El gran carnaval. The big carnival. Ace in the hole

Inventar noticias o mantenerlas un tiempo excesivo. Sensacionalismo

©Enrique Martínez-Salanova Sánchez

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El puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas de cine


La prensa sensacionalista

El gran carnaval

la película

Los personajes El director: Billy Wilder Comentarios El gran carnaval Algunos diálogos de la película

Sugerencias didácticas

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La prensa sensacionalista ( prensa amarilla)


He elegido esta película por su calidad, por las posibilidades que aporta al análisis de un periodismo deshonesto y corrupto y por la forma de presentar a un público responsable de exigir cada día más a los medios de comunicación en lo que se refiere a asuntos morbosos y sensacionalistas.

La finalidad del periodismo sensacionalista es el lucro, que determina sus acciones y movimientos. Por ello es de poco interés plantear su crítica desde la ética o la moral.  En el caso de El gran carnaval, relato basado en hecho real, en un accidente ocurrido en Kentucky, en 1925, en el que murió un hombre, Floyd Collins, atrapado en el interior de una cueva.

La prensa sensacionalista tuvo su origen en las canciones populares y los romances de ciego, que reproducían el modelo medieval de los viejos juglares en que, a viva voz, se describían las hazañas y se contaban las historias. Es decir, tiene su origen en la tradición oral. En los impresos de divulgación pública se remontan al siglo XVI, cuando las gacetas alemanas y francesas incluían noticias sobre crímenes, dramas familiares y chismes de la realeza. Fue en la segunda mitad del XIX cuando se asumió directamente el sensacionalismo como expresión de una manera particular y deliberada de hacer periodismo. Esto ocurrió principalmente en Francia, Inglaterra, Alemania y en los Estados Unidos de Norteamérica.

Es el caso estadounidense el más claro, en el momento en que la competitividad de los grandes periódicos por hacerse con el mayor numero de lectores y aumentar la venta, se apeló a la fórmula del escándalo, utilizando cuando convenía la invención de noticias, la exageración y el hacer de nimiedades problemas de relevancia. Uno de los sucesos más  relevantes fue la distorsión con la que Hearst, el magnate estadounidense de la prensa, que controlaba los diarios «Examiner» y «Morning Journal», precipitó en 1898 la declaración de guerra a España por parte del gobierno estadounidense.

La agencia de noticias internacional «Associated Press» inventó en 1944 un ataque nazi contra una flota mercante brasileña en el Océano Atlántico que impulsó al gobierno de Brasil a hacerse parte de las naciones aliadas contra Alemania. Tras la victoria de la revolución cubana, en 1959, difundió en más de cuarenta oportunidades versiones falsas sobre una supuesta muerte del líder revolucionario Fidel Castro.


Hablo de El gran carnaval


La película El gran carnaval entró en mi vida por una equivocación. Yo era muy niño. En unas fiestas, en Logroño, en la que ponían una película a los niños, y otra a los mayores, el proyeccionista se equivocó de película. Era en el Teatro Bretón de los Herreros, de Logroño. A los niños nos pusieron "El gran carnaval", una película que en aquellos tiempos estaba considerada como 3R en la censura, o sea, gravemente peligrosa. Me impactó. Creo que capté suficientemente el mensaje. No fue peligrosa para mí sino todo lo contrario, aunque no sea una película para niños, los niños pueden verla perfectamente.

Cuando años después la vi otra vez, me impactó muy positivamente, cómo se exagera una noticia para mantener durante días la venta de información, cómo los ciudadanos se regodean con una tragedia, el sensacionalismo informativo, la complicidad de las autoridades que esperan sacar réditos políticos. La he puesto varias veces en mis clases de comunicación y educación, la he presentado en cine forum y segmentos de ella los he mostrado en mis cursos para ilustrar algún concepto o como debate.

Ha sido una película maldita para el cine norteamericano, y hasta muchos años después no se ha considerado una de las importantes de Billy Wilder.


El gran carnaval. Ace in the hole. The big carnival


EE.UU. 1951. 111 min.

Director: Billy Wilder.

Guión: Billy Wilder, Lesser Samuels y Walter Newman.

Música: Hugo Friedhofer.

Intérpretes/Personajes: Kirk Douglas (Charles Tatum), Jan Sterling (Lorraine Minosa), Bob Arthur (Herbei Cook), Porter Hall (Jacob Q. Boot), Frank Cady (Mr. Federber), Richard Benedict (Leo Minosa), Ray Teal (Sheriff Gus Kretzer), Lewis Martin (McCardle), John-Berkes (papá Minosa), Frank Jacquet (encargado de obras)

Sinopsis: Charles Tatum, periodista despedido de un gran diario neoyorkino, encuentra trabajo en un periódico de Alburquerque, en Nuevo México. Encargado de hacer un reportaje banal, se entera casualmente de que un indio está atrapado en el fondo de una galería minera. Dispuesto a sacarle partido al suceso y vengarse de los que le despidieron con la primicia de la noticia, consigue del alcalde y del sheriff adoptar el modