Analizar los lenguajes de una película

© Enrique Martínez-Salanova Sánchez

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El puntero de don Honorato/Bibliografía


Análisis argumental: el relato Analizar la novela «El tercer hombre» Análisis del lenguaje cinematográfico

Análisis argumental: el relato


Después de ver la película completa, para facilitar el trabajo posterior es conveniente comenzar por el esquema argumental. El primer paso es preguntar al alumno por las primeras impresiones recibidas, comentar el relato, descubrir la línea narrativa, los personajes principales y qué papel juegan, etc. Es conveniente hacer un gráfico o mapa conceptual de la narración. A partir de ahí se descubre el mensaje e idea central. Realizar una valoración del mismo.

Arriba

Plano contrapicado

Análisis de técnicas y lenguajes cinematográficos


El cine tiene identidad propia, una historia, un lenguaje determinado y una tecnología que avanza constantemente, y que necesariamente ha de ser profundizada. Por ello hay que tener en cuenta y analizar cada uno de sus elementos: Planos, fundidos, encuadres, movimientos de cámara, luz, color, sonido, interpretación, música y comentarios, técnicas de montaje, actores, director, etc.

La película El tercer hombre, en concreto, se caracteriza por la profusión y diversidad de información de narrativa cinematográfica hecha evidencia en la dificultad y barroquismo de sus encuadres, enfoques y heterogeneidad de planos, que se adaptan plenamente a la narrativa literaria. Ver: Tipos de plano

Comparar lo literario con lo cinematográfico, ya que es una película basada en una idea literaria. Destacar los diferentes planos, movimientos de cámaras, picado y contrapicado -fijarse especialmente en la vista aérea desde la noria- y destacar la unión entre lenguaje cinematográfico y lo que dice el texto.

La importancia de la música de Anton Karas, en cítara, es otro elemento que se convierte en cómplice de la narrativa literaria y visual. La música escolta toda la película, haciéndose protagonista tanto en los créditos iniciales como en el acompañamiento del personaje principal, presentándolo o despidiéndolo. Es la música la que juguetea durante la secuencia de la noria, componiendo actitudes de los personajes, texto literario, y alejándose cuando se aleja el personaje.


Plano general panorámico

Plano general

Plano americano

Plano medio

Primer plano

Plano detalle

Plano picado

Plano contrapicado


Analizar la novela «El tercer hombre» de Graham Greene


Es conveniente que los alumnos la lean completa, con análisis de textos incluido y orientaciones del profesor.

Se puede analizar el guión cinematográfico, realizado también por Graham Greene y compararlo con las imágenes filmadas apreciando las diferencias. En el caso de esta película, se puede presentar el texto añadido, tanto por el director como por Orson Welles, para comparar el guión original con el resultado final. Si de la película que analizamos no podemos encontrar el guión original, se recomienda escribir los textos y realizar un guión a partir de alguna secuencia clave.

Es interesante realizar juicios de valor sobre la relación entre la narración literaria, el mensaje descubierto por los alumnos y la técnica empleada por el director para la puesta en escena de la obra.

Harry, sombra y elipsis


Durante la primera mitad de la historia, Harry es una pieza argumental, una brillante elipsis que atrae nuestra atención cuando le creemos muerto. En la segunda mitad, pasa a ser un atractivo sol que nos hace girar a todos, personajes y espectadores, a su alrededor. Harry Lime aparece de las sombras en una escena teatral que (ésta vez sí) Welles y Robert Kraster, director de fotografía, consiguieron inmortalizar con una mueca y un juego de luces pese a su arbitrariedad dramática. Recordemos: Martins está desorientado. Su amigo ha muerto. Galloway le ha demostrado que no era sino un criminal. Se ha enamorado, infructuosamente, de Anna. Borracho, en la calle, se siente seguido (una escena previa ya nos ha dado a entender de quien se trata). “Es un espía muy torpe,”grita Holly, “se le ven los pies”. De improviso, la luz de una ventana ilumina el portal, la omnipresente música de Anton Karas se eleva y un foco ilumina a un sonriente Harry Lime.

No obstante, pese al maquiavélico encanto de Lime (¿o debería decir de Welles?), será Martins quien gane por KO. Aunque Lime repite escena triunfal en la escena del Prater, con un Welles sabedor de su dominio de las tablas, la dolida sobriedad de Joseph Cotten no sólo dan la talla sino que aguantan dramáticamente el veleidoso embate del diablo. Lime exhibe su código ético (si te pagasen por cada punto que se detuviera, ¿rechazarías la oferta o empezarías a contar cuántos puntos detendrías?, dice Lime cínicamente refiriéndose a sus víctimas) y Martins le acusa de vender a Anna. Irónicamente, Welles dibuja un corazón con el nombre de la chica mientras amenaza a su viejo amigo. Martins le informa que su plan ha quedado al descubierto y Lime se va por peteneras. Al final, claro está, nos quedaremos con la frase sobre el Renacimiento, los Borgia, Suíza y el reloj de cuco; pero la brillantez literaria quedará sepultada por la sordidez moral de Lime. No queremos ser como él y, finalmente, nos duele que traicione a Holly. Le ha traicionado. Nos ha traicionado.

…Y posiblemente sea ése el secreto del éxito de El tercer hombre. Su capacidad, su empatía, para que nos identifiquemos con el (anti) héroe, un tipo mediocre, parado, al que le cuesta captar lo que pasa, que se enamora de la chica equivocada, que es traicionado por su mejor amigo y que, cuando hace lo que debe, se está inmolando a sí mismo.

 (de Antoni Peris en Miradas.net)

© Enrique Martínez-Salanova Sánchez