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La ola
La manipulación en las aulas
y sus consecuencias
©
Enrique
Martínez-Salanova Sánchez
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El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine/Glosario
de cine
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El poder de la didáctica
La Ola, es un
film alemán inspirado los sucesos que tuvieron lugar en 1967, cuando
tras cinco días de experimentos el profesor de historia Ron Jones tuvo que
interrumpir el proyecto «La tercera ola» con el que pretendía demostrar a
sus alumnos de la escuela Cubberley de Palo Alto (California) la dimensión
real y los peligros de la autocracia. Obtuvo el resultado contrario. En 1981, el escritor estadounidense Todd Strasser
narró en su libro «The Wave» bajo el pseudónimo Morton Rhue los hechos que
ahora recupera el director Dennis Gansel en clave de thriller y ubicando los
hechos en Alemania en la época actual. El filme obtuvo un gran éxito en el
Festival de Sundance y consiguió erigirse como líder de taquilla en Alemania
cuando fue estrenado.
Uno de los fundamentos de la
didáctica es que el profesor debe intentar que los alumnos se inicien en
el pensamiento y comportamiento de los procesos de solución de problemas
y, al resolverlos, alcance los esquemas de acción, las operaciones y los
conceptos que deben aprender. Para ello es importante proporcionar a los
estudiantes un instrumental de herramientas preparadas para ser
aplicadas, y ponerle en situación de hacer uso de ellas: Aprender a
aprender. En el caso que nos refiere la película
La ola, el profesor olvidó que
para ello, debe conocer el desarrollo de los procesos de aprendizaje
tanto teórica como prácticamente y, a pesar de que su intención fue la
de hacer vivir a los alumnos una situación, no tuvo la
sensibilidad suficiente para detectar que en alguna de las fases del
proceso, el asunto se le fue de las manos. |
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La ola. La película
La ola. Die
Welle
2008. Alemania.
108 min.
Dirección:
Dennis Gansel
Guión: Dennis
Gansel y Peter Thorwart; basado en el relato corto de William Ron Jones
y en la obra de Johnny Dawkins y Ron Birnbach.
Producción:
Christian Becker, Nina Maag y David Groenewold.
Música: Heiko
Maile.
Fotografía:
Torsten Breuer.
Montaje: Ueli
Christen.
Interpretación:
Jürgen Vogel (Rainer Wenger), Frederick Lau (Tim), Max Riemelt (Marco),
Jennifer Ulrich (Karo), Christiane Paul (Anke Wenger), Elyas M'Barek (Sinan),
Cristina Do Rego (Lisa), Jacob Matschenz (Dennis), Maximilian Mauff
(Kevin), Ferdinand Schmidt-Modrow (Ferdi)
Sinopsis:
Alemania hoy:
cómo organizar
una férrea tiranía en una semana. La trama gira alrededor de Rainer
Wenger, un carismático profesor de instituto que ansiaba dirigir un
proyecto educativo en torno a la anarquía; un profesor se le ha
adelantado, y debe conformarse con abordar en su clase la autocracia.
Relacionándolo con el surgimiento de dictaduras, el fascismo y el
nazismo, Wenger articula unas sesiones muy prácticas, en que presenta
los elementos que explican su atractivo: espíritu de grupo, ideales
comunes, ayuda mutua, uniformes y parafernalia exterior...
Comienza así un experimento que acabará con
resultados trágicos. En apenas unos días, lo que comienza con una serie
de ideas inocuas como la disciplina y el sentimiento de comunidad se va
convirtiendo en un movimiento real: «La Ola». Los jóvenes se
entusiasman, mejoran notablemente en autoestima e iniciativa, superan
sus diferencias raciales y sociales, se implican en el diseño de lemas y
logos, y hasta adoptan un uniforme común, compuesto por pantalón vaquero
azul y camisa blanca. Las críticas de varias alumnas al experimento
—cuestionado también por otros profesores y por grupos anarquistas—
llevan la situación mucho más allá de lo que nadie había imaginado. Al tercer día, los alumnos
comienzan a aislarse y amenazarse entre sí. Cuando el conflicto
finalmente rompe en violencia, el profesor decide no seguir con el
experimento, pero para entonces es demasiado tarde, «La Ola» se ha
descontrolado...
Premios:
La ola ha
concursado en el Festival de Sundance, en los Premios del Cine Europeo
2008, tiene dos premios y dos nominaciones de los Premios Alemanes de
Cinematografía y estuvo nominada al tráiler extranjero más original en
los Golden Trailer Awards. |
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Dennis Gansel. El
director
Dennis Gansel es un director nacido
en 1973 en Hannover (Alemania).
