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Mujeres protagonistas
en el cine |
Philomena
Una mujer soltera que busca a su hijo robado
©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez
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El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine
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Un periodista, una
crónica y un libro dan pie a una película
Drama humano, periodismo,
compromiso, acción social.
El actor Steve Coogam, un intérprete cómico muy conocido en Reino
Unido por su papel televisivo y radiofónico de Alan Gordon Partridge, se
topó con un reportaje, hecho libro, escrito por el periodista Martin
Sixmith.
El relato le dio la película que protagoniza, de la que ha coescrito el
guión y que produce, a las órdenes del director Stephen Frears.
Sixmith, antiguo corresponsal de la BBC en Washington y Moscú y ex 'spin
doctor' de Tony Blair, relataba en aquel artículo la búsqueda durante 50
años de Philomena Lee,
una enfermera
jubilada, irlandesa y adicta a las novelas románticas de quiosco,
para encontrar a su hijo Anthony. Philomena se
quedó embarazada soltera, con 18 años, y su familia la ingresó en un
convento para que las monjas se hicieran cargo de ella y de la criatura.
“Philomena” está matizada tanto con tragedia como con comedia, y tiene
en el centro a dos personas muy diferentes que unen fuerzas para un
propósito épico. Están buscando descubrir la verdad detrás de una
historia que permaneció en el misterio por medio siglo.
La película, que ha servido a Steve Coogam para desquitarse de su eterna
condición de tipo gracioso, provocó la polémica cuando fue tachada de
anticatólica en una crítica del diario estadounidense 'New York
Post'. La verdadera Philomena se sintió ofendida porque ella perdonó y
se considera una ferviente cristiana.
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Philomena. Ficha
técnica
Título original. Philomena
2013. R.U. EEUU. Francia. 98 min.
Director. Stephen Frears
Guión. Steve Coogan, Jeff
Pope (a partir del libro de Martin Sixsmith)
Música. Alexandre Desplat
Fotografía.
Robbie Ryan
Reparto: Judi
Dench (Philomena Lee mayor), Steve Coogan (Martin Sixsmith), Charlie Murphy
(Kathleen), Simone Lahbib
(Kate Sixsmith), Anna Maxwell Martin
(Jane, hija de Philomena), Neve Gachev, Sophie Kennedy Clark (Philomena
Lee joven) , Charlotte Rickard, Nichola Fynn,
Cathy Belton
Web oficial.
http://philomenamovie.com/
Sinopsis. Basada en hechos
reales. Philomena Lee, una adolescente irlandesa que vivía en un
internado de monjas, se quedó embarazada y las monjas venden el niño por
1000 dólares a una pareja norteamericana. Cincuenta años después, decide
contárselo a su hija y se pone en contacto con un periodista, en ese
momento dado de baja en la BBC para que le ayude a contar su historia y
a encontrar a su hijo.
Premios
2013: Óscar: 4 nominaciones:
Película, Actriz (Dench), Guión Adaptado y BSO
2013: Globos de Oro: 3 nominaciones,
incluyendo mejor película
2013: Premios BAFTA: Mejor guión
adaptado. 4 nominaciones
2013: Premios David di Donatello:
Mejor película europea
2013: Festival de Venecia: Mejor
guión y Premio SIGNIS
2013: Festival de Toronto: Finalista
al premio del público (Mejor película)
2013: Satellite Awards: Mejor guión
adaptado. 4 nominaciones
2013: Festival de Hampton: Mejor
película (Premio del público)
2014: Premios del Cine Europeo:
Nominada al Premio del Público
2013: Sindicato de Actores (SAG):
Nominada a mejor actriz (Judi Dench)
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Los hechos tal y como los
cuenta la película.
