|
Recursos audiovisuales
Los textos de esta son del libro
«Medios,
recursos y tecnología didáctica para la formación profesional
ocupacional»
escrito por los
profesores José Ignacio
Aguaded
y Enrique Martínez-Salanova y
publicado en
1998
|
El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine/Glosario
de cine
|
A
pesar de que el diaporama se realiza hoy con toda eficacia en el ordenador,
con programas de presentación como el Power Point, voy a incluir aquí la
forma manual de hacerlo por si es de interés de alguien o por recordar un
poco la historia reciente.
Qué es y cómo se utiliza
Las
diapositivas
(hoy obsoletas,
sustituidas plenamente por la proyección informática)
son, junto con las fotografías, las transparencias, los
carteles..., uno de los medios audiovisuales de los llamados de «imagen
fija», que ofrecen más posibilidades de iniciación en el aula a los medios
de comunicación, dada su facilidad de uso, su sencillez de manejo,
simplicidad de manipulación, economía y accesibilidad.
Es
posible introducir este medio audiovisual de comunicación en todos los
niveles, especialidades y materias de la formación profesional ocupacional.
No sólo por la utilización tradicional que de él se ha hecho en el aula,
sino también por las posibilidades que tiene de captar realidades y como
nuevo lenguaje de expresión e interpretación de la misma.
La diapositiva
La
diapositiva es un positivo transparente, en color o blanco y negro,
enmarcado para su proyección en una montura, la más común, de 5x5 cms.
La dianegativa
La
dianegativa es un negativo transparente, en blanco y negro, producto de la
utilización de una película revelada que no se positiva. Se enmarca para su
proyección en una montura de 5x5 cms. el negativo de una película
fotográfica. Es muy sencilla de realizar, fotografiando dibujos en blanco y
negro y para su revelado no es necesario laboratorio, ya que simplemente se
utiliza el tanque o cubeta de revelado. Posteriormente se pueden colorear
con rotuladores permanentes.
Diascopio
Es el
proyector de diapositivas (de dia, a través de… y scopio, instrumento para
ver o examinar, proyector de transparencias).
Episcopio
Proyector de opacos (epi, sobre). Tiende a desaparecer de las aulas por su
gran tamaño en comparación con otros proyectores, por la necesidad de
oscurecer completamente el aula para verlo bien y porque debido a la
intensidad de calor que desprende puede abarquillar o quemar las láminas. No
obstante es conveniente tenerlo en cuenta ya que se encuentra todavía en
muchos centros y lugares formativos.
Epidiascopio
Proyector de diapositivas y opacos.
Utilización didáctica
La
utilización didáctica de las diapositivas en el aula puede servir como un
recurso al servicio del proceso educativo, diversificando diferentes fuentes
de información y ofreciendo una plataforma gráfica de gran motivación e
interés para los alumnos. Frente a las tradicionales clases -que se han
basado hasta ahora en la exclusiva verbalización por parte de los profesores
de temas a veces difícilmente explicables y observables visualmente con
facilidad-, las diapositivas pueden ser un instrumento privilegiado como
soporte de apoyo y auxiliar didáctico de los diferentes contenidos o áreas
de trabajo.
Los
principales obstáculos que han impedido la generalización del uso de las
diapositivas en el aula son superables sin grandes dificultades. Por un
lado, el tradicional respeto y temor de los docentes al uso de nuevas
tecnologías no tiene, en este caso, prácticamente razón de ser, dada la
facilidad con que se manejan estos aparatos. Sí es cierto que la dificultad
mayor está en la organización espacial de los centros que impiden la
presencia fija de los proyectores en las aulas y las pantallas para su
proyección y en muchos casos la imposibilidad de oscurecer totalmente el
aula. En este caso, la solución más viable y factible es ir aumentando
progresivamente el número de aulas dotadas con estos medios que se
caracterizan cada día más, precisamente por su menor coste.
La
explotación pedagógica de estos recursos en la enseñanza puede girar en
torno a tres grandes ejes de actuación: la proyección de montajes
audiovisuales, la recreación de los mismos y la elaboración de diaporamas
más o menos complicados.
1. Proyección de diaporamas
Por un
lado, la proyección de montajes audiovisuales de diapositivas -escaneadas
de libros o enciclopedias
o realizadas por los propios alumnos,
y montadas en algún programa informático (power point, por ejemplo)
- pueden integrarse en
las programaciones didácticas de cualquier curso o acción formativa, como
complemento de los materiales escritos o del libro de texto. Estos montajes
permiten concebir una enseñanza más dinámica, que incorpora junto al libro
de texto y la pizarra, otros recursos didácticos motivadores e impactantes.
Hay que
reconocer, por otro lado, que este uso tradicional de las diapositivas en
las aulas, no ha venido acompañado en muchos casos, de un cambio de la
metodología tradicional de enseñanza, ya que los docentes han seguido
impartiendo exclusivamente sus clases magistrales, adornadas con
dicho
soporte
visual, pero
cambiando poco o nada la metodología.
Toda
proyección debiera
responder a un
planificación didáctica -que no tiene que ser laboriosa, pero sí explícita y
compartida por un equipo de trabajo o seminario- que incorpore actividades
previas de los alumnos, así como trabajos de post-proyección que permitan
una profundización e interpretación crítica tras ver la serie de
diapositivas.
Producción de diapositivas
La producción de diapositivas
(y dianegativas) comprende las siguientes etapas:
Toma
o escaneado
de
fotografías
Montaje
en
una serie secuenciada
en power point o similar
Sonorización en su caso
Preparación para el uso, sin olvidar algún documento o ficha técnica que
sirva como complemento informativo o de trabajo reflexivo para el alumno.
Exposición mediante cañón proyector y defensa y
explicación oral del trabajo.
Actividades con diaporamas
El
diaporama
se puede definir como la combinación de imágenes fijas
proyectadas, sincronizadas con un montaje sonoro a través de dispositivos
informáticos
(antes se hacía con diapositivas y proyectores, uno o varios, analógicos)
electrónicos.
Junto al
tradicional uso de la proyección de imágenes,
ya sea
acompañadas de bandas sonoras, ya sea como soporte visual a explicaciones
docentes, hay también otras posibilidades de uso de este medio audiovisual
que han sido menos utilizadas en las aulas. Profesores y alumnos pueden
participar en la recreación de montajes ya realizados, cambiando bandas de
sonido, alterando el orden de las imágenes, intercalando nuevas secuencias,
etc. Esta actividad permite, sin duda, adentrar a los alumnos en el
desciframiento de los mensajes audiovisuales, a través del proceso de la
captación del sentido de los mismos y su reinterpretación. Además esta
actividad posee indudables dotes lúdicas para los alumnos que aprenden
divirtiéndose creativamente, al tiempo que desmitifican la «aureola sacra»
de los «media».
El
diaporama ofrece una gran calidad de imagen y una gran complejidad
audiovisual. El empleo de este medio debe buscar la motivación de los
alumnos, el uso de diferentes técnicas de trabajo en grupo, dando prioridad
a la participación y al protagonismo
de los alumnos,
permitiendo que los docentes
se conviertan realmente en dinamizadores del proceso de aprendizaje.
La
elaboración de diaporamas o diatape, según diferentes terminologías,
supone una secuenciación de imágenes (elaboradas manualmente
o en ordenador, o escaneadas,
o captadas
mediante una cámara fotográfica) y una banda sonora (palabras, músicas y
efectos especiales). La armonización de este conjunto tan amplio de
elementos y su correspondiente temporalización es una forma sencilla de
iniciar a los alumnos en el complejo mundo de la imagen y la comunicación,
pues son ellos mismos los que han de realizar todas las fases que conlleva
este producto audiovisual. Sin duda alguna, esta fase creativa es la
vertiente que menos se ha potenciado en las aulas y que mayores
virtualidades tiene para que los alumnos conozcan estos nuevos lenguajes y
tengan los recursos necesarios para realizar su interpretación icónica.
Los medios técnicos
El
diaporama es uno de los medios audiovisuales más económicos y de más fácil
manejo. Para su utilización, sólo se requiere un
cañón
proyector,
un ordenador, y sonido adaptado.
En el proceso de creación, las dificultades son fácilmente abordables,
puesto que la elaboración manual requiere un conocimiento técnico mínimo.
Integración en la formación
profesional ocupacional de adultos
En en acciones formativas
dedicadas a formadores en ejercicio o a futuros profesores, es
imprescindible el uso de diapositivas y la confección de diaporamas por la
perfección de detalles y las posibilidades técnicas y creativas que procura.
Los alumnos pueden ellos mismos elaborar
el diaporama
para luego
verlo
proyectado. Esta actividad aporta una
notable motivación a los alumnos, a la par que entran en el mundo de la
investigación profesional mientras buscan datos icónicos cuando emprenden la
tarea de elaborar montajes de diapositivas más o menos sofisticados sobre
temas del programa o de sus propias profesiones.
Las
diapositivas pueden ser, sin duda, y a pesar de los monótonos usos que
tradicionalmente se les han asignado, un revulsivo para innovar técnicas de
aprendizaje, y cauce idóneo para favorecer la participación de los alumnos,
fomentando una enseñanza más motivadora y más enraizada en el entorno
cotidiano. Los recursos no modifican en sí mismos la metodología, sino que
es necesario un replanteamiento global de la propia planificación didáctica.
|
Decía
Mcluhan (1985) que «la pedagogía contemporánea no corresponde a la era de
la electricidad, se quedó en la era de la escritura». Cuando la sociedad
vive un mundo cargado de sonidos e imágenes, la escuela, y la educación en
general, sigue invirtiendo un gran porcentaje de su tiempo y sus energías en
enseñar exclusivamente el alfabeto gráfico. «Antes de coger el tren de
las nuevas tecnologías, no debemos olvidar otros trenes que nunca se han
llegado a coger», se afirmaba en un interesante documento sonoro
elaborado por profesores de la UNED
(1986). En las aulas, se han dedicado muchas horas a la memorización,
al trabajo escrito, a los exámenes de conocimiento, a los apuntes, a las
pruebas, etc.; pero muy poco tiempo a enseñar a hablar, a expresarse en
público, a discutir dialogando, a debatir sosegada y constructivamente, sin
acritud... a emplear el lenguaje verbal como instrumento esencial y
prioritario de la comunicación humana, en los más variados contextos y
momentos: desde la charla en público al debate, desde el soliloquio y el
monólogo interior hasta la intervención en un medio de comunicación, etc.
