Placa de terracota erótica. II milenio a.C.
Museo de Arqueología de Israel
Placa de terracota de Tutub (Khafajeh). 11 x 10 cm. Museo de
Iraq |
Sexualidad en las culturas
mesopotámicas
En las culturas de Oriente Medio se
tuvo en general una visión cultural muy positiva acerca del sexo y la
sexualidad, ya que el sexo llevaba a un estado de felicidad. Una pista
sobre esta visión positiva son sus abundantes representaciones artísticas
con escenas sexuales y una literatura sumeria y babilónica con bastantes
relatos de carácter erótico, sobre todo a finales del tercer y principios
del segundo milenio. Además, uno de los principales textos pertenecientes a
esta cultura, La Epopeya de Gilgamesh,
en donde
se presenta el sexo como uno de los
placeres que el hombre debe disfrutar.
Por otro lado, en cuanto a la relación
hombre-mujer dentro de la sociedad sumeria, queda patente la superioridad
del hombre sobre la mujer, ya que de la mujer se espera que sea sumisa y su
lugar está en la casa.
Es fácil de encontrar expresiones sexuales en el arte
de la zona, así como en la literatura. Ahora bien, tanto en el mundo
babilónico como en el sumerio queda reflejada claramente la superioridad del
hombre sobre la mujer. El papel de ésta debe ser de sumisión y el lugar
donde debe desarrollar su vida es su casa y su misión principal debe ser la
reproductiva.
Para
conocer la situación de la mujer en Mesopotamia, la mejor fuente es
el Código de Hammurabi, que era un conjunto de leyes establecidas por este
rey en el siglo XVIII a.C. Muchas de sus normas nos describen los derechos y
obligaciones de las mujeres, y gracias a ello podemos hacernos una idea de
cómo vivían.
La
mujer estaba sometida a la autoridad del hombre, bien fuese su padre o su
marido. Los hijos/as eran considerados posesiones del padre. La mujer
pertenecía al marido. En el aspecto sexual estaba seriamente castigada
cualquier relación de la mujer casada fuera del matrimonio, tanto para ella
como para su amante.
En las sociedades
mesopotámicas, en una relación sexual el problema no era tanto el género de
los participantes como la clase social y el rol adoptado por cada uno de
ellos. Además, aunque el amor entre personas del mismo sexo tuviera carta de
naturaleza en muchas culturas antiguas, ello no eximía a los partícipes ni
del matrimonio ni de la procreación.
El templo principal
de Uruk estaba dedicado a la diosa del amor: Inanna en Sumer (llamada Ishtar
en Babilonia, Astarté en Fenicia, y Afrodita-Venus en Grecia-Roma), lo que
proporciona la idea sobre el papel que desempeñaba el amor físico en la
religión sumeria-babilónica. La figura central del templo era una
sacerdotisa, por lo demás hieródula (prostituta sagrada). En el templo había
otras hieródulas y también hieródulos, al servicio de hombres y mujeres.
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Diosa Madre (6000 aC.).
Samarra.
Museo del Louvre. |
Diosa Isthar. Terracota
Sumeria. s. III aC. |
Diosa Madre. (6000 aC.)
Tell Halaf. Siria |
El Baalismo
Poco se sabía de la adoración a Baal, aparte de las muchas
referencias de las Escrituras, hasta que las excavaciones de
Ugarit (la moderna Ras Shamra, situada en la costa de Siria,
frente al extremo NE. de la isla de Chipre) sacaron a la luz
muchos objetos religiosos y cientos de tablillas de arcilla.
Se cree que muchos de esos documentos antiguos, conocidos
ahora como los textos de Ras Shamra, son las liturgias o las
palabras de aquellos que participaban en los rituales de las
fiestas religiosas.
En
los textos de Ras Shamra se alude a Baal (llamado también
Aliyán [Prevaleciente] Baal) como “Zebul (Príncipe), Señor
de la Tierra” y “el Jinete de las Nubes”. Estos nombres
armonizan con una representación de Baal en la que se le
muestra sosteniendo en la mano derecha un garrote o maza y
en la mano izquierda un relámpago que acaba en una punta de
lanza. También se le representa llevando un yelmo con
cuernos, lo que parece indicar una estrecha relación con el
toro, símbolo de la fertilidad.
