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Gerda Taro
(1910-1937)
y
Ernö Endré Friedman
(Robert
Capa)
Primera mujer reportera de guerra y
la primera en morir en la zona de combate
©
Enrique
Martínez-Salanova Sánchez |
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El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine/Glosario
de cine
Gerda Taro, (1910-1937), primera mujer reportera de
guerra
Gerda Taro,
a la que llamaban ‘El pequeño zorro rojo’ por su juventud y color de
pelo, pero sobre todo por su habilidad para conseguir siempre el mejor
sitio para la mejor foto, era definida también como una persona con ojo
de fotógrafo, alma de periodista y coraje de un guerrero. Precisamente
esa valentía de estar en primera línea de la información en el frente de
guerra fue la que le costó la vida en un accidente tan absurdo como
trágico.
Los 26 años de vida de Gerda Taro estuvieron llenos de
intensidad, aventuras, viajes, amor, creatividad y, sobre todo, de un
legado en fotografías que sirven para documentar el sufrimiento de una
guerra en la que siempre pierde el pueblo, indefenso y roto por el
dolor.
Para hacer la historia más verosímil y tener más éxito de
aceptación de sus fotografías en la prensa de la época, Gerda inventó para
André,
Ernö Endré
Friedman,
su compañero de amores y fatigas, un seudónimo fácil de pronunciar y de
sonoridad parecida a la de Greta Garbo. Para André inventó el nombre de
Robert Capa, con el que firmaron durante un tiempo los trabajos de
ambos, y que fue una fuente de negocio que marcó un estilo de
fotografías de las que en ocasiones es difícil adivinar el autor.
En 1937 se produjo cierto distanciamiento entre ellos y
André Friedman se quedó con el nombre de Robert Capa y desde ese momento
continuaron sus carreras de forma independiente. Ella se acercó a los
intelectuales antifascistas europeos, como George Orwell y Ernest
Hemingway, y empezó a comercializar su trabajo bajo la etiqueta de Photo
Taro a publicaciones como ‘Illustrated London News’, ‘Life’ y ‘Volks
Illustrierte’. Él, por su parte, acabaría fundando la agencia Magnum
Photo. |
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Hablo de Gerda Taro
Me llamó la atención Gerda Taro cuando la
descubrí hace unos años como quien era la autora de muchas de las
fotografías firmadas por Robert Capa, a quien seguía hace tiempo.
Me llevó a investigar sobre ella, y
hacerla visible en mi Web y cuando puedo, en conferencias, el interés
por la historia de la imagen, de sus diferentes representaciones, unido
a otro interés especial que me lleva siempre a hacer visibles a
protagonistas que están tras las imágenes, fijas y móviles.
Muchas mujeres han estado siempre tras el
arte, la pintura, la música, la literatura o la fotografía o el cine,
más complicado es saber de ellas pues la historia las ha negado
sistemáticamente por causas muy dispares. No es fácil sacarlas a flote,
por la falta de documentos. La maleta Mexicana dio más pistas y puso en
su lugar a Gerda Taro. |
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Gerda Taro y André
Friedman
Gerda Taro fotografiada
por André en París
Gerda Taro fotografiada
por André
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Gerda
Taro. Biografía
Gerta
Pohorylle era una alemana de origen judio que emigró a
París, poco después de la subida al poder de Hitler, en
1933. En París, conoció a Ernö Endré Friedman, un
fotógrafo freelance húngaro, quién se entusiamó por la
fotografía gracias a Eva Besnyö, una vecina de su Budapest
natal. Igual que Gerta, Endré huye de Berlín en el mismo año
que ella.
En el
verano de 1935, se van con unos amigos comunes a la isla de
Santa Margarita, en Cannes. Allí se enamoran y deciden
trabajar juntos. Endré, que ahora se hace llamar André, le
enseñará fotografía a Gerta y ella le asesorará en los
aspectos comerciales, aprovechando sus conocimientos
adquiridos en la agencia Alliance Photo, donde trabaja. El
olfato comercial de Gerta le mueve a crear una estratagema
ante la escasa acogida de las fotos de André, inventando la
figura de un fotógrafo norteamericano llamado Robert Capa,
cuyo asistente de laboratorio sería André. El nombre Robert
procedía del actor favorito de Gerta, Robert Taylor,
mientras que Capa procedía del director de cine Frank Capra.
Gerta también decidió cambiar su propio nombre por el de
Gerda Taro, en honor a la actriz Greta Garbo. En su
libro Gerda Taro fotógrafa de guerra, Fernando Olmeda viene
a decir que Gerda Taro era la cabeza pensante de la pareja y
que, entre otras cosas, fue quien inventó a Robert Capa.
