El profesor creativo
Se piensa raras
veces en los profesores como profesionales creadores. El auténtico
aprendizaje, es creativo. ¿Por qué, entonces, no considerar también como
tal al profesor que lo dirige?. Por la propia naturaleza de su profesión
los profesores tienen que comportarse en la forma característica de la
persona creativa. Deben darse cuenta de lo que sucede en la clase y ser
sensibles a ello. A fin de ser eficaces, deben percibir las necesidades
de sus alumnos y conocer aquello por lo cual se sienten motivados y
capacitados para aprender.
Los profesores han
de ser flexibles, capaces de enfrentarse constructivamente con hechos
imprevistos, con cambios de última hora en programas y planes, y con
nuevas situaciones que se originan en las actividades de sus alumnos y
desconciertan a la dirección. Deben ser espontáneos, capaces de
reaccionar rápidamente y con confianza ante los acontecimientos.
Aprendizaje
y enseñanza creativos
Definimos el
«proceso de aprendizaje creativo» como una forma de captar o ser
sensible a los problemas, deficiencias, lagunas del conocimiento,
elementos pasados por alto, faltas de armonía, etc.; de reunir una
información válida; de definir las dificultades o de identificar el
elemento olvidado; de buscar soluciones; de hacer suposiciones o
formular hipótesis sobre las deficiencias; de examinar y reexaminar
estas hipótesis, modificándolas y volviéndolas a comprobar,
perfeccionándolas y finalmente comunicando sus resultados. Esta
definición describe un proceso humano natural en cuyas etapas están
implicadas fuertes motivaciones.
Hay momentos en los
procesos educativos en los que el alumno, por especial sensibilidad
hacia algunos problemas, detecta lagunas en la información, deficiencias
o incongruencias que pueden crear en ese momento el sentimiento de algo
incompleto, de que la clase o el curso no va bien, o que no es práctico.
Es cuando se provocan las mayores tensiones. Cuando así sucede, el
alumno se encuentra incómodo porque reconoce una necesidad. Cualquiera
que sea el calificativo que empleemos, necesita descargar su tensión. Si
no sabe dar una contestación correcta a esta inquietud, o si sus formas
habituales de respuesta son inadecuadas, tratará de hallar las posibles
explicaciones, tanto en el archivo de su propia memoria como en otras
fuentes: libros o experiencias ajenas eludiendo al profesor.
El alumno adulto
buscará soluciones alternativas, tratando de evitar los tópicos y las
respuestas obvias (también erróneas o impracticables), investigando,
diagnosticando, manipulando, volviendo a ordenar, reconstruyendo y
haciendo conjeturas y aproximaciones. Hasta que estas conjeturas o
hipótesis no quedan probadas, modificadas y reexaminadas, el que aprende
se siente incómodo. Sigue motivado para continuar tratando de
perfeccionar su respuesta hasta que le parezca satisfactoria, tanto
estética como lógicamente.
La tensión permanece
mientras el alumno no comunica sus resultados a los demás. A esto lo
denominamos «proceso de aprendizaje creativo», porque implica una
producción de información o desarrollo de habilidades nuevas y en cierta
medida originales para el individuo que aprende.
La
potenciación didáctica de la creatividad.
El proceso de
aprender creativamente lleva consigo motivaciones humanas tan fuertes y
estimulantes como las siguientes:
Implicación personal
en algo significativo.
Curiosidad y deseo
de saber ante lo que sorprende, lo inacabado, la confusión, la
complejidad, la falta de armonía, la desorganización y otras cosas por
el estilo.
Simplificación de la
estructura o diagnóstico de una dificultad por medio de una síntesis de
la información conocida, formando nuevas combinaciones o identificando
fallos.
Elaboración y
divergencia, planteando nuevas alternativas, nuevas posibilidades, etc.
Posibilidad de
juzgar, evaluar, contrastar y comprobar.
Desechar las
soluciones condenadas al fracaso, erróneas o no prometedoras.
Elegir la solución
más adecuada haciéndola atractiva y estéticamente agradable.
