafos que disponían de una mínima
infraestructura para poder procesar en sus laboratorios las imágenes
obtenidas.
Los hermanos Lumiére, que
llevaban varios años en su invento y habiendo filmado ya más de un centenar
de películas de un minuto, se decidieron a enseñar su invento al pueblo de
París.
Lo presentaron con temor, pues nunca tuvieron excesiva confianza en
sus posibilidades artísticas ni menos económicas. Tras muchas negociaciones
con diferentes locales, incluido el Folíes Bergéres, encontraron un sencillo
local decorado al estilo oriental, el Salón Indio del Gran Café del
Boulevard de los Capuchinos. Los Lumiére prefirieron una sala de reducidas
dimensiones en razón de que si era un fracaso, pasaría inadvertido. El día
de la representación, considerado oficialmente como el primer momento de la
historia del cine fue el 28 de diciembre de 1895. Tal y cómo pensaron los
organizadores, el primer día no fue especialmente extraordinario, pues
acudieron solamente 35 personas. Bien cierto es que tampoco la publicidad
fue excesiva y el cartel realizado a la rápida no fue muy significativo. Los
Lumière tuvieron la precaución (Gubern, 1989) de pegar en los cristales
del Grand Café un cartel anunciador, para que los transeúntes
desocupados pudieran leer lo que significaba aquel invento bautizado con el
impronunciable nombre de Cinématographe Lumiére.
Su escueto anuncio decía:
"Cinematógrafo Lumière. Entrada 1 franco".
La explicación,
impresa en letra cursiva, resulta hoy un tanto pintoresca y barroca: «Este
aparato -decía el texto- inventado por MM. Auguste y Louis Lumière, permite
recoger, en series de pruebas instantáneas, todos los movimientos que,
durante cierto tiempo, se suceden ante el objetivo, y reproducir a
continuación estos movimientos proyectando, a tamaño natural, sus imágenes
sobre una pantalla y ante una sala entera.». Según Georges Mèliés, que
asistió a aquella función primera pues regentaba un estudio fotográfico en
París y había tomado parte en algunas de las negociaciones para encontrar la
sala, aunque al principio el ambiente era de gran escepticismo, cuando los
espectadores vieron moviéndose los carruajes por las calles de Lyon,
quedaron, cita Gubern, petrificados «boquiabiertos, estupefactos y
sorprendidos más allá de lo que puede expresarse».
"Por unos breves
instantes, nada de lo visto resultó innovador a los ojos de
la audiencia: en los últimos años ya se conocían linternas
mágicas capaces de proyectar fotografías en las paredes.
Pero esta magia nueva escondía otra magia. De repente, ante
los ojos atónitos del público, todas las figuras que
poblaban la estación no solamente temblaban en la blancura
de la pantalla, sino que también se movían. Aquellas figuras
fotografiadas miraban a izquierda y derecha esperando la
llegada del tren. Llegó entonces el momento cumbre. Del
fondo de la imagen surgió una locomotora, avanzando
lentamente en dirección a los presentes. Eso ya era
demasiado: algunos de ellos, realmente asustados, saltaron
de sus asientos y se precipitaron hacia la salida. No
volvieron a ellos hasta que se les garantizó que la
locomotora se había detenido en la estación. La impresión de
realidad de aquellas breves imágenes había sido tan fuerte
que salieron del local presos de una nueva excitación:
habían asistido al nacimiento de algo nunca visto, un
espectáculo singular que no ha dejado de fascinar a sus
seguidores desde el mismo día de su nacimiento. Pronto
corrió por todo París la noticia, y el Salon Indien se quedó
pequeño."
(De
http://www.biografiasyvidas.com/monografia/lumiere/cine.htm)
Sin embargo el pueblo
parisiense, corrida la voz sobre aquel espectáculo maravilloso y
espectacular, ya al segundo día llenó el salón y las colas recorrían el
bulevar. Los diarios de París elogiaron aquel espectáculo insólito y los
hermanos Lumière tuvieron asegurada, a partir del segundo día, sus
espectadores incondicionales.
