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Adiós, Mr. Chips
Toda una vida dedicada
a la enseñanza
©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez
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El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine/Glosario
de cine
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El maestro en el cine
Al maestro se le presenta con
frecuencia en el cine como el paradigma de los valores, para quién los
únicos problemas son sus alumnos. Hay magistrales películas que abordan así
la cuestión y es conveniente darles un repaso. El maestro suele ser paciente
y caritativo; supera el escarnio, incluso el racista, utiliza los métodos
más protectores y maternales. Se presentan algunos film aunque la historia
del cine está plagado de ellos, sobre todo el norteamericano.
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Adiós, Mr.
Chips, Goodbye, Mr. Chips
(1939)
Reino Unido. 1939. 114 min. B/N.
Director: Sam Wood.
Montaje: Freddie Young.
Guión: Claudine West, R.C.
Sherriff, Eric Maschwit, James Hilton.
Música: Richard Addinsell.
Intérpretes: Robert Donat, Greer
Garson.
Sinopsis: A la escuela de Brookfield, en el corazón de Inglaterra llega, a finales del siglo
diecinueve, el joven profesor Mr. Chips. En ellas transcurrirá toda su vida
profesional como maestro de varias generaciones.
Oscar. Mejor actor 1939
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El maestro
España. 1957. 85 min.
Dirección: Eduardo Manzanos,
Aldo Fabrizi
Reparto: Aldo Fabrizi, Mary
Lamar Mahler, Felix Fernandez, Alfredo Mayo, Marco Paoletti
Sinopsis:
Don Juan, un maestro viudo,
pide el traslado a la capital a fin de que su hijo, para el que
vive pueda estudiar y hacerse un hombre con más posibilidades.
Trae, entre sus proyectos, la creación de una escuela de
pintura. Un coche atropella al pequeño y el mundo se le viene
abajo a don Juan. |
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Adiós, Mr.
Chips, Goodbye, Mr. Chips
(1969)
EE.UU. 1969. 114 min. Color.
Director: Herbert Ross.
Intérpretes: Peter O'Toole Petula
Clark Michael Redgrave.
Montaje: Oswald Morris.
Música: Leslie Bricusse, John
Williams.
En el corazón de Inglaterra está enclavada
la escuela de Brookfield. A ella llega, a finales del siglo
pasado, el joven profesor Mr. Chips. En ellas transcurrirá toda
su vida profesional como maestro de varias generaciones. |
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Profesor
Holland
1995. 150 min.
Director: Stephen Herek.
Música: Michael Kamen.
Intérpretes: Richard Dreyfuss,
William H. Macy, Alicia Witt.
Sinopsis: Glenn Holland ve como su
trabajo actual como músico en fiestas privadas no da para mucho. Cuando se
decide a cambiar de trabajo y se convierte en profesor, descubre su
verdadera vocación, enseñar a entender la vida a través de la música. Una
vida entera llena de satisfacciones para él y de servicios a la comunidad.
La dedicación de
Holland a la enseñanza le quitó tiempo para dedicarse a componer, y en el
homenaje final que le rinden sus alumnos le dicen que ellos son las notas de
su sinfonía.
«Profesor Holland comienza narrando la vida de un
joven músico inmerso en la creación de su primera sinfonía, y que decide
dedicar parte de su tiempo a impartir clases en un instituto como una
forma para salir adelante mientras le llega su momento de gloria y
fortuna a través de la composición. Cuando la película llega a su fin
hemos experimentado en poco más de dos horas la vida de un profesor; la
metamorfosis que experimenta el protagonista a través de su trabajo, su
relación y progresiva implicación con las sucesivas generaciones de
alumnos, con sus compañeros y con su familia son el eje central de esta
historia, en la cual también el fondo tiene su peso específico en la
forma de una revisión social y cultural de la Norteamérica de los
últimos cuarenta años». (Ignacio Pérez en Spirit)
Michael
Kamen
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Michael
Kamen. La música de la película
El motivo principal de la
«Sinfonía americana», es expuesto durante los títulos de crédito
-Mr. Holland Begins- de un modo que refleja como pocos el
funcionamiento de la música en una película. El protagonista
está tocando su piano a altas horas de la madrugada, definiendo
la melodía con diferentes variaciones; escuchamos los primeros
acordes del tema principal al piano, mas pronto se incorpora
paulatinamente a la melodía el resto de la orquesta. Hemos
pasado a escuchar la música que el personaje de Richard Dreyfuss
tiene en su mente, totalmente acabada, y dirigida en su
imaginación a lo largo y ancho de su apartamento. No volveremos
a escuchar esta versión acabada en estructura sinfónica hasta el
concierto final, 30 años después en la ficción, si bien
diferentes esbozos de la misma servirán como puente para las
diversas elipsis temporales que va experimentando la trama.