El
Baalismo, con su adoración de la fertilidad y la fecundidad,
plasma una visión positiva del sexo y de la vida, que a
veces impresiona por su modernidad. Los cananeos tenían una
visión religiosa muy profunda de la sexualidad y del sexo,
de tendencias casi místicas.
Donde mejor se plasma esta visión de la sexualidad es en los
textos cananeos, aunque nos pueda parecer según nuestra
concepción de la sexualidad bastante grosero y explícito:
Él se calienta
y la agarra por la vulva./Ella se calienta y le agarra por
el pene./Ba'lu eyacula [...]./Tras el beso, la concepción y
el parto. (Ugaritic Data Bank, 1.11 "El celo de Ba'lu")
El
baalismo ve en la sexualidad la fuerza creadora de la
divinidad, el poder fecundante y fertilizante. Así en el
vocabulario ugarítico los términos relacionados con la
creación son sexuales.
A
pesar de las advertencias de Moisés y Josué, cuando los
israelitas fijaron su residencia en la Tierra Prometida,
empezaron a imitar a los cananeos que quedaban, al parecer
con la esperanza de asegurar la fertilidad de su ganado y de
las cosechas. Al mismo tiempo, pretendían seguir adorando a
Jehová. La apostasía se generalizó después de la muerte de
Josué. Los israelitas mantuvieron en sus campos altares,
postes y otros efectos utilizados en la adoración de Baal,
y, al parecer, hicieron caso a sus vecinos cananeos sobre
cómo se debía agradar al “dueño”, o Baal, de cada
territorio. También se les atrapó en las prácticas inmorales
relacionadas con la adoración a Baal. Como resultado, Jehová
los abandonó a sus enemigos.
Astarté representaba el culto
a la madre naturaleza, a la vida y a la fertilidad,
así como la exaltación del amor y los placeres
carnales |
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Astarté
También llamada Athtart, transliterado Atirat. En acadio DAs-tar-tú
(también Astártu). En etrusco Uni-Astre (según las tablillas
de Pyrgi). Astar en Abisinia (actual Etiopía). Athar:
diosa de la fecundidad y la lluvia en Arabia del sur.
Ishtar: diosa de Mesopotamia, forma babilonia de una Gran
Diosa que aparece en casi todo el Cercano Oriente antiguo,
especialmente en el ámbito semita. Inanna: diosa sumeria del
amor, la naturaleza y la fertilidad. Ashtarté para los
cananeos, Atargatis en los sirios, Ashtar para los moabitas.
Artemisa de los griegos
Es una figura
claramente femenina, que al mismo tiempo tiende a
presentarse como diosa total, apareciendo así con funciones
y poderes más extensos que los vinculados a los dioses
masculinos. Astarté conserva todavía rasgos de gran madre y
recuerda, al mismo tiempo, el lado acogedor y creativo de la
vida. Frente a la lógica masculina de tipo más racionalista
o unilateral (que actúa por exclusión y violencia) se eleva
aquí la lógica de la totalidad femenina. El Dios
patriarcalita de tipo masculino tiende a imponerse por medio
de exclusiones, como Marduk, que mata a su madre (Tiamat)
para reinar en su lugar, pero de forma impositiva. En contra
de eso, Astarté vincula los diversos aspectos de la vida; no
actúa por exclusiones e imposiciones, sino por inclusiones;
en su divinidad pueden vincularse todos.
Representaba el culto
a la madre naturaleza, a la vida y a la fertilidad, así como
la exaltación del amor y los placeres carnales. Con el
tiempo se tornó en diosa de la guerra y recibía cultos
sanguinarios de sus devotos (especialmente como Innana). Se
la solía representar desnuda o apenas cubierta con velos, de
pie sobre un león
Como su culto se basaba en la prostitución (tanto masculina
como femenina), se cree que el nombre Astoret es una forma
hebrea del nombre semítico Astarté modificado por los judíos
con las vocales de la palabra bōshet (‘abominación’). Su
nombre suele encontrarse en el Antiguo Testamento en la
forma plural Ashtaroth que posteriormente es tomado como uno
de los principales demonios.