Aunque
los Hermanos Lumière poseían un amplio stock de películas, en sus primeros
tiempos siempre comenzaban por La salida de la fábrica Lumiére (La sortie
des Usines Lumiére, a Lyon, 1895), que según sus historiadores fue su
primera película y de paso hacían homenaje a su empresa. El repertorio lo
componían películas familiares, sus hijos comiendo, o de la vida de las
calles de Lyon, soldados haciendo la instrucción, y al ser Louis Lumière muy
buen fotógrafo no evitó la utilización de efectos como el humo en una
herrería y las nubes de polvo en una demolición, que tuvieron inmenso éxito.
No en balde la fotografía era la madre del cine y sus pioneros no evitaron
el arte ya desde los comienzos.
Ya en
los primeros momentos se hicieron famosas dos películas que dominaron en su
show: Llegada del tren a la estación (L’arrivé d’un train en gare de la
Ciotat, 1895) y El regador regado (L’arroseur arrosé, 1895), el
primer film de humor, de un minuto, de la historia del cine.
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Programa de la primera sesión
Las
diez brevísimas películas de diecisiete metros que componían los
primeros programas presentados por los Lumiére mostraban imágenes
absolutamente vulgares e inocentes. Películas que, barajando unas
pocas variantes, ofrecían temas bien prosaicos:
-
La salida de los obreros de la fábrica Lumiére
-
Riña de niños
-
Los fosos de las Tullerías
-
La llegada del tren
-
El regimiento
-
El herrero
-
Partida de naipes
-
Destrucción de las malas hierbas
-
La demolición de un muro
-
El mar
Como puede verse, nada nuevo ni nada extraordinario ofrecían estos
temas, propios del repertorio de cualquier fotógrafo aficionado de
la época. Pero, a pesar de ello, el impacto que causaron
aquellas cintas en el ánimo de los espectadores fue tan grande que
al día siguiente los diarios parisinos se deshacían en elogios ante
aquel invento y un
cronista, víctima de una alucinación, elogiaba la autenticidad de
los colores de las imágenes. |
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Antoine Lumière, el padre
Antoine Lumière,
que nació en Haute-Saône en 1840, una persona poco conformista, que hizo
muchas cosas en su vida. Pintor, cantante, inventor, fotógrafo…. Se caso a
los 19 años, y se establece en Besançon como pintor, luego como fotógrafo.
En Besançon nacieron sus dos primeros hijos: Auguste Lumière, en 1862 y
Louis Lumière, en 1864. En 1870, la familia Lumière huye de Francia ante la
amenaza Prusiana y llega en Lyon. Donde Antoine abrió un estudio de
fotografía mientras seguía de cerca el progreso de los inventos que tenían
que ver con las imágenes animadas.
Hacia 1880, cuando
se planteó la posibilidad de producir en serie las placas secas de bromuro
de plata, un importante avance en las técnicas fotográficas. Vendió su
estudio y montó una fábrica en el suburbio lionés de Montplaisir, no calculó
bien y peligró la continuidad de la empresa.
La intervención de
sus hijos, sobre todo de Louis, le sacaron del apuro en 1882, pues preparó
una nueva fórmula, la de las plaques etiquette bleue, que se
adaptaban mejor a la producción en gran escala. Las Usines Lumière no sólo
se salvaron sino que experimentaron un gran crecimiento, con una producción
anual de más de un millón y medio de placas al cabo de tres años.
Encarrilada la situación económica, los hermanos Lumière pudieron contraer
matrimonio. Sus futuras consortes serían, como ellos, dos hermanas:
Marguerite y Rose Wincler, esposas respectivamente de Auguste y de Louis.
A partir de 1892 los hermanos empezaron
a trabajar en la posibilidad de fotografiar imágenes en movimiento.
Patentaron un número significativo de progresos notables.
