El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine/Glosario
de cine
En este espacio
encontrarás poemas, y textos poéticos, relacionados con la educación.
Recopilación:
Enrique Martínez-Salanova Sánchez |
Romancero
(Anónimos)
A
Salamanca, el escolarillo,
a Sala
manca irás.
Irás a do
no te vean,
ni te
escuchen ni te crean,
pues a
las que te desean
tan
ingrato pago das.
A
Salamanca, el escolarillo,
a
Salamanca irás.
Estábame
yo en mi estudio
estudiando la lición,
y acordé
me de mis amores:
no podía
estudiar, non.
Arriba |
Los cinco
Amado Nervo
Este es
el dedo chiquito
y bonito:
al lado de él
se
encuentra el señor de anillos;
luego, el
mayor de los tres.
Este es
el que todo prueba,
y sobre
todo la miel.
-¿Y éste
más gordo del todo?
-Este, el
matapulgas, es.
|
El
profesor
(dedicada
a Enrique Tierno
Galván)
Pedro Cobos
Cátedra Universitaria,
una
oratoria incendiaria
y
gestos de gran guiñol.
Datos
de una biografía,
verso
a verso, en armonía
con tu
yo.
¡Institución
Libre de Enseñanza!
El
recuerdo, la añoranza
de tu
maestro Ginés.
¿Por
qué te encerraste en banda
a
entrar en zarabanda
del
aplauso nacional?
¿No
sabías que era delito
negarse a tocar el pito
imperial?
Oliendo el humo en los leños
por no
cejar en tu empeño
te
marchaste profesor.
y
aprendimos de tu magia,
como
mata la nostalgia
sin
rencor.
|
Tardes
de escuela
Miguel
Sánchez Robles
Formados los deseos a menudo en el vicio
miraba
sin bondad por la ventana
la
extensa confusión de tierra roja.
oscilando profunda su lisura
y todo
era un elogio silencioso,
un
socavón de miel inexpresivo.
Tardes
exactas de sabor a metal.
Un
puntapié verbal rompía el silencio.
El
lápiz circulaba libremente en los ángulos
y
acechaban dibujos en los cronos.
Allí
estaban los niños de sonrisa impecable
y
gestos imprecisos por las bancas más últimas.
Voces
aglomeradas hilvanando la tarde.
Moría
el otoño a ráfagas
con
aves elegantes ovillando bravura
entre
los aires dulces del cerezo.
Tardes
de olor a tiza,
trajines vanidosos de gramática,
la
pizarra encendida con los números,
la h
intercalada,
el
adverbio de tiempo
y un
balbuceo de ojos sin destinos concretos.
Tardes
gemelas en mínimos sucesos
tentando la discordia de ingenuo corazón embelesado
para
intuir historias de preámbulos lentos
o
incómodos latidos de desidia pequeña.
Libros
abiertos y alfileres de tinta,
novenos menesteres de academia,
el
álbum salpicado de flores arrugadas,
modesto caos de manos,
soñar
sobre soñado
y una
traviesa inclinación al devaneo.
Arriba |
Recuerdo infantil
Antonio Machado
Una
tarde parda y fría
de
invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de
lluvia tras los cristales.
Es la
clase. En un cartel
se
representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto
a una mancha carmín.
Con
timbre sonoro y hueco
truena
el maestro, un anciano
mal
vestido, enjuto y seco,
que
lleva un libro en la mano.
Y todo
un coro infantil
va
cantando la lección:
mil
veces ciento, cien mil,
mil
veces mil, un millón.
Una
tarde parda y fría
de
Invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la
lluvia en los cristales.
|
Geografía física
Rafael Alberti
Nadie
sabe Geografía
mejor
que la hermana mía.
-La
anguila azul del canal
enlaza
las dos bahías.
-Dime:
¿dónde está el volcán
de la
frente pensativa?
-Al
pie de la mar morena,
solo,
en un banco de arena.
(Partiendo el agua, un bajel
sale
del fondeadero.
Camino
del astillero,
va
cantando el timonel).
-Timonel, hay un escollo
a la
salida del puerto.
-Tus
ojos, faros del aire,
niña,
me lo han descubierto.
¡Adiós, mi dulce vigía!
Nadie
sabe Geografía
mejor
que la hermana mía.
Arriba |
Escuela
Federico García
Lorca
MAESTRO
¿Qué
doncella se casa
con el
viento?
NIÑO
La
doncella de todos
los
deseos.
MAESTRO
¿Qué
le regala
el
viento?
NIÑO
Remolinos de oro
y
mapas superpuestos.
MAESTRO
Ella
¿le ofrece algo?
NIÑO
Su
corazón abierto.
MAESTRO
Decid
cómo se llama.
NIÑO
Su
nombre es un secreto.
La
ventana del colegio tiene una cortina de luceros.
Arriba |
Paisaje
Federico
García Lorca
La
tarde equivocada
se
vistió de frío.
Detrás
de los cristales,
turbios, todos los niños,
ven
convertirse en pájaros
un
árbol amarillo.
La
tarde está tendida
a lo
largo del río.
y un
rubor de manzana
tiembla en los tejadillos.
Canción
primaveral
Federico García
Lorca
Salen los niños alegres
de
la escuela, poniendo en el aire tibio
del abril canciones tiernas.