La
realidad en este sentido ha sido casi siempre muy pobre y el hecho es que
los muchos años de acción escolar no han evitado que los alumnos hayan
salido de los diversos niveles del sistema sin capacidad para desarrollar
adecuadamente su dimensión expresiva oral. ¿Cuántos adultos no sentimos
«vergüenza» de expresarnos en público ante los compañeros o a la hora de
impartir una conferencia?
Pocas
veces nos hemos parado a pensar reflexivamente sobre los mensajes verbales
que emitimos, a analizar críticamente los mensajes sonoros propios o ajenos,
a crear nuestras propias producciones verbales...
El
lastre gráfico de nuestra enseñanza y la tiranía icónica de nuestra era
visual, no nos deben impedir ayudar a desarrollar en los alumnos la
expresión verbal personalizada, la capacidad de expresión colectiva.
El
sonido ofrece múltiples posibilidades para el desarrollo de la imaginación,
la evocación, la creatividad, la sugestividad, la sensibilidad estética,
etc. En un mundo de innumerables ruidos y de tormentas visuales, es
necesario potenciar también otros mensajes sonoros más armoniosos, que
permitan un desarrollo más equilibrado de la personalidad de los alumnos.
Las
aulas están inmersas en un universo acaparador de ruidos y sonidos; sin
embargo, un simple análisis nos permite descubrir que pocas veces éstos son
analizados reflexivamente y que menos aún permiten el desarrollo de la
capacidad de los alumnos de expresarse libre y espontáneamente, de adecuar
su potencial expresivo a los distintos entornos cotidianos; en definitiva,
de conseguir un nivel de verbalización, óptimo para su desarrollo
madurativo.
El
análisis crítico de los mensajes del entorno, la capacidad de intervenir
oralmente en público, la posibilidad de desarrollar un diálogo enriquecedor
y constructivo y la elaboración de mensajes sonoros adaptados a los
distintos contextos de los alumnos... se convierten de esta forma en
prioridades de una educación de calidad que pretenda un equilibrio armonioso
de las potencialidades de los alumnos, en función de sus necesidades de
desarrollo personal y social.
Especificidad del medio
Los
medios sonoros poseen como medios de comunicación unas características
propias que los hacen especialmente óptimos y aptos para su uso en las
aulas. Frente a la acaparadora y exclusivista atención que requiere la
imagen, los sonidos pueden ser compaginados con otras actividades
alternativas, sin coartar la imaginación, la capacidad de evocación, la
actividad manual (plástica, dinámica, artística...), etc.
El mundo
sonoro puede ser además, un complemento perfecto para disminuir la
apabullante presencia de los ruidos (interferencias de todo tipo) en el
aula. Músicas armoniosas, recitaciones melódicas, poesías, narración oral de
anécdotas, juegos verbales, expresividad oral imaginativa... son actividades
formativas y lúdicas que permiten favorecer un mejor clima de aula, al
tiempo que se fomenta una mejor comunicación y el desarrollo del sentido
musical, armonioso y sonoro.
Utilización didáctica
Las
posibilidades de utilización didáctica del sonido en el aula giran, por
tanto, en torno a la audición de mensajes comerciales grabados en diferentes
fuentes como la radio, la televisión, las grabaciones sonoras o las propias
producciones de los alumnos. Hoy día es más asequible que nunca,
dada la posibilidad de grabación y montajes digitales.
La gama
de aplicaciones es inmensa y abarca tanto la creación de audiotecas, como la
producción y emisión de dramatizaciones, recitaciones, etc.
1. La audición de mensajes
sonoros
El
elemento sonoro, en sus vertientes de palabra/texto, música y efectos
especiales y de ambiente tiene amplias posibilidades en el aula:
entretenimiento, información, documentación, aprendizaje de idiomas,
desarrollo del sentido estético-sonoro, goce musical, etc.
Como
recurso complementario que permite ser alternado con otras actividades, la
utilización de los sonidos en los centros educativos, nos facilita la
creación de atmósferas más relajadas, con mayor ambiente de trabajo y un
clima de relaciones humanas más sosegadas y pacíficas.
Frente a
los ruidos externos y a la aplastante presencia en la sociedad de la
«tiranía icónica», el aula debe tender a convertirse en una isla de sonidos
armoniosos.
2. Creación y grabación de
mensajes sonoros
Junto a
la complementación de otras actividades con la audición de mensajes sonoros,
es viable desarrollar también este medio de comunicación con el fomento de
la producción de comunicaciones orales, tanto aquéllas en las que los
propios alumnos son protagonistas de los mensajes, como otras donde actúen
como intermediarios para la captación de mensajes musicales, grabaciones
históricas de acontecimientos importantes, recuperación de documentos de
tradicional oral (leyendas, refranes, cuentos narrados por ancianos),
programas de radio, etc.
La
creación, grabación y realización de montajes sonoros permite a los alumnos
seguir todos los pasos del proceso, puestos en marcha por los medios de
comunicación oral en la elaboración de sus mensajes. Seguir todas estas
fases supone por tanto descubrir las ventajas y limitaciones de estos medios
de comunicación, al tiempo que se van desvelando sus mecanismos de
información y también de manipulación. Es este proceso creativo el que pone
en situación a los alumnos para descubrir los resortes de información y
convencimiento que los medios poseen, así como sus virtualidades
comunicativas.
En este
campo de creación de mensajes sonoros, ocupa sin duda un lugar
importantísimo la participación de los alumnos en programas de radio
comerciales e incluso la construcción de emisoras en los centros. De estas
propuestas nos referiremos en los próximos apartados.
Los medios
Los
instrumentos técnicos empleados en el medio sonoro poseen como principal
ventaja su facilidad de manejo y su conocimiento prácticamente general.
Los últimos avances
digitales y sus posibilidades de almacenamiento,
han traído consigo
equipos más versátiles, manejables y portátiles, con tamaños reducidos y
precios muy asequibles. Con estos equipos se cuentan además no sólo en el
aula, sino en los propios hogares de los alumnos, por lo que se facilitan
trabajos de profundización y ampliación.
De todas
formas, en los centros educativos, debe potenciarse también la creación de «audiotecas»
y «discotecas» -en su sentido primario- como puntos neurálgicos y centrales
para la documentación y el almacenamiento de las producciones de los
alumnos. Desgraciadamente, nuestra cultura gráfica ha incidido en la
necesidad de las bibliotecas de centro y aula -que son por cierto,
imprescindibles- y ha abandonado totalmente el registro y archivo de los
documentos sonoros.
En todo
caso, la potenciación del mundo sonoro en los centros educativos -como en el
resto de los medios de comunicación- no exige necesariamente la presencia de
un lugar específico de custodia de materiales. En esta apasionante aventura,
lo esencial es la planificación de los equipos de profesores para hacer
realidad un proyecto educativo donde esta dimensión crucial de la persona no
sea olvidada.
Integración en los planes
formativos
Muchos
profesores, encandilados por la presencia apabullante de la imagen,
consideran al sonido como un medio pobre. Sin embargo, las posibilidades del
mundo sonoro están aún por descubrir en la mayoría de los centros
educativos.
El mundo
auditivo ofrece múltiples pistas de trabajo para desarrollar la sensibilidad
y el espíritu crítico e investigador de los alumnos. El desarrollo de la
expresión oral sigue siendo una asignatura pendiente en el mundo de
comunicación interpersonal ya que la mayoría de los alumnos no recibieron en
su momento la enseñanza expresiva oral suficiente como para comunicarse,
hablar en público o presentar mensajes ante determinados auditorios.
La
expresión oral, mediante diálogos, debates, exposiciones, composiciones
verbales, descripciones en alta voz... debe estar incluida en todas las
acciones formativas, inexcusablemente en lo que se refiere a orientación y
búsqueda de empleo, comunicación, venta de productos, marketing y
publicidad, formación y aprendizaje, y en todos aquellos campos
correspondientes a familias profesionales que tengan que ver con la
información y la gestión o atención al público.
Pero es
necesario además, potenciar este nivel expresivo con el empleo de cintas
magnetofónicas, audiciones de discos documentales y musicales, grabaciones
de los propios alumnos, análisis y participación en programas de radio,
audición de textos literarios en grabaciones, dramatizaciones y teatros
grabados, etc.
La
expresión oral tiene en los medios de comunicación sonoros múltiples
posibilidades de desarrollo para la adquisición de hábitos orales en
idiomas, grabaciones de entrevistas adquiriendo la tan ignorada técnica del
preguntar, recuperación de mensajes sonoros populares (como romances,
fandangos, recetas de cocina, consejos de «la vieja», refranes, canciones y
leyendas orales...), etc.
El medio
sonoro puede ser explotado también en los centros educativos como objeto de
estudio y análisis, aprendiendo a manejar técnicamente los aparatos (cómo
funcionan, por qué se graba, cuáles son los distintos sistemas de
reproducción del sonido y las peculiaridades de cada uno, cómo se monta un
estudio de audio, etc. En todo caso, estas actividades pueden tener
finalidad en sí mismas, ya que en el mundo laboral, en la empresa, es cada
vez mayor la necesidad de polivalencia profesional.
Es
importante además que los alumnos sean más conscientes de la importancia que
los medios tienen como lenguajes y de la necesidad de comprenderlos y hacer
un mejor uso de ellos.
En
educación es necesario también potenciar el análisis y reflexión de los
mensajes sonoros que diariamente recibimos de los medios comunicación.
