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Documentales para el recuerdo

©Enrique Martínez-Salanova Sánchez

 


El puntero de don Honorato/Bibliografía


Alain Resnais: El documental militante de la «Rive gauche» Chris Marker: El documental revolucionario y anticolonialista El choque de culturas en América latina: Jorge Sanjinés
El cine de la memoria: Patricio Guzmán Reflexión sobre los totalitarismos: Rithy Panh La dignidad de las clases bajas colombianas: Marta Rodríguez y Jorge Silva

Alain Resnais: El documental militante de la «Rive gauche»

Nuit et brouillard (Noche y niebla), de Alain Resnais

Noche y niebla no fue solo un documental de denuncia. Fue el comienzo de una nueva generación de cineastas que transformaron los principios de la semántica y de la sintaxis cinematográfica. El giro de la «Nouvelle Vague» era imposible sin una reflexión profunda sobre el contenido moral y ético del nuevo mundo. Noche y niebla es un punto culminante de esta reflexión: montaje, timbre, cadencia, son elementos que constituyen un quiebre en la historia del cine y marcan un nuevo punto de partida. La influencia de Eisenstein y Vertov, de Brecht y Bretón, de Buñuel e Ivens son decisivas en este proceso, punto de referencia para varias generaciones.


Alain Resnais (Francia, 1922)

Resnais, director, montador y guionista del cine francés. Estudió en el IDHEC (Instituto de Altos Estudios Cinematográficos), antes de comenzar su carrera como realizador de cortometrajes a mediados de los años 40. Su primer largometraje Hiroshima mon amour (1959), inusual drama romántico, lo colocó como uno de los más importantes directores de la «Nouvelle vague», fue una película aclamada por la crítica en Francia

Su fama le llegó ya como documentalista, en la década de 1950, tras el cortometraje Las estatuas también mueren, 1953, codirigida con Chris Marker realizó, en 1956, Nuit et brouillard (Noche y niebla), sobre los campos de concentración, en él muestra su maestría formal, lo que le permite reflejar como nadie la tragedia del holocausto y Toute le mémoire du monde (Toda la memoria del mundo), documental que evoca el estilo literario de Jorge Luis Borges sobre la Biblioteca Nacional de Francia y en 1958 Le chant du Styrène, una visita a las fábricas Péchiney.

Sus filmes de ficción, el ya nombrado Hiroshima mon amour (1959) y El año pasado en Mariembad (1961), con guiones de Marguerite Duras y Alain Robbe-Grillet respectivamente, reflejan las preocupaciones de la nueva novelística francesa por reformular las convenciones existentes en cuanto a la articulación del tiempo y del espacio, en una mezcla de literatura, documental y ficción que Resnais siempre buscó.

En 1967 produjo Lejos de Vietnam, (Loin du Vietnam), un documental sobre la guerra de Vietnam, en el que participaron también Godard, Lelouch y Joris Ivens, en el que se aprecian las tendencias que haría famosas la insurrección estudiantil del año siguiente.

Otras películas de Alain Resnais son Muriel (1963), Providence (1976), Mio tío de América (1980) y Melo (1986). De 1993 son sus filmes Smoking y No Smoking, basados en unas piezas teatrales breves de Alan Ayckbourn. Recibió dos premios honoríficos, el León de Oro del Festival de Venecia en 1995 y el Oso de Plata en el de Berlín en 1998. En 1998 realizó On connaît la chanson, que obtuvo el César a la mejor película francesa y el premio Louis Delluc.