Como director ha realizado
El Fantasma,
Das Phantom, en
2000, sobre una
una conspiración de gente importante del Gobierno
que usa grupos terroristas para lograr sus propósitos,
Chicas al ataque.
Mädchen,
Mädchen, en 2001,
sobre la efervescencia hormonal de unas
adolescentes,
Napola,
Before the
Fall, en 2004,
sobre las contradicciones del nazismo en plena Alemania nazi, y
La ola,
The welle,
en 2008.
Opinión del director
sobre el experimento didáctico de la película La ola
¿Dirías
que el éxito del experimento depende de la popularidad y
aceptación del profesor?
«Desde luego ayuda tener una
personalidad carismática. Alguien que realmente sea un líder,
con capacidades reales de liderazgo, que pueda persuadir a la
gente, a quien los alumnos admiren. Creo que el sistema fascista
es tan pernicioso psicológicamente que fácilmente puede en
cualquier otro sitio y momento. Le das a gente que antes no
tenía voz una parcela de responsabilidad. Formas una comunidad.
Eliminas las diferencias individuales, dándole a todos la
oportunidad de distinguirse. Creo que eso es algo que puede
funcionar en cualquier lugar. Especialmente en algo como el
sistema escolar, y eso lo sabe cualquiera que haya ido al
instituto: están los chicos populares, los líderes sociales, los
que están arriba y luego un montón de gente que son más o menos
tímidos y en quienes no te fijas. Estoy seguro de que si de
repente le das la vuelta a un sistema como ese, ocurriría de
nuevo.
Nuestra sociedad se define por el individualismo. ¿Es la
necesidad de sobresalir de la multitud lo que hace que un
experimento como La Ola sea posible? Cuando era joven, siempre
deseaba tener algo con lo que identificarme. Envidiaba a mis
padres por haber tenido el movimiento estudiantil de los 60, en
el que todos tenían unas metas comunes, intentando cambiar el
mundo y todo eso. Crecí en las décadas de los 80 y los 90,
cuando ya había miles de movimientos políticos pero sin
dirección real. Nada que te excitara realmente. Eso es algo que
echaba de menos de veras. Creo que los chavales de hoy se
sienten de la misma manera. No podemos definirnos solamente a
través de la ropa y la música, creo. Pienso que la gente tiene
una necesidad mayor de sustancia, una necesidad que crece más
fuerte. La tendencia hacia el individualismo y la atomización
completa de la sociedad en grupos muy reducidos no puede seguir
indefinidamente. En algún momento se producirá un gran vacío.
Ahí es donde reside el peligro de que otro régimen totalitario
intente llenar ese vacío. (Dennis Gansel) |
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La historia real de «La tercera ola»
En otoño de 1967 Ron Jones, un profesor
de historia de un instituto de Palo Alto en California,
en el Cubberley High School,
no tuvo respuesta para la pregunta de uno
de sus alumnos: ¿Cómo es posible que el pueblo alemán alegue ignorancia a la
masacre del pueblo judío? «¿Cómo
pudo el pueblo alemán alegar su ignorancia del genocidio judío? ¿Cómo podía
la gente de las ciudades, los obreros, los profesores, los doctores, decir
que no sabían nada de los campos de concentración y las matanzas? ¿Cómo
gente que eran vecinos o incluso amigos de judíos podían decir que no
estaban allí cuando sucedió todo?» Al no poder explicar a sus alumnos por
qué los ciudadanos alemanes (especialmente los no judíos) permitieron que el
Partido Nazi exterminara a millones de judíos y otros llamados
“indeseables”, decidió mostrárselo. Decidió
hacer un experimento con sus alumnos: instituyó un régimen de extrema
disciplina en su clase, restringiéndoles sus libertades y haciéndoles formar
en unidad. El nombre de este movimiento fue The Third Wave.
Jones llamó al movimiento «La Tercera
Ola», debido a la noción popular de que la tercera de una serie de olas en
el mar es siempre la más fuerte, y afirmó que sus miembros revolucionarían
al mundo. Ante el asombro del profesor, los alumnos se entusiasmaron hasta
tal punto que a los pocos días empezaron a espiarse unos a otros y a acosar
a los que no querían unirse a su grupo. El experimento cobró
vida propia, con alumnos de toda la escuela uniéndose a él. Jones se
preocupó acerca del resultado del ejercicio y lo detuvo al quinto día haciendo ver a sus
alumnos que el movimiento tenía un líder mundial: Adolf Hitler. Se rumoreó
que hubo implicaciones, como el suicidio de uno de los alumnos, pero poco ha
trascendido sobre el asunto.