¡Qué alegría tiene el hondo silencio de la calleja!
Un
silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.
|
|
Abecedario
Clemencia Laborda
A
Barraquilla valenciana
B
Barrigoncilla aldeana
C
Luna
menguante galana
D
...La
cartilla no me sé
|
¡¡Que no!!
Santoja-Van Aersen
Todo
niño es un lucero
que no
muñeco de cartón
no
quiero que les recorten en cueros
les
vistan con un patrón.
No, no
a
Pedro Botero y su tenedor
¡Qué
No!
al
hombre del saco y al confesor.
No se
entrega un niño al buitre
ni se
fosiliza ante el pupitre,
Carne
y hueso
eso es
seso y
sexo
como
usted.
|
Escolares de mi escuela
José María Ortega
Escolares de mi escuela,
hijos
de pobres y ricos,
aprender a compartir
antes
que a tener «bôrsiyos».
Escolares de mi escuela
listos, medianos y torpes,
aprender a
navegar
tos
dentro der mismo bote.
Escolares de mi escuela,
no
luchéis por ser primero,
sino
porque haiga comía
pa el
úrtimo en er puchero.
Escolares de mi escuela,
no
copiéis modelos farsos:
ser ca
uno lo que sois
que
los dioses son de barro.
Escolares de mi escuela,
no me
toméis como ejemplo.
Yo
fayo como er que más,
aunque
esté dando consejos.
|
Mariquita
Gloria Fuertes
Mariquita, escribe, escribe,
y no
dejes de escribir,
y no
te olvides que "mayo"
siempre se pone con "y".
Mariquita, lee, lee,
y no
dejes de leer,
porque
si no las orejas
pronto
te van a crecer.
Mariquita, si eres buena,
los
Reyes te traerán
una
muñeca muy rubia
con
los ojos de cristal,
Mariquita, escribe, escribe,
y no
dejes de escribir,
y al
pasar los Reyes Magos
te
traerán un colibrí.
Mariquita, salta, salta,
y no
dejes de saltar;
pareces un saltamonte
con
dos trenzas de verdad.
Quien
da, quien da,
al
cielo se irá;
quien
tiene y no da,
al
infierno caerá.
Arriba |
Maestro
Juan
Berbel
Vocación tempranera y siempre bien sentida,
esta
de ser Maestro por amor entregado,
este
ir alumbrando caminos por la vida,
ilusionadamente, de niños rodeado.
Poner
alma de artista en la noble tarea,
con
fuerza misionera y mano delicada;
saber
irse quemando en aras de una idea,
saber
seguir la estrella del bien entresoñada...
Sembrador sin pereza, poner en la besana
al par
del rubio trigo semilla de amapolas;
estrenar alegría y fe cada mañana,
y en
el trance difícil quedar con Dios a solas.
|
La poesía
Juan
Berbel
Yo
cogí a la Poesía de la mano, y la hice entrar en mi escuela.
Aquí
-le dije- andarás como en tu propia casa. Nada te ha de faltar. Ni candela,
pues un lucero arde siempre entre nosotros; ni flores -tú que tanto las
amas-, ni corazón, ni un laúd de luna y de fe para tus canciones...
Y la
hice entrar en mi escuela.
Y ya
todo se llenó de su gracia sin palabras, de su celeste aliento creador...
Alguien, incomprensivo, murmuraba:
-¿Pero
qué dicen a esto los poetas, desde sus . torres de marfil?.. Y los juglares,
¿qué hacen, cruzados de brazos?.. ¿Adónde vamos a parar?..
Arriba |
La vara
Juan
Berbel
Hallé
en la escuela una vara, recia y amarga, no sé si de baladre, como las que
llevan los arrieros para tormento de sus pobres asnillos, y en una esquina
del día la quemé, y eché al aire sus cenizas...
¡Así!
¿No había de poder más el amor?..
Con
mansedumbre y caridad, con la tea encendida de mi desvelo, ¿no había de
darse el milagro?...
...
Eché al aire sus cenizas, y una alondra vino a cantar en mi mano.
Arriba |
Las cuentas claras
Concha Lagos
Cerezas para las niñas,
los
limones para el mar,
naranjas para los niños
que
mejor sepan contar.
El que
cuente 2 y 2
con 4
se encontrará.
El que
cuente 6 y 6,
la
docena tiene ya.
Las
niñas, más pequeñitas,
como
no saben contar,
se las
ponen de zarcillos
y se
van a pasear
|
Geografía
Celia Viñas
Pintaba un mapa mi niño,
¡qué
color azul de mar!,
¡qué
verde tierno en los valles!,
¡qué
montes color de pan!
Pintaba un mapa mi niño
de un
país... yo no sé cuál.
Vio
que el mar era muy grande
y casi
se echó a llorar;
¡oh
los pobres marineros
sin un
puerto do arribar!
Días y
días y días,
sin
ver color terrenal,
azules
serán sus ojos
de
tanto mirar el mar.
y si
sopla el viento cruel,
sus
labios llenos de sal
besarán las frías olas,
naufragio en la soledad.
Si
llegan a pisar tierra,
de
andar no se acordarán,
como
patos caminando
se
burlará la ciudad.
