El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine/Glosario
de cine
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Hacia
1950 se produjo la vuelta al realismo. André Bazin, «el cine selecciona la
realidad pero no la transforma», insistió en que el cine tenía como base la
fotografía. Era necesario volver a descubrir las capacidades de la
fotografía más que huir de sus limitaciones. La mayor virtud de la
fotografía es que representa la realidad. Bazin defendió el proceso
automático y mecánico de reproducción de imágenes de la cámara al que se
había opuesto la teoría ortodoxa. El carácter mecánico de la fotografía era
la garantía de su objetividad y fidelidad a la naturaleza. Para Bazin, el
montaje al estilo de Griffith, de Eisenstein y de otros muchos, interrumpía
la continuidad natural del tiempo y el espacio con el fin de recrear el
mundo y darle formas simbólicas y conceptuales.
En un
nuevo estilo de filmación se abogaba por la cámara móvil que se dedicaba más
a seguir que a analizar los acontecimientos en tomas largas (a diferencia de
lo que ocurría con el montaje), y con profundidad de campo (a diferencia de
lo que ocurría en los primeros planos), y que representaba siempre la acción
en su contexto. Bazin se opuso al punto de vista de Eisenstein de que el
montaje ofrecía al espectador un papel activo y creador en la comprensión de
la película. Según Bazin los que ponían el énfasis en el montaje conseguían
imponer un significado unívoco al espectador, privándole de la capacidad de
pensar por su cuenta, de recrear sus propias imágenes. Se obligaba al
público a aceptar pasivamente el punto de vista de la película. Por el
contrario, mediante la toma larga rodada con profundidad de campo se abarca
toda la acción de una escena sin cortes o posiciones de cámara diferentes,
no se necesita apenas montaje y el espectador por lo tanto es más libre para
apreciar la relación entre la imagen y la historia que se cuenta.
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El
expresionismo alemán
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El «expresionismo» es el intento
de presentar la vida interior de la humanidad en lugar de su apariencia
externa. Como movimiento artístico, el expresionismo alemán duró desde 1914
a 1924, pasando al cine desde la pintura, la poesía y el teatro.
En pintura, se
utiliza el tipo de pintura en la que prima la «expresión subjetiva» sobre la
representación de la objetividad, y
recurría a colores hirientes y ritmos
lineales muy fuertes. Arraigó fundamentalmente en Alemania, de donde surgió
el movimiento Die Brücke (el puente), fundado en 1905 por unos estudiantes
de arquitectura.
En el cine, la utilización casi
exclusiva de interiores, los grandes efectos de sombras mediante iluminación
artificial, los ángulos de cámara arriesgados y extraños, las perspectivas
distorsionadas, los grandes decorados arquitectónicos realzados por un uso
creativo de la iluminación que sustituyen a los fondos pintados y las
composiciones estilizadas, son algunas de las características del
expresionismo alemán.
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El gabinete del Dr. Caligari.
Das Kabinett des Dr. Caligari
Alemania. 1919
Director:
Robert Wiene
Intérpretes:
Werner Krauss, Conrad Veidt, Lil
Dagover
Sinopsis: Dos amigos
visitan una feria. En ella, un tal Dr. Caligari anuncia a
alguien que es capaz de adivinar el futuro. Uno de los dos amigos le
pregunta al vidente hasta cuando va a vivir, a lo que el adivino le
contesta que no pasará de esa misma noche. Efectivamente, el joven
amanece apuñalado en su propio cuarto. El otro amigo comienza a
investigar al adivino y al siniestro doctor para averiguar la verdad
sobre lo ocurrido. |
Friedrich Wilhelm Murnau
Comenzó a dirigir películas en las que tratará
de expresar su subjetividad con el máximo respeto por las formas
reales del mundo. Nosferatu (1922), es un ejemplo de ello,
película que cuenta el mito del vampiro, una de sus obras cumbres.
Hizo uso del movimiento acelerado y del ralenti y empleó película
negativa para marcar el paso del mundo real al ultrarreal.