Radio, televisión, cine, megafonías... ponen a diario en funcionamiento un
conjunto de informaciones que tienen que ser interpretadas desde una óptica
crítica y responsable. Técnicas de montaje, procesos de guionización,
recursos orales de los medios, sistemas de captación de los oyentes, etc.
son, entre otras, nuevas propuestas para una integración didáctica de los
medios sonoros en las aulas de los centros formativos. |
|
Desde
que en 1901 se produjera la primera emisión entre América y Gran Bretaña por
radio, las cosas han cambiado mucho. Nuestro aire está invadido por las
ondas y las frecuencias están cada vez más saturadas. Telefonía móvil,
radioteléfonos infantiles, emisiones vía satélite, ondas pesqueras,
telecomunicaciones intercontinentales, televisión internacional, sistemas de
búsqueda personalizados... son ya parte del universo cotidiano.
La
existencia de las ondas electromagnéticas transmisibles en el espacio fue
descubierta en el campo técnico a mediados del siglo pasado por el físico C.
Maxwell. Sin embargo, la historia asigna el descubrimiento de la radio al
italiano Marconi, quien en 1897 consigue la transmisión práctica por medio
del sistema morse. Desde aquel evento hasta hoy, la radio ha evolucionado en
calidad tecnológica y especialmente en las infinitas posibilidades de uso,
no ya sólo como medio de información de masas, sino como sistema
interpersonal de comunicación.
Sin
embargo, la radio, desgraciadamente, ha permanecido muy ajena al mundo de la
educación. Ni los profesionales del medio han comprendido la particularidad
del mundo docente, ni el sistema educativo ha sabido integrar los valores
formativos de este medio sonoro. Ferrán González (1989) dice que «no se
trata de jugar a hacer radio, ni siquiera de realizar una actividad paralela
a la escuela, consiste en aprovechar la magia de la radio para hacer una
educación más activa, democrática, crítica y solidaria».
No
obstante, frente a este desconocimiento mutuo, en los últimos años hemos ido
asistiendo a una tendencia de encuentros y convergencias que han llegado a
materializarse en experiencias de programas de radio elaborados por
profesionales destinados especialmente por sus temáticas y lenguajes a
alumnos de todos los niveles, programas elaborados por los propios alumnos
en las emisoras comerciales con un mayor o menor protagonismo y
periodicidad, así como la creación de emisoras en los mismos centros
educativos, con posibilidades de difusión autónomas, dentro de ciertas
limitaciones. El número de experiencias didácticas de radios ha aumentado
progresivamente en los últimos años, recibiendo incluso respaldos de la
administración educativa, como proyectos de innovación y experimentación
educativa.
La
fundamentación pedagógica que sustenta el uso de la radio en la enseñanza
gira alrededor de los mismos planteamientos generales que justifican el
empleo didáctico de los medios de comunicación en las aulas: la presencia
social de la comunicación audiovisual y la consiguiente necesidad de
favorecer una lectura crítica y creativa de los mismos, así como de abrir
los centros educativos a la realidad del entorno.
Aprender
desde las aulas individual y colectivamente a escuchar reflexiva y
creativamente diferentes mensajes provenientes de los «media», potenciar el
valor de lo verbal (dicción, expresividad, vocalización, lógica de
exposición, propiedad discursiva, etc.) así como adquirir técnicas de
trabajo colectivo, de investigación, de programación de proyectos, de
iniciativa creadora, de autogestión... son sin lugar a dudas tareas a las
que la educación no puede renunciar.
Las
diferentes materias de un plan formativo, con el uso de los medios de
comunicación sonoros, pueden ser interrelacionadas en una globalización
metodológica que responda más fielmente, según los principios modernos del
aprendizaje, a la manera que los alumnos tienen de percibir el mundo y la
realidad. La parcelación abstracta que las disciplinas someten a la
realidad, necesita contrapesos globalizadores e interdisciplinares.
El uso
de los medios, y en este caso, de la radio, facilita esa necesaria
interconexión, puesto que pone en funcionamiento los mecanismos de estímulo
suficientes para hacer la labor educativa más motivante, creativa, cercana a
la realidad cotidiana y próxima al proceso investigador/creador. En
definitiva, una enseñanza mucho más dinámica, activa, participativa y
sensible a la necesidad de preparar e insertar desde las aulas ciudadanas y
ciudadanos democráticos, responsables y libres.
Utilización didáctica
La
utilización didáctica de la radio en la enseñanza puede entenderse desde
diferentes niveles. En nuestro análisis, la enfocaremos desde una doble
vertiente: la radio como sustento o soporte de acciones educativas -radio
educativa- y la radio que se produce en las aulas, según el grado de
protagonismo de los alumnos y los roles que desempeñen en el proceso de
recepción y creación del mensaje radiofónico.
Radio en las aulas |
Radio educativa |
•
Audición de programas comerciales
•
Recreación de montajes radiofónicos |
Radio en el aula |
•
Elaboración de programas simulados • Taller de radio en el aula: emisora |
1. La radio educativa
Los
mensajes radiofónicos emitidos por las emisoras comerciales han estado
prácticamente ignorados en los centros educativos: el desconocimiento de las
programaciones, la inadecuación de los horarios de emisión, la poca
sensibilidad de las emisoras comerciales ante el mundo de la educación,
incluida la profesional y la escasa mentalización y formación de los
profesores para el uso de este medio como recurso educativo han sido entre
otras, algunas de las causas que han provocado que, salvo contadas y a veces
muy interesantes experiencias, la radio comercial no haya tenido peso
específico en las aulas.
Alumnos
en una emisora en las aulas
Sin
embargo, las posibilidades que ofrece la radio comercial como medio de
conocimiento y aprendizaje en el aula están aún por explorar. Los alumnos,
individual o colectivamente como oyentes, pueden desarrollar sus
conocimientos de temas que tienen que ver con su formación profesional o
simplemente fomentar actitudes críticas y reflexivas como usuarios de un
medio de comunicación de notable incidencia social.
La magia
del sonido a través de la voz, la música y los efectos especiales cautivan
fácilmente permitiendo desarrollar la creatividad e imaginación. La
posibilidad de creación de mundos imaginarios propios a través del valor
sugerente de la fusión entre la palabra y la música, así como el empleo del
lenguaje como símbolo de percepción e identificación personal, encuentran en
la radio un aliado idóneo.
Las
diferentes materias que se aglutinan y conjugan en una determinada acción
formativa, son de alguna manera analizadas a través de los programas de
ocio, cultura, debates, coloquios, noticias, informes, concursos,
deportivos, musicales... Y no se trata simplemente de encontrar el referente
inmediato en las asignaturas tradicionales. La radio ofrece una visión
globalizadora de la que a veces estamos ausentes en el contexto formativo.
Esta globalización de los conocimientos -basados en el entorno cotidiano- se
revela de esta forma como elemento crucial del proceso de aprendizaje.
La radio
comercial ofrece en sus diferentes y variadas cadenas provinciales,
regionales y nacionales una programación amplísima. Voz, música y efectos
sonoros favorecen, en resumen, la creatividad, imaginación y reflexión de
los alumnos. Además es posible la audición colectiva de programas musicales,
debates o tertulias, noticias y entrevistas. Sin embargo, las radios
comerciales no han sabido hasta ahora generalmente sintonizar con el mundo
de la educación.
En este
campo, las posibilidades están muy abiertas y tanto docentes como
periodistas de radio tendrán que seguir lanzándose recíprocamente lazos para
el encuentro.
2. La radio en las aulas:
taller y emisora
Junto a
la audición del mensaje radiofónico como auxiliar curricular y como recurso
para favorecer el análisis crítico de los alumnos, la radio ofrece otra
vertiente creativa de desarrollo en los centros educativos: el taller y la
emisora. Frente a las personas como oyentes y destinatarias del mensaje
radiofónico, que hemos analizado en el apartado anterior, entendemos por
radio en las aulas la alternativa que este medio ofrece para convertir a los
alumnos en los protagonistas del medio.
En el
ámbito de la radio en las aulas, son los propios alumnos los que junto a la
función de destinatarios y receptores de la producción sonora, se convierten
al mismo tiempo, en los protagonistas de la radio.
a) La
simulación radiofónica.
El
formato radiofónico ofrece a los alumnos, según F. González (1989), una
metodología y técnica estimulativa para vehicular los diferentes contenidos
curriculares, desde una vertiente creativa y de producción. En el aula se
pueden grabar múltiples mensajes sin necesidad de emitirlos inicialmente,
puesto que es el proceso de aprendizaje, lo que desde un punto de vista
didáctico interesa, más que los resultados o la proyección de los mismos,
sin tener presente unos mínimos de calidad.
Aún con
el inconveniente de renunciar a la «magia de las ondas», las simulaciones
cumplen una función estimulante y motivadora para alumnos y profesores, ya
que se emplean fórmulas de canalización de la expresión que en muchas
ocasiones se ignoran en las aulas: entrevistas, debates, concursos,
noticias, reportajes... son propuestas válidas para prácticamente todas las
familias profesionales, en cuanto que en ellas caben los más diversos
contenidos (conceptos, actitudes y procedimientos).
b)
La
participación radiofónica en una emisora profesional,
ajena a
los centros educativos, utilizando sus instalaciones ya ocasional o
periódicamente, es otra de las modalidades que puede revestir esta segunda
alternativa de la introducción didáctica del medio radio en las aulas. Como
afirmábamos anteriormente, radio y educación no han llegado aún a descubrir
sus posibilidades mutuas de colaboración, que en todo caso han de tener
presente la idiosincrasia infantil y juvenil y el respeto a sus derechos
como consumidores y ciudadanos en proceso de maduración. Este aspecto tiene
un especial sentido en aquellos casos que la colaboración entre ambos medios
se quiera fundamentar, dado el carácter privado y por ello comercial de las
radios, en el uso abusivo de la publicidad y el consiguiente intento de
manipulación hacia la audiencia, que ya de por sí sufre suficientemente en
sus hogares el bombardeo publicitario.
Esta
alternativa de participación en programas radiofónicos ofrece la ventaja de
contar con el asesoramiento técnico de profesionales del medio que facilitan
la labor de comunicación a los alumnos, consiguiendo no sólo óptimos
resultados en la calidad sonora, sino en la propia estructuración de los
programas. Los alumnos pueden, por ello en este caso, dedicarse íntegramente
a la preparación de los contenidos temáticos y musicales de los programas,
condicionados también al tiempo y al grado de independencia con que se
cuente en la planificación de los mismos.