Anécdota

Nuit et brouillard se retiró de la programación del festival de Cannes el año de su estreno, por las protestas del gobierno de la República Federal Alemana y el deseo del gobierno Francés de no levantar polémicas  innecesarias. Resnais replicó: «No sabía yo que la Alemania Nazi iba a estar representada en el festival de Cannes»

«Trato de poner al espectador en un estado mental crítico, incluso considerando que el impacto puede no ser inmediato. Mi objetivo es poner al espectador en un estado mental en que en una semana, o seis meses, o incluso un año después, confrontados con un problema, el o ella puedan evitar la trampa, se sientan impulsados a actuar libremente… La gente necesita que la sacudan de sus certezas, que los despierten, que cuestionen la intangibilidad de sus valores convencionales.» Alain Resnais

Chris Marker: El documental revolucionario y anticolonialista

 

 

Anécdota

Era muy difícil fotografiar a Chris Marker. Cada vez que alguien le solicita una fotografía suya para ilustrar un reportaje, un libro o una entrevista, cuando quería enviaba una foto de su gato preferido o una caricatura.

«Recuerdo aquel mes de enero en Tokio o, más bien, recuerdo las imágenes que filmé del mes de enero en Tokio. Se han sustituido a sí mismas en mi memoria. Ellas son mi memoria». Chris Marker en San soleil

Para Marker el olvido es ley de Historia: «Así es como avanza la Historia, taponando su memoria de la misma forma que uno tapona sus oídos». El documental intenta sacar los hechos a flote.

En el terreno político, todas sus películas son comprometidas, son una revolución en el sentido más amplio: habla de Pekín, de Cuba, de la Siberia comunista; de la lucha contra la opresión, la independencia de Argelia y el proceso de los generales que participaron en el intento de golpe de estado de Argel, guerra, conflictos, Vietnam, Bosnia o la lucha sindical y obrera.

En Sans soleil (1983), supera los límites de lo que se puede llamar documental y realiza un ensayo, en el que se entremezclan partes de documentales y de ficción con comentarios filosóficos, con, lo que genera una atmósfera onírica y de ciencia ficción. Con Sans soleil, muestra su interés hacia la tecnología digital, con la que dirigió la película Level 5 (1997) e Inmemory (1998), un CD-ROM multimedia interactivo, producido por el centro Georges Pompidou.

La «rive gauche» que surgió a la vera de la revista Positif, se ha enmarcado erróneamente en la «Nouvelle Vague», con la que compartirían temas y trabajos posteriormente, con cineastas teóricamente más vanguardistas como Alain Resnais, Chris Marker, y los escritores Marguerite Duras y Alain Robbe Grillet. El cine de éstos se caracterizaba por ser más retórico, literario, elaborado y cuidado que sus colegas de la «Nouvelle Vague». Destacan los primeros films de Resnais (Hiroshima, mon amour, El año pasado en Mariembad, Te amo, te amo), La Jetée, de Marker, Trans Europe Express de Robbe-Grillet e India Song de Duras.


Sans Soleil, de Chris Marker (1982)

«La ciudad entera es como una tira de cómic. Es el Planeta Manga. ¿Cómo no reconocer (referido a enormes viñetas de cómic reproducidas en muros y edificios de Tokio) estas caras gigantes con ojos que pesan sobre los lectores de cómics, imágenes mucho más grandes que ellos, mirando a los que las miran»; un mundo donde incluso la televisión nos observa: «Cuanto más se ve la televisión japonesa más se tiene la sensación de ser mirado por ella». En estas dos frases extraídas de Sans Soleil se aprecia el diálogo —bidireccional por propia definición— que se establece entre el observador y la imagen que mira y es mirada, una imagen que, por tanto, hay que entender como entidad consciente y autónoma, reina absoluta del mundo que nos rodea.

Sans soleil parte de unas imágenes registradas en Japón y las mezcla con imágenes procedentes de otros países y tiempos diversos.. Se trata de encontrar una contemplación pura de las imágenes, ajena a la cultura del espectáculo y a la interpretación simbólica. Film de una extrema sensibilidad e inteligencia, anota una nueva concepción del cine, que nada tiene que ver con la representación institucional.

El choque de culturas en América latina: Jorge Sanjinés

Jorge Sanjinés, como Eisenstein en Octubre, filma al pueblo reconstruyendo la historia reciente de su país, en un ejercicio entre el documental y el cine de ficción, con la misma gente que participó en los hechos más sangrientos representándose a sí misma, recordando las tragedias vividas, rememorando las masacres generalizadas, reconstruyendo situaciones genocidas.