Tras Nosferatu dirigió El último
(Der letze mann), historia del portero de un lujoso hotel que
es trasladado de puesto de trabajo debido a su edad. El hombre no se
conforma con la pérdida de su uniforme y lo roba cada día para
regresar con él a su casa, hasta que es descubierto. Esta obra
supone la transición clara del expresionismo al realismo social,
aunque está narrada en un lenguaje plástico lleno de prototipos
expresionistas. Utilizó, para dar agilidad al relato, una cámara muy
dinámica, atada al pecho de este último, para realizar travellings
subjetivos circulares, e imitarán los movimientos de una grúa,
situando la cámara en el extremo de una escalera de incendios. |
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Fritz Lang
Fritz Lang fue otro de los maestros de la
escuela expresionista. Alcanzó el éxito y el reconocimiento con
Der mude Tod (1921), que narra la lucha entre el amor y la
muerte. Esta obra causó un impacto muy importante, y decidió la
vocación del director español Luis Buñuel. En su siguiente obra,
Los Nibelungos, tuvo ocasión de poder demostrar toda su madurez.
Esta exaltación aria en la que los hunos son presentados como seres
de raza inferior, parece premonitoria de los tiempos que vienen.
Metrópolis (1926) fue su obra
definitiva. Sus imágenes han pasado a la historia del cine: su
opresivo mundo subterráneo, el relevo de turno de los obreros, la
inundación, el pánico en la ciudad, etc... Metrópolis
representa el apogeo de del expresionismo de orden arquitectónico
como Caligari lo fue en el pictórico. Tras realizar El
testamento del doctor Mabuse, en 1933, película prohibida en la
Alemania de la época por constituir un alegato contra el
nacionalsocialismo, huyó a Estados Unidos, donde prosiguió con su
obra. Falleció en 1976. |
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El gabinete del Dr. Caligari
Nosferatu
Los Nibelungos
Metrópolis |
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Georg Wilhelm
Pabst
(1885-1967)
Director cinematográfico austriaco. Es uno de
los directores más importantes del cine expresionista, aunque pasó
más tarde a dirigir el cine alemán hacia el realismo social. Con
experiencia como actor y director teatral, se trasladó a Alemania y
realizó allí su primer filme, Der Schatz (El tesoro,
1923), film innegablemente expresionista. Tras su primera gran
película, Die freudlose Gasse (Bajo la máscara del placer,
1925), que iniciaría una filmografía realista y crítica dentro de
esquemas expresionistas, produjo Die Liebe der Jeanne Ney (El
amor de Jeanne Ney, 1927), Die Büchse der Pandora (La
caja de Pandora, 1928), Westfront (Cuatro de
infantería, 1930), Die Dreigroschenoper (La comedia de
la vida, 1931) y Kameradschaft (Carbón, 1931), que
le situaron en un lugar relevante dentro del cine mundial. Buscó
asilo en Francia tras el acceso de Hitler al poder y, de regreso a
Alemania y ya en plena decadencia, supo evitar su inserción en el
aparato propagandístico nazi. Aún realizó filmes como Der Prozess
(El proceso, 1947), Der Letzte Akt (El último acto,
1955) y Rosen für Bettina (Rosas para Bettina, 1956). |
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El Modernismo en el cine de 1920 |
Las
tendencias dadaísta, surrealista, cubista y futurista se interesaron pronto
por el cine. En Europa surgieron, tras la Primera Guerra Mundial, varios
movimientos modernistas que invadieron las artes. De ellos cabe destacar el
dadaísmo, que pretendía sobre todo escandalizar, y el surrealismo, que ponía
el énfasis en lo irracional y lo subconsciente. El cine les llamó la
atención pues al expresarse mediante el movimiento de imágenes era una
innovadora y moderna forma de comunicación artística, acrecentada con la
utilización de técnicas que permitían satisfacer las inquietudes de los
interesados por los nuevos inventos.
Mediante algunos procesos cinematográficos, como los rodajes fotograma a
fotograma para lograr composiciones efectistas, o las fotos puramente
científicas que les permitieron comprender mejor la naturaleza del
movimiento, los pintores aprendieron y lograron «dar vida» a sus imágenes.
Picasso se había planteado hacia 1912 la posibilidad de una pintura móvil
proyectada sobre una pantalla de cine que nunca realizó.