Extraído de Wikipedia.
http://www.semana.com/gente/articulo/vida-de-philomena-lee-llevada-la-pantalla-grande/377278-3
El periodista Martin Sixsmith acaba
de perder su trabajo como asesor del Partido Laborista del Reino Unido y
no está seguro de si dedicarse a correr o a escribir un libro sobre la
historia de Rusia. Mientras tanto, Philomena Lee le confiesa a su hija
que, cincuenta años atrás, ella dio a luz a un niño en Irlanda, pero
debido a que no estaba casada se vio forzada a darlo en adopción. Poco
tiempo después, Martin conoce a la hija de Philomena en una fiesta.
Aunque en un principio él desprecia las historias "de interés humano",
necesita trabajar y un editor quiere la historia de Philomena.
Posteriormente se reúne con ella y juntos comienzan a investigar lo que
pasó con su hijo.
Philomena dio a luz a su hijo
Anthony en un convento de Roscrea y fue obligada a renunciar a sus
derechos maternos. Lo cuidó hasta que fue adoptado a los tres años
mientras trabajaba como lavandera. Su mejor amiga en el convento tenía
una hija llamada Mary, que era buena amiga de Anthony. Un día, una
pareja visitó el convento para adoptar a Mary, pero se llevó a ambos
niños porque eran inseparables.
Martin y Philomena inician su
búsqueda en el convento. Las monjas son atentas y amables, pero no
tienen información, pues aseguran que los registros de las adopciones
desaparecieron hace años en un incendio. Ahogando su frustración en un
bar, Martin conoce a un joven que le narra los rumores que ha oído de
los más ancianos: el convento deliberadamente destruyó los documentos en
una hoguera y vendió niños a padres adoptivos, principalmente de los
Estados Unidos.
Como periodista y asesor político,
Martin cuenta con gran número de contactos en los Estados Unidos. A
pesar de que llegan a un callejón sin salida en Irlanda, los contactos
de Martin en América podrían servir de ayuda. Investigando pasaportes y
otros registros, Martin descubre que el hijo de Philomena ha sido
adoptado por Doc y Marge Hess, quienes lo rebautizaron como Michael
Hess. Michael creció y se convirtió en un oficial de alto rango durante
la administración del presidente Ronald Reagan. También se sabe que
mantenía su homosexualidad oculta porque el Partido Republicano era
altamente homofóbico. Finalmente, Martin se entera de que Michael murió
hace nueve años debido a complicaciones derivadas del sida.
A regañadientes, Martin le cuenta la
verdad a Philomena, pero ambos continúan sus esfuerzos hasta encontrar a
gente que hubiera conocido a Michael en vida. Gracias a unas viejas
fotografías, Martin se da cuenta de que él estuvo con Michael una vez
cuando trabajó para la BBC. Más tarde, acompañado por Philomena, Martin
visita a la hermana de Michael, Mary, quien les dice que su madre
adoptiva fue cariñosa, pero su padre y sus hermanos no mostraban afecto
por él. Mary les da el nombre del novio de Michael, pero no dice lo que
Philomena más quiere escuchar: si su hijo había intentado buscar a su
madre biológica en algún momento.
Después de evitar las llamadas de
Martin, el exnovio de Michael finalmente accede a conversar con
Philomena. Él dice que Michael siempre quiso conocer a su madre
verdadera y que en una ocasión visitaron juntos el convento de Irlanda
en busca de información, pero las monjas le dijeron que habían perdido
contacto con ella. También les dice que el último deseo de Michael era
ser sepultado en el cementerio del convento con la esperanza de que su
madre algún día pudiese leer el mensaje de su lápida.
La historia concluye donde comenzó:
en el convento. Martin se enfrenta a una monja que estuvo presente
cuando le arrebataron el niño a Philomena. La monja no se muestra
arrepentida y dice que la pérdida del hijo fue el castigo de Philomena
por haber cometido el pecado de la fornicación. Philomena perdona a la
monja y se dirige a la tumba de Michael, donde lee su epitafio. |
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El director,
Stephen
Frears.
Información extraída de
Wikypedia y otras fuentes.
Nació en el Reino Unido en 1941.