Pero
mi niño ahora es bueno
y se
pone a dibujar
un
collar de islas pequeñas
que
ahora acaba de crear.
¡ ya
podrán los marineros .
en las
islas descansar!
Pintaba un mapa mi niño
de un
país, yo no sé cuál!.
Arriba |
Desfile de numeritos
M. Goyri
Marchan airosos
los
soldaditos,
marchan que marchan
sin
descansar.
1
delante
y el 2
detrás,
3,4 y
5, 6 y 7,
siguen
deprisa
a los
demás.
Pues
ya vienen
Apuraditos
el 8 y
el 9
con el
cerito
que se
quedó atrás.
Sobre
la calle
del
pizarrón,
todos
de blanco,
los
numeritos
van en
legión.
|
Tabla de multiplicar
Celia Viñas
Dos
por una es dos;
dos
por dos, cuatro;
tras
de la ventana
un
cielo claro.
Dos
por una es dos;
dos
por dos, cuatro;
cruza
la ventana un pájaro.
-Silencio.
Dictado.
Las
agudas se acentúan
cuando... -No sé cuándo.
Arriba |
Pájaro en la escuela
Celia Viñas
En la
escuela
han
soltado un pájaro.
Mañana
es un día de fiesta,
un día
ancho.
No lo
sabíamos, no;
pero
el árbol
al
cielo se lo decía
con su
verde nuevo
claro,
color
de mis vacaciones
con
fondo de campo.
|
Ronda de parvulitos
Pura Vázquez
Al
rosal y al alhelí.
¡Ay,
ay!...
Jugaremos a escribir
cinco
letras en la tierra,
¡al
rosal y al alhelí!
Jugaremos a contar
con
chinitas de cristal,
con
los dedos de las manos.
¡A la
dalia y al rosal!
Jugaremos a leer
palabritas de papel...
¡Ay,
ay!...
¡Al
jacinto y al laurel!
Arriba |
Mapa
Pura López Cortés
Tiene
el niño una cartera
y un
atlas de geografía,
un
bolígrafo, una goma
y una
libreta amarilla
con
números, con dibujos,
con un
mapa de Almería
hecho
de casicas blancas,
de
higueras grises, torcidas,
de
cerros acres, pelados,
de
parrales y de pitas,
de
barquitas de papel,
de
culturas ya marchitas,
de
palmeras, de naranjos,
de
callejas escondidas,
de
amarillos calamochas,
de
adelfas adormecidas,
de
geranios, de chumberas,
es su
mapa de Almería.
|
Explicando una tarde anatomía...
Eusebio Blasco
(1844-1903)
Explicando una tarde anatomía
un
sabio profesor,
del
corazón a sus alumnos daba
perfecta descripción.
Anonadado por sus propias penas
la
cátedra olvidó;
y a
riesgo de que loco le creyeran,
con
alterada voz:
"Dicen, señores, exclamaba pálido,
que
nadie consiguió
vivir
sin esa víscera precisa.
!Error,
extraño error!
Hay un
ser de mi ser,
una
hija mía,
que
ayer me abandonó;
¡las
hijas que abandonan a sus padres
no
tienen corazón!"
Un
estudiante que del aula oscura
se
oculta en un rincón,
mientras los otros asombrados oyen
tan
público dolor,
sonriendo a un amigo y compañero
le
dijo a media voz:
"¡Piensa que a su hija el corazón le falta...
y es
que lo tengo yo'"
Arriba |
Compañero maestro escuela
José María Ortega
Compañero Maestro Escuela,
decimos que educar es
no
sólo enseñar de letra.
¿Sabremos jacerlo ver?
Compañero de amasijo,
tenemos en nuestras manos
jarina
de tos los trigos.
¿Sabremos sacar pan blanco?
Compañero de trabajo,
nuestra fuerza debe estar
levantando a los de abajo.
¿Sabremos bien empujar?
Compañero de ilusiones,
hemos
de cambiar er mundo
sin
dinero y sin cañones.
¿Sabremos seguir er rumbo?
|
El niño que no sabía
jugar
Ana María Matute
Había
un niño que no sabía jugar. La madre le miraba desde la ventana ir y venir
por los caminillos de tierra con las manos quietas, como caídas a los dos
lados del cuerpo. Al niño, los juguetes de colores chillones, la pelota, tan
redonda, y los camiones, con sus ruedecillas, no le gustaban. Los miraba,
los tocaba, y luego se iba al jardín, a la tierra sin techo, con sus
manitas, pálidas y no muy limpias, pendientes junto al cuerpo como dos
extrañas campanillas mudas. La madre miraba inquieta al niño, que iba y
venía con una sombra entre los ojos. «Si al niño le gustara jugar yo no
tendría frío mirándole ir y venir». Pero el padre decía, con alegría: «No
sabe jugar, no es un niño corriente. Es un niño que piensa».
Un día
la madre se abrigó y siguió al niño, bajo la lluvia, escondiéndose entre los
árboles. Cuando el niño llegó al borde del estanque, se agachó, buscó
grillitos, gusanos, crías de rana y lombrices. Iba metiéndolos en una caja.
Luego, se sentó en el suelo, y uno a uno los sacaba. Con sus uñitas sucias,
casi negras, hacía un leve ruidito, ¡crac!, y les segaba la cabeza.
