Bases para la planificación
Ante cualquier tipo de acción
formativa, privada u oficial, subvencionada o no, la dirección y los
gestores de los centros educativos, deben plantearse como elementos
prioritarios la estructura, equilibrio y cohesión de los programas
formativos y la calidad, el trabajo, la formación y la coordinación de los
profesores. La estrategia formativa comprende la totalidad de ejecución de
un plan formativo, que comprende desde la presentación del proyecto hasta su
justificación e informe final pasando por su puesta en práctica.
1. Diseño, puesta en práctica y
evaluación de una estrategia formativa
Salvo planes de estudios
totalmente privados, cualquier estrategia formativa está entroncada en un
plan superior, generado o gestionado por entidades de rango europeo,
nacional, institucional o autonómico. Como se decía en el capítulo referente
a los sistemas, no se puede entender ninguna acción de planificación humana
sin depender de estructuras sistemáticas.
En ambos casos el gestor o
gestores de proyectos o estrategias formativas deben tener en cuenta normas
y pautas tanto burocrático administrativas (impresos, inscripciones,
controles, justificación de subvenciones, supervisiones, solicitudes, etc.),
como académicas (programáticas, curriculares, didácticas o metodológicas,
etc.) y de recursos (instalaciones, aulas, materiales, utillaje, etc.)
2. El programa formativo
Normalmente se confunde entre
programa de contenidos y proyecto didáctico. El programa, tradicionalmente
hablando, es un conjunto de contenidos estructurado que permite a alumnos,
profesores y a la sociedad, conocer lo que teóricamente se va a estudiar en
una acción formativa.
3. El proyecto didáctico
El diseño o proyecto didáctico
comprende, además, en su totalidad, todo un sistema de trabajo en el que
aparte de implicarse el centro educativo, elaborando, dirigiendo y
responsabilizándose del proyecto, existe una coherencia entre objetivos,
métodos, contenidos, seguimiento y evaluación de los alumnos, que hace
posible que la sociedad, padres, posibles clientes, medios de comunicación…
valoren positivamente la formación que se imparte en un centro. Es elemento
de vital importancia para la calidad de un centro educativo y base para
rentabilizar el esfuerzo empresarial que desde ámbitos económicos y
comerciales se realiza.
No se valora en demasía en muchos
centros la importancia que tiene un buen proyecto formativo, que es el que
en definitiva va a convertirse en elemento permanente para la imagen
corporativa de una empresa o grupo de ellas.
El negocio en empresas dedicadas
a la formación debe ir sustentado en una inmejorable base académica, en la
estructuración de proyectos acordes con los curriculum del país y en la
creación de cursos que respondan a necesidades reales formativas, ya sea
hacia la formación profesional ocupacional o hacia cursos paralelos y
complementarios a la educación formal.
La necesidad acuciante para la
sociedad española de capacitación de buenos y actualizados profesionales,
con base humana, preparada para asumir una exacerbada competitividad sin
desarrollar los valores básicos que el mundo necesita, obliga a las empresas
formativas a plantearse con serenidad nuevos cambios en su dinámica
organizativa, conceptual e ideológica, más conforme con las tesis del libro
blanco de la comunidad europea que con los esquemas tradicionales.
4. Razones y necesidad del
diseño
Es conveniente que el diseño sea
elaborado redactado o, por lo menos, ajustado por el mismo centro educativo
con el fin de adecuarse realmente a las necesidades de su centro, alumnos,
clientes, presupuestos, medios y recursos.
5. Qué es un proyecto formativo
Es un programa genérico, en
algunos casos de carácter curricular que sirve tanto para presentarlo a
empresas, instituciones, organismos públicos y privados como para su
cumplimiento y desarrollo en las aulas. Debe ser realizado técnicamente,
cumpliendo con los requisitos que su puesta en práctica necesita, las
necesidades que la sociedad, institución, empresa o grupo humano demanda,
los objetivos de aprendizaje mínimos y suficientes, los métodos, técnicas y
recursos necesarios para su logro y el seguimiento y evaluación mediante la
que se detectan los problemas y el nivel de aprendizaje deseado.
5.1.
Ajustes al proyecto cuando viene ya establecido
Aunque el proyecto haya solamente
que ponerlo en práctica, porque viene ya establecido desde otras instancias,
la administración autonómica por ejemplo, hay que reajustarlo a las
necesidades concretas de los alumnos que lo van a recibir, a las
características concretas del centro que lo imparte, y a otras muchas causas
y situaciones que en lenguaje técnico se denominan «curriculum oculto»,
porque no consta en los programas pero sí aflora en la realidad.