Isthar:
Era la diosa asiro-babilónica
llamada "diosa de la mañana y del atardecer", a la vez que
era la diosa del amor y de la sexualidad. Según la leyenda,
aunque se la considera virgen, tiene muchos amantes,
destacando Tammuz. Como Inana, su homóloga sumeria, tiene,
al lado de su aspecto erótico, las funciones guerreras y
astrológicas. También se convirtió en Asiría en la diosa de
la guerra. Esta diosa, con mayor o menor intensidad en
Babilonia y Asiría logró tener y mantener estos dos
caracteres conjuntamente. A Isthar en determinadas zonas se
la consideraba como dios masculino, llamándole Atthar, otras
como femenina y otras de los dos sexos. Dependiendo de la
genealogía los atributos varían.
Su principal centro de
culto se ubicaba en Erek (Uruk), donde se daba la
prostitución sagrada a su servicio. La misma Isthar ejerce
este menester con dioses, ella, pues, es la primera víctima
de los deseos que inspira a los demás. Pero - como relata el
Gilgamés- " tú cavas el foso a los animales influidos por la
pasión y los celos y hieres a los hombres".
Prostitución
sagrada
La más “horrible costumbre” en
Babilonia, escribió Heródoto (de quien se cree vivió cerca
de 490 a 425 a.C.), era la extendida práctica de la
prostitución en el Templo de Ishtar. Una vez durante sus
vidas, se requería a todas las mujeres del país para que
fueran al templo y se “expusieran ante un extraño” a cambio
de dinero. El historiador griego denunciaba que mujeres
“ricas y altaneras” llegaban en “carruajes cubiertos”. Los
persas del Mar Negro aparentemente se involucraban en
actividades similarmente nefastas. Según el geógrafo griego
Strabo, “hijas vírgenes” de apenas 12 años de edad se
dedicaban a una prostitución de culto: “Tratan a sus
amistades tan amistosamente que hasta los divierten”.
En
el gran templo de Ishtar en Babilonia, el E-ana, cercano al
Gran Esagifa, moraban las sacerdotisas que se dedican al
servicio de la diosa, es decir a efectuar actos de
fornicación con los que pagan el precio del rito que se
entera en la caja del Templo. Las sacerdotisas tienen
horarios fijos de culto, no aceptan sino a quien ha pagado
el precio a la Diosa y no aceptan desviaciones del acto
sencillo y directo. Están reputadas como religiosas y se les
acuerda un tratamiento honorable cuando salen al exterior de
su templo. Igualmente se dice que cada adolescente debe
consagrar su primer acto sexual a la diosa y que este acto
debe ser efectuado dentro del templo en la forma de un rito,
similar al de las sacerdotisas regulares del templo. Sobre
esta forma de veneración carnal directa a la diosa hay muy
pocas referencias, se tienen modelos de arcilla y
representaciones de los órganos genitales tanto femeninos
como masculinos en arcilla cocida, encontrados en los
depósitos del templo y algunas referencias en Herodoto y
Diodoro Sículo y luego en Luciano, las cuales fueron
repetidas por otros escritores posteriores en sus obras
históricas y costumbristas.
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Placa de
Terracota Babilónica
Antigua Babilonia, 1800 a.C. Irak, British Museum.
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Placa con
escena sexual, Monte de Bismaya, Isin- Larsa, Antigua
Babilonia, 2000-1600 a.C.;
Oriental Institute Museum Universidad de Chicago
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Placa
de terracota, Isin-Larsa,
The Met, Nueva York |
Placa de Terracota de Babilonia,
Vorderasiatische Museum, 13.5x7.5 cm |
Las placas de terracota eróticas mesopotámicas
Fueron un objeto
de consumo popular, apareciendo, en gran número, en el interior de
hogares, templos y tumbas de las principales ciudades del sur de
Mesopotamia. El inicio de esta industria de placas se dio durante la
tercera dinastía Ur y su uso se extendió hasta su declive alrededor del
1700.
La
región de Mesopotamia es considerada como una de las cunas de la humanidad,
y es que por aquellas fértiles regiones surgió allá por el IV milenio a.C.,
la invención de la escritura. El método... sencillo y eficaz, se
modelaban unas tablillas de arcilla en forma de lámina y se grababa
sobre ellas mediante un punzón o un sello. Una vez escritas se cocían al
horno y la arcilla se transformaba en una resistente cerámica que permitía
conservar el mensaje escrito. Su excelente grado de conservación es una
fuente inestimable para conocer y comprender las civilizaciones surgidas en
torno a los ríos Tigris y Éufrates.