Estudió Derecho en el Trinity College de la Universidad de Cambridge,
pero en contacto con directores de cine, sobre todo con algunos miembros
de los Monty Python, se sintió atraído primero por el teatro, y más
adelante por el cine.
Ha hecho televisión, teatro y cine.
La fama le llega con el filme Mi hermosa lavandería, producido en 1985
por Channel 4 sobre un guion de Hanif Kureishi, y que fue nominada a los
premios de la Academia y a los premios BAFTA. En 1988 hizo su debut en
Hollywood con su película Las amistades peligrosas (Dangerous Liaisons)
que fue nominada en varios apartados a los premios de la Academia y a
los premios BAFTA, entre ellos el de mejor película y mejor director, y
ganó un premio César a la mejor película extranjera.
Desde entonces sus realizaciones han
cosechado grandes éxitos de público y crítica. Café irlandés (The
Snapper) y The Queen ganaron el premio Goya a la mejor película europea
en 1995 y 2007 respectivamente. En
2013 realizó Philomena
Stephen Frears ocupa la cátedra
David Lean de dirección de ficción en la National Film and Television
School (Escuela Nacional de Cine y Televisión). |
La historia real.
Información
tomada de las notas de producción
y de Wykipedia
Philomena Lee quedó embarazada de
adolescente, en
1952. Su familia la abandonó por vergüenza y la mandó a un
convento en Roscrea, Co. Tipperary, donde, junto con otras
chicas en el mismo dilema fue vista como una mujer deshonrada.
Como pago por el cuidado que las monjas le dieron durante su
parto debió trabajar en la lavandería del lugar y sólo le
permitían ver a su hijo Anthony por una hora al día.
Cuando sólo tenía tres años, Anthony fue
alejado del convento contra su voluntad; las monjas de Roscrea
habían acordado darlo en adopción, mediante pago, a una familia americana. Y Philomena pasó los siguientes 50 años tratando en vano de
localizarlo.
La hija de Philomena Lee se encontró por casualidad con Sixmith, antigua
estrella de la BBC, ex agente extranjero de la BBC y antiguo
director de comunicaciones del gobierno de Tony Blair.
Le
dijeron que era periodista y le contó lo que hacía sólo unos días su
madre le había revelado: que tenía un hermano y que, cada día, había
pensado en él. Sixmith, acostumbrado a la alta política y a los
estratos gubernamentales, miró el asunto con poco interés, pues los
temas de interés humano le parecían de poca entidad, de programas
lacrimógenos y para interés de personas de poca formación.
Sin embargo, el periodista se lo pensó, y al no tener mejor cosa que hacer, se desquitó de
prejuicios y se lanzó con interés a la investigación del caso, que
resultó ser sobre el comercio de niños que se llevó
a cabo en Irlanda desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta los
primeros 70. Se las arregló para que Philomena Lee
y él viajaran a Estados
Unidos y descubrir qué sucedió con Anthony.
Descubrió también que Anthony, el hijo de Philomena, era Michael Hess,
uno de los abogados del Partido Republicano, que había estado a las
órdenes de Reagan y de los dos Bush, y que había ocultado durante
años a sus superiores su condición de homosexual. Hess falleció de
sida en 1995 y había ido a buscar a su verdadera madre a Irlanda en
varias ocasiones. las monjas del convento, negaron conocerla a pesar de
que ella lo buscaba también.
The lost child of Philomena Lee
de Martin Sixsmith
Philomena
(en edición española)
Narra la verdadera historia de Philomena
Lee y la búsqueda de su hijo durante cincuenta años.
El libro transcurre a lo
largo de la vida de ambos, ambas búsquedas y como la traición de
las personas que los rodean tiene consecuencias graves e
inesperadas para las personas involucradas en el caso.