5.2.
Responsable del proyecto
Una persona cualificada debe
encargarse y coordinar cualquier acción formativa. El director o jefe de
estudios coordina el programa, al equipo de profesores y la marcha del
proyecto y es el responsable coordinador de la acción formativa.
6. Elaboración del proyecto
didáctico
Realizar o encargar la
realización del proyecto.
Evaluar la idoneidad del
proyecto, para que se ajuste a los requisitos de las entidades
patrocinadoras en su caso, a la calidad y nivel de sus contenidos y a las
necesidades de los alumnos.
Elaborar perfil o requisitos de
entrada de los alumnos.
6.1.
Coordinación antes de su puesta en práctica
Elección y selección del
profesorado, idóneo para la acción formativa.
Formación, adecuación al centro,
puesta al día y reciclaje del profesorado.
Control sobre documentos,
recursos didácticos y medios de apoyo.
Selección y citación de los
alumnos.
6.2.
Coordinación durante su puesta en práctica
Reunión periódica y coordinación
del equipo de profesores.
Presentación y conexión con los
alumnos.
Supervisión del funcionamiento
correcto del plan.
Valoración y evaluación continua
de los elementos del proceso.
6.3.
Al finalizar la acción formativa
Valorar los resultados finales.
Recabar información de los
profesores.
Cumplimentar todos los requisitos
necesarios.
Informar, si es necesario, a la
dirección del Centro, Administración, etc.
7. Los profesores para poner en
marcha un proyecto
El problema educativo es, en la
mayoría de los casos, un asunto de desconocimiento o falta de contacto del
propio profesorado con los métodos y técnicas de enseñanza. Es muy común la
falta de metodología adecuada en el profesorado. Son muchos los buenos
profesionales que dedican su tiempo a una profesión que no es la suya: la de
enseñar. Para hacerlo, el profesional debe formarse también como profesional
de la enseñanza. Simplemente por saber, no se está preparado para enseñar, y
trasmitir información; enseñar, como todo, tiene su tiempo, sus técnicas y
su experiencia hasta que llega a hacerse profesionalmente. ¿Podemos hacer
buena la frase de Bernard Shaw?: «Los que no saben, enseñan, los que no
saben enseñar, enseñan a los que enseñan». Para no darle la razón al
escritor, sepamos primero de lo nuestro, y aprendamos a trasmitirlo si
queremos ayudar a otros a aprender.
7.1.
Selección del profesorado
La selección del profesorado
entraña enormes dificultades derivadas de la imposibilidad de predecir su
eficacia pedagógica. La práctica indica que existe escasa correlación entre
el valor real de una persona como profesor y los elementos objetivos que
aporta en cuanto a titulación, historial académico del profesor, nivel de
conocimientos y las actitudes previas en relación con la enseñanza.
Ni siquiera la observación de su
actuación en situación de trabajo escolar permite predecir, con suficiente
probabilidad de acierto, la eficacia de un futuro profesor. La razón quizá
haya de buscarse en el primer grupo de requisitos que antes se indicaban y
que sólo serán evaluables a través del ejercicio profesional durante un
período suficiente de tiempo.
Las pruebas de acceso, aunque
pudiesen ser completados por otras de tipo psicotécnico, entrevistas, etc.,
difícilmente serían capaces de demostrar la capacidad de entrega, ilusión y
confianza, que requiere la profesión docente, la actitud continuada de
comprensión, ayuda, simpatía o justicia hacia los alumnos y otros muchos
factores que, a pesar del nivel de conocimientos, incluso del dominio de
técnicas didácticas, pueden hace ineficaz la labor de un profesor.
De hecho, numerosos docentes que
demuestran ante un tribunal su preparación científica y merecen el dictamen
favorable para su incorporación a la docencia, fracasan estrepitosamente
como educadores. Algunos quizás no pretendieron serlo nunca.
Es urgente replantear el sistema
de selección, de manera que asegure la posibilidad de descubrir la posesión
o no de las características que antes se destacaron como requisito
indispensable para la docencia. Posiblemente pudiesen lograrse estos
objetivo en dos fases:
Fase primera. Evaluación del
nivel de conocimientos, dominio de técnicas didácticas y actitudes previas
hacia la enseñanza, para asegurar niveles mínimos. Podría realizarse
mediante entrevistas, pruebas de conocimientos y actuaciones en situaciones
de enseñanza.