En 1894, Antoine
fue invitado a presenciar una demostración del kinetoscopio de Edison y lo
llevó a París. Fascinado por el invento, propuso a sus hijos que buscasen la
manera de mejorarlo, ya que se trataba de un aparatoso artilugio, cuyas
proyecciones sólo se podían contemplar a través de una ventanilla. Ambos
hermanos pensaron de inmediato en los enormes beneficios que supondría un
aparato capaz de proyectar aquellas imágenes sobre una pantalla. Sin duda
influyó en ellos el éxito en París del «teatro óptico» en el que Emile
Reynaud proyectaba vistas animadas, aunque en bandas dibujadas a mano. Un
año más tarde, Louis Lumière había hallado la solución: la primera cámara de
cine, que patentó con su nombre; se trataba de un aparato ligero y
manejable, pues sólo pesaba unos cinco kilos, y su funcionamiento era mucho
más eficiente que el del kinetoscopio de Edison.
Tras realizar unas
cuantas pruebas en privado,
en diciembre
del año 1895,
los hermanos Lumière estaban listos para mostrarle al mundo su fabulosa
creación y realizaron la primera exhibición pública en el
Grand Café
des Capucines de París. |
El cinematógrafo
Los dos hijos del fotógrafo de la "rue
de la Barre", en Lyon se inspiran para la consecución de sus
experiencias en el Kinetoscope y adoptan la película perforada del
aparato americano, pero sigue siendo un problema el delicado desarrollo
de la película.
Para obtener fotografías animadas sobre una pantalla era necesario hacer
pasar la banda de imágenes ante una linterna mágica. La mayor dificultad
consistía en concebir un mecanismo que, cada vez que un fotograma pasase
ante el objetivo, lo inmovilizase a fin de que pudiera ser proyectado.
Siendo la persistencia retiniana de una décima de segundo, habría que
proyectar al menos diez imágenes por segundo para conseguir la ilusión
del movimiento. Sabido esto, los Lumière se centraron en la búsqueda de
un mecanismo que proyectase dieciséis imágenes por segundo. Su idea era
que, a cada segundo, el mecanismo debía tirar de la banda dieciséis
veces e inmovilizarla otras tantas, y, al mismo tiempo, abrir o cerrar
el objetivo, permitiendo o impidiendo el paso de luz, según que la
imagen estuviese quieta o en movimiento.
El problema resultaba bastante complejo, y los hermanos ensayaron
numerosos mecanismos, ninguno de ellos satisfactorio. Finalmente, Louis
halló la solución en una noche de insomnio. Pero fue Auguste quien contó
el cuándo y el cómo. «Era a fines del año 1894. Una mañana entré en la
habitación de mi hermano, que no se encontraba bien y guardaba cama. Me
dijo que no había dormido y que, en el silencio de la noche, había
perfilado las condiciones que nos permitirían alcanzar el objetivo que
perseguíamos, imaginando un mecanismo capaz de resolver el problema. Me
explicó que era necesario imprimir a una cápsula portaagujas un
movimiento alterno, parecido al de un mecanismo de las máquinas de
coser. Las agujas penetran en las perforaciones practicadas en los
márgenes de la película y le imprimen un impulso; finalmente se retiran
y dejan inmóvil la película, mientras el sistema de deslizamiento vuelve
a la posición primitiva. Fue una revelación. En una noche, mi hermano
había inventado el cinematógrafo.»
Dibujados los planos del aparato, Louis encargó su construcción a Eugène
Moisson, mecánico jefe de las Usines Lumière.
Indiscutiblemente practico, es
ligero, más cómodo y manejable, era
al mismo tiempo tomavistas y proyector.
Funcionaba a 16 imágenes por segundo, y utiliza la película de celuloide
perforada puesta a punto por Edison. Solamente hay una diferencia, la
película del Cinetoscopio incluye cuatro perforaciones laterales
rectangulares por imagen, mientras que la película Lumière solo implica
una perforación redonda de cada lado.
En esta nueva tarea, su preparación artística le sirvió de mucho. La
selección del enfoque requerido, la búsqueda de la mejor exposición y la
elección de las fases esenciales del movimiento pronto dejaron de ser un
secreto para él. No tardó en aplicar estos conocimientos al rodaje del
que había de ser el primer film de la historia del cine: La salida de
los obreros de la fábrica Lumière.
