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Hoy empieza todo
La responsabilidad
social de la escuela
©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez
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El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine/Glosario
de cine
Las
responsabilidades sociales de la escuela
La escuela tiene responsabilidades
sociales. No solamente aquellas que le asigna la ley o las que
antropológicamente le corresponden como uno de los pilares de la cultura
de los pueblos. La escuela asume ante la sociedad el compromiso de
educar, por supuesto, pero también tiene un compromiso con la comunidad
y con la humanidad, pues es parte de un proyecto que va más allá de las
normas administrativas, de las necesidades de aprendizaje de unas edades
concretas. La escuela debe asumir la responsabilidad de ayudar a ayudar
a modificar actitudes básicas y mejorar la vida en la comunidad en la
cual está ubicada, preocuparse por el bienestar social de los
alumnos sin olvidar el de sus familias, acoger a niños de diferentes
culturas y características, aceptar la integración y las diferencias en
lo étnico y en lo médico, procurar la eliminación de barreras físicas y
culturales para padres y alumnos, promover buenas prácticas ambientales,
ayudar y educar a las familias a que tomen sus propias responsabilidades
educativas y exigir (y
educar) a las administraciones públicas que asuman sus propias
responsabilidades sociales.
Hoy empieza todo es cine social, rodado con técnica documental,
con algunos actores profesionales y otros tomados directamente del medio
educativo. Para acentuar el
efecto documental de la película, que crea una gran verosimilitud, el
director utiliza con frecuentemente planos-secuencia y travellings con
la cámara al hombro.
Es una crítica de la indiferencia y
burocratización del sistema de asistencia social, de las autoridades que
miran a otra parte, de los ciudadanos que piden ayuda y
bendicen el comunismo, pero cuando pierden los beneficios se marchan llorando
a un partido de ultraderecha, de un sistema pasivo,
despreocupado de la realidad y más interesado en informes y tecnicismos
que en los problemas diarios. Por otra parte, es una película optimista,
que llama a la responsabilidad de todos los integrantes de la comunidad,
que muestra la posibilidad de mejorar el sistema
desde dentro. |
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La
película.
Hoy empieza todo.
Ca commence aujourd'hui
Francia. 1999. 95 min.
Director: Bertrand Tavernier.
Guión: Dominique
Sampierom (que fue maestro
durante más de veinte años en Hernaing, una localidad del norte de Francia y
cuyas experiencias transmite en la película),
Tiffany Tavernier y Bertrand Tavernier
Fotografía: Alain
Choquart
Montaje: Sophíe
Brunet
Música: Louis
Sclavis
Producción: Alain
Sarde/Little Bear/TF1 Production
Intérpretes: : Philippe Torreton (Daniel Lefebvre), María
Pittaresi (Vcaleria), Nadia Kaci (Samia), Veronique Ataly (señora
Liénard), Nathalie Bécue (Cathy), Emmanuelle Bercot (señora Tiévaux), Betty
Teboulle (señora Henry), Gérard Giroudon (Alcalde), Didier Bezace
(Inspector), Marief Guittier (Daniel), Daniel Delabesse (Marc).
Sinopsis: En un pequeño pueblo del norte de Francia, el 30% de
los 7.000 habitantes está en paro a causa de la crisis de la minería;
Daniel, de 40 años, es el director y profesor
de la escuela infantil que sin eludir sus propios problemas
personales, asume que pertenece a una larga
cadena de hombres y mujeres que han luchado durante siglos por sobrevivir en
esa lejana y dura región minera. Y decide que no puede hacer otra cosa que
seguir esa lucha.
Un día, la madre
de una de las alumnas llega borracha a la escuela, sufre un colapso y deja
allí a su bebe y a su hija de cinco años. El profesor decide tomar cartas en
el asunto, y solicita la ayuda de la comunidad y de los padres de sus
alumnos. Su trabajo como docente será cuestionado. Refleja toda la
problemática de una pequeña comunidad industrial: paro, alcoholismo,
desestructuración familiar, abusos... y sobretodo la falta de esperanza en
el futuro que aflora de cada uno de estos problemas. De este modo la escuela
se convierte en una isla de color donde los niños pueden escapar de la cruda
realidad que les envuelve.
Es película de denuncia, utilizando
ciertas técnicas cercanas al documental, cumple con todos los objetivos que
se marca, constatando la falta de atención de las autoridades e
instituciones públicas hacia la educación infantil, la falta de apoyos a las
familias más humildes (por la que los niños terminan pagando), revelando
repulsivos movimientos político-burocráticos y otras injusticias de diverso
pelaje. Es un homenaje a la figura del educador, auténtico héroe aquí,
personificada en el protagonista, Daniel Lefebvre (Philippe Torreton), un
hombre que emprende una lucha titánica cada día enfrentándose a toda la
precariedad que rodea al centro donde imparte sus enseñanzas a niños
pequeños, a veces viéndose obligado a ejercer como asistente social, y
luchando contra la miseria moral y material de algunos de los familiares de
los alumnos.