A diferencia de la adaptación cinematográfica, el libro se
concentra más en la vida de Michael/Anthony antes de su
adopción. |
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Philomena Lee
y su hija Jane
Philomena y el periodista
Martin Sixmith
La actriz
Judi Dench
con Philomena Lee
Martin Sixmith, periodista, con
Steve Coogan, actor
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Michael/Anthony antes de su adopción |
Anthony en la abadía con una monja
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Philomena Lee
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Martin Sixmith |
Philomena
Lee
Philomena
entró a los 6 años a estudiar en un internado católico. Cuando se
graduó, de 18, salió por primera vez al mundo real y pronto se dio
cuenta de que las monjas habían omitido muchas cosas en su educación.
Entre ellas, de dónde vienen los bebés. Una tarde poco después de su
graduación, Philomena visitó la feria de su pueblo, donde conoció a un
joven que la invitó a una manzana caramelizada. Meses más tarde, se enteró de que estaba embarazada. Su
padre, avergonzado, la envió al convento irlandés Sean Ross para
esconder el embarazo. Allí tuvo a su hijo Anthony, el 5 de julio de
1952.
Como pago por el cuidado que las monjas le
dieron durante su parto, Philomena fue forzada a trabajar en la
lavandería del lugar y sólo le permitían ver a su hijo Anthony por una
hora al día.
Las
monjas tenían pensado un futuro totalmente diferente para el niño,
así que sin preguntarle a la madre fue dado en adopción, mediante venta,
a una familia
americana.
Durante los
siguientes tres años Philomena trabajó arduamente en la lavandería del
convento junto a docenas de otras jóvenes que, como ella, habían quedado
embarazadas sin estar casadas. No tenían otra opción: la única manera de
irse era pagarle al convento 100 libras por haberlas acogido, una suma
que ninguna tenía. Las monjas les repetían constantemente que habían
cometido un pecado mortal, que eran unas degeneradas y que por eso
estaban obligadas a dar a sus hijos en adopción. Era la penitencia justa
por ceder ante sus deseos carnales. Pero no les quitaban a los niños
inmediatamente, sino que las dejaban verlos una hora al día, hasta el
momento en que sus nuevos padres se los llevaban.
Philomena
vio crecer a Anthony durante tres años, hasta que un mes de diciembre, sin
siquiera avisarle, una mujer lo adoptó. Décadas más tarde, la mujer
recuerda ese día vívidamente: gritó su nombre, desesperada, y corrió
hasta las puertas del convento, donde lo vio alejarse en un carro negro.
Asegura que el niño se asomó por la ventana trasera, buscándola.
“Recuerdo que era una tarde de domingo. Siempre lloro cuando pienso en
ese día”, le dijo a Sixsmith. Cuando Anthony nació, las monjas obligaron
a su madre a firmar un documento en el que renunciaba a él y juraba
nunca intentar contactarlo: “Por Dios, no quería que se fuera. Les rogué
que me dejaran quedarme con él. Ninguna de nosotras quería entregar a
nuestros bebés, ninguna. Pero ¿qué más podíamos hacer?”.
Cuando salió del internado, Philomena siguió trabajando para la Iglesia en un hogar
para jóvenes delincuentes en Liverpool. Luego estudió enfermería y en
1959 se casó y tuvo otros dos hijos. Nunca le dijo a nadie de Anthony,
porque recordaba cómo las monjas le habían hecho creer que se iría al
infierno por sus supuestos pecados: “No pude decirle a nadie durante
toda mi vida. Estaba tan intimidada: era tan terrible tener un bebé
fuera del matrimonio. Cada año pensaba: ‘Les voy a decir’, pero en mi
corazón estaba demasiado arraigada la idea de que no debía ”.