Arriba |
El caramelo
instructivo
de Gianni
Rodari
En el
planeta Bih no hay libros. La ciencia se vende y se consume en botellas.
La
historia es un líquido colorado como una granada; la geografía, un líquido
color verde menta; la gramática es incolora y sabe a agua mineral. No hay
escuelas; se estudia en casa. Los niños, según la edad, han de tomarse cada
mañana un vaso de historia, algunas cucharadas de aritmética, etcétera.
¿Vais
a creerlo? Son caprichosos igualmente.
-Vamos, sé bueno -dice mamá-; no sabes lo rica que está la zoología. Es
dulce, dulcísima. Pregúntaselo a Carolina - que es el robot electrónico de
servicio.
Carolina se ofrece generosamente para probar antes el contenido de la
botella. Se echa un poquitín en el vaso, se lo toma y lo paladea: ¡Huy!, ya
lo creo que está rica - Exclama.
E
inmediatamente comienza a recitar la lección de zoología:
-"La
vaca es un cuadrúpedo rumiante que se alimenta de hierba y nos proporciona
el chocolate con leche".
-¿Has
visto? - pregunta mamá, triunfante.
El
pequeño colegial se queja. Todavía sospecha que no se trate de zoología,
sino de aceite de hígado de bacalao. Luego se resigna, cierra los ojos y
engulle su lección de un solo trago. Aplausos.
Naturalmente también hay, como es lógico, algunos colegiales diligentes y
estudiosos: es más, golosos. Se levantan por la noche para tomarse a
escondidas la historia-granada y se beben hasta la última gota del vaso. Se
vuelven muy sabios.
Para
los niños de los parvularios hay caramelos instructivos: tienen sabor de
fresa, de piña, de cereza, y contienen algunas poesías fáciles de recordar,
los nombres de los días de la semana y la numeración hasta diez.
Un
amigo mío cosmonauta me ha traído uno de estos caramelos como recuerdo. Se
lo he dado a mi pequeña e inmediatamente ha empezado a recitar una poesía
cómica en el idioma del planeta Bih, que decía más o menos:
anta
anta pero pero
penta
pinta pim peró,
y yo
no me he enterado de nada.
Arriba |
Leyenda en torno al origen del libro Tao-Te-King
escrito por Lao-Tse
en
el camino de la emigración
Bertolt
Brecht |
1
A sus
setenta años, ya achacoso,
sintió
el maestro grandes ansias de paz.
En el
país, la bondad enflaquecía,
y
cobraba nuevas fuerzas la maldad.
Y
decidió marchar.
2
Empaquetó sólo lo imprescindible,
lo que
sabía iba a necesitar:
la
pipa en que fumaba cada noche,
el
libro al que acudía sin cesar,
y
suficiente pan.
3
Gozó
una última vez mirando al valle,
mas lo
olvidó tan pronto comenzó a ascender.
Mientras al anciano llevaba a su lomo,
iba
rumiando hierba fresca el buey.
Su
marcha era suficiente para aquél.
4
Cuatro
días anduvieron entre peñas,
hasta
que un aduanero los paró.
-
¿Alguna cosa de valor? -Ninguna-.
y el
muchacho que llevaba al buey habló.
-Es un
maestro -dijo, y todo se aclaró.
5
Pero
el hombre estaba alegre y dirigiéndose
al
muchacho preguntó: -¿Qué enseña?-
-Que
el agua blanda en movimiento
acaba
venciendo a la más dura piedra.
¿Sabes? Hace falta paciencia-.
6
Por no
desperdiciar la luz del día,
aguijó
el muchacho luego al animal,
y ya
detrás de un pino los tres se perdían
cuando
al aduanero comenzó a gritar:
-¡Alto
ahí, que os quiero hablar!
7
Dime
otra vez eso del agua, anciano-.
Se
detuvo el maestro: ¿Te interesa?-
Respondió el hombre: -Soy aduanero,
mas
saber quién gana siempre me interesa.
Si lo
sabes, ¡cuenta!-.
Arriba |
8
-Anótalo. Díctaselo al chico.
No lo
reserves sólo para ti.
Comida
tengo en casa, y papel y tinta:
todo
lo que hace falta para escribir.
Quieres venir?-
9
Examinó el anciano al aduanero.
Chaqueta zurcida, descalzos los pies.
Una
profunda arruga cruzaba su frente.
No era
la estampa de alguien acostumbrado a vencer.
y
murmuró el maestro: -¿Tú también?-
10
Había
vivido el anciano demasiado
para
rechazar tan cortés invitación.
-Quien
pregunta merece ser contestado-
-y
hace frío -el muchacho intercaló.
-Está
bien, quedémonos-.
11
Desmontóse el sabio entonces de su buey,
y
escribió con el chico durante una semana.
El
aduanero se encargaba de darles de comer
(y a
los contrabandistas maldecía en voz baja).
Pero
antes o después, todo se acaba.
12
Una
mañana, al fin, ochenta y una
sentencias entregó el muchacho al aduanero.
y tras
agradecerle una pequeña prenda,
otra
vez en camino se pusieron.
¿Cabe
ser más atento?
13
No
celebremos, pues, tan sólo al sabio
cuyo
nombre en el libro resplandece.
