Sugerencias didácticas

para trabajar con ideas del cine

 

©Enrique Martínez-Salanova Sánchez

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Cuestionario «El gran dictador» Discurso El gran dictador Reseñas

Cuestionario sobre una película


  • ¿Te gusta el cine?. Razona tu respuesta

  • ¿Qué películas te gustan más?

  • ¿Te gusta más ver una película en el cine o por televisión?

  • ¿Cuántas veces vas al cine?

  • al mes

  • al año.

  • ¿Con quién vas al cine?. Padres, amigos.

  • ¿Cual es la ultima película que ha visto?

  • ¿Por qué fuiste a verla?

  • ¿Qué es lo que más te gustó de la película?

  • Cuenta brevemente de qué trata esa película. Explica en pocas líneas el argumento.

  • Si te acuerdas, escribe:

  • Quiénes son sus actores principales.

  • Su director

  • El año en que se hizo

  • Si se ha ganado algún premio, di cual.

  • ¿Puedes explicar algo más de la película?

  • Cita alguna otra película en que hayan actuado los mismos actores

  • Nombre del actor ………………………… Película …………………………

  • Nombre del actor ………………………… Película …………………………

  • Cita alguna otra película del mismo director

Analizar «El gran dictador»


  • Ver la película El gran dictador, de Chaplin.

  • Leer el discurso final de Chaplin.

  • Representar el discurso de Chaplin, dramatizando como él. Si es posible, con disfraz.

  • Buscar en prensa y revistas datos sobre alguna dictadura

  • Nombrar y dar datos de algunos dictadores.

  • Comparar el discurso de Chaplin con situaciones de países en dictadura.

  • Escribir un texto sobre la democracia.

Discurso de El gran dictador (Charles Chaplin 1940)

(Discurso final de Chaplin, un barbero judío al que las circunstancias han llevado a ocupar el papel de dictador, caracterizado de Hitler)

«Lo siento, pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio. No quiero gobernar ni conquistar a nadie sino ayudar a todos si fuera posible: judíos y gentiles, blancos o negros. Tenemos que ayudarnos unos a otros, los seres humanos somos así.

Queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos. La buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado nosotros. El maquinismo que crea abundancia nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia duros y secos. Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que máquinas, necesitamos humanidad, más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades, la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros. Ahora mismo mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, a millones de hombres desesperados, a mujeres y niños victimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oírme, les digo: ¡No desesperéis! La desdicha que padecemos no es mas que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano.

El odio de los hombres pasará y caerán los dictadores y el poder que le quitaron al pueblo se le reintegrará al pueblo. Y así, mientras el hombre exista, la libertad no perecerá. ¡Soldados, no os rindáis a esos hombres que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué pensar y qué sentir, os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como a carne de cañón! ¡No os entreguéis a estos individuos inhumanos! ¡Hombres-maquinas, con cerebros y corazones de máquinas! ¡Vosotros no sois máquinas, no sois ganado! ¡Sois hombres! ¡Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones! ¡No el odio!. Sólo los que no aman odian. Los que no aman y los inhumanos. ¡Soldados, no luchéis por la esclavitud, sino por la libertad! En el capitulo 17 de San Lucas se lee: «el reino de Dios esta dentro del hombre» No de un hombre ni de un grupo de hombres, sino de todos los hombres, ¡en vosotros! ¡Vosotros, el pueblo, tenéis el poder! ¡El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad! ¡Vosotros, el pueblo, tenéis el poder de hacer esta vida libre y hermosa de convertirla en una maravillosa aventura!

¡En nombre de la democracia: utilicemos ese poder actuando todos unidos! ¡Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres el trabajo y dé a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Con la promesa de esas cosas las fieras alcanzaron el poder pero mintieron: no han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. ¡Los dictadores son libres solo ellos pero esclavizan al pueblo! ¡Luchemos ahora para hacer nosotros realidad lo prometido! ¡Todos a luchar para libertar al mundo, para derribar barreras nacionales para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia! ¡Luchemos por el mundo de la razón! Un mundo donde la ciencia, donde el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad. ¡Soldados, en nombre de la democracia, debemos unirnos todos!.

(Final de la película: voz en off de Chaplin sobre el rostro en primer plano de Hanna/Paulette Godard)

Hanna, ¿puedes oírme? Donde quiera que estés mira a lo alto, Hanna. Las nubes se alejan. El sol está apareciendo. Vamos saliendo de las tinieblas hacia la luz. Caminamos hacia un mundo nuevo. Un mundo de bondad en el que los hombres se elevarán por encima del odio, de la ambición, de la brutalidad. Mira a lo alto, Hanna. Al alma del hombre le han sido dadas alas y al fin está empezando a volar. Está volando hacia el arco iris, hacia la luz de la esperanza, hacia el futuro: un glorioso futuro que te pertenece a ti, a mi, a todos. Mira a lo alto, Hanna. Mira a lo alto.

Son dos películas clásicas en la historia del cine de ideas

Reseñas

El acorazado Potemkim

Rusia. 1925. 72 min.

Director: Sergei M. Eisenstein.

Fotografía: Eduard Tissé.

Intérpretes: Alexander Antonov, Vladimar Barsky, I. Bobrov, A. Levshin.

Sinopsis:

Los marineros del acorazado Potemkim se amotinaron contra la oficialidad por causa de las malas condiciones de vida a bordo y los durísimos castigos inflingidos por nimiedades. El motín nace tras el fusilamiento, por parte de los oficiales, de los cabecillas de una protesta causada por servir alimentos podridos y con gusanos. Los marineros asesinan a la oficialidad del buque y se hacen cargo del barco. Llegan a Odessa con el fin de enterrar a su cabecilla que ha muerto en la refriega y el pueblo de Odessa les recibe como héroes y les llena el barco de comestibles. En ese momento aparecen las tropas del zar que asesinan sin piedad a los ciudadanos que estaban en el puerto. Una de las películas mejor conceptuada del séptimo arte. Una historia real llevada a la pantalla en medio de la ficción, por Eisenstein que solamente contaba 26 años. La escena central, la matanza de civiles a manos de las tropas del Zar en la escalera de Odessa, se convierte en el núcleo central del film.

 

La sangre del cóndor. Yawar Mallku

Bolivia. 1969. 74 min.

Director: Jorge Sanjinés.

Intérpretes: Marcelino Yanahuava, Benedicta Mendoza Huanca, Vicente Salinas, y la población de la comunidad rural de Kaata.

Sinopsis:

Esta película es una metáfora sobre la condición de los indios quechua, el 65 por 100 de la población total de Bolivia, que viven en la mayor pobreza bajo el dominio de los blancos y mestizos, y de los norteamericanos que los respaldan. En una de las primeras secuencias se ve cómo los médicos norteamericanos les están entregando a los indígenas toda una serie de prendas de vestir y zapatos que no les sirven para nada, y que los indios devuelven en silencio a la clínica durante la noche. La esterilización no consentida de las mujeres de la comunidad por el Peace Corps norteamericano constituye una variación mucho más drástica y pervertida de ese mismo paternalismo. En un país con una mortalidad infantil superior al 25 por 100, los indígenas necesitan menos los métodos de control de la población que las inútiles ropas que los norteamericanos les ofrecen. Cuando se enteran de lo que han hecho con sus mujeres, los indignados indios responden castrando a los médicos norteamericanos.