Comunicar los
resultados a otros.
Lograr predisposición a aprender
La predisposición a
aprender de cada uno está determinada por factores culturales,
personales y motivacionales. El profesor debe tener en cuenta los tres
factores para actuar con la predisposición del alumno. Pero, de manera
directa, es responsable del factor motivacional. Con esto decimos que si
un alumno no está predispuesto a aprender determinada cosa en razón del
ambiente cultural en el que interactúa o por sus características
personales, deberá ser el profesor quien induzca la adecuada
predisposición en la misma situación de enseñanza-aprendizaje.
La predisposición a
aprender, o lo que es lo mismo la predisposición a explorar
alternativas, debe estar presente a lo largo del proceso de aprendizaje.
Para asegurar esto es necesario: activar, mantener y dirigir una
predisposición a explorar alternativas.
Activar la predisposición
La predisposición se
activa despertando curiosidad en el alumno, lo que se consigue a su vez
creando incertidumbre. Por ejemplo, un profesor puede despertar
curiosidad en sus alumnos sobre cómo juega la ley de probabilidades,
preguntándoles si podrían anunciar por anticipado los números premiados
de la lotería.
Dirigir la predisposición
Para dirigir la
predisposición a explorar alternativas, debemos indicar claramente a los
alumnos cuál es el objetivo de la tarea. En el ejemplo anterior, el
profesor informará que deberán descubrir si es posible o no la
predicción anticipada de los premios de lotería y que ello se basará en
la aplicación de la ley de probabilidades.
Mantener la predisposición
Para mantener la
predisposición debe evitarse que el alumno experimente las consecuencias
dolorosas del error. Por ello es necesario guiar al aprendiz en la
exploración de alternativas. Queremos significar que hay que orientar el
pensamiento del alumno de modo tal que se reduzca al máximo la
posibilidad de alternativas erróneas. Cuando se produce el error, no
debe dársele tal importancia que provoque un retraimiento del alumno que
le impida seguir arriesgando respuestas.
Estas formulaciones
de Bruner son particularmente útiles en las situaciones inmediatas de
enseñanza-aprendizaje, pero además nos señala que hay que distinguir la
predisposición a aprender que se manifiesta día a día del
«establecimiento de un interés a largo plazo en su más amplio sentido. »
Asigna gran importancia a las metas a largo plazo y que el objetivo de
cualquier campo disciplinario es que el alumno comprenda su estructura
propia y esto, necesariamente, es un proceso lento y pausado.
Ejercicio:
fundamentos del aprendizaje creativo
El objetivo de este ejercicio es reflexionar sobre los fundamentos de la
creatividad y valorar el pensamiento divergente en los procesos del
aprendizaje hacia la búsqueda de empleo o mantenimiento del mismo.
Fase primera. Individual
Expresa la propia
opinión sobre la relación entre creatividad y aprendizaje. Presenta
algunos ejemplos de aprendizaje creativo
Valora la expresión
«La personalidad creativa se hace, no nace»
Fase segunda. En grupos
Elaborar en grupo, a
partir de las opiniones individuales, la relación entre creatividad y
aprendizaje. Reflejar las posibilidades creativas en una clase con
vuestros alumnos
Cotejar los ejemplos
expuestos y plantear otros nuevos a partir de ideas de los demás
(Asociación de ideas)
Unificar criterios
de grupo en función de las valoraciones individuales sobre la expresión
«La personalidad creativa se hace, no nace»
Fase tercera. Individual
Resolución de
problemas
Problema: Elaborar
un cuestionario para seleccionar personal
Inventar una empresa
Crear el puesto de
trabajo
Definir el perfil
académico del candidato
Elaborar el
cuestionario
Pensar posibles
respuestas del candidato y formas de rebatirlas
Elaborar el perfil
físico, psíquico y de personalidad del candidato
Fase cuarta. En
grupos
Resolución de
problemas:
Proponer en grupos,
a partir de las aportaciones individuales un plan general para que
disminuir el paro en la provincia en que vives
Tener siempre en
cuenta el pensamiento creativo |