Con esta película, el cinematógrafo fue presentado el día 22 de marzo de
1895 a los asistentes a una conferencia sobre el nuevo invento,
organizada con este objeto en la Société d'Encouregement à l'Industrie
Nationale, en París. Dos meses más tarde, el 10 de junio, Louis obtuvo
un sonado éxito en el congreso de sociedades fotográficas realizado en
Lyon al proyectar La llegada de los congresistas a Neuville-sur-Saône,
film rodado el día anterior y que se considera el primer noticiario
filmado. La perfección técnica y la sensacional novedad de las películas
de Louis hicieron que el cinematógrafo se impusiese sobre todos los
sistemas alternativos. Había llegado el momento de enfrentarse
directamente al público, abriendo la primera sala cinematográfica.
Tras diversas presentaciones en
sociedades científicas, en la Universidad de la Sorbona, en Bruselas y
otros lugares, se procedió a su explotación en la primera sesión
exhibida para un público comercial, como primer espectáculo de pago
(Marcando oficialmente el inicio del cine) el 28 de diciembre de 1895 en
París, en el Salon Indien du Grand Café, en el Boulevard des Capucines.
Cada entrada se cobrara un franco. En tres semanas lograron que
asistieran tres mil personas por día. Luego de varios años de
proyecciones, en 1903, los hermanos Lumière se separaron y decidieron
seguir diferentes caminos.
El primer cinematógrafo fue patentado el 13 de febrero de 1895. Louis
empezó a rodar con él las primeras películas, de una longitud de 17
metros cada una (casi un minuto de proyección) que era la máxima
capacidad que permitía la máquina.
Los hermanos Lumière pensaban que
«el cine es una invención sin ningún futuro», utilizable sólo para el
ámbito de la intimidad. No obstante, aprovecharon todo lo que el nuevo
invento les ofreció para generar riqueza y montar un negocio rentable.
Su posición económica y el interés
que mostraban hacia la ciencia les hizo menospreciar las posibilidades
comerciales de su invento, por lo que finalmente abandonaron la
producción cinematográfica.
En 1903 patentaron un proceso para
realizar fotografías en color, el Autochrome Lumière, lanzado al mercado
en 1907.
Actualmente su cámara esta en el
museo de cine de París, con la de George Méliès. |
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Louis Lumière
La salud de
Louis era frágil; le aquejaban frecuentes jaquecas que le impedían
asistir a clase con regularidad. Ello le obligaba a pasar largas
temporadas en casa, donde se familiarizó pronto con las actividades de
su padre y cultivó sus aficiones favoritas: la música, el dibujo y la
escultura, para las que estaba muy bien dotado. Más tarde asistiría al
conservatorio de música de Lyon para estudiar piano y composición.
En 1903, tras
varios años de sesiones en el Salon Indien, los hermanos Lumière se
separaron y tomaron rumbos muy distintos. Louis se mantuvo al frente de
la fábrica de Montplaisir.
Las primeras
fotografías en colores fueron realizadas en Francia en la década de
1860, pero el proceso era imperfecto, dado que incluía la necesidad de
efectuar tres tomas diferentes para la misma imagen.
En
1904 Louis inventó la placa de
cristal autocromo en el que se distribuyen millones de granos de fécula
de patata, en cada color de uno de los tres colores : rojo, verde o
azul, asociados en una superficie sensible. Obtienen así muestras
positivas transparentes dando una imagen mucho más iluminada y natural
con un soporte de papel opaco. Al igual que con la pintura puntillista,
es la totalidad de la mirada la que forma el efecto del color y el
encanto de estas fotografías. La comercialización en 1907 pone a la
fotografía color al acceso de todos los fotógrafos de moda y cobra
fuerza en 1910. El autocromo no tendrá ningún competidor real durante
tres décadas hasta la llegada de la película de color que sustituye la
frágil lámina de vidrio
Louis ensayó el
color y el relieve tanto en la fotografía como en el cine. Fue el
primero en probar la «pantalla grande» y la «circular» o panorámica,
anticipándose en casi sesenta años al «circorama» del director y
productor cinematográfico Walt Disney. Durante la Primera Guerra Mundial
preparó una nueva mezcla para impedir que el aceite se congelara en los
motores de aviación. Dedicó su inventiva a la ortopedia, fabricando un
tipo muy ingenioso de mano artificial. En 1944, cuando residía
en Bandol en espera de la
muerte, que llegaría cuatro años más tarde (el 6 de junio de 1948),
dijo: «Soy feliz de poder encontrar todavía en el trabajo el mejor medio
para soportar la dureza y la angustia de los tiempos en que vivimos».