Fase segunda. Períodos de
ejercicio profesional preferentemente con formación paralela y evaluación
continuada de los candidatos.
7.2.
Equipo de profesores
En actividades y acciones
formativas complejas, con diversidad de materias, módulos, temas o
planteamientos es conveniente disponer de varios profesores especialistas.
Hay profesores polivalentes, pero no siempre es fácil disponer de ellos.
La formación profesional
ocupacional entraña una complejidad añadida para los gestores, ya que exige
de profesores en algunos casos muy especializados y de alta cualificación.
La dificultad puede provenir de que los profesionales ya están trabajando en
la administración, o en la universidad, con el consiguiente problema de
ocupación excesiva o de incompatibilidad.
Los centros formativos tienden a
solucionar el problema con profesionales en paro y contratando
precariamente, lo que perjudica notoriamente la calidad de la formación,
debido principalmente a la baja motivación o escasa percepción económica del
profesor y a la falta en muchas ocasiones de experiencia docente.
Esto hace necesario la
constitución de equipos multiprofesionales que al mismo tiempo que cubren
las necesidades formativas amplias de una acción formativa, apoyan a
profesores noveles, diluyen posibles carencias y defectos y ayudan a la
formación del mismo profesorado y a su inserción en el centro en el que
imparten sus clases.
7.3.
Coordinación de actividades de clase
La dirección de un equipo de
formadores requiere capacidad organizativa, conocimientos académicos y la
sensibilidad y madurez necesaria para tratar con alumnos, profesores, padres
(en caso de niños) evitando roces y situaciones conflictivas, problemas,
generando actitudes asertivas y solucionando problemas.
El coordinador de un equipo
académico debe ser preferiblemente profesor, al día en los cambios que se
producen en el sistema educativo, en la renovación pedagógica, en las nuevas
tecnologías y en los recursos y medios que se necesitan en el aula.
7.4.
Coordinación del equipo de profesores
El coordinador de acciones
formativas debe supervisar la marcha y ejecución del proyecto, coordinando
al equipo de profesores, integrando proyectos y actividades, evitando
solapamientos de contenidos y temas.
Los profesores, cuando son
varios, necesitan una persona que regule sus horarios, informe sobre
cambios, controle cumplimiento de tiempos. Los profesores por otra parte
deben tener un interlocutor con quien contactar en caso de necesidad,
coordinación, documentación, medios y recursos.
Es conveniente, al principio de
cualquier acción formativa, reunirse el equipo de profesores con el fin de
aunar criterios y proponer pautas metodológicas comunes. Si hay directrices
por parte del centro, es el coordinador de la actividad quien debe
proponerlas y explicarlas para su cumplimiento. Las reuniones pueden hacerse
periódicas, o por lo menos, contar con el coordinador como elemento
transmisor de problemas y de soluciones. Es imprescindible una reunión final
de evaluación, que servirá tanto para valorar el rendimiento final de
alumnos y curso, como para analizar posibles cambios y mejoras en el futuro.
7.5.
Valoración de funciones docentes
El punto más esencial es la
auto-observación y crítica, en el que intervienen conjuntamente todas las
formas posibles de feedback.
El modelo es otro elemento
importante que integra el proceso de la evaluación de profesores con el fin
de mejorar su trabajo. Parte del principio del aprendizaje por imitación.
Son numerosas las investigaciones sobre su influencia en el aprendizaje y
modificación de conductas docentes y los resultados logrados son positivos.
Por otra parte, la posibilidad de disponer de unos modelos de conductas
docentes seleccionados, de acuerdo con unas determinadas técnicas, supera al
sistema tradicional del profesor que sirve de modelo al que se está
entrenando en su período de prácticas.
El empleo del magnetoscopio o
vídeo permite una reproducción más exacta de la actuación del profesor. Sin
adentrarnos en la discusión de la mayor o menor eficacia del audio sobre el
vídeo como apoyo al feedback, el que el profesor pueda auto-observarse
ofrece mayores posibilidades de adecuar su conducta a los objetivos
prefijados. Esta percepción de sí mismo puede verse alterada por factores
diversos, aparte de los propios de la percepción selectiva, como la tensión,
el número de visionados, la disonancia entre expectativas y realidad, etc.
La observación del propio comportamiento y la reflexión sobre el mismo, con
todo el dinamismo de la autoconfrontación del yo con su imagen externa,
tiene al menos un modelo pedagógico mental de referencia que le sirve de
modelo comparativo con su realización.
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