La pareja
actuaba como representante del supuesto Robert Capa, lo que
les permitía vender sus fotografías al triple de su valor
usual. El engaño duró poco. El director de la revista Vu,
Lucien Voguel, lo descubrió cuando publicó, con mucho éxito,
unas fotografías firmadas por Robert Capa, que él sabía que
fueron tomadas por André. No obstante, ambos mantuvieron
estos nombres porque empezaban a ser muy conocidos.
Gerda
aprendió rápidamente a manejar las cámaras Leica y
Rolleiflex. Desde el 4 de febrero de 1936, dispuso de una
acreditación de prensa que le permitió legalizar su
situación en Francia. El 5 de agosto de 1936, André y Gerda
Taro llegaron por primera vez a España, cuando la guerra
civil apenas había empezado hacía dos semanas. Su
inclinación política los lleva a intimar con la República,
que les facilita un grupo de milicianos como escolta. La
inexperiencia de ambos fotógrafos les lleva a lugares donde
los combates no había empezado o ya habían finalizado y sus
primeros reportajes son escenificaciones realizadas por los
milicianos que los acompañaban. En este primer viaje, Capa
realiza la famosa fotografía Muerte de un miliciano, en el
Cerro Muriano, Córdoba.
Gerda
realizará cinco viajes a España, tres de ellos con André y
dos en solitario. Es difícil establecer la autoría de las
fotografías porque ambos se intercambian las cámaras, aunque
las primeras van firmadas por Capa. A principios de 1937
decidieron crear el sello Capa y Taro y así lo hacen en las
fotos que remiten desde España, en marzo de 1937. Por esas
fechas, André regresa a París y Taro se queda en España.
Acepta encargos de otras revistas y firma como Taro. Se
siente más independiente y se integra en los batallones de
las Brigadas Internacionales por su conocimiento de los
idiomas alemán y francés.
En el
primer aniversario de la guerra española, el 18 de julio de
1937, Gerda está en París y disfruta de su éxito como
reportera de guerra. Los números especiales de Ce Soir y Regards incluyen
fotos suyas firmadas como Taro. Se siente una fotorreportera
profesional y tiene ganas de seguir cubriendo la guerra.
Vuelve a Madrid y se aloja donde siempre, en el palacio de
Zabálburu, sede de la Alianza de Intelectuales
Antifascistas. Allí se alojan la mayoría de los
intelectuales que apoyan a los republicanos. Va y viene cada
día al frente del río Guadarrama, apenas a 25 kms. de
Madrid. Allí, la Legión Cóndor está bombardeando
sistemáticamente las posiciones republicanas. Un día antes
de partir para París, el domingo 25 de julio, Gerda le pide
a Ted Allan, un comisario político que controla una unidad
médica, que le acompañe hasta Brunete, al otro lado del río
Guadarrama. Brunete es un punto estratégico para dominar
Madrid y las tropas del general Franco ya lo han
conquistado, sirviéndose de aviones alemanes e italianos.
Gerda y Allan no lo saben y llegan andando al frente.
Después de tomar numerosas fotos desde una trinchera se
retiran y se topan con un coche que está evacuando heridos.
Ambos se suben a los estribos y Gerda deja sus cámaras a la
persona que ocupa el asiento delantero. Cerca de
Valdemorillo sufren un nuevo ataque aéreo y un tanque
descontrolado golpea la parte delantera del coche. Allan y
Gerda caen a la carretera, con tan mala suerte que el tanque
aplasta a Gerda. Las heridas son graves y es operada sin
anestesia. Gerda muere en la madrugada del 26 de julio de
1937, justo seis días antes de cumplir los 27 años.
María Teresa León y su esposo, Rafael Alberti, se hicieron cargo
del cadáver de Gerda Taro y se encargaron de llevarlo hasta
la frontera con Francia, donde está enterrada
Tristemente, fue la primera mujer reportera de guerra y
también la primera en morir en la zona de combate. Los
últimos negativos de la batalla de Brunete aparecieron con
el resto del material encontrado dentro de la famosa maleta
mexicana descubierta por el director de cine mejicano
Benjamín Tarver en 1995.
El destino de André, que siguió utilizando el
seudónimo de Robert Capa se estrelló sin ella. Falleció,
en 1953, tras pisar una mina en Indochina. |
La invisibilización y olvido de Gerda Taro
Después de su fallecimiento, una combinación de
diferentes factores conspiró para hacerla invisible: el hecho de que la
Guerra Civil fuese inmediatamente seguida de la Segunda Guerra Mundial;
que Franco destruyese el trabajo muchos fotógrafos del bando
republicano; y que su asociación con el comunismo, al menos en
Occidente, no resultase interesante.