En 2006, se intentó recrear el
experimento en una clase de historia de una escuela primaria de Florida con
niños aún más jóvenes.
El fenómeno de
la obediencia extrema
Incluso hoy, el fenómeno de la
obediencia extrema a la autoridad en épocas como la del Tercer Reich
no se ha terminado de comprender desde un punto de vista científico.
Existe una serie de experimentos en el campo de la psicología
social, sin embargo, que han examinado el comportamiento de
individuos en una situación colectiva y que ha arrojado resultados
preocupantes. Uno de los experimentos más famosos se llevó a cabo en
1971, en la prisión de Stanford, que estudió el comportamiento
humano en situaciones de encerramiento. El Experimento Milgram
realizado en 1962 por el psicólogo Stanley Milgram estudió la
voluntad de gente normal de seguir las instrucciones de figures
autoritarias aun en contra de su propia conciencia y principios.
Philip Zimbardo, el responsable del experimento de la prisión de
Stanford, ha encontrado elementos idénticos entre sus hallazgos y
las torturas que recibieron los presos iraquíes en Abu Ghraib. |
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Libertad de
cátedra y libertad de expresión
Libertad de cátedra
Es un derecho que poseen los
profesores en relación con su libertad de expresión. Consiste en que
nadie puede ser obligado a defender en sus clases ideas, normas o
creencias contra las que esté en desacuerdo por motivos morales o
ideológicos. Garantiza además que un profesor pueda elegir los
medios pedagógicos y los materiales didácticos que él estime más
oportunos para el desempeño de su labor, sin que la dirección del centro
o los poderes públicos puedan obligarle a ejecutar procedimientos o a
defender ideas que él no considere adecuados.
Ahora bien, la libertad de cátedra no
puede ser absoluta; al contrario, debe garantizarse únicamente dentro de
unos límites legales y éticos. Por ejemplo, el profesor deberá cumplir
con el temario mínimo aprobado por las autoridades educativas; deberá
mostrar imparcialidad en sus clases con respecto a ideologías o
creencias que, aunque él no comparta, pertenecen a la tradición cultural
de la humanidad; no podrá ampararse en la libertad de cátedra para
atacar las creencias de los demás o para hacer apología de la violencia
o la discriminación; deberá ser siempre respetuoso con los Derechos
Humanos, etc.
Libertad de expresión
La libertad de expresión consiste en
el derecho a expresar libremente nuestras ideas, opiniones o
manifestaciones artísticas en cualquier medio de comunicación o a través
de otros procedimientos, sin que éstas puedan ser censuradas o
prohibidas por parte de los poderes públicos ni de los propietarios de
los medios de comunicación, los cuales tienen la obligación legal de
garantizar la pluralidad de opiniones dentro de sus respectivos medios.
Sin embargo, y por regla general,
existen algunas restricciones a la libertad de expresión. Dichos límites
se justifican atendiendo al hecho de que la libertad de expresión no
puede amparar conductas delictivas, ofensivas o que contribuyan a
extender la violencia. Mediante estas restricciones se trata de evitar,
pues, un mal social o la vulneración de los derechos de los demás a
través de las expresiones de alguien.
Prácticamente en todos los sistemas
legislativos queda prohibida expresamente la apología de la violencia o
de actitudes racistas, desigualitarias o que inciten a la marginación de
colectivos sociales por cuanto los legisladores consideran que la
libertad de expresión no puede justificar una defensa e incitación a la
violencia o a la discriminación.
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Didáctica/manipulación
en La ola
La película constata los peligros que genera la
capacidad de fascinación de un líder carismático, un profesor en
este caso, que encauza la latente rebeldía juvenil hacia un uso
viciado de las virtudes básicas —la unidad, la amistad, la
lealtad, el sacrificio, la confianza…—, cuyo atractivo sigue
siendo universal. Una capacidad de fascinación, en fin, que
podría transformar en infame dictadura hasta la más probada de
las democracias.
La
manipulación de los grupos y colectividades está a la orden del
día y no pocos políticos y personalidades la cultivan con
asiduidad apoyándose en todos los medios a su alcance. Siempre
es positiva la revelación de algunos de los mecanismos que se
utilizan para esta instrumentalización interesada de las masas.
Y, en este sentido, el film es diáfanamente didáctico y
defendible. No cabe duda de que resulta
un material complementario de gran utilidad para debatir en
clase. |
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©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez |
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