En 1971, el Grupo UKAMAU, dirigido por Sanjinés, filma en los campamentos mineros de Siglo XX, la reconstrucción de un genocidio ocurrido en 1967 y conocido como la Masacre de la noche de  San Juan. Comenzando con una breve pero muy intensa memoria de las masacres precedentes ocurridas en el país se llega a los días anteriores a la festividad de la noche de San Juan. Víctimas sobrevivientes y testigos presenciales de los hechos, relatan su experiencia. La masacre, que tenía como objetivo impedir el apoyo obrero a la guerrilla que en esos días ocurría en la zona de la selva boliviana y que comandaba el Ché Guevara, es reconstruida minuciosamente. Los propios protagonistas se desenvuelven como actores.

Vi varias de sus películas antes de 1973. He intentado conseguirlas para poder verlas otra vez y enseñarlas, pero me ha sido imposible encontrarlas. Parece que el director, muy celoso con sus productos, los enseña solamente en pases privados en su propia residencia. Merecerían darse a conocer al mundo.


Jorge Sanjinés Aramayo. (1936)

El director boliviano Jorge Sanjinés tiene una dilatada carrera y un fuerte compromiso con los indígenas y otros grupos desfavorecidos. Se inicia con documentales, dada la precariedad de la industria boliviana en aquellos momentos. Estudió cine en la facultad de Chile. Al volver a Bolivia en 1959, funda el grupo de artistas y técnicos Kollasuyo y realiza dos cortos que cambiaron el cine boliviano: Sueños y realidades y Revolución, el Potemkin boliviano, Ukamau, en aymara, y luego La sangre del cóndor (Yawar Mallku, hablado en quechua) son la expresión de su lucha. En 1973 tiene que dejar Bolivia y rueda sus siguientes películas en Perú, Ecuador. En 1984 vuelve a Bolivia. Con su compañera Beatriz Palacios realiza sus tres últimas películas.

En sus películas hay dos etapas bien marcadas. Una hasta 1978 - momento en el que se reinstala la democracia en Bolivia -, tuvo como eje la denuncia: Sangre de Cóndor (1969), El coraje del pueblo (1971), Fuera de aquí, El enemigo principal (1973), entre otras producciones. Más tarde, hizo películas más reflexivas, La nación clandestina (1989), para analizar por ejemplo el tema de la identidad cultural o Para recibir el canto de los pájaros (1995), que trata el complejo problema del racismo y de la discriminación. Realizó en 2004 Los hijos del último jardín.


Las banderas del amanecer (1982)

Es un largometraje de carácter documental, reconstruye minuciosamente los hechos acaecidos en Bolivia entre 1979 y 1982, años llenos de acontecimientos dramáticos que, la memoria colectiva no debiera olvidar. Apelando al testimonio de los protagonistas y a escenas captadas durante los hechos mismos pasa repaso a los tres procesos electorales registrados en 1978, 1979 y 1980, el intento de golpe de estado encabezado por el coronel Alberto Natush y la masacre de Todos Santos, el asesinato de importantes personalidades políticas tales como Luís Espinal y Marcelo Quiroga Santa Cruz; las grandes movilizaciones obreras, campesinas, estudiantiles, el sangriento golpe del general García Mesa, la lucha en la resistencia y finalmente la reapertura del proceso democrático el 10 de octubre de 1982. La dirigió junto a Beatriz Palacios, su compañera.

 

El cine de la memoria. Patricio Guzmán

«Un país sin cine documental es como una familia sin álbum de fotografías. Una memoria vacía». Es la convicción íntima de Patricio Guzmán, que desde muy joven fue atraído por los documentales, tras haber visto obras de Chris Marker y Louis Malle.

El documental es un derecho del ciudadano, ver ensayos cinematográficos, análisis, miradas agudas de problemas, pues el documental es mostrar la vida del ser humano en cualquier manifestación.