Las placas de terracota sirvieron para expresar su mundo simbólico e
ideológico... desde lo más elevado como sus dioses, hasta lo más mundano
como el sexo, conceptos que en el mundo acadio y babilónico estaban
estrechamente vinculados: el sexo era fuente de vida y como tal había que
explicarlo y comunicarlo en una cosmogonía repleta de metáforas sexuales,
así como una proliferación de imágenes de carácter sexual, donde destacan
las famosas placas de terracota con representaciones de sexo explícito.
Pero como bien
explica la doctora Julia Assante, una de las mayores especialistas en las
placas de terracota babilónicas, en dicha cultura existía una compleja
relación entre el mundo de la magia y los elementos liminales, de
frontera: puertas, ventanas, cruces de caminos, la cama (como frontera entre
el mundo real y de los sueños), y también partes del cuerpo, como la boca o
la vagina, eran vistos como lugares donde la membrana entre lo visible y los
poderes invisibles se diluían, puntos dónde los habitantes o las fuerzas del
universo no físico podían surgir y afectar a la realidad de la vida
cotidiana.
Esto explicaría
porqué muchas de estas placas se han hallado cercanas a estos puntos
liminales, así como su estrecha relación con el mundo del sexo (cama, ano,
vagina, boca). Además esta conexión se hace aún más palpable si analizamos
su lenguaje, ya que las palabras vagina y ano comparten raíz con la palabra
puerta o portal, por lo que ambos orificios del cuerpo también son elementos
liminales.
Por lo tanto estas placas serían amuletos que
actuaban protegiendo tanto la casa (como serían nuestros actuales
atrapa-sueños) como 'las puertas del cuerpo', ya que a través de estas
puertas, la vulva, el recto y la boca, fuerzas malignas o negativas pueden
penetrar y así tomar posesión del cuerpo humano.
Sellos cilíndricos con escenas de sexo. En
ambas imágenes el pelo de la mujer está siendo sujetado por una sierva. La
presencia de instrumentos así como de jarras de vino sugiere una posible
participación en algún tipo de ceremonia, probablemente relacionada con el
ritual del matrimonio sagrado. |
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Teorías
Son muchas las teorías que intentan
explicar la razón de ser des estas placas eróticas en las culturas de
Mesopotamia. Pueden estar ligadas a la
prostitución sagrada, Herodoto, aunque estudios actuales lo cuestionan,
y mantienen con fuerza
hipótesis que las vinculan a la "unión
sagrada", hierogamia, unión ceremonial entre el rey y la suma
sacerdotisa, que renuevan cada año la relación entre Duzumi e Inanna , como
medio para asegurar la fertilidad de la tierra y la plenitud de la cosecha.
Otra teorías las vinculan a objetos simbólico o de recuerdo de
las "casas de la cerveza" o prostíbulos, a regalos de bodas o
plasmación visual de un acuerdo de matrimonio, o tal vez, y simplemente, al arte de
carácter popular.
En la actualidad hay estudiosos que los
consideran
objetos mágicos, o amuletos de fertilidad,
objetos votivos para la veneración de Ananne/Isthar, la diosa del amor,
o como objetos apotropaícos, cuya función era proteger la vivienda y sus
habitantes de los malos espíritus.
Entre los últimos teóricos, Binsbergen y Wiggermann
los consideran como iconos mágicos, y el factor religioso como la clave para entender la
producción masiva de estas placas de arcilla, dentro de lo que podría
considerarse como una revolución religiosa tras la caída de Ur, pues se
observa una correlación directa entre la presencia cada vez más numerosas de
placas y el aumento de confrontaciones entre las comunidades de la zona. La
caída de Ur (por el abandono de sus dioses oficiales), hace que la gente
deje de creer en el sistema hegemónico de creencias, replegándose en un
sistema más básico y antiguo de creencias, unos dioses menores, pero de
carácter más cercano y por lo tanto, más accesibles a los beneficios de su
protección.
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