Pero jamás
olvidó a su primogénito: “Era hermoso. Un niño amable, tranquilo. Tantas
veces me pregunté ‘¿Qué estará haciendo?, ¿habrá ido a luchar en
Vietnam?, ¿vivirá en la pobreza?”. La intriga la llevó a visitar el
convento varias veces entre 1956 y 1989 en busca de ayuda para encontrar
a su hijo. Pero las monjas se negaron a darle información. Philomena
siguió guardando su secreto hasta una noche de 2004, cuando le confesó
todo a su hija Jane. Esta buscó la ayuda de Sixsmith y juntos dedicaron
los siguientes cuatro años a encontrar a Anthony. |
Philomena Lee antes de su embarazo
Philomena Lee ante la tumba de su hijo
en el convento
irlandés Sean Ross
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Martin Sixmith, en Moscú
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Martin Sixmith
Martin Sixmith fue corresponsal de la BBC en Varsovia, Moscú, Bruselas y
Washington. Vivió la caída de la Unión Soviética. En 1997 se acerca al
Nuevo Laborismo de Tony Blair y termina siendo su director de
comunicación. Sixmith fue forzado a dimitir en 2002 (se anunció su
renuncia aunque era inexistente) al enviarse, por parte de el ministro
de Transportes, uno de sus e-mails a la prensa. Uno comprometido. Pedía
que se ocultara determinada información justo después del 11-S.
Durante 20
años Martin Sixsmith trabajó como corresponsal de la BBC en Moscú,
Washington y Varsovia y fue director de comunicaciones del Partido
Laborista británico. Vivió de cerca el lado más oscuro del poder, cubrió
guerras y desastres naturales y se consideraba un hombre endurecido por
la experiencia. Por eso, cuando le propusieron contar la historia de una
mujer a quien le habían robado a su hijo hacía 50 años, Sixsmith no
sintió interés. Pero, como acaba de perder su trabajo, no le quedó más
remedio. Lleno de prejuicios, accedió a conocer a la protagonista de su
historia: Philomena Lee, una irlandesa de 68 años.
Su única
pista era que al niño lo había adoptado una pareja de estadounidenses.
El periodista revisó miles de archivos nacionales y de la Iglesia,
trámites de agencias de adopción y finalmente los obituarios de
periódicos norteamericanos, donde encontró que Anthony –cuyo nombre
había sido cambiado a Michael Hess– había muerto en agosto de 1995.
Sixsmith volvió a los archivos, viajó a Estados Unidos, buscó entre los
registros de universidades locales y los del Partido Republicano y
confirmó que ese era el hijo perdido de Philomena. |
Michael Hess/Anthony Lee
Michael Hess, abogado
estrella de los republicanos
durante las administraciones de Ronald Reagan y George H. W. Bush,
creció
creció en St. Louis, Missouri,
Medio Oeste de Estados Unidos, fue criado
en una familia católica y se graduó de la Universidad de Notre Dame y de
la escuela de leyes de la Universidad George Washington.
Pero su éxito público no reflejaba
sus problemas más íntimos: Michael era homosexual y vivió atormentado
por no saber de dónde venía ni quién era su madre.
Poco a poco,
mientras avanzaba en la adultez, se enfrentó a su sexualidad: salió con
varios hombres y luego sentó cabeza con su pareja de más de diez años,
Steve Dahllof, quien llevaba las relaciones públicas primero del Food
Marketing Institute y luego de la Asociación Nacional de Restaurantes.
Por eso viajó varias
veces a Irlanda y les pidió a las monjas que le ayudaran a encontrar a
su madre. Ellas le dijeron que no tenían manera de contactarla, a pesar
de que Philomena ya había estado allí preguntando por él. Además, los
tíos de Michael vivían a poca distancia del convento, pero las monjas
también omitieron esa información. Tras su búsqueda frustrada, Michael
se descarriló, comenzó a beber excesivamente y a salir de fiesta a
diario. En una de esas noches, contrajo sida. Poco antes de morir,
a los 43 años, volvió al convento y pidió permiso (donó una generosa suma de dinero)
para ser enterrado allí. La inscripción en su tumba dice: “Michael Hess,
un hombre de dos naciones y muchos talentos. Murió el 15 de agosto de
1995, Washington D.C.”.
o como muchos hombres gay de aquella época, Michael Hess contrajo el
virus del sida.