La
importancia de los decorados teatrales pintados aproxima el cine
expresionista alemán a la pintura en El gabinete del doctor Caligari
o a la vanguardia francesa con la película de Marcel L’Herbier, La
inhumana (L'inhumaine, 1924), con sus estilizados decorados art-decó y
el especial decorado «cubista» para el laboratorio.
Le
sang d'un poéte (La sangre de un poeta, 1930),
de Cocteau, a pesar de que el director se consideraba antisurrealista, es
considerada hoy como cercana al «auténtico» surrealismo de Salvador Dalí y
Luis Buñuel o del surrealismo de las primeras películas cómicas de René
Clair, como París dormido (Paris qui dort, 1923) y Entreacto (Entr'acte,
1924).
Los
intelectuales iniciaron un acercamiento al cine, relegado hasta esos
momentos a las barracas de feria, que desarrolló nuevas formas expresivas,
experimentando en el campo del documental, un género que iba a evolucionar
más tarde con eficacia. Abel Gance con Napoleón (1927), y Buñuel con
Un perro andaluz (1929), plasman suficientemente las líneas creativas
que había en aquellos años en los países europeos.
Cocteau, por Modigliani
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Jean Cocteau.
1889-1963
Nació en
Maisons-Laffitte (Seine-et-Oise), tuvo tiempo de cultivar el cine,
la música y la pintura. Maestro por igual en todas estas artes, no
obstante, habría de ser la literatura la que le llevara a la
Academia Francesa en 1963. Referencia obligada en la nómina de todas
las vanguardias, Jean Cocteau -quien nunca llega a adherirse por
completo a ninguna de ellas- es uno de los grandes nombres de la
heterodoxia francesa del pasado siglo. Promotor de los primeros
conciertos de jazz que se organizaron en París, fue amigo de
Picasso, Stranvinski y Apollinaire. Tras darse a conocer como poeta
lírico, lo hace como dramático en «Antígona» (1927), primera de sus
distintas interpretaciones escénicas de los mitos clásicos. En tanto
que el Cocteau ensayista se puso en marcha con un volumen dedicado a
Picasso aparecido en 1924, el novelista lo había hecho un año antes
con la publicación en 1923 de «Thomas el impostor», fascinante
fábula acerca del revés de la impostura. Su obra maestra, en cuanto
a su actividad novelística se refiere, data de 1929. «Los niños
terribles» es su título y su propuesta, la crónica de un incesto
entre unos hermanos caprichosos e insoportables que ejercen un
especial magnetismo en cuantos se acercan a ellos.
Fue pionero de las técnicas modernas
del cine con filmes tales como Le sang d'un poète (1930) y
Orphée
(1949), con una gran carga ideológica. |
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El surrealismo |
Ver Luis Buñuel en este sitio |
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El surrealismo (en francés,
surréalisme, sobre, por encima) o superrealismo es un
movimiento artístico y literario surgido en Francia en el primer
cuarto del siglo XX, en torno a la personalidad del poeta André
Breton.
El surrealismo tomó del dadaísmo algunas
técnicas de fotografía y cinematografía así como la fabricación de
objetos. Extendieron el principio del collage (el «objeto
encontrado») al ensamblaje de objetos incongruentes, como en los
poemas visibles de Max Ernst. Este último inventó el frottage
(dibujos compuestos por el roce de superficies rugosas contra el
papel o el lienzo) y lo aplicó en grandes obras como Historia
Natural, pintada en París en 1926.
En la vertiente cinematográfica, el
surrealismo dio lugar a magníficas obras, como La estrella de mar
(1928), de M. Ray, o La concha y el clérigo (1926), de G.
Dulac. Luis Buñuel, en colaboración con Salvador Dalí, realizó las
obras más revolucionarias: Un perro andaluz (Un chien
andalou, 1928), y La edad de oro (L'âge d'or,
1930). |
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Anécdotas
El
novelista inglés George Orwell, acusaba a Buñuel de tener una «mente
enferma». Todavía hay controversias sobre si fue él, o Dalí, quien mató a
los asnos y robó la mano cortada de un cementerio para las secuencias de Un
perro andaluz. Lo cierto es que los cuadros de Dalí cobran vida en el
surrealismo de la película.
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©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez
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