Existen
abundantes experiencias de este tipo a nivel nacional, provincial y
especialmente local, desde la proliferación de emisoras municipales y
comerciales en la banda de la frecuencia modulada, a partir de la regulación
de Ley de Ordenación de las Telecomunicaciones (LOT).
c)
La emisora en
el centro educativo.
Las emisoras en centros educativos suponen la culminación del proceso de
integración de la radio en las aulas. Aunque sin un marco legal que las
ampare -se perdió la oportunidad de regular su existencia en la reciente
promulgación de la LOT-, las
emisoras de estas radios ofrecen a la comunidad educativa un medio de
comunicación que es a la vez un recurso de aprendizaje.
Su
escasa potencia, su finalidad exclusivamente didáctica, su servicio
comunitario (ámbito del centro y en todo caso poblaciones vinculadas con el
entorno educativo), su nula competencia con las radios comerciales ya que no
emiten publicidad ni tienen un fin comercial y lucrativo, sus pocas horas de
emisión... son características que reúnen prácticamente todas las radios que
se producen en las aulas, que deberían servir como atenuantes a ser tenidos
en cuenta para su amparo y cobijo oficial.
Las
emisoras de radio en las aulas dinamizan y movilizan centros educativos,
sobre todo en condiciones formativas adversas, como educación para
marginados, educación de adultos con carencias serias en su aprendizaje,
aulas de garantía social, etc. Pero además, cobran pleno sentido en aquellos
centros educativos que se planteen seriamente el uso de recursos que
permitan luchar contra el monopolio de la información -de los medios- por
parte exclusivamente de organismos centralizados.
Las
radios libres de décadas anteriores fueron un buen testimonio de la
necesidad de diversificar los medios y permitir que otras voces también
puedan tener sus plataformas comunicativas. La democracia no ha llegado aún
a los medios, que siguen imponiendo su dictadura de opiniones y de mensajes
unidireccionales. Es verdad que hoy día los medios son plurales, pero
también es justo reconocer que la pluralidad no sólo parte de una radio
plural sino de una pluralidad de radios.
La magia
de las emisoras de radios en las aulas está en que ofrecen una posibilidad
única e inigualable para que profesores, alumnos, asociaciones y muy
especialmente en pueblos y zonas marginales cooperen, junto al protagonismo
de los alumnos, en una experiencia educativa integral. No se trata de hacer
piruetas tecnológicas, ni de imitar modelos comerciales -tentación que
inicialmente tienen los alumnos-, sino de abrir realmente los centros
educativos a su entorno a través del propio protagonismo del que aprende,
potenciando su sentido cooperativo, de trabajo en equipo, de investigación
individual y grupal, de análisis de la realidad, junto al desarrollo de la
expresión verbal (la dicción y vocalización tienen en este medio su
principal aliado) y escrita, mediante un proceso estimulante y globalizador
de toda la enseñanza y el aprendizaje.
La radio
en las aulas tiene inmensas posibilidades de desarrollo. Es imprescindible
partir de programaciones planificadas y coherentes y no actuar sujeto a
improvisaciones e individualismos propios de momentos de euforia.
Los
proyectos de integración de la radio en las aulas deben recoger desde la
concepción de emisora que se pretende poner en marcha y los planteamientos
filosófico-pedagógicos que la sustentan, hasta la fundamentación y marco
pedagógico general (líneas didácticas de la experiencia, justificación,
objetivos, equipos docentes, etc.); la estructura organizativa de la emisora
y el funcionamiento de la misma (programaciones, horarios, espacios,
recursos humanos, roles y funciones, integración de alumnos, participación
de profesores y comunidad, colaboración de instituciones, líneas
metodológicas, etc).
Un
proyecto de radio en las aulas debe contar necesariamente para su ejecución
con una serie de medios técnicos que en contra de la opinión general, no
tienen que ser costosos ni de complicado montaje. Una simple emisora de poca
potencia, adquirida por piezas o ya montada, acompañada de una antena y un
mezclador es suficiente como equipos especiales. Micrófonos, tocadiscos y
magnetófonos completan el sencillo utillaje que es necesario inicialmente.
A medida
que el proyecto se vaya consolidando y cumpliéndose sus objetivos
estrictamente educativos, es viable pensar en una ampliación de los medios,
incorporando una mayor potencia, siempre limitada a la no interferencia de
las emisoras comerciales y a cubrir el ámbito de la propia comunidad
educativa, así como un
modulador de FM (frecuencia modulada), mejores equipos de reproducción del
sonido como compact-disc, cadenas de alta fidelidad, platos de disco,
mezcladores de varias entradas, etc. En todo caso, en el funcionamiento de
las emisoras en las aulas, lo importante, una vez más, no es la
«parafernalia tecnológica», sino el proceso de aprendizaje, y este principio
básico no siempre queda claro en muchos docentes que han querido convertir
las radios del aula en auténticos equipos profesionales, en detrimento de su
fin último, que es enseñar con la radio a los alumnos para que sean más
críticos, dialogantes y creativos.
La
ubicación de la emisora puede hacerse en cualquier local pequeño del centro
o incluso compartir espacio con otras dependencias, aunque esta fórmula no
es muy aconsejable dada la protección que deben tener los equipos para
garantizar su conservación.
Las
horas de emisión y sus horarios, los tipos (directo o diferido), las
técnicas de programación (guiones), los tipos de programas (informativos,
dramáticos, musicales, culturales, de entretenimiento, propagandísticos,
monográficos, educativos, etc.), deben determinarse según las posibilidades
de los propios equipos, contando con los recursos disponibles y el tiempo de
dedicación.
Puede
fácilmente comprobarse por ello que un proyecto de radio no puede ser
entendido como una labor individual de algún profesor, ni siquiera de un
reducido equipo docente, sólo en la medida que un centro educativo se
implique en el proyecto, es posible su puesta en marcha y especialmente su
mantenimiento y consolidación.
La radio
ofrece un amplio abanico para su explotación didáctica en el aula. Se trata
de una herramienta educativa de gran valor pedagógico que pocas veces se ha
explorado en los contextos educativos. La educación de adultos, con su
currículum abierto y flexible, ofrece ahora una ocasión inmejorable para
hacer realidad esta positiva integración.
|
La
llamada «caja tonta» es hoy día la gran supervedette de casi todos los
hogares y familias españolas. Nuestros hijos y alumnos pasan más horas ante
la televisión a la semana que tiempo permanecen en el aula. Y lo peor es que
la cifra todavía no ha tocado fondo, con el dramatismo y agravante que
supone ver que progresivamente, y a pasos agigantados, los programas van
perdiendo calidad y ganando en chabacanería, superficialidad y clichés
estereotipados, sobretodo a partir de la puesta en escena de los canales
privados y autonómicos.
La
batalla campal no ha hecho más que empezar y mientras que el mercado
publicitario parece que se mantiene estable, sin síntomas de crecimiento,
las «teles» se «parten la cara» buscando nuevas audiencias -más «masas»- y
menos costes.
Ante
esta dura realidad, gobierno y ciudadanos casi permanecemos al margen; eso
sí, sentándonos después del duro trabajo en el sofá familiar a ver lo que
nos «echen» durante unas cuantas horas al día. El coloquio familiar está
servido: «vídeos de primera», o si se prefieren, programas macabros que
rozan el más crudo morbo; y luego las películas, que van desde la violencia
más descarnada, al terror, el sexo o amoríos sentimentales al estilo
americano. Rara vez surgen signos de esperanza, como la firma de convenios
entre la televisiones y la administración para «preservar» la dignidad de
los espectadores, pero pocos son los que le dan credibilidad a estos actos
con altas dosis de «escaparate», que no rozan siquiera los esquemas
culturales que se trasmiten ni el fundamento básico de la publicidad.
La
televisión se ha convertido en la estrella de la familia; a ella se supedita
el diálogo familiar, el tiempo de ocio y diversión, las relaciones
familiares, el contacto con los amigos, las lecturas, las salidas, las
relaciones humanas, e incluso el estudio o el trabajo. Este artefacto que,
como afirma Fabricio Caivano, es ángel y demonio a la vez, nos «abastece de
sueños, leyendas, modelos y proyecciones» y nos «cura» de la realidad
cotidiana, invadiendo todos los ámbitos de nuestra existencia.
Influencia de la televisión
Los
fundamentos del vídeo son de carácter electrónico. La energía luminosa
reflejada por la realidad se transforma en señales eléctricas que, a través
de un proceso de emisión por ondas, se convierte de nuevo en señales
luminosas en la pantalla del televisor, que no es más que un mosaico de
seiscientas veinticinco líneas (hasta la puesta en marcha de las mil
doscientas de la alta definición) que reaccionan lumínicamente, excitadas
por la corriente eléctrica.
La
televisión es uno de los más recientes medios de comunicación que, sin
embargo, en pocos años ha alcanzado un alto poder social y un rol
prácticamente casi insustituible en la vida de los ciudadanos
contemporáneos. Información, formación y ocio han sido las tareas
tradicionalmente asignadas a los medios, que la televisión ha hecho suyas
también; no obstante, su poder de convocatoria y su acceso universal a casi
la totalidad de la población, a veces incluso transmitiendo en directo, ha
permitido a este medio, más que a ningún otro la «mundialización» -o lo que
es lo mismo, la «aldeanización»- del pensamiento y de los modos de actuar y
comportarse. La realidad, al tiempo que la diversidad, cultural y social de
la humanidad, se ha hecho más cercana gracias a sus poderosas redes. Pero
además, junto a esta faceta positiva, la televisión es también canal de
transmisión de estereotipos, clichés uniformados, costumbres idealizadas,
modelos contraculturales... que incitan a una masificación irracional, a una
uniformación inconsciente de costumbres y hábitos, a un consumismo
exacerbado, a la pasividad ante hechos inhumanos y crueles y a una
manipulación de nuestras propias creencias y convicciones, sobre todo de
aquellas personas menos protegidas por su escaso nivel de maduración o
cultura.
Aunque
esta influencia social de la televisión se produce en todos los niveles y
sectores sociales, independientemente de su sexo, su edad, su nivel cultural
o clase social, es en la infancia y adolescencia -período de enseñanza
obligatoria- donde más se acentúa, por la especial sensibilidad de los
alumnos al mundo audiovisual. La audiencia infantil no permanece al margen.