Para él, lo más importante que ha ocurrido en el cine documental es la innovación en el lenguaje, los recursos narrativos. Antes eran planos sueltos y una voz, y más o menos funcionaba. Después, cuando vino el sonido directo, se trasformó en entrevistas y planos. Hoy, lo que más se quiere hacer no es entrevistar, sino construir personajes. Para ello, el cineasta conoce íntimamente a sus entrevistados, a sus amigos y familia, su entorno, su casa, hasta tal punto que dejan de ser simples entrevistados y se convierten en personajes que piensan y sienten, que se desenvuelven en su familia, que usan unas determinadas expresiones. Por ahí va, para Patricio Guzmán, el documental, que ha dejado de ser realista, se ha innovado mucho en las elipsis, antes había que explicarlo todo, ahora el público es mucho más receptivo, con cuatro palabras basta y sobra, lo demás sale solo. Hemos perdido el sentido educativo, irritantemente pedagógico, las películas se han vuelto más poéticas, más metafóricas.


Patricio Guzmán (1941) Chile

Productor, director y guionista de documentales filmados en América Latina y Europa y profesor de cine documental.

Estudió cinematografía en el Instituto Fílmico de la Universidad Católica de Chile y, más tarde, en la Escuela Oficial de Cinematografía de Madrid, donde obtuvo el título de director-realizador en 1970. En 1971 dirigió su primer largo documental, El primer año (sobre los primeros doce meses del gobierno de Allende), que se estrenó ese mismo año en las salas comerciales de Chile.

Dos años más tarde, filmó La batalla de Chile (una trilogía documental de cuatro horas y media sobre el último año de Allende). El rodaje de este filme se prolongó hasta el mismo día del golpe de Estado. A partir de ese momento, Guzmán estuvo preso en el estadio nacional de Santiago por espacio de quince días. Con ayuda de su mujer y otros amigos, consiguió sacar los rollos de películay viajó a Europa, donde empezó a buscar, junto con Chris Marker, los medios económicos para montar la película. Guzmán terminó el montaje en La Habana.

En 1987 realizó En nombre de Dios, sobre la lucha de la Iglesia católica chilena en favor de los derechos humanos. Entre 1990 y 1992, dirigió La cruz del sur, sobre la religiosidad popular en América Latina. En 1995, tocó el turno a Pueblo en vilo, sobre la memoria histórica de una aldea mexicana.

En 1997, el director presentó La memoria obstinada, sobre la amnesia política chilena y en 1999, La isla de Robinson Crusoe, sobre la isla chilena del mismo nombre. En 2001, El caso Pinochet, sobre el juicio contra el ex-dictador en Londres. En 2002, realizó Madrid, sobre la capital de España, y, finalmente, en 2004, Salvador Allende, largometraje seleccionado en la Sección Oficial del Festival de Cine de Cannes.

 

Reflexión sobre los totalitarismos: Rithy Panh

Rithy Panh es un cineasta camboyano contemporáneo y uno de los más activos documentalistas sobre la temática de la historia de la Kampuchea democrática. Tocado como muchos camboyanos por los acontecimientos dramáticos que vivió el país entre 1975 y 1979, Pahn a llevado al cine varias obras cinematográficas de reconocido nombre y validez profesional. Una de sus últimas y que obtuvo un amplio reconocimiento internacional, fue S-21: La máquina de matar de los jemeres rojos (2003), con varios premios internacionales.