Al
sabio hay que arrancarle su tesoro.
El
aduanero que supo retenerle
gracias también merece.
|
Escuela
Julio Alfredo Egea
Se
trata de dar noticia de lecciones de la Naturaleza aprendidas desde la
infancia, de sutiles vivencias coleccionadas a lo largo de una vida en el
campo, intentando algo que esté más allá de los conocimientos, tras las
veladuras del hermoso palpitar de la tierra: una imposible historia de
aromas, una imposible arqueología del trino...
Llamaba en los cristales
aquel
álamo blanco
alargando su brazo,
y
creían que era el viento.
En los
tediosos números,
en las
declinaciones
quemaba la pupila
avizora y distante
de mi
niñez, y daba
una
tregua al intento
definitivo, al docto
horizonte en espera,
detrás
de las pizarras.
Una
puerta de jaula
se
abría y en una huída
de
fútbol y placetas-
corría
a los miradores
del
campo, donde un día
encontré la primera
primavera del mundo.
¡Qué
gozo en la lección
de las
flores silvestres!
Multiplicaba pájaros
por
estrellas, salían
soluciones exactas.
La
belleza ha de ser
efímera y gratuita
para
poder seguir
persiguiendo un aroma.
La
luna siempre sabe
historia de luciérnagas
para
su colección
de
niños desvelados.
Una
lengua de escarcha
forjaba en las penumbras
la
geografía del junco.
Sólo
aprendí la j
cuando
llegó un jilguero
a
pararse en mi hombro.
Arriba |
Brindis
Gerardo Diego
A mis
amigos de Santander que festejaron mi nombramiento profesional
Debiera ahora deciros: "amigos.
muchas
gracias"; y sentarme. pero sin ripios.
Permitidme que os lo diga en tono lírico,
en
verso, sí, pero libre y de capricho.
Amigos:
dentro
de unos días me veré rodeado de chicos,
de
chicos torpes y listos,
y
dóciles y ariscos,
a
muchas leguas de este Santander mío,
en un
pueblo antiguo,
tranquilo
y
frío.
Y les
hablaré de versos y de hemistiquios,
y del
Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),
y de
pluscuamperfectos y de participios.
Y el
uno bostezará y el otro me hará un guiño,
y
otro, seguramente el más listo,
me
pondrá un alias definitivo.
Y así
pasarán cursos y cursos, monótonos y prolijos.
Pero
un día tendré un discípulo,
un
verdadero discípulo,
y
moldearé su alma de niño
y le
haré hacerse nuevo y distinto,
distinto de mí y de todos; él mismo,
y me
guardará respeto y cariño.
Y
ahora yo os digo:
Amigos,
brindemos por ese niño,
por
ese predilecto discípulo,
por
que mis dedos rígidos
acierten a modelar su espíritu
y mi
llama lírica prenda en su corazón virgíneo,
y por
que siga su camino intacto y limpio.
y por
que este mi discípulo,
que
inmortalizará mi nombre y mi apellido,
...sea
el hijo,
el
hijo
de uno
de vosotros, amigos.
|
Los consejos de tío
Dámaso «a Luis Cristóbal»
Para el
hijito del poeta Luis Rosales
Dámaso Alonso
Mayo.
1957
Haz lo
que tengas gana,
Cristobalito,
lo que
te dé la gana,
que es
lo sencillo.
Llegaste a un mundo donde
manda
la chacha,
mandan
los mandamases
y hay
poca lacha.
Caso
nunca les hagas
a los
mayores.
Los
consejos de Dámaso
son
los mejores.
Tira,
mi niño, tira,
si te
da gana,
los
libros de papito
por la
ventana.
Cuélgate de las lámparas
y los
manteles,
rompe
a mamita el vaso
de los
claveles.
¿Qué
hay pelotón de goma?
Chuta
e impacta.
¡Duro
con la pintura
llamada abstracta!
Rompe
tazas y platos
¡Viva
el jolgorio
y las
almas benditas
del
purgatorio!
La
mejor puntería
te la
aconsejo
si es
que se pone a tiro
cualquier espejo.
Aún
hay más divertido:
coge
chinillas,
y con
un tiragomas,
¡a las
bombillas!
Pero
ahora se me ocurre
algo
estupendo,
donde
papá se encierra
vete
corriendo.
¡Macho, cuántos papeles!
Tú,
con cerillas,
vas y
a papá le quemas
esas
cosillas...
¡Verás
qué cara pone!
¡Qué
gracia tiene!
Anda,
sin que te vea,
mira
que viene.
Vamos
a divertirnos
tú y
yo, mi cielo.
Es un
asco este mundo:
conviene que lo
pongamos boca abajo.
¡Es
tan sencillo!
Vamos
a hacer un mundo
nuevo,
chiquillo.
Arriba |
Magos del sueño
A mis treinta y seis párvulos
José
Tuvilla
Hijos de
mis horas, retoños, aprendices de hombre;
amanece
mi alma con vuestras risas locas.
Inocentes
luciérnagas deletreando sílabas,
inventores de la imagen, magos del sueño.
Vuestras
miradas forjan una primavera blanca
en mi
corazón de sombra, en mis ojos tristes
derrotados por un vendaval de perfiles batientes,
por la
ancestral noche del escalofrío fulminante.