El profesor es un hombre extremadamente
amable y paciente, pero no duda en ponerse firme para defender sus
convicciones en determinados momentos. La ingente cantidad de problemas que
se ciernen sobre él le harán flaquear en su contienda cotidiana para sacar
adelante a sus pupilos y su vida personal, que también atraviesa por
diversas dificultades. Cansado de cargar con semejante peso, Daniel llega a
plantearse la posibilidad de dejarlo todo y claudicar, algo a lo que
finalmente renunciará gracias al apoyo de la familia y de los amigos.
Premios:
Destacan el Premio de la Crítica Internacional
del Festival de Berlín y Premio del Público en el Festival de San Sebastián.
Hay que señalar que obtuvo diversos premios en sindicatos de enseñanza.
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Bertrand Tavernier. El director
Director y guionista francés
nacido en 1941. Es uno de los más comprometidos realizadores de su
país, que afronta diferentes géneros aunque siempre a partir de
tramas de fuerte contenido ideológico. Estudió derecho en la Sorbona
y se introdujo en la industria cinematográfica como asistente de
Jean-Pierre Melvilla y como crítico cinematográfico en Cahiers du
Cinéma, cuna de muchos de sus cineastas preferidos, como Jean-Luc
Godard, Claude Chabrol y
Claude Sautet, de quienes fue agente de prensa. También escribió
dos libros sobre el cine norteamericano.
Debutó en 1974 en el largometraje
con una adaptación de la novela de Georges Simenon El relojero de
St. Paul (L'horloger de St. Paul), que recibió el Oso de
Plata en el Festival de Berlín y que protagonizó
Philippe Noiret, actor que trabajaría en varias de sus
realizaciones posteriores.
El año siguiente hizo dos
películas de distintos géneros: el premiado drama histórico Que
la fiesta comience (Que la féte commence, 1975) y el
drama psicológico El Juez y el asesino (Le juge et
l'assassin, 1975). Luego dirigió Des enfants gatés (1977)
y un polémico y premiado film de ciencia-ficción, La muerte en
directo (La mort en direct, 1980), sobre una persona
cerca de la muerte que deja que le introduzcan una cámara en sus
ojos para poder ver sus últimos días en directo.
A esta le siguieron el drama
familiar Une semaine de vacances (1980) y la comedia negra
Más allá de la justicia (Coup de torchon, 1981), que
terminó por demostrar su gusto y capacidad para variar de géneros.
En los años siguientes profundizó en la línea de los dramas
individuales, familiares y sociales, como Alrededor de la
medianoche (Round Midnight/Autour de minuit, 1986), sobre
un saxofonista de jazz autodestructivo,
Un domingo en el campo
(Un dimanche à la campagne, 1984), uno de sus filmes más
celebrados, y Nuestros días felices (Daddy Nostalgie,
1990), con Dirk Bogarde.
Durante la década del 90 realizó
varios documentales y también uno de sus trabajos más exitosos en
materia de público,
La carnada (L'appat,
1995), polémica visión sobre la juventud francesa acusada de
moralizante por gran parte de la crítica. Su siguiente película fue
Capitán Conan (Captaine Conan, 1996), un fuerte relato
antibelicista al que siguieron dos obras de corte social como De
l'autre cote du periphe (1998) y Hoy empieza todo (Ca
commence aujourd'hui, 1999). Entre sus últimas películas están
Salvoconducto (Laissez-passer
2002) y La pequeña Lola,( Holy Lola,
2004). |
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El ambiente escolar en
la película
«El protagonista y los admirables profesores que le ayudan asumirán
sus contradicciones, los múltiples problemas afectivos de su vida
cotidiana y se dedicarán con tanta furia contra las instituciones
oficiales como auténtico amor y respeto hacia los críos en la
complicadísima labor de enseñar a los niños, de cubrir las necesidades
de su estómago, de espantar los ogros ficticios y reales de su
desamparada vida». (de una crítica de Carlos Boyero)
«La forma en que la cámara se introduce en las clases,
moviéndose entre decenas de niños, y sin perder jamás el
punto de vista ni desorientar al espectador, es un prodigio
que quizá los seguidores de un cine más mecánico y
espectacular deberían empezar a comprender y apreciar como
una forma de representación insuperable, pues su base, sus
cimientos, son las personas, la gente real, y nada puede
superar la poesía de una mirada que sabe extraer de la
realidad tanta esperanza. En ocasiones los actores se
dirigen a la cámara y hablan de sus experiencias (pues
algunos son profesores auténticos y no actores
profesionales), y esto en lugar de romper el continuo
secuencial, su poder hipnótico, lo enriquece con la
invitación a lo que no es ficción».
