Diálogos de la película: Maria Montessori, una vida dedicada a los niños
Llega maría
Montessori a la Facultad de Medicina y Cirugía, acompañada de sus padres.
MADRE. Eres la
primera mujer que cruzará esa puerta, que te respeten
(María sube la
escalinata entre los alumnos, que se ríen y comentan…)
ALUMNOS. Mira eso,
¿vieron eso?, Qué hace aquí, señorita, ¿Busca a alguien?, Tal vez un marido…
(Se ríen)
CONSERJE. ¿A dónde
va?
MARÍA MONTESSORI. A
clase, estoy matriculada
CONSERJE. ¿Es la
señorita María Montessori’
MARÍA MONTESSORI. Sí.
CONSERJE. Acompáñeme
MARÍA MONTESSORI. ¿A
dónde?
CONSERJE. Afuera
MARÍA MONTESSORI.
¿Cómo afuera? Estoy legalmente matriculada
CONSERJE. Son órdenes
del director.
MARÍA MONTESSORI.
Tengo derecho a asistir a clases igual que todos.
CONSERJE. Por favor,
no me complique las cosas…
(María sale a la
puerta y espera, hasta que llega el director)
DIRECTOR BACCELLI.
Disculpe, no quería hacerla esperar aquí, pero es la primera vez que una
mujer entra a esta Facultad. No quería problemas, adelante. Tiene buenas
calificaciones, me vi obligado a aceptarla, pero no creo que este sea el
sitio indicado para una mujer. Entrará en el aula después de que todos se
hayan sentado, para así reducir al mínimo el contacto con sus colegas
varones.
MARÍA MONTESSORI.
Llevo ya 10 minutos aquí, creo que por hoy, el honor de la Facultad está a
salvo.
El conserje la hace
pasar al aula ante los comentarios, expectación y risas de sus compañeros.
El
día que le concedieron el título.
DIRECTOR BACCELLI.
Cuando ingresó en esta universidad, hasta yo me oponía a su presencia. Hoy,
con su trabajo sobre las enfermedades mentales, nos demostró a todos que
estábamos equivocados, que una mujer también puede ser un alumno estudioso y
brillante, deberá continuar sorprendiéndonos, deberá demostrarnos que tras
la estudiante, hay además un gran médico psiquiatra. Señorita maría
Montessori, la declaro doctora en Medicina y Cirugía.
(Sus compañeros y
profesores la felicitan y aplauden).
PADRE. (La toma de
las manos). El primer médico de la familia Montessori, y es una mujer
médico
DIRECTOR BACCELLI. En
los próximos días habrá en Turín un congreso de pedagogía muy importante,
asistirán investigadores de toda Italia. Usted no tiene mucho que ver con
ellos pero asistirá el ministro. Escribiré una carta comentándole sobre su
investigación, pero cuando esté allí usted tendrá que convencerlo. (Los
profesores Cardi y Montesano discuten sobre si ella es idónea o no para ir,
por su juventud).
DIRECTOR BACCELLI.
Vaya usted, y no me decepcione.
En
el congreso en Turín
PROFESOR. Doctora
María Montessori.
MARÍA MONTESSORI. La
ciencia avanza gracias a la observación, pero la observación no debe
convertirse en resignación, Ningún niño, a pesar de ser clasificado como
enfermo o retrasado mental, puede ser excluido de la ciencia que le
comprende, la pedagogía, Sin embargo, es lo que sucede desde siempre en este
país, y un país que renuncia a curar a sus niños, es un país que renuncia a
su futuro…
… en la antigüedad,
lanzaban a los niños enfermos por los barrancos, nosotros los borramos del
mundo encerrándolos en manicomios. Pasaron dos mil años y la humanidad aún
debe avergonzarse de sí misma… (Aplausos)
He
elegido este diálogo pues refleja muy bien el relato completo y la vida de
María Montessori. Tras tener su hijo, le es arrebatado y escondido por el
padre, Giuseppe Montesano, profesor de la Facultad y compañero de trabajo en
el Hospital. Ella tiene una crisis de varios días y va a la facultad, pide
hablar con el director, pero exige que Giuseppe Montesano esté presente. Es
un diálogo lleno de miradas, de dobles sentidos…
DIRECTOR BACCELLI.
¿Quiere decirme por qué vino?
M- sé que lo que diré
le sorprenderá y sé que tal vez le decepcione. Dejaré la clínica.
DIRECTOR BACCELLI.
¿Cómo? Hace años que para usted no existe otra cosa más que este lugar.
MARÍA MONTESSORI. Mi
padre quería que fuera maestra. Nunca quise hacerle caso. Siempre consideré
que era una profesión poco indicada para mí. Ahora sé que tenía razón.
Quiero dedicarme a la pedagogía y a la enseñanza.
DIRECTOR BACCELLI. En
mi opinión está cometiendo un grave error. Usted nació para la ciencia, ¿por
que tomar semejante decisión? ¿Ocurrió algo?. (Se dirige a Giusseppe…)
Trate de convencerla, diga algo usted también.
GIUSEPPE MONTESANO.
Sí, el grupo de trabajo sin usted…ya no será lo mismo, nos gustaría que lo
pensara mejor. (Ella lo mira directamente)
MARÍA MONTESSORI. ¿De
veras?
GIUSEPPE MONTESANO.
¡Sí!
MARÍA MONTESSORI.
¿Recuerda cuando lo acompañé por primera hasta el manicomio? Al lado de los
enfermos más desesperados había otros que estaban increíblemente serenos y
usted nos dijo que la diferencia estaba en la niñez. Habían sido amados. (Mira
fijamente a Giuseppe, luego dirigiéndose al director). Durante estos
años no he trabajado sólo para la clínica, también viví. Conocí el dolor de
los niños sin madre (está refiriéndose a su propio hijo, que le han
arrebatado) a hombres considerados “morales” para todos, pero faltos de
coraje en las decisiones de la vida. Y entendí que la única forma que
tenemos si queremos construir un mundo nuevo, es comenzar por los niños.
Quiero dedicarme a ellos, a los normales. A los adultos del mañana.
DIRECTOR BACCELLI.
¿No podemos hacer nada para convencerla? (Ella niega con un gesto) Si
se arrepiente, sepa que aquí las puertas siempre están abiertas para usted.
¡Pero esta vez, será la primera en entrar!
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