El pensamiento de Paulo Freire
Paulo Freire se ocupó
de los hombres y mujeres «no
letrados»,
de aquellos llamados «los
desarrapados del mundo»,
de aquellos que no podían construirse un mundo de signos escritos y
abrirse otros mundos, entre ellos, el mundo del conocimiento
(sistematizado) y el mundo de la conciencia (crítica). Porque para
Freire el conocimiento no se transmite, se
«está
construyendo»:
el acto educativo no consiste en una transmisión de
conocimientos, es el goce de la construcción de un mundo común.
Juan Manuel Fernández Moreno
(ILCE)
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Deshumanización
La
«deshumanización»
es la consecuencia
de la opresión,
y afecta a los
oprimidos y a quienes
oprimen.
Los
oprimidos, en reacción contra los opresores, a quienes idealizan, desean
convertirse a su vez en opresores. Es una gran contradicción, que
desafía al oprimido proponiéndole una nueva fórmula,
transformarse en los
restauradores de la libertad de ambos. De esta forma, debería
nacer un hombre nuevo que supere la contradicción: ni opresor ni
oprimido: un hombre liberándose,
humanizándose. |
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Educación Bancaria: el
saber como un depósito
En la concepción
bancaria, el sujeto de la educación es el educador el cual conduce al
educando en la memorización mecánica de los contenidos. Los educandos
son así una
especie
de
«recipientes» en los que se
«deposita» el saber.
El único margen de acción posible para los estudiantes es el
de archivar los conocimientos,
convertidos en
objetos
del
proceso, padeciendo
pasivamente la acción
del
educador.
De este modo, a mayor
pasividad, con mayor facilidad los oprimidos se adaptarán al mundo y más
lejos estarán de transformar la realidad.
La
educación bancaria es,
por tanto, un instrumento de opresión. |
Educación
Problematizadora: diálogo liberador
La propuesta de Freire
es la «Educación
Problematizadora»
que niega el sistema unidireccional propuesto por la
«Educación
bancaria»
ya que da existencia a una comunicación de ida y vuelta,
y elimina la contradicción entre educadores y educandos. Ambos, educador
y educandos, se educan entre sí
mientras
se
establece un diálogo en el cual tiene lugar el proceso
educativo.
Con la «Educación Problematizadora»
se apunta claramente hacia la liberación y
la independencia, pues
destruye la pasividad del educando
y lo incita a la
búsqueda de la transformación de la realidad, en la que opresor y
oprimido encontrarán la liberación humanizándose. |
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La
dialogicidad: Esencia
de la educación como práctica de libertad
El diálogo
es un fenómeno humano
por el cual se nos revela la
palabra,
de la
que
podemos decir que es el diálogo mismo.
Por ello hay que buscar
la palabra
y sus
elementos constitutivos.
Descubrimos así que no
hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y
reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí que decir la palabra
verdadera sea transformar el mundo.
La palabra
inauténtica
no puede transformar la
realidad, pues
privada de su dimensión
activa, se transforma
en palabrería, en mero verbalismo,
palabra alienada y alienante, de la que no hay que
esperar la
denuncia del mundo, pues no
posee compromiso
al no haber acción. Sin embargo,
cuando la palabra hace exclusiva referencia a la acción,
se convierte en activismo,
minimiza la reflexión, niega la praxis verdadera e
imposibilita el diálogo.
Los hombres no se
hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción,
en la reflexión.
El diálogo implica
un encuentro de los
hombres para la
transformación
del mundo, por lo que se convierte en
una exigencia existencial.
Y
no podemos dejar de
recordar que para Freire, la palabra tiene dos fases constitutivas
indisolubles: acción y reflexión. Ambas en relación dialéctica
establecen la praxis del proceso transformador. La reflexión sin acción,
se reduce al verbalismo estéril y la acción sin reflexión es activismo.
La palabra verdadera es la praxis, porque los hombres deben actuar en el
mundo para humanizarlo, transformarlo y liberarlo. |
«La
noche de los pobres», de Diego Rivera
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