Si el tema principal es el
que cierra la "Sinfonía Americana", la melodía con la que
arranca es una fanfarria que desemboca tras los primeros
compases en una elegía de tintes dramáticos, dentro del estilo
de Kamen. En realidad, dicho tema tiene su génesis en la
relación entre Glenn Holland y su esposa -Iris and Glenn-, una
relación que pasará durante toda la película por diferentes
altibajos; de ahí el carácter agridulce del tema que les abarca,
capaz de pasar de la dulzura del piano a la gravedad de la
sección de metales.
La
especial naturaleza de esta película, en la cual la música juega
un papel preponderante, hacen de su banda sonora un entramado
realmente complejo en el que es bastante sencillo perderse por
la profusión de temas musicales. |
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La sonrisa de Mona Lisa. Mona Lisa
Smile
EE.UU.. 2003. 117 min.
Director: Mike Newell
Guión: Lawrence Konner
& Mark Rosenthal
Intérpretes: Julia
Roberts, Kirsten Dunst, Julia Stiles, Marcia Gay Hardem, Maggie
Gyllenhaal, Dominic West.
Sinopsis: Katherine Watson (Julia
Roberts) viaja desde California al campus de la prestigiosa y estricta
universidad de Wellesley en Nueva Inglaterra, en otoño de 1953, para
enseñar historia del arte. En la era de posguerra, la joven profesora
espera que sus estudiantes, las mejores y las más brillantes del país,
aprovechen las oportunidades que se les presentan. Sin embargo, poco
después de su llegada, Katherine descubre que el entorno de la
prestigiosa institución está estancado en la conformidad. Ella se
encargará de cambiar las cosas no sin dificultades.
La sonrisa de
Mona Lisa es una suerte de popourrí de todas las películas
recordables que enfrentan a profesores con alumnos. Al igual que
éstas, refleja el típico dilema que surge cuando un
docente
se enfrenta a
la cerrazón de un colegio conservador.
En el caso de
esta película, Julia Roberts es una bohemia profesora, educada
en la libertad californiana de Berkeley. Ella es una enamorada
de la libertad individual, el arte moderno y las ideas políticas
liberales. La singular profesora ha dejado atrás una vida con un
tranquilo novio maduro, un afable futuro matrimonial y una vida
confortable para impartir clases de Historia del Arte en un
centro para hijas de familias privilegiadas en Nueva Inglaterra.
En la película
se dan todos los estereotipos de una sociedad puritana. Alumnas
rebeldes, enconadas enemigas de la profesora, la reprimida
profesora de protocolo y buenas maneras, la enfermera liberal
que da consejos sexuales a las internas, y que es despedida por
facilitarles un método anticonceptivo.
Picasso, Van
Gogh, Jackson Pollock y la Mona Lisa de Leonardo da Vinci se
convierten en símbolos de las aspiraciones de libertad y amor al
arte de Watson y en elementos recurrentes de la metáfora de la
experiencia de una profesora vivaz, carente de la exagerada
sofisticación burguesa de unas alumnas que parecen acudir
diariamente antes de clase a un servicio de peluquería y
maquillaje. A la nueva profesora, por su forma de impartir
enseñanza y filosofía de vida, se le acusa de liberal y de
apartar a sus educadas de la prioridad absoluta del matrimonio y
la procreación, su forma de vestir y su vida amorosa, y es
pronto el centro de cotilleos y envidias. |
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©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez |
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