 

 

Rithy Panh. Camboya (1964)

Su infancia la vivió en un tiempo de gran convulsión política para su país: en 1970, Camboya se vio inmersa en la Guerra del Vietnam, tras el golpe de estado del general Lon Nol, que desató la guerra. En 1975, los victoriosos jemeres rojos, fundan la Kampuchea Democrática, evacuan los centros poblados y declaran a la gente de la ciudad enemigos políticos. Las familias fueron dispersadas y Panh, de once años, fue internado en un campo de rehabilitación, uno de los sistemas de concienciación que se aplicaban a los muchachos que habían crecido en las ciudades para rehabilitarlos de los vicios de la burguesía. Toda su familia pereció en las largas caminatas que los jemeres rojos obligaron a hacer a los habitantes de las ciudades. La invasión vietnamita de enero de  1979, le dio la oportunidad al joven Panh de escapar y llegó a los campos de refugiados de Tailandia,con 15 años. Como muchos menores de edad que estaban solos, el muchacho fue acogido en Francia en 1980. Estudió cine en la Escuela Nacional de Cine de Francia.

Con su primer documental Site II, ganó el Grand Prix du Documentaire en el Festival de Amiens. Entre sus documentales más significativos están, Los arroceros (The Rice People, en 1994) en el que muestra el drama de una familia camboyana que tiene que luchar por la subsistencia en la era post-jemeres rojos, La tierra de las ánimas errantes (The Land of Wandering Souls) del 2000, muestra las luchas de una familia por la supervivencia en un país que empieza a entrar en la vida moderna,  S-21: La máquina de matar de los jemeres rojos (S-21: The Khmer Rouge Killing Machine) del 2003 y El teatro incendiado (The Burnt Theater), en 2005.

La dignidad de las clases bajas colombianas: Marta Rodríguez y Jorge Silva

 

Marta Rodríguez y Jorge Silva. Colombia

«Marta, el discurso político se acabó, hay que buscar la poesía». Jorge Silva

El reto en el que se comprometieron Marta Rodríguez y Jorge Silva obedeció a la actitud cinematográfica y política que guiara a su generación: Camilo Torres fundaba en 1959 el primer departamento de sociología en Colombia; la academia salió de la universidad, trasladándose por obra y gracia de Torres al barrio Tunjuelito, en el sur de Bogotá, donde el viejo monstruo de dos cabezas, la teoría y la práctica, tendrían un terreno propicio para solucionar sus dilemas. Recurriendo a la sociología, a la antropología y al cine, en filmaciones plagadas de dura poesía, Marta Rodríguez y Jorge Silva buscaron trasmitir al mundo la dignidad, aunque estuvieran hasta el cuello en la pobreza y el barro,  de los trabajadores colombianos.


Marta Rodríguez y Jorge Silva, pareja de documentalistas colombianos, autores entre otros de Chircales, filme sobre la precariedad de unos trabajadores fabricantes de ladrillos al sur de Bogotá.Han sido considerados como pioneros del documental antropológico en América Latina, su trabajo ha cubierto los movimientos agrarios, sindicales, estudiantiles, las comunidades indígenas y las culturas afrocolombianas, convirtiendo sus obras en testimonios vivos de la historia de Colombia desde 1965.

Marta estudió cine en Francia, con el antropólogo y cineasta Jean Rouch. En 1965 regresó a Colombia, y se une profesional y sentimentalmente con el fotógrafo Jorge Silva, con quien realiza Chircales, considerado como uno de los documentales más relevantes del Nuevo Cine Latinoamericano.

Marta y Jorge trabajaron juntos desde finales de los años sesenta hasta la muerte de él, en 1987. Realizaron también Planas: testimonio de un etnocidio, estrenada en 1973 y la primera parte de su documental Campesinos, que ganó numerosos premios en festivales europeos de documentales a lo largo de los años 1975 y 1976.

Jorge Silve murió en 1987 cuando todavía no se había terminado la realización de Nacer de nuevo, que narra la historia de algunos sobrevivientes a la tragedia de Armero, el pueblo colombiano que quedó sepultado por la erupción del nevado del Ruiz. Tras la muerte de Jorge, Marta ha continuado con tesón una obra que da cuenta, sobre todo, de la miseria y explotación a que son sometidos los indígenas, en un trabajo en donde ha sabido combinar con maestría la alfabetización audiovisual.

Enrique Martínez-Salanova Sánchez