(de una crítica de Adrián Massanet)
«Uno de los grandes aciertos de
la película es combinar el exterior del aula (inspección, educadores
sociales, ámbito socio-económico) con el interior del aula (corros,
juegos, canciones con el profesor, fiestas escolares). Parece como
si la escuela fuese el único lugar donde todos los alumnos son
iguales, el único lugar donde se defienden los derechos del niño,
donde juegan, aprenden y son felices. La escuela es como un jardín
aislado de los vientos fríos de la sociedad en la que viven». (De un
curso del Centro de Profesores y Recursos de Badajoz).
Cuando Daniel Lefevre, el
director de la escuela irrumpe en el Ayuntamiento para
hablar con el Alcalde, este le dice: «que los padres sean
responsables» y Lefevre contesta «¿y qué hacemos con los
niños?».
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La escuela
comprometida con el entorno social
El compromiso de la escuela de hoy no puede ser solamente con el
alumnado, sus familias y el entorno que la rodea, y va más allá de lo
puramente académico, pues está inserta en una problemática global que
lucha contra cualquier forma de manifestación violenta (racismo,
sexismo...) dentro y fuera de sus aulas.
Una Escuela comprometida con los valores democráticos fomenta la
participación de las familias implicándolas en el objetivo de hacer una
escuela para todos y aspira a trasmitir modelos de vida, valores desde
un punto de vista sociológico.
El profesorado tiene que buscar los medios
que permitan la participación consensuada de los miembros de la
comunidad escolar, y la creación de un clima de bienestar y seguridad en
el centro. Dicha comunidad escolar, en colaboración con otros agentes
sociales deben crear una conciencia colectiva en favor de una cultura de
Paz, entendida como el proceso de realización de justicia en los
distintos niveles de relación humana: afrontar y resolver los conflictos
de forma no violenta, de manera armónica. Un nuevo estilo de vida y
una nueva estrategia para transformar la sociedad de hoy, la sociedad
del conocimiento.
La escuela es uno de los instrumentos de transmisión
de los valores democráticos y la educación, en conjunto con el resto de
la sociedad, el agente más importante para el cambio cultural y el
progreso social, ya que permite el desarrollo integral de la persona, la
conciencia sobre los problemas sociales y la búsqueda y puesta en
práctica de soluciones adecuadas.
Situando esta reflexión en el terreno
de lo que debe ser una escuela en su entorno, la escuela, la comunidad
educativa, deben ser un actor más en la sociedad, en la que todos somos
responsables, familias, administración, medios de comunicación,
servicios sociales y sanitarios, agentes sociales, gestores de medio
ambiente, empresas, etc. Aún así, la escuela no debe excusar su
responsabilidad, pues en torno a ella se mueven las familias y la
comunidad, ni los profesores la suya, pues son profesionales no
solamente para la instrucción de sus alumnos sino también de su
educación. |
Para reflexionar sobre la película.
Algunos elementos de análisis
¿Es una película optimista,
pesimista, dura, real, creíble en el entorno en que te mueves?
Los diferentes
personajes
El protagonista ¿Cómo se comunica
con sus alumnos? ¿Con otros profesores? ¿Con las autoridades? ¿Con
los padres de los alumnos? ¿Con su compañera? ¿Con el hijo de su
compañera? Posee una gran fuerza y es comprometido, conoce la
realidad pues ha nacido en aquel entorno y ha sufrido de niño los
mismos problemas pero ¿cómo es su actitud? ¿es correcta o demasiado
paternal? ¿es real o utópica?
Valora la actitud del
profesor/director que habla con los padres, que juega con los niños,
que barra tras el robo, que recoge a los niños y los lleva a su
casa, que se enfrenta a sus padres o les lleva comida.
Las maestras. Podemos analizar
sus comportamientos, el de la más joven, el de la más mayor. El
ambiente que crean entre los niños. su dedicación, sus dudas. se
puede valorar si es un comportamiento correcto o excesivamente
optimista.
Las diferentes familias que
salen en la película. Sus reacciones, sus cambios de comportamiento.
La compañera del director. Su
apoyo y su crítica.
La administración educativa. El
inspector. Su obsesión por la formalidad y la burocracia.
Los servicios sociales. En ellos
se ven dos tipos de personas muy diferentes. Valorarlas.
La administración local y los
políticos. Valorarlos y compararlos con el entorno más cercano.
Los valores
que se presentan en la película
Solidaridad, compromiso, entrega,
afabilidad, dureza, integrismo, irresponsabilidad, colaboración,
tolerancia, amistad, ¿Dónde, en qué momentos y en qué personas se
aprecian?
Analizar las dificultades que se
pueden dar en una escuela en un área deprimida económicamente
Analizar la escuela como lugar
donde los niños son felices y donde los padres quieren tener a sus
hijos.
Debatir sobre la vocación docente
Expresarse sobre la dificultad de
separar la profesión de la vida personal
Analizar las dificultades en las
relaciones personales
Expresarse sobre las trabas
burocráticas que perjudican en muchos casos la actividad docente
Exponer algunas vías de solución |
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©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez |
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