Desde los dos años, niñas y niños pasan horas y horas delante de la
pantalla, quedando fascinados inicialmente por su luminosidad y cromancia,
por sus sonidos, por sus cascadas visuales. Los chicos y jóvenes son mucho
más sensibles que los adultos ante este mundo. Ellos son una generación
audiovisual por excelencia, porque han nacido y crecido viendo televisión
desde cortas edades, atraídos ya por la magia del color y el movimiento.
Estudios
recientes están demostrando que los más jóvenes tienen una mayor capacidad
de captación del código audiovisual que los de más edad, que han adquirido
este «hábito» en su madurez, y por tanto, ya lejos de la plasticidad que
define los primeros períodos de aprendizaje.
Progresivamente la «tele», por su abusivo consumo, va limitando el tiempo de
juego, la capacidad de pensar, la dedicación al estudio y la lectura, las
relaciones familiares, el compañerismo... Se potencia así una fantasía
estandarizada y uniformadora que coarta la imaginación, la creatividad y la
propia maduración del juicio personal.
La
televisión provoca, en definitiva, la pérdida de perspectiva crítica de sus
telespectadores, transformándose, como afirma Cazaneuve, en un «simple
reflejo de la realidad, convertida en espectáculo», en un «mero universo
electrónico» paralelo, pero distorsionado de la realidad.
Sin
embargo, la alternativa a la televisión no está en la «contratelevisión»,
esto es, en una pretendida ignorancia de su apabullante presencia. No se
trata de plantear la existencia de una «bestia negra» que haya que eliminar
a toda costa, como enemigo social número uno. Es posible y más bien
necesario encontrar alternativas a la televisión desde la propia televisión.
La
televisión de por sí ni es mala ni es buena, es simplemente un instrumento
que las nuevas tecnologías han puesto en manos de los ciudadanos, con muchas
posibilidades de desarrollo positivo para la humanidad y la formación de las
personas. Sin embargo, al igual que después de la invención de la imprenta,
hubo que comenzar a enseñar a leer, es necesario, en primer lugar, la
formación de ciudadanos conocedores del «demiurgo audiovisual», que sean
capaces de dosificar e interpretar los mensajes televisivos.
Desmitificar los medios, diferenciar conscientemente imagen y realidad,
desvelar manipulaciones y tergiversaciones persuasivas, aprender a analizar
los programas compartidamente profesores y alumnos, padres e hijos,
convertir la crítica a los mensajes televisivos en un juego diario,
gratificante, divertido y estimulador del desarrollo personal de los
alumnos, son actitudes y actividades que han de insertarse necesariamente la
programación seria y coherente de los proyectos educativos.
Utilización didáctica
La
educación tiene que desmitificar ídolos; tiene que enseñar a los alumnos a
desenvolverse en la sociedad de una forma juiciosa, madura y consciente. El
adulto, que está en formación constante, necesita integración educativa
constante en su medio; y su medio -no es un mero juego de palabras- es en
infinidad de ocasiones la excesiva influencia de los medios. No es posible
concebir, desde los más mínimos criterios racionales, una enseñanza que
prioriza el estudio de integrales y sintagmas preposicionales, de la
protohistoria y la iconosfera, de la fotosíntesis y los magmas volcánicos e
ignora al mismo tiempo ver y analizar críticamente las imágenes que nos
«contaminan» a diario.
Distinguir la realidad del espectáculo audiovisual, descubrir mecanismos de
manipulación, gozar con la información bien hecha, con documentales sobre
hechos insólitos, con dibujos llenos de mensajes didácticos... es una
competencia que la educación no puede eludir. En un mundo donde cada vez más
se han perdido los papeles tradicionales y donde la acelerante
especialización y el absurdo estrés de la vida moderna hacen impensable que
los padres y las madres se dediquen a «educar» a sus hijos, los docentes
tenemos que asumir parte de esta función, no sólo instructiva sino también
educativa que supone enseñar a ver la televisión, a seleccionar y también a
apagar en su justo momento.
La
explotación didáctica de la televisión en la enseñanza tiene múltiples
propuestas de uso: televisión educativa -que por desgracia, en España hasta
hace muy poco, ha tenido un pobre desarrollo frente a por ejemplo, los
países anglosajones-, vídeos didácticos, ver y analizar programas de
televisión en conjunción con las parcelas curriculares o
interdisciplinarmente, análisis creativo de los mensajes, conocimiento del
medio televisivo (programaciones, historia, tecnologías, etc.), recreaciones
del medio (cambio de bandas sonoras o visuales, alteraciones de
secuencias...), etc.
a)
La
televisión educativa,
tiene
sus primeras experiencias en la década de los setenta. Frente a la
programación convencional, establece sus diferencias en la presentación de
los contenidos y en el tratamiento de las materias formativas. En la
actualidad, de nuevo en España, tras varios intentos anteriores, se ha
reavivado la necesidad de contar con programaciones educativas en las
televisiones, que normalmente compaginan el estudio de idiomas, documentales
tecnológicos y científicos, informativos, con programas de historia,
sociedad, consumo, medicina, artes, educación, religión...
Los
avances tecnológicos permiten ya por otro lado, la captación por vía
satélite de otros canales que emiten programaciones educativas como Eutelsat
II y Eurostep (European Association of Ussers of Satelites in Training an
Education Programmes) desde 1990, a través del satélite de comunicaciones «Olympus»
y que incorporan como novedad programas en otros idiomas, como el inglés, el
francés, el alemán y el italiano.
La
utilización de la televisión educativa en los centros educativos puede ser
de gran utilidad, siempre que se parta de una programación previa que
sincronice los contenidos con los programas televisivos. Además, conviene
contar también con óptimos aparatos de recepción de la imagen, puesto que
ver vídeo o televisión grandes grupos de alumnos con pequeños monitores no
facilita un aprendizaje en óptimas condiciones. En este sentido, los
centros, que hagan uso de la televisión de una forma sistemática, deben
contar con macropantallas, sistemas de grabación magnetoscópicos para
repeticiones de imágenes, adecuados sistemas de audición, etc.
b) Ver programas televisivos,
de carácter informativo, documentales, de ocio, incluso películas
cinematográficas de calidad didáctica. En el medio televisivo existe una
fuente privilegiada para la información sobre los más diversos aspectos de
la vida humana, de una forma motivante y globalizadora, como es la
combinación sincronizada de lo sonoro con la imagen en movimiento. Para ver
programas televisivos, normalmente se acudirá al medio vídeo que facilita
esta labor.
c) Análisis crítico y
creativo de los mensajes televisivos.
Esta actividad favorece, en el marco del aula, la reflexión y el
estudio sobre el espectáculo audiovisual que se recibe a diario en las
familias. La clase, el trabajo en pequeños grupos, ver grabaciones
repetidamente, los trabajos alternativos... pueden ser recursos
excepcionales para que los alumnos entiendan mejor los mensajes televisivos
y al mismo tiempo puedan responder más conscientemente a sus estímulos.
d) Conocimiento del medio,
estudiando su historia, su tecnología, sus programaciones, su impacto
social, su futuro... La televisión es algo ya inherente a nosotros, ¿puede
la educación inhibirse a su descubrimiento y a su integración positiva en
nuestras vidas?
e) Recreación del medio,
elaborando los propios alumnos sus alternativas audiovisuales al medio a
través del juego creativo de cambio de bandas sonoras, manipulaciones de las
imágenes, montajes de películas originales a través del soporte vídeo, spots
publicitarios, etc.
f) Emisora de televisión.
Al igual que propusimos más arriba la posibilidad de montar en los centros
emisoras de radio, puede estudiarse también, a partir de una adecuada
planificación didáctica que parta de las necesidades reales de los alumnos y
del entorno social, la puesta en funcionamiento de emisoras de televisión en
el propio centro. Los aparatos no tienen que ser excesivamente costosos ni
complicados, al menos si no hay grandes pretensiones. Como la radio, la
televisión -aunque con más dificultades de aprendizaje y exigencias de la
imagen- ofrece a los programas formativos la posibilidad de interrelacionar
todo el contexto educativo, con implicaciones directas en la comunidad.
En todo
caso, al igual que con la radio, debe establecerse claramente la finalidad
de la emisora, sus objetivos y ámbitos de actuación.
Cabe
también la posibilidad de participar periódicamente, bien mediante grupos
fijos o diferentes, en emisoras de televisión local que en muchos casos
estarían dispuestas a programar espacios para determinado tipo de acciones
formativas, e incorporar así nuevas audiencias a su emisora.
Todas
estas propuestas deben ser siempre analizadas y responder a objetivos
pedagógicos muy definidos, pues la práctica ha demostrado que, al contacto
con los medios tecnológicos, se sucumbe fácilmente a su magia y encanto y se
olvida desgraciadamente que lo importante es el proceso de aprendizaje de
los alumnos, siendo secundario los instrumentos para conseguirlo y los
medios para alcanzarlo.
La
televisión ofrece pues, múltiples posibilidades de desarrollo en el aula,
que no deben convertirse sin más, en un aumento de las ya excesivas horas de
televisión que la mayoría de las personas soportan a diario, sino más bien
una vía para que descubran este nuevo lenguaje de expresión, este novedoso
código que sirve de vehículo y fuente de información para los ciudadanos de
hoy. |
|
En los
últimos años estamos asistiendo a la entrada masiva de
la imagen en movimiento
en los
hogares españoles.
El DVD, el ordenador,
Facebook e infinidad de posibilidades técnicas,
nutren cada vez más nuestras
videotecas familiares de películas, deportes, documentales, reportajes, «videoclips»,
etc. Poco a poco, este medio,
se ha ido imponiendo en nuestra sociedad, invadiendo nuestras
casas primero con aparatos reproductores y ahora con sofisticadas y
minúsculas videocámaras
o móviles
capaces de competir con las más profesionales en
prestaciones.
Recibimos mediante estas fuentes un cúmulo de mensajes audiovisuales que en
la mayoría de casos no analizamos reflexivamente, creándonos en nuestro
inconsciente pautas de conducta y modelos de comportamiento ajenos a nuestra
propia iniciativa personal.
