La Auto-observación como técnica de formación del profesorado
La microenseñanza,
auto-observación mediante sistemas de simulación se inició en la
Universidad de Stanford, en 1963, con profesores período de formación.
Al principio, se fingían situaciones típicas ante las que se debía
enfrentar el futuro profesor. En estos role-playing desempeñados por sus
condiscípulos había mucho de simulación y de improvisación.
De inmediato surgió un tema
específico que sería el origen de las conocidas habilidades o destrezas:
cómo introducir una lección. La destreza ya señala unas líneas definidas
de comportamiento -motivación, conexiones, objetivos- que, a su vez,
servían de pauta de evaluación. Posteriormente el número de destrezas se
fue ampliando hasta constituir un repertorio útil, transferible a la
enseñanza real, que le permitían acceder sin riesgos a la función
docente. Este sistema se difundió a todos los países, con las
correspondientes modificaciones, siento actualmente un método empleado
en centros de formación de futuros profesores.
Metodología: simplificación de elementos
La metodología se desarrolla
en dos líneas: simplificación de elementos y aprendizaje escalonado.
Ante la complejidad del acto docente la microenseñanza ha acotado
parcelas, denominadas destrezas o habilidades, consideradas útiles para
el profesor y que puedan ser objeto de aprendizaje. El entrenamiento se
circunscribe a cada una de ellas por separado con el fin de adquirir un
repertorio de las mismas a las que pueda recurrir en el momento de la
enseñanza real.
El punto más esencial es la
auto-observación y crítica, en el que intervienen conjuntamente todas
las formas posibles de feed-back.
El modelo es otro elemento
importante que integra el proceso de la microenseñanza. Parte del
principio del aprendizaje por imitación. Son numerosas las
investigaciones sobre su influencia en el aprendizaje y modificación de
conductas docentes y los resultados logrados son positivos.
Por otra parte, la
posibilidad de disponer de unos modelos de conductas docentes
seleccionados, de acuerdo con unas determinadas técnicas, supera al
sistema tradicional del profesor que sirve de modelo al entrenando en su
período de prácticas.
El feed-back,
pieza clave de la auto-observación
El auto feed-back, mediante
el empleo del magnetoscopio permite una reproducción más exacta de la
actuación del profesor. Sin adentrarnos en la discusión de la mayor o
menor eficacia del audio sobre el vídeo como apoyo al feed-back, el que
el profesor pueda auto-observarse ofrece mayores posibilidades de
adecuar su conducta a los objetivos prefijados. Esta percepción de sí
mismo puede verse alterada por factores diversos, aparte de los propios
de la percepción selectiva, como la tensión, el número de visionados, la
disonancia entre expectativas y realidad, etc.
Las corrientes cognitivas
orientan el feed-back en un sentido más de auto-observación y
autorreflexión, como determinante de un comportamiento a partir de esta
reflexión y no como mera adecuación extrínseca a unas normas. La
observación del propio comportamiento y la reflexión sobre el mismo, con
todo el dinamismo de la autoconfrontación del yo con su imagen externa,
tiene al menos un modelo pedagógico mental de referencia que le sirve de
modelo comparativo con su realización. Solamente en su sistema de
referencia el feedback puede alcanzar un sentido.
Feedback
de los alumnos.
El profesor con experiencia y
sensibilidad está recibiendo constante información de sus alumnos, lo
que le permite ir modificando su mensaje o su conducta dirigido por esta
información. No sólo a través de las preguntas, ejercicios, sino también
por otros signos no verbales, gestos, posturas, miradas, el profesor
recibe información y adecua su conducta a la misma.
En Microenseñanza siempre se
ha procurado añadir una información más estructurada a través de
cuestionarios a los alumnos, que juzga de la actuación del profesor.
Sobre el valor, objetividad y eficacia de tal información se ha
discutido mucho. Parece responder más a estas cualidades si la
referencia es a toda la actuación de un curso, más que a una sesión
concreta en que el alumno se inclina a contestaciones no
comprometedoras. Por otra parte, es difícil encontrar un cuestionario
que sepa adecuar la exploración al nivel mental del alumno.
El
feedback de los compañeros.
La aportación crítica de los
compañeros que constituyen el grupo en prácticas de microenseñanza es
más valiosa cuanto más experiencia docente tengan. En este sentido,
contrastan nuestras apreciaciones con afirmaciones de expertos
extranjeros sobre la mayor eficacia del feedback de los alumnos sobre el
de los compañeros. La explicación radica en resultados con profesores en
formación a los que hacen referencia.
La eficacia de este feedback
también cuenta con otros factores como es el clima del grupo, la
obligatoriedad o no, el valorarlas desde la perspectiva de obtención de
unos certificados de aptitud, la designación de roles a los asistentes,
etc.
El
feedback del tutor o supervisor.
Las diversas funciones que
desempeña el tutor las enumeró Allen, 1968, como: persona a quien
recurrir, consejero, intérprete del feedback del alumno, asesor y
animador. La influencia del mismo en la modificación de la conducta del
entrenado depende tanto de aspectos científicos: preparación, actitud
positiva o crítica, capacidad discriminativa cuanto de aspectos de
personalidad, determinante de un tipo de relaciones favorables o no con
los que se entrenan.
Los estudios que pretendan
discriminar los efectos de la presencia o no del supervisor y de los
diversos estilos de supervisión no llegan a resultados concluyentes,
siendo más bien dispares. La complejidad de la función de supervisión no
permite aislar ninguna de las variables para controlar su influencia.
Su preparación y experiencia
juegan un papel importante, tanto en la localización de conducta como en
su discriminación, lo que constituye un feedback valioso para el que
está aprendiendo o entrenándose.
Ventajas
de la microenseñanza
En el sistema tradicional de
formación de profesores, se trabaja a un nivel teórico, con el estudio
de asignaturas generales (matemáticas, literatura, etc.) y específicas
(psicología, didáctica, etc.) que le preparan para su función docente.
Esta formación es básica, pero se la tacha de ser demasiado verbalista y
abstracta siendo difícil su aplicabilidad a la realidad docente
posterior.
La observación de la
enseñanza de otros profesores constituye el primer paso de acercamiento
a la realidad. El profesor o profesores observados viene a constituirse
en modelo de aprendizaje práctico. Pero este aprendizaje tiene sus
peligros: ¿es un modelo cualificado o también puede ser un modelo
negativo? ¿La mayor experiencia es una garantía de una mejor enseñanza?
¿No restringimos las posibilidades de estilos y metodologías diversas
ante unos modelos concretos de realizar la función docente?.
Tales deficiencias pudieran
compensarse en la observación diaria de sus propios profesores,
presuponiendo que el estilo docente de los mismos es altamente
cualificado, pero esta hipótesis no se confirma ordinariamente.
En cambio, a través de la
microenseñanza se ofrece la posibilidad de observar modelos
seleccionados según los criterios pedagógicos que consideramos válidos y
representativos de estilos y metodologías diversas.
La
práctica de la simulación mediante microenseñanza
Nos fijamos en el acceso
gradual a la práctica, dejando de lado la discusión del valor de la
supervisión tal como se realiza, de su objetividad y de la preparación
de quienes la ejercen.
En cuanto a la dimensión
gradual de la práctica de enseñanza, estimamos que deben mediar las
prácticas de laboratorio (microenseñanza y método de simulación) entre
la teoría y la enseñanza directa a los alumnos de la clase. |