Sois
embriones de la esperanza, de la luz cierta.
Lleváis
en vuestras voces la alegría del olivo,
el
asombro del capullo, el ritmo de las mariposas;
mendigo
soy de vuestra esperanza encarnecida.
Alargáis
vuestras frágiles manos hasta mi noche,
me
acariciáis la sonrisa olvidada, la ternura
sin
oficio. Y con vosotros dejo de ser esta nada
para ser
ángel azul con vuestra dicha.
Los
guiñoles saltan, dicen del sol y de la trilla,
del sudor
diluviano de vuestros padres, del odio
de los
hombres, del terror de los fusiles,
del
lamento herrumbroso de los planetas.
Regresáis
a vuestras casas y quedo con mi soledad,
con la
horrible bofetada de la soledad otra vez,
con una
mueca de desesperanza como si fuera
el
horrible bosquejo de un hombre en su tragedia.
Duendecillos del aula, tropel de alondras, cuerpos
alados de
mimbre, abejas de mis tuétanos;
Mayo se
hace dulce con vuestros juegos,
con
vuestras canciones que son pájaros de sangre.
Sabéis
del lenguaje puro de las montañas,
enseñádmelo. Sólo sé de cifras, de llanto.
Soy un
manojo de amargura, de silencio,
de raíz
de golpes, de sed gota a gota sacudida.
|
Globos de papel
Fermín Estrella
Mis
manos de niño hacían
sueños
de papel pintado.
En el
pozo de la noche
sembraba luego una llama.
El
humo henchía el papel
-humo,
sustancia sin ecos-
y mi
rúbrica en el globo
era
una estrella encendida.
Transparentado de luces,
dando
tumbos, se escapaba.
Asombro niño en mis ojos,
asombro niño en mis manos,
lengua
blanca de la hoguera,
a mi
lado, como un grito.
Qué
alegría la del niño
que
había hecho una estrella.
Punto
rojo que en la noche
iba
trazando parábolas.
Ternura y pena de ver
lo que
era mío, distante:
mis
manos de niño alzadas
se
clavaban en la noche.
¡Estrella que yo perdía!
Rumor
del mar, y canción
de
niñas junto a la fuente.
Arriba |
A D. Francisco Fernández Tortosa
-Hito de claridad en mi recuerdo-
Domingo Nicolás
Desde
latos recuerdos
he vuelto
y ya no
estábais,
os ha
tragado el tiempo...
La rosa,
la palabra,
la dalia,
el limonero,
las
higueras gastadas
del
camino... No estaban
tus
alumnos:
del
tiempo
volaron
en sus alas
imparables: son hombres
y hoy
habitan la nada
de
tatuados recuerdos
supuestos
en las ramas...
Un sueño
melancólico
de manos
estrechadas.
Os ha
tragado el tiempo
ritual en
su estancia,
y el eco
es un latido
de
referencia clara.
Al releer
las hojas
del
tiempo, nos embarga
una
música triste
despoblando las almas...
Al releer
las hojas
del
tiempo: de la nada. |
Niño con atención
Jorge Guillén
-Ojos.
Azul. Sus destellos,
De
repente inquisitivos,
Reservan en los archivos
De la
Atención los más bellos
Datos.
-y así, todos ellos
Tan
bellos ¿serán reales?
-Tal
azul exige tales
Acordes con su belleza
Que de
nuevo el mundo empieza
Con
todos sus manantiales.
Arriba |
Canción de la vacación
Gloria Fuertes
Cuando
sea mayor, o muy mayor,
no
olvidaré esta canción
de la
Vacación.
-¡Qué
bien juego en el verano
con mi
hermana, con mi hermano!
Bajo
el sol y sin abrigo,
con mi
amiga, con mi amigo.
Con la
pelota de goma
¡Chuto! ¡Toma!
Con
pelota de raqueta
con el
verso de poeta
llegaremos a la meta.
Cantando la canción
de la
Vacación.
|
Invitación viva al teatro
Juan
José Ceba
La
magia que está en ti
-sin
tú saberlo-
con su
fondo de estrellas, de pájaros
y
mares,
con
todas las miradas y las muecas
de lo
que respira
-libre
o atenazado-
por el
cosmos;
hasta
ese hechizo oculto,
vivo y
no pronunciado,
la
mano de humo del teatro
se
acerca
y ante
tus ojos
descubre
lo que
llevabas dentro:
magia
y esfuerzo se unen,
constancia, permanencia,
luz
interior
que se
abraza a otras luces
para
crear un sol que salta y rueda,
que se
mueve
ante
los ojos del asombro.
Arriba |
Párvulos
Celia Viñas
Almería 1946
¿Tú
has tenido
una
maestra
como
yo, di,
con su
falda de cerezas?
No sé
cómo se llamaba;
más
tenía una cenefa
en su
falda
de
cerezas.
Y era
el campo y era el cielo
de mi
escuela,
el
cerezo de su falda
de
soltera.
|
El
colegio
José
Manuel
de Lara
Cuatro
paredes
tiene
el colegio.
Los
niños gritan sin gana
lecciones, cantos y rezos,
mientras el patio vacío
repite
el eco.
Sobre
la negra pizarra
trazos
inciertos,
y en
un rincón pone un mapa
colorines polvorientos.