19 años después de su
muerte, su vida ha sido conocida debido a Philomena, que buscaba
a su hijo vendido en Irlanda por una comunidad religiosa. Ese hijo era
Michael Hess, o Anthony Lee, como lo llamaba su madre soltera y
adolescente, Philomena Lee. En el filme, a Michael se lo ve en películas
hogareñas y en fotografías con el presidente Reagan, y en flashbacks
como un niño pequeño en un convento en Roscrea, Irlanda, llamado Sean
Ross Abbey, donde su madre había sido enviada por su familia cuando
quedó embarazada de un joven con el que había tenido una aventura.
Como el elusivo
personaje en la película, era un desconocido incluso para aquellos que
lo consideraban un amigo, muchos ni siquiera sabían que era adoptado o
que había nacido en Irlanda. “Pese a haberlo tratado por algunos años,
no conocía su historia”, dice Bob Witeck, amigo y colega de Hess en los
círculos políticos locales.
Después de salir de la
escuela de derecho, Hess trabajó a finales de los 70 en el Instituto
Nacional de Oficiales Municipales de la Ley. En 1981, cuando Reagan
estaba en su primer mandato, se unió al Comité Nacional Republicano como
abogado, para luego convertirse en jefe del departamento legal y abogado
principal. Susan Kavanagh, una asistente legal que trabajaba con Hess en
el Instituto Nacional y que lo consideraba un amigo cercano, dijo que
era un hombre muy atractivo según los estándares de Washington y que no
escondía su sexualidad.
Pocas personas en
Washington habían salido totalmente fuera del armario, en parte debido a
lo perjudicial que podía ser para su carrera política en ciernes. En
1978, la sexualidad del político Jack Kemp fue cuestionada en un
artículo de la revista Esquire y los rumores interfirieron con sus
esfuerzos políticos durante años. En 1980, Bob Bauman, considerado por
muchos como el de Newt Gingrich de su tiempo, perdió la reelección
después de ser arrestado con un taxi boy adolescente. Incluso el
gobernador progresista de Florida Reubin Askew dijo que no contrataría a
alguien que él supiera que fuera gay.
Kavanagh, que es
demócrata, recuerda que la educación religiosa de Hess tuvo efectos
duraderos en él. “Eramos católicos irlandeses, educados para no hablar
de asuntos privados y para no hacer demasiado alboroto”, dice. “Ocurre
lo mismo con muchos irlandeses. Son amigables, son graciosos, pero
mantienen su privacidad”. Esto al parecer aumentó mientras Hess
enfermaba. En la película, un actor que hace de Hess es mostrado al
final con lo que parece ser un sarcoma de Kaposi, una forma común de
cáncer de piel entre las primeras víctimas. Su compañero, Dahllof, dijo
que esto no ocurrió en la vida real. En otoño de 1994, dice Kavanagh,
Hess terminó en el hospital. “Tuvo neumonía. Y me dijo: ‘OK, si escuchas
que alguien de mi edad contrae neumonía, ¿pensáis automáticamente que
tiene sida?’. Y yo contesté: ‘Sí, pero estoy al tanto de lo que sucede’.
Y él dijo: ¿Acaso crees que la mayoría de las personas lo están?”.
A pesar de que los
intentos de Hess de encontrar a su madre biológica no tuvieron éxito
–visitó tres veces el convento donde las monjas le dijeron que no tenían
registros sobre la señora Lee y no tenían idea de cómo encontrarla–
eligió ser enterrado en Roscrea, con la esperanza de que Philomena un
día lo encontrase. Y lo hizo, acompañada por un periodista británico
llamado Martin Sixsmith y, unos años más tarde, por Steve Coogan, Judi
Dench y el resto de Hollywood. |
Michael Hess visitó tres veces la abadía Ross Sean, en
Irlanda, en busca de su madre biológica.