Consumimos
imágenes
y televisión de forma indiscriminada, fascinados por el
poder de la imagen y la seducción de lo audiovisual.
La imagen en movimiento, películas, cortometrajes o cualquier otro tipo de
filmación,
está exenta de cualidades perversas o bondadosas «per se».
Éstas siempre están en función de los usos a los que se destine y la
capacidad de lectura audiovisual que tengan sus destinatarios.
La imagen en movimiento
y las aulas
El vídeo
digital
es un sistema de registro y reproducción de imágenes por procedimientos
digitales, que ha
declarado prácticamente obsoleto el video analógico, su inmediato antecesor. Entre sus características podemos destacar cualidades tan
importantes como su facilidad de moldear la imagen a voluntad: pararla,
avanzarla, retrocederla, manipularla digitalmente, simultanear la grabación
y la reproducción -frente al cine que hay que revelar los fotogramas-.
Es
además un sistema perdurable, reutilizable y muy económico,
con capacidad de almacenamiento cada día mayor, frente a sistemas
anteriores, muy costosos.
Pero
sobre todo el vídeo tiene una cualidad que justifica, entre las otras, su
éxito e impacto de los últimos años: es un medio de medios y nos sirve para
reproducir cine, televisión, diapositivas, transparencias, imágenes propias,
fotografías y todo aquello que podamos visualizar, a través de la pantalla televisiva,
el ordenador, los i-pod y similares, o el móvil
En el
ámbito educativo, además de todas estas virtualidades del medio, se nos
ofrece la posibilidad de potenciar la reflexión crítica de muchos mensajes
fascinadores -y a la vez manipuladores- que deben ser analizados en el
entorno del aula.
Estas
cualidades han permitido que muchos centros no hayan ignorado este medio,
como a los otros, incorporando aparatos de televisión y vídeo, incluso en
maltrechos presupuestos. Sin embargo, en muchos casos, el vídeo no ha sido
más que un instrumento para reproducir películas, largometrajes y dibujos
animados y algún que otro documental más o menos relacionado con asignaturas
aisladas, sin una planificación de las proyecciones en un plan de actuación
curricular concreto del centro.
La
introducción de medios tecnológicos nuevos no garantiza, como afirmábamos al
principio, una renovación didáctica, ya que no es difícil repetir clichés
tradicionales con medios aparentemente muy novedosos. J. Álvarez afirma en
este sentido que la tecnología más que ser un instrumento de «liberación»,
apunta hacia un ahondamiento de la «tecnología de alienación».
Por
ello, un buen planteamiento metodológico requiere partir de una programación
sistemática de los equipos de profesores, que estimule una dinámica
participativa, activa y motivante, que permita el diálogo y la comunicación
reflexiva los alumnos sobre la imagen, y todo ello desde una vertiente
crítica y creativa.
Utilización didáctica
El
vídeo digital, como los otros medios, se presta a una amplia y variada utilización
didáctica en las aulas de los centros educativos. Integrados en las acciones
formativas y en las programaciones docentes, es posible ver críticamente
grabaciones captadas tanto desde los canales de televisión como películas y
documentales
ya realizados.
Vídeos
didácticos, largometrajes y programas animados son válidos, siempre que se
planteen actividades paralelas y los profesores hayan visto antes las
grabaciones con el fin de establecer las estrategias didácticas.
Por otro
lado, otra alternativa para niveles superiores es el análisis del medio a
través de sus tecnologías, lenguajes, soportes, procesos y fases del
sistema.
El vídeo
puede ser además un medio de expresión personal para los alumnos. No es ya
difícil hacer grabaciones videográficas en los centros. Como canal de
comunicación personal, como lenguaje expresivo propio, el vídeo permite
tanto la recreación de otros mensajes, elaboración de videotecas y bancos de
imágenes y finalmente producción de vídeos.
Antes
de pasar (o simultáneamente) a esta fase de escritura, es
necesario el conocimiento del medio. Ahora bien, también aquí es necesario
valorar más el proceso de aprendizaje en sí mismo, que el producto final. Se
pretende, no lo olvidemos, que los alumnos elaboren vídeos para aprender
mecanismos de un lenguaje, de una nueva forma de expresión. No se trata de
que el profesor haga, para que el alumno mire; repetiríamos de nuevo la
historia de siempre. El proceso de producción de vídeos incluye la
planificación de todo el desarrollo, guionización literaria y técnica,
realización y grabación, montaje, visión y revisión para finalmente pasar al
momento estelar, la proyección del trabajo.
Las
posibilidades de utilización didáctica del vídeo en las aulas son, por ello
amplísimas y van por tanto desde la transmisión de contenidos didácticos
como complemento auxiliar de las materias, hasta la utilización de este
lenguaje como medio de expresión personal.
a) Ver vídeos.
Al ser este lenguaje «medio de medios», soporte de soportes, las
posibilidades del ver vídeos son muy amplias, en cuanto que televisión,
cine, fotografía,
buscar grabaciones en
facebook, e incluso grabaciones personales pueden ser
empleados para su proyección, tanto por profesores como por alumnos. Las
diferentes áreas de los programas formativos tienen en el vídeo un valioso
instrumento para el aprendizaje de los más diversos conocimientos. Partiendo
de una óptima programación, el profesor puede progresivamente ir «cediendo»
la función informativa y transmisora de conocimientos a los medios que
ofrecen junto a la verbalización el soporte de la imagen, para ir asumiendo
éste en el aula roles de planificación, orientación y evaluación del proceso
de enseñanza-aprendizaje.
b)
Estudio
del medio como lenguaje audiovisual,
para que los alumnos se inicien a la alfabetización icónica necesaria que
les permita interpretar los mensajes de los medios de comunicación,
consciente y críticamente. En este sentido, no se trata de ofrecer este
análisis de los medios como espacio opcional en el aula, exclusivamente
reservado a los interesados por los medios -como actualmente se hace en el
sistema educativo-, puesto que la educación audiovisual es algo prioritario
para todos los alumnos que a diario se exponen a una contaminación de los «mass-media»
cada vez más intensa y apabullante. Por otro lado, no se debe pretender
convertir el análisis de los medios, dentro del área de expresión, en una
especialización tecnológica profesional, porque ni todos los alumnos pueden
estar interesados en ésta, ni necesariamente el conocimiento de la
tecnología garantiza una adecuada interpretación y recreación de los
mensajes, que es verdaderamente el objetivo que pretendemos conseguir con la
integración didáctica de los medios de comunicación audiovisuales en las
aulas.
En este
sentido, el estudio del medio como lenguaje audiovisual debe analizar
someramente, y en función de los niveles madurativos de los alumnos, los
principios tecnológicos de la imagen, los fundamentos televisivos, las fases
del sistema audiovisual (captación, cámara, grabación y postproducción),
pero especialmente, en el aula hay que potenciar el análisis de los mensajes
para descubrir las informaciones que transmiten, los mensajes que están
patentes y latentes, las manipulaciones y universos que reflejan... En
definitiva, el conocimiento del lenguaje audiovisual cobra sentido en la
medida que los alumnos son capaces de poseer resortes para interpretar
juiciosamente su realidad.
c)
El vídeo como
medio de expresión.
Al igual que los otros medios de comunicación que hemos ido analizando en
este trabajo, el medio vídeo ofrece una nueva forma de creación y de
expresión, un nuevo instrumento para detectar, descubrir y entender la
realidad a través de un canal de información, donde los alumnos se
convierten en protagonistas.
La
utilización didáctica creativa del vídeo ofrece un elemento dinamizador de
las actividades formativas, un medio de autorresponsabilización y de
protagonismo discente, una técnica de cooperativismo y trabajo en grupo, un
recurso para la reflexión personal y la investigación.
El uso
expresivo de este medio puede iniciarse con el simple almacenamiento de
grabaciones captadas por alumnos y profesores en función de unos criterios
establecidos previamente. De esta forma se va dotando al centro de unas
videotecas de materiales audiovisuales.
Un paso
más en la fase creativa, ya que la anterior sólo ofrecía la capacidad
selectiva de los alumnos, es la recreación de los mensajes televisivos a
través del vídeo. Los alumnos son inicialmente receptores de los mensajes,
para posteriormente desarrollar funciones de emisores, a través de la
manipulación y alteración de los mensajes iniciales: cambios de la banda
sonora a través del «audioclub», inserción de imágenes entre las originales,
alteración de las secuencias, etc. Todo estos ejercicios, junto a la
evidente función lúdica que pueden desempeñar, tienen como eje de actuación
principal la desmitificación de los medios.
Finalmente, la experiencia más apasionante en el proceso creativo con este
lenguaje audiovisual -que requiere de una mínima preparación por parte de
los alumnos y conocimiento, no sólo técnico, sino también tecnológico de los
aparatos- es la producción de vídeos a través de bancos de imágenes propios
y bandas sonoras originales. Pequeñas películas, cortometrajes, spots
publicitarios, informativos, noticias del centro educativo, reportajes,
investigaciones monográficas, trabajos sobre el entorno... tienen cabida en
este nuevo lenguaje expresivo, que siempre ha de responder a una
programación rigurosa y sistemática, donde se recojan explícitamente los
objetivos, actividades, metodologías, recursos y criterios de evaluación que
se van a poner en marcha.
El
proceso de producción de vídeos a través de la planificación, guionización
literaria y técnica, realización y grabación, montaje, visión y revisión
crítica de las fases inserta a los alumnos en el universo de la
comunicación, descubriendo su magia y sus poderes informativos y
enseñándoles que en todo lenguaje hay que conocer dos procesos básicos: la
lectura y la escritura.
El circuito cerrado de TV
como medio para la mejora del profesorado
El
empleo de
grabaciones de sus propias clases,
permite una reproducción más exacta de la actuación
del profesor. Sin adentrarnos en la discusión de la mayor o menor eficacia
del audio sobre el vídeo como apoyo al feed-back, el que el profesor pueda
auto-observarse ofrece mayores posibilidades de adecuar su conducta a los
objetivos prefijados. Esta percepción de sí mismo puede verse alterada por
factores diversos, aparte de los propios de la percepción selectiva, como la
tensión, el número de veces que se ve la grabación, la disonancia entre
expectativas y realidad, etc.