Todas
las amplias ventanas
tienen
su trozo de cielo.
Y un
rayo de sol le pone
guiñas
de luz a un tintero.
Lentos, cansados, monótonos,
dicen
a un tiempo
montes
y ríos de España,
canciones y padrenuestros,
mientras un aire dormido,
sumiso
y tierno,
entre
pupitre y pupitre
bosteza su aburrimiento...
Arriba |
El ángel de los números
Rafael Alberti
Puerto de Santa María, 1902
Vírgenes con escuadras
y
compases, velando
las
celestes pizarras.
Y el
ángel de los números,
pensativo, volando
del 1
al 2, del 2
al 3,
del 3 al 4.
Tizas
frías y esponjas
rayaban y borraban
la luz
de los espacios.
Ni
sol, luna ni estrellas,
ni el
repentino verde
del
rayo y el relámpago,
ni el
aire. Solo nieblas.
Vírgenes sin escuadras,
sin
compases, llorando.
Y en
las muertas pizarras,
el
ángel de los números,
sin
vida, amortajado
sobre
el 1 y el 2,
sobre
el 3, sobre el 4...
|
Canciones
Gloria Fuertes
Lo
importante de un niño
no es
que sea un empollón
y
recite como un loro
sin
entender la lección.
Lo
importante de un gato
es que
cumpla sus funciones
-no
que sea blanco o negro-,
sino
que cace ratones.
Arriba |
Balcón frente a la escuela
Celia Viñas
Almería 1946
Lorito
real,
lorito
español,
canta
tu amarilla
tonada
de sol.
-¡A
real! ¡A real!
En mi
jaula estoy
comiendo avellanas,
bebiendo sifón.
-Lorito real,
me sé
la lección:
dos y
dos son cuatro.
Aquí y
en Japón. |
Lluvia en el mapa
Celia Viñas
Almería 1946
Las
pestañas
de la
lluvia
tras de
mi ventana;
sobre las
hojas
caen las
lágrimas,
cosquilleo en el cristal
la lluvia
canta
y gime y
llora la lluvia...
Melancolía en la rama
y en la
cabeza del niño
y en el
mapa,
azul,
dorado, caliente,
con sus
sirenas varadas,
con sus
delfines
de plata,
con sus
cuatro carabelas
blancas.
Melancolía...
una gota
sobre el mapa.
-Río
Azul, río Amarillo,
Asia...
¡Las
cuatro partes del mundo
mojadas!
Arriba |
La escuela del fondo del mar
Celia
Viñas
¿
Conoces la escuela
del
fondo del mar
donde
los pescaditos
se van
a estudiar?
Mañana
no hay clase
que
mañana es fiesta.
Vamos
a mirar
desde
la escollera
el
fondo del mar.
-Abuela,
que no
hay escuela.
Y las
olas altas, rubias
dibujan sobre la arena
tablas
de multiplicar.
-No
llores, pescadito,
no
llores ya más
en tu
escuela
del
fondo del mar.
La
rosa de los vientos
vamos
a dibujar
sobre
la pizarra azul
del
mar. |
Duendecitos y coplas
José
Bergamín
Escuela
de
duerme-vuela.
¡No hay
candela!
Por no
querer perder tiempo
pierdes
el tiempo y el alma.
Estás
perdiendo la vida
de tanto
querer ganarla.
Estamos
en una barca
y hemos
perdido los remos.
Y nos
lleva la corriente
a donde
menos queremos.
Lengua de
fuego el lenguaje
que
apacigua en el decir
lo que el
pensamiento hace.
La verdad
más verdadera
no es una
verdad absoluta:
es una
verdad cualquiera.
¿A dónde
va ese camino?
Ese
camino no va;
ese
camino se queda
en el
sitio en donde está.
Arriba |
Niño tras un cristal
Luis
Cernuda
Al caer
la tarde, absorto
Tas el
cristal, el niño mira
Llover.
La luz que se ha encendido
En un
farol contrasta
La lluvia
blanca con el aire oscuro.
La
habitación a solas
Le
envuelve tibiamente,
y el
visillo, velando
Sobre el
cristal, como una nube,
Le
susurra lunar encantamiento.
El
colegio se aleja. Es ahora
La
tregua, con el libro
De
historias y de estampas
Bajo la
lámpara, la noche,
El sueño,
las horas sin medida.
Vive en
el seno de su fuerza tierna,
Todavía
sin deseo, sin memoria,
El niño,
y sin presagio
Que
afuera el tiempo aguarda
Con la
vida, al acecho.
En su
sombra ya se forma la perla.
|
Soledades a un maestro
Antonio Machado
I
No es
profesor de energía
Francisco
de Icaza,
sino de
melancolía.
II
De su
raza vieja
tiene la
palabra corta,
honda la
sentencia.
III
Como el
olivar,
mucho
fruto lleva
poca
sombra da
IV
En su
claro verso
se canta
y medita
sin grito
ni ceño.
V
y en
perfecto rimo
-así a la
vera del agua
el doble
chopo del río-.
VI
Sus
cantares llevan
agua de
remanso,
que
parece quieta.
y que no
lo está;
más no
tiene prisa
por ir a
la mar.