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Philomena hoy y el Proyecto Philomena
Philomena Lee actualmente está apoyando el proyecto "Philomena Project", que consiste en brindar apoyo a otras madres que perdieron
a sus hijos en situaciones similares. Además, busca que el gobierno
irlandés apruebe una ley para consultar los libros de niños adoptados.
Philomena, a los 80 años, participó,
en compañía de Steve Coogan, el actor británico y coproductor de la película, en una audiencia del
papa Francisco en
la plaza San Pedro, al término de la cual fue presentada al papa.
"Es una honra haber encontrado al papa Francisco", afirmó
la octogenaria que estaba junto a su hija. "Como se ve claramente en la película, siempre tuve una
profunda fe en la Iglesia y en su voluntad de reparar los errores
cometidos en el pasado", agregó Philomena Lee. "Espero y creo que el papa Francisco se unirá a mi lucha para
ayudar a las miles de madres y de niños a poner la palabra "fin" en su
dolorosa historia", dijo Lee. |
Comentarios de los compañeros
de rodaje
No se trataba, precisó Coogan
(actor, guionista y productor), de
“criticar el comportamiento de la institución, sino de dignificar a la
gente que tiene fe de manera simple. No es un ataque polémico; hubiera
sido muy fácil de hacer. Es más sobre gente que tiene esta fe tan
sencilla que puede perdonarlo todo”.
Una historia tan dura y dramática
que tenía que ser equilibrada con un punto de comedia. “Necesitaba
comedia porque la historia en sí es tan triste que necesitas respirar un
poco. Sino sería una historia demasiado depresiva y trágica”, explicó
Coogan sobre su labor de guionista.
También era muy importante no
pasarse en ese aspecto, por lo que pidió a Frears que lo vigilara de
cerca para no excederse. “No podíamos permitir que la comedia
trivializara la historia”, afirmó.
Coogan explicó su punto de vista
sobre la Philomena real. “No creo ni un segundo que ella pensara que su
travesía la conduciría hasta aquí. Ella fue criada como católica y carga
mucha culpa sobre lo que pasó en su vida. Se preocupa: «¿qué pensará la
gente de mí?» No quería avergonzar a su familia. Pero creo que lo que
logramos es que Philomena se concentrara en el hecho de que aún hay
mucha gente en la misma situación. Así que, si al hablar de esto, una
madre y un hijo se reúnen, es pago suficiente para ella. Aún así, no es
algo natural para ella. No es efusiva ni extrovertida. Es una persona
reservada”, añadió.
Para describir el tipo de persona
que es realmente Philomena y su compleja historia, Frears relató que
ella visitó el set un día en el que se estaban filmando las escenas en
la lavandería del convento: “Le dije, usted no debería estar aquí. Usted
debe haber pasado toda su vida tratando de escapar de este lugar”, y
describió a Philomena como “magnífica. No tiene sentido de la tragedia
en su vida. Ella no tiene autocompasión. No carga ninguna cicatriz. Ella
es fenomenal y una persona muy sencilla”.
Y Dench puso en contexto su
personaje: “En cierto modo, era como interpretar a Iris (Murdoch), y a
Elizabeth I. Pero cuando alguien está realmente vivo, hay mucha más
responsabilidad. Uno quiere ser fiel a la historia. Debe ser muy
desconcertante ver a alguien interpretándote”, afirmó.
Finalmente, Frears (director) resumió el
espíritu del rodaje con otra anécdota. “Tuvimos una fiesta al finalizar
el rodaje en la que nos mostraron trozos de la película, todos juntos, y
Philomena estaba sentada detrás de mí con su mano sobre mi hombro. Yo
estaba terriblemente consciente de esta persona sentada detrás de mí, y
de la responsabilidad que teníamos con ella”. Y el director comparte el
sentido de responsabilidad de Dench acerca de retratar a las personas de
la vida real, especialmente a Philomena. “Me parecía que si Judi la
estaba interpretando, entonces Philomena estaba en buenas manos”. |
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©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez |
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