Las
nuevas corrientes cognitivas parecen influir orientando el feed-back en un
sentido más de auto-observación y autorreflexión, como determinante de un
comportamiento a partir de esta reflexión y no como mera adecuación
extrínseca a unas normas.
La
observación del propio comportamiento y la reflexión sobre el mismo, sobre
todo en diferido, con todo el dinamismo de la autoconfrontación del yo con
su imagen externa, tiene al menos un modelo pedagógico mental de referencia
que le sirve de modelo comparativo con su realización.
El vídeo interactivo
Es la
integración en un ordenador por un lado, el programa informático y por otro
secuencias de vídeo. Su virtualidad radica en que las imágenes de vídeo se
enriquecen con textos y gráficos originados por ordenador, dando la
posibilidad de que el alumno se relacione con el medio en su totalidad.
Existe mayor interacción y eficacia en el proceso educativo si el programa
informático es muy completo, si los contenidos son amplios y completos si
los documentos están correctamente ramificados en su programación. Incide en
gran medida la calidad de las imágenes y la rapidez de funcionamiento, que
dependen totalmente de las posibilidades que aporta el ordenador.
Cada día
es
más
fácil producirlos en las aulas.
|
Cine y
educación. Sitio completo sobre Cine y educación
La
aparición del cine en su tiempo produjo un gran impacto social. Se recuerda
como anécdota curiosa que una de las primeras proyecciones realizadas por Lumière provocó la salida masiva de los espectadores de la sala
aterrorizados ante lo visto. El corto era «La llegada del tren» y más de un
espectador pensó que el tren se abalanzaba sobre sus cabezas cuando entraba
en el andén.
En la
actualidad, el cine, con toda la revolución que ha traído consigo, es un
arte y una empresa incierta. Las nuevas tecnologías que han sido sus
herederas, lo han condenado a muerte, al menos en su concepción inicial de
grandes salas comerciales, donde el público encontraba su «dosis» semanal de
fantasía audiovisual. Actualmente hay una gran recuperación del medio,
debido posiblemente a la vuelta de cine espectáculo de calidad, a la
utilización de eficaces y costosos efectos especiales y a la utilización de
la nuevas tecnologías de animación.
Cada día
hay menos salas -exceptuando las grandes urbes- y el público acude menos,
mientras que la oferta cinematográfica de las televisiones va en aumento y
calidad. Además la televisión de alta definición, con calidad de celuloide,
ha superado ya las fases de prueba y pronto comenzará a comercializarse. La
sala sigue manteniendo unas propiedades que los hogares no presentan, al
menos para los declarados cinéfilos: capacidad de concentración, pantalla
gigante, predisposición especial, calidad de imagen y sonido, etc.
Sin
embargo, es una realidad evidente que vídeo y televisión transportan el cine
hasta el sofá de los hogares, sin traslados, sin costes económicos aparentes
-sólo «leves e inocentes pausas» publicitarias.
Después
de casi un siglo de existencia, el cine sigue viviendo y evolucionando, con
una industria al tiempo precaria que poderosísima, que mueve millones de
dólares y es uno de los principales embajadores de la nueva colonización
cultural. Su sistema tradicional está en crisis, pero el lenguaje y el
universo que representa -la obsesión por reflejar la realidad y sus mundos
imaginarios- siguen muy presentes en este lenguaje audiovisual. Su
influencia social actual lo ha convertido más que en un medio de evasión de
la realidad, en un sistema de incidencia sobre la misma realidad, ampliando
los sistemas de referencia, los cánones sociológicos, los modelos culturales
y éticos...
El cine y el aula
La
integración del cine en las aulas ha sido en nuestro país algo insólito y
las experiencias realizadas más bien escasas. No han faltado posturas
radicales de profesores que no ven en el cine más que un instrumento de
perversión, violencia y pérdida de tiempo. Frente a estos docentes, en
general, los profesores no se han planteando su integración didáctica, dadas
las dificultades de uso, los escasos instrumentos en los centros y sobre
todo el no saber qué hacer con estos films para adaptarlos a los recargados
programas de estudios.
Fomentar
la lectura crítica de la imagen cinematográfica, mostrar de una forma activa
y gratificante la «ilusión del movimiento», desenmascarar la mítica del
medio, «deconstruir» las fabulaciones lógico-temporales, disfrutar
estéticamente de la magia del cine, interrelacionar las diversas materias y
especialidades con escenas brotadas de la vida misma, ser creadores de
cine... son algunas de las actividades que la formación ha de plantearse
como ineludibles para un aprendizaje del lenguaje audiovisual, desde el cine
en el aula.
Utilización didáctica
La
utilización didáctica del cine en el aula puede ir desde la proyección de
películas en salas comerciales, hasta su contemplación en las aulas a través
del vídeo. Independientemente del soporte, la metodología puede ser la
misma, buscando actividades previas a la proyección y posteriores a la
misma, que permitan integrar las películas de una forma coherente en la
planificación curricular del curso.
Es
posible además, el estudio del medio, en cuanto a sus tecnologías,
lenguajes, procesos de elaboración de films, fases, recreación de películas
(bandas, alteraciones, etc.) y elaboración de films propios (quizás más
fácil empleando el medio vídeo o bien recurriendo a viejas cámaras que
todavía existen y que nos permiten seguir el proceso manipulativo frente al
electrónico del vídeo).
El
seguimiento de todas las fases (guionización literaria y técnica,
planificación, representación de roles mediante actores, rodaje, montaje y
sonorización) permiten a los alumnos descubrir un fabuloso mundo creativo en
el que los contenidos curriculares se mezclan, pero donde se aprende, como
en la vida, de todo un poco. La labor de los profesores no es aquí menos
importante: orientar y sistematizar todo el proceso desde una óptica
didáctica y constructiva.
La
explotación didáctica podemos estructurarla por ello desde las siguientes
vertientes:
a)
Ver
crítica y didácticamente los films.
La proyección de películas en salas comerciales. Son los profesores los que
tienen que seleccionar los films y vincularlos directamente a su
programación didáctica.
Junto a
la asistencia a las salas comerciales, que desgraciadamente por su propia
naturaleza es siempre minoritaria -recursos, desplazamientos, horarios,
etc.-, es posible en las aulas utilizar el medio electrónico «vídeo» que se
va imponiendo progresivamente. El encanto artesanal y manipulativo de las
viejas cámaras de super 8 y las escasas de 16 mm., han dejado paso
irremediablemente a los electrónicos botones del vídeo que ignoran la
fascinación y la calidad -todavía- de la pantalla grande, pero que
incorporan la facilidad de manejo, el amplio mercado y el menor coste.
En todo
caso, como hemos afirmado insistentemente, y con independencia del soporte
utilizado, ver las películas debe llevar implícita una metodología
pedagógica activa que incluya una fase de pre-proyección, motivadora,
informativa y reflexiva; y una etapa de post-proyección, de carácter
coloquial, lúdica, analítica y también práctica. El cine-forum sigue siendo
un sistema adecuado para la lectura crítica y creativa del medio.
b) Estudio del medio,
analizando reflexiva y lúdicamente el proceso de autodescubrimiento, la
historia y futuro del cine, sus implicaciones sociológicas, sus tecnologías,
géneros, lenguajes específicos, técnicas de guionización, rodaje, montaje,
distribución y exhibición. En definitiva, conocer la industria del cine en
la medida que nos favorezca una mejor interpretación de sus recursos y
potencie nuestra lectura crítica y consciente de este medio audiovisual. En
todo caso, el estudio del medio debe centrarse principalmente en el análisis
de películas de cine, descubriendo sus procesos de fabulación, sus soportes
reales e ideales, su transmisión de modelos de conducta y comportamiento, su
reflejo e influencia social, etc.
c) Recreación de películas,
al igual que en los otros medios, ofrece una actividad intermedia entre los
polos del receptor y del emisor audiovisual, en cuanto que alumnos reciben
mensajes de los medios que han de alterar y modificar ellos mismos,
cambiando las bandas, realizando inserciones de imágenes, incluyendo nuevas
tomas, modificando las secuencias, etc. Mientras que en el vídeo estas
recreaciones son bastante asequibles, si se cuenta con unos mínimos
requisitos tecnológicos, en el cine es necesario tener ciertos conocimientos
de montaje para poder realizar las tareas. En todo caso, este medio ofrece
la ventaja de la artesanía y la manipulación, ya que el proceso se hace con
tijeras, recortando, frente al carácter electrónico -y no visible- de los
magnetoscopios.
d)
Elaboración
de films propios,
siendo esta la actividad más gratificante, ya que se aprende haciendo.
Elaborar una película de cine -ya sea en super ocho (si aún funcionan las
cámaras y encontramos películas), ya sea en vídeo (en este caso, el soporte
para el proceso educativo es lo de menos) lleva consigo un complejo proceso
de investigación por parte de alumnos y profesores, que se inicia con la
búsqueda de ideas, elaboraciones de guiones, primero literarios -originales
o adaptados- y después técnicos, con las notaciones correspondientes, para
sincronizar los textos con las imágenes. Planificar secuencias, ensayar
diálogos y representaciones con los actores, rodar con las cámaras, montar
los planos y sonorizar con textos y músicas el montaje, son otras de las
fases que constituyen la puesta en marcha del cine creativo en el aula.
e)
Es
posible realizar «cine de animación», con fotogramas dibujados por los
alumnos a través de tiras de papel o películas cinematográficas. En este
caso, la imagen se crea, se toca, se manipula y realiza el montaje
artesanalmente, y lo que es más importante, descubriendo la magia del cine y
sus mecanismos de información y manipulación.
f)
El cine
de animación, contempla posibilidades riquísimas cuando se hace filmando
fotograma a fotograma recortes, dibujos o figuras, que al verse recrean el
movimiento. Este tipo de películas son muy poco costosas de hacer, se
adaptan a todos los temas, y no es necesario tener idea de dibujo para su
realización. La base está en las dosis de creatividad del los alumnos y del
grupo. Actualmente, este tipo de cine se utiliza en gran medida para
realizar cine didáctico, por la gran cantidad de posibilidades que aporta a
la animación de textos, dibujos, objetos inanimados, herramientas, etc. |
|
Pocas
veces nos hemos preguntado a lo largo de nuestra vida ¿cuántos anuncios
vemos y oímos al cabo de un día cualquiera? Recientemente se publicaba que
los niños habían visto una media de más de tres mil spots publicitarios de
televisión, en poco más de quince días del período vacacional de Navidades.