VII
Tienen
sus canciones
aromas y
acíbar
de viejos
amores.
Y del
indio sol
madurez
de fruta
de rico
sabor
VIII
Francisco
de Icaza,
de la
España vieja,
y de
Nueva España,
que en
áureo centén
se graben
tu lira
y tu
perfil de virrey.
Arriba |
Gabriela Mistral
Dámaso Alonso
1957
Maestrita de un pueblo dormido,
y el
amor como un ocre jaguar...
Andes
blancos, un valle con luna:
Gabriela Mistral.
Yo no
sé si era llanto...: de llanto,
congoja de un mundo que rompe en raudal
-o de
risa de un niño que aprende la risa-
Gabriela Mistral.
Yo no
sé si era sangre...: de sangre
con
vaho de pantano y amargos de sal
-o de
azul en que un día se funde la nieve-
Gabriela Mistral.
Yo no
sé si era arena... de arena
que
araña las tumbas, con el huracán
-o de
oreo de valle, la tarde más dulce-
Gabriela Mistral.
Yo no
sé si era sombra...: de sombra
que
cuaja las almas que a un vacío van
-o de
suave luz tibia, entre niebla dorada-
Gabriela Mistral.
Maestrita de un pueblo dormido,
y el
amor, amarillo jaguar...
Dios
te hirió, porque quiso tu canto,
Gabriela Mistral.
Riberas de Chile, oh mujer, tierna roca,
Dios
te hería, te hería, como un hosco mar.
Rezumabas de amor y de pena... Eso es todo.
Y
nosotros te amamos,
Gabriela Mistral.
|
Educar
Gabriel
Celaya
(Enviada por
Pilar Verdú, de Moncada, Valencia, España)
Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca,
hay que medir, pensar, equilibrar,
y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de pirata,
un poco de poeta,
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que esa barca, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestro propio barco,
en barcos nuevos seguirá nuestra bandera
enarbolada.
|
No puedes venir
Gonzalo Mallarino
Flórez
(Bogotá/Colombia)
La luz cayendo entre los árboles
y esos niños mirando la tierra y
buscando con los dedos.
Las ramas sobre las cabezas y los niños
mirando
las piedras y las lombrices.
Se encaramaron después en la barda
amarilla para
mirar el río y abajo unas mujeres negras
lavando.
¿Viste las uñas? ¿Las piernas de ellos?
¿Las espaldas con pecas?
¿Y unas yemas buscando piojos despacio?
Así para que sepas cuánta luz había y no
vengas
oscura. Mira cuánta tórtola
y cuánta hoja había.
Recuerda la tierra entre las uñas de los
niños.
Si aún te hace falta mira las rodillas.
Mira que ahora están respirando otra vez
los niños
y cae otra hoja.
No puedes venir oscura ahora.
No puedes llegarme hoy.
Si sigo en mi letanía
no puedes ya alcanzarme. Oscura.
|
Sueños literarios
Aleyda
Romero
(Puerto Cortés/Honduras)
Para: mis alumnos de Vida
Abundante Choluteca.
Viajo con mis alumnos en una
máquina del tiempo,
los hago suspirar por Helena,
Blanca, Efraín, Gustavo, María.
Después nos detenemos a
cuestionar la eterna lucha entre civilización y barbarie, tomamos partido
por los Luzardos.
Nos conmueve, la
determinación del viejo Santiago.
El memorando que le pueden
mandar a Gregorio Samsa,
el viaje inútil del coronel
al correo.
Después miramos la pintura de
Castel y entendemos a María Iribarne,
aterrizamos en Comala,
queremos explicarle a Juan Preciado,
porque esas voces vienen de
tan lejos,
hemos intentado mandarle un
e-mail a Santiago Nasar, imposible
ese día no revisó
correspondencia.
La literatura tiene más
tristezas que alegrías,
reniegan a veces,
sueñan,
ríen,
piensan,
disfrutan,
Finalmente los despierto para
cambiar de clase.
|
Lecciones de Historia
Lourdes Cacho
Escudero
Era la
tarde entonces
un comedor de estrellas,
un recinto fugaz que convertía en tiempo
real
lo imaginario,
una frontera adicta
al dulce escalofrío de una nuca
en carne de unos labios;
los ojos, exiliados,
del paisaje adherido a la ventana
dilataban las pupilas del sol
y hacían noche,
en campamentos
a donde la memoria llegaba de puntillas.
Las
horas ocupaban
la trastienda de un reloj
que llevaba a la vida de la mano
y el amor
era una lección de paz aprendida…
Pero la
guerra, en la piel,
tiene un castigo distinto que ofrecernos:
un idioma constante,
unas armas que envuelven las mejillas del día,
un mecanismo de defensa común
mientras se espera
el combativo sabor de la conquista… |
Poema del enamorado de la
maestra
Elsa Bornemann
Usted jamás va a saberlo
y es apenas una frase:
¿cómo escribir que la quiero
en el cuaderno de clase?
Usted nunca va a enterarse.
Es ancha esta pena mía...
¿Cómo contarle mi amor
con faltas de ortografía?
Usted pondrá "insuficiente"
a su alumno enamorado,
pues por volverla a tener
voy a repetir el grado.
|
|
© Enrique
Martínez-Salanova Sánchez
|