Louis desarrolló un nuevo método
para la preparación de placas fotográficas, que convirtió la empresa
familiar en líder europeo del sector. Puso a punto una placa seca
(método de fotografía instantánea) bautizada "Etiquette bleue" que
garantizará renombre y éxito financiero a la empresa familiar
convirtiéndola en líder europeo del sector. Para fabricar y
comercializar las placas, Antoine Lumière compró entonces un inmenso
terreno en Monplaisir, en el suburbio de Lyon. Rápidamente adquirida, la
fortuna allí. La empresa “A. Lumière & ses fils” comenzó a funcionar muy
bien y, ya establecidos, Antoine y Louis contrajeron matrimonio con dos
hermanas: Marguerite y Rose Wincler.
Mientras Auguste seguía con sus
actividades hacia la biología, Louis Lumière siguió innovando en el
campo de la imagen con la creación del fotograma, la placa de tricromo
para fotografiar en color, la fotografía en relieve y el cine
estereoscópico. Louis decía que el invento de su vida fue la fotografía
en color, pues si bien la proyección de imágenes en movimiento les llevó
unos meses, la investigación del color le supuso más de siete años de
trabajo.
Las primeras fotografías en colores
fueron realizadas en Francia en la década de 1860, pero el proceso era
imperfecto, dado que incluía la necesidad de efectuar tres tomas
diferentes para la misma imagen . Ya los inventores del cinematógrafo en
1895, los hermanos Lumiere, desarrollaron en 1904 la placa de cristal
autocromo en el que se distribuyen millones de granos de fécula de
patata, en cada color de uno de los tres colores : rojo, verde o azul,
asociados en una superficie sensible. Obtienen así muestras positivas
transparentes dando una imagen mucho más iluminada y natural con un
soporte de papel opaco. Al igual que con la pintura puntillista, es la
totalidad de la mirada la que forma el efecto del color y el encanto de
estas fotografías. La comercialización en 1907 pone a la fotografía
color al acceso de todos los fotógrafos de moda y cobra fuerza en 1910.
El autocromo no tendrá ningún competidor real durante tres décadas hasta
la llegada de la película de color que sustituye la frágil lámina de
vidrio.
Louis falleció en Bandol, Francia,
(1948). |
Auguste Lumiêre
Auguste
abandonó definitivamente la fotografía y el cine y se dedicó a cultivar
la biología y la fisiología, disciplinas por las que mostró siempre una
particular inclinación. En 1914 inauguró un gran centro de investigación
en Lyon, los Laboratoires Lumière, con clínica incluida, en estrecha
colaboración con un equipo de prestigiosos médicos. Realizó estudios
sobre diversas enfermedades: el cáncer, el tétanos y la tuberculosis
reclamaron sobremanera su atención. Sus trabajos llenaron más de veinte
volúmenes. Entre sus obras, cabe destacar La vie, la muladie et mort,
en la que resucitaba la teoría hipocrática de los humores, y
Horizonts de la medicine. Sus puntos de vista, bastante heterodoxos,
fueron rechazados por la mayoría de la clase médica, que le echó en cara
su formación autodidacta y su condición de advenedizo. Sin embargo, la
Academie de Medicine acabó aceptándolo como uno de sus miembros. Vivió
hasta edad muy avanzada, sorprendiéndole la muerte en Lyon el 10 de
abril de 1954. |
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