Afirma
Guerin, incidiendo en una no por olvidada, menos preocupante realidad, que
«el aire que respiramos es un compuesto de oxígeno, nitrógeno y publicidad».
Sin embargo, es difícil que podamos escapar de esta envolvente y acaparante
malla que está en todos los sitios y nos persigue consciente o
inconscientemente por todas partes. De cualquier forma, es imprescindible
reaccionar desde las aulas, porque hoy, lo queramos o no, los centros
educativos siguen siendo de los pocos espacios que quedan para la reflexión.
La publicidad más que un medio de comunicación, es un sistema de
comunicación que se vale de los distintos medios o canales -vallas, spots
televisivos, periódicos, radio, cine, revistas, carteles, murales, etc.-
para transmitir unos mensajes específicos que pretenden provocar una acción
de consumo. Por ello la publicidad, además de su función informativa, tiene
la finalidad básica de incitar al consumo, atrayendo la atención,
despertando sentimientos, influyendo emotivamente, persuadiendo... Se busca
un «consumidor masivo», analizando psicológica y socialmente los rasgos
definidores de la sociedad.
Los
comienzos de la publicidad se remontan a los propios orígenes de la especie
humana, ya que éste desde siempre ha intentando influenciar de alguna forma
a sus congéneres. El comienzo de la Revolución Industrial trajo consigo la
aparición de empresas destinadas a la incitación al consumo, pero es a
través del desarrollo de las nuevas tecnologías en nuestro siglo cuando este
sistema de comunicación alcanza su expansión definitiva: estudios de
mercado, «marketing», gabinetes psicológicos de análisis de impactos,
diseños gráficos cautivadores y creativos, ambiciosas campañas multimedia,
etc.
Las
agencias publicitarias tienen hoy un notable peso social y generalmente una
boyante situación económica: con sus estrategias empresariales a través de
los «media» se alcanzan altas cotas de consumo de los productos de campaña,
además de una importantísima trascendencia y eco social, a través de «venta»
de modelos de comportamiento, conductas sociales, prejuicios e
ideologías...; en el fondo, estilos de vida que son asumidos por la
población la mayoría de las veces de forma inconsciente y no premeditada. La
publicidad en todo caso, atrae la atención, despierta el deseo, persuade la
personalidad, al tiempo que informa de un producto, presentándolo en un
contexto atractivo y sugerente.
Los
mecanismos publicitarios ponen en juego las herramientas más creativas del
lenguaje audiovisual a través de un profundo análisis de los mercados, de
los consumidores-tipo, de las necesarias estrategias de persuasión
psicológica, de la selección de los medios más idóneos, de los formatos
gráficos más originales...
Ante
este bombardeo premeditado y estudiado al milímetro, dentro de los altos
costes presupuestarios de las campañas, los ciudadanos permanecen indefensos
y sobre todo, ignorantes de los mecanismos que pone en juego el lenguaje
audiovisual para convencer, infiltrar ideologías y modelos de
comportamiento. Es cierto que no todo es pernicioso en la publicidad, puesto
que en ésta hay también un referente informativo que puede servir de
orientación al consumidor; sin embargo la incitación artificial y encubierta
al consumo, la exageración despiadada de la realidad, la utilización de
patrones de conducta asociados a determinados productos, el culto despiadado
al objeto y al consumismo... en manos de grandes monopolios informativos que
responden a su vez a monopolios empresariales del más extremoso capitalismo,
usurpa, sin duda, el derecho a la intimidad y a la libre elección de los
ciudadanos y, por ende, cuestiona y pone en crisis el libre ejercicio de la
democracia y la libertad.
Consumidores y ciudadanos han de poseer por ello los mecanismos críticos
necesarios para interpretar el lenguaje audiovisual, para descubrir en los
mensajes publicitarios qué hay en ellos de información y de manipulación
tergiversada de la realidad, hacia qué orientan al consumidor, cuáles son
los trasfondos que están detrás de los monopolios informativos y
publicitarios. En definitiva, descubrir e integrar como personas libres los
mensajes del entorno.
La educación ante el mundo
publicitario
El
efecto de la publicidad en los niños es el más pernicioso si cabe, ya que en
la mente infantil, realidad e imagen son dos ámbitos que no sólo no van en
paralelo, sino que se cruzan y constituyen psicológicamente una misma
esencia, sin posibilidad de diferenciar qué es lo que responde a la
«realidad real» y qué a la «realidad virtual» del mundo de la imagen
publicitaria. Los modelos de conducta, las pautas de comportamiento, el
hábito del consumo... encuentran en la población infantil un campo abonado e
indefenso.
El
adulto, menos indefenso ante algunos mensajes publicitarios, no deja de ser
propenso a dejarse engañas por las imágenes publicitarias. El arropamiento
mágico que los medios de comunicación dan al mensaje, la credulidad de
muchos, unida a la falta de formación lectora hacia la imagen, hace que
consciente o inconscientemente, el adulto también reciba los estímulos
suficientes como para consumir productos sin necesidad.
Utilización didáctica
Ante
esta realidad, que requeriría un análisis más profundo -ya comienza a haber
interesantísimos textos- sobre el impacto social de la publicidad, es a
todas luces necesario un uso didáctico del lenguaje publicitario en las
aulas.
Desde el
análisis crítico y creativo de los mensajes publicitarios, con diferentes
dinámicas y metodologías, en función de los niveles de profundidad y
aptitudes/actitudes de los alumnos), hasta el estudio del medio publicitario
(análisis de sus fundamentos, técnicas de elaboración de anuncios, nuevas
tendencias de la publicidad, fases históricas, posibles mecanismos de
defensa del consumidor, etc.). Por otro lado, es posible también, como en el
resto de los medios analizados, la creación de nuevos mensajes publicitarios
por parte de los alumnos, que, empleando los diferentes soportes
audio-gráfico-visuales que a lo largo de este texto hemos citado (murales,
formato prensa, radio, televisión, etc.), pueden trabajar de forma creativa
esta interesante estrategia.
a) Análisis crítico y
creativo de los mensajes publicitarios.
Desvelar los mecanismos persuasivos y los clichés estereotipados que la
publicidad transmite exige que desde el aula se enseñe los alumnos a
trabajar con una lectura crítica de los mensajes publicitarios. A partir de
los diferentes soportes de este sistema de comunicación (inicialmente a
través del escrito: prensa, revistas, carteles... y posteriormente con el
auditivo y audiovisual específicamente: radio, televisión, cine...), los
alumnos pueden en grupos o individualmente realizar trabajos reflexivos
sobre los contenidos que se transmiten, los canales que se emplean. En este
caso, como en casi todos los medios de comunicación audiovisual, la
perspectiva semiótica de los «elementos de la comunicación» puede ser de
indudable valor.
El
análisis de los mensajes publicitarios puede desarrollarse a partir de un
estudio de cómo están presentes cada uno de estos elementos: ¿quién emite?,
¿cuál es su finalidad?, ¿hacia quién se dirige?, ¿cómo es el mensaje que se
transmite?, ¿qué recursos lingüísticos y gráficos emplea?, ¿en qué contexto
se sitúa el mensaje?, ¿qué canales se emplean y por qué?...
Este
ejercicio de análisis tiene múltiples posibilidades de aplicación,
entendiéndose desde una metodología dinámica, participativa, dialogante e
interdisciplinar, donde alumnos y profesores puedan tener un ámbito para la
reflexión compartida, a partir de perspectivas lúdicas de descubrimiento.
Por otro
lado, se pueden recurrir a otras estrategias de lectura que incidan en el
estudio descriptivo, interpretativo y predicativo de las imágenes
publicitarias audiovisuales.
b) Estudio del medio,
desde una perspectiva más inductiva que teórica, en cuanto que la enseñanza
obligatoria ha de garantizar más que un conocimiento especializado del
medio, las premisas básicas que permitan conocer los mecanismos semióticos,
gráficos y lingüísticos que pone en funcionamiento el medio. Estrategias
publicitarias, sistemas de persuasión, técnicas de creación publicitaria,
interrelación gráfica-icónica... pero especialmente el impacto en los
consumidores, los modelos de conducta que reflejan y los posibles mecanismos
de defensa que se pueden desarrollar ante ella: lecturas críticas, selección
de medios, dosificación del consumo, plataformas de defensa de los
consumidores, asociaciones, creación de canales bidireccionales...
c) Creación de mensajes
publicitarios.
Sin duda alguna, el mejor método para defender a los consumidores de la
publicidad es hacerles descubrir todo el proceso que pone en marcha la
publicidad, ofreciéndoles la posibilidad de «crear» ellos mismos sus propios
mensajes gráficos (anuncios, posters, murales) o audiovisuales (spots
publicitarios en vídeo, cuñas para la radio...).
La
publicidad se nos descubre como medio de medios, óptimo para que los alumnos
desarrollen su potencial expresivo y creativo que la mayoría de las veces
permanece atrofiado.
Emplear
este nuevo lenguaje supone iniciarse conscientemente en una nueva
alfabetización, como afirma Marshall McLuhan (1985) en su libro La
galaxia Gutenberg. Pero además es necesario crear una nueva imagen del
hombre (Eco, 1985), no liberado de la máquina de los medios, pero sí al
menos «libre en relación a la máquina». Es por ello imprescindible que
educadores, padres, profesores y alumnos desarrollen los resortes y
estrategias necesarios para potenciar la libre actuación personal, basada en
el ejercicio de información, conciencia y responsabilidad. Sólo un análisis
crítico y creativo de los medios, y muy especialmente de la publicidad en su
vertiente persuasiva y manipuladora, podrá dar frutos positivos en este
campo.
|
|