Su carrera fue muy corta. Solo tomó fotografías de forma
profesional al comienzo de la Guerra Civil, en agosto de 1936, y murió
justo un año más tarde", aunque posiblemente esa invisibilización se
deba solo al hecho mismo de ser mujer. También destaca que, aunque la
amó incondicionalmente hasta el final de sus días, André (Robert
Capa) no facilitó la labor de atribución.
Gerda Taro solo usó el seudónimo compartido al comienzo
de su estancia en España, ya que su compañero era el más conocido de los
dos y les interesaba para vender las fotografías. Sin embargo, pronto
comenzó a firmar sus propias instantáneas como Taro.
Aún así, como descubrió la maleta mexicana en 2008, Gerda
Taro tuvo tiempo suficiente para disparar cientos de negativos como
Robert Capa. Ese tesoro en forma de valija incluía más de 4.000
fotografías que ayudaron, décadas más tarde, a desligar la figura de
Taro de la sombra alargada de su contraparte masculina.
"Es difícil afirmarlo, pero es bastante probable que
todavía hoy haya imágenes de Gerda Taro mal atribuidas a Robert Capa (el
hombre)". Capa cubrió cinco guerras más tras la desaparición de su otra
mitad y cofundó la influyente agencia Magnum antes de morir en 1954.
Gerda Taro no fue ninguna amateur.
Captó grandes instantes, suficientemente cerca, e incluso murió
preocupada únicamente por el estado de sus cámaras. No solamente era una
fotógrafa con talento, sino la primera fotoperiodista de guerra que
murió en plena acción. |
Guerrillera Republicana, Gerda Taro, 1936 |
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La reivindicación profesional y humana de
Gerda Taro. La maleta mexicana
‘La maleta mexicana’ (tres cajas con casi 4.000 negativos de
fotografías de la Guerra Civil Española realizados por
Robert Capa, Gerda Taro y David Seymour, hizo justicia en
2008 al revelar que muchas de las fotografías firmadas como
Robert Capa eran en realidad de Taro.
En 1939, en los albores de la Segunda Guerra Mundial,
desaparecieron del estudio que André, Robert Capa, tenía en París unos
negativos de la Guerra Civil Española. Casi setenta años después, al
término de un misterioso viaje a través del sur de Francia, llegaron a
Ciudad de México más de un centenar de rollos de película, no sólo de
Robert Capa, sino también de Gerda Taro y Chim (David Seymour), tres de
los principales fotógrafos de la contienda española. El conjunto de los
negativos, conocido como La
Maleta Mexicana,
proporciona una amplia, rica y exclusiva panorámica de una guerra que
cambiaría el curso de la historia europea, y constituye además un
hallazgo de valor incalculable por su aportación a la evolución de la
fotografía bélica. Hoy se conserva en la colección del International
Center of Photography, en Nueva York. |
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La última fotografía que se conoce de Gerda Taro
La que probablemente fuera la última foto de Gerda Taro, fallecida tras
ser embestida por un tanque en la batalla de Brunete, apareció por
sorpresa en Twuiter, cuando el soldado veterano británico John
Kiszely compartió una imagen en la que su padre, un
joven médico que acudió a España con las Brigadas
Internacionales para apoyar al bando republicano,
aparece curando las heridas de una mujer. Fue entonces cuando un usuario
le preguntó por su identidad, imaginando que podría ser Gerda Taro por
la apariencia física y la fecha del fallecimiento.
La respuesta de Kiszely confirmó la sospecha del usuario que le había
preguntado sobre la mujer herida. Al mirar el reverso de la fotografía,
el veterano británico comprobó que alguien había escrito "Frente Brunete
Junio 37 (en Torrelodones) Mrs Frank Capa Killed at Brunete". Para
verificar la veracidad de la información, el periodista Carlos
del Amor le pidió que mostrara la parte de atrás en un
nuevo mensaje de Twitter, donde John Kiszely, miembro de un centro de
investigación de la Universidad de Oxford, confirmó las sospechas.
Una grabación de 1992 archivada en el Imperial War Museum de Londres en
la que el propio médico que aparece en la foto confirmaba décadas
después que estaba atendiendo a Taro,
John Kyszely,
cerraron el misterio. El médico que atendió a Taro y su compañero en el
frente que anotó la información en la parte posterior de la foto la
definían como “la mujer de Capa”.
"Nunca había mirado la parte trasera de la fotografía hasta que la
rescaté ahora", explicó posteriormente a Univision
Noticias.
La apelación a "Frank" podría ser una confusión con el nombre real de
"Robert", aunque hay
quien apunta que en lugar de "Frank" se podría leer "Frau" (mujer,
en alemán). Una frase que, en cualquier caso, parece dar la razón a los
que sospechaban sobre quién podría ser la mujer atendida por el padre de
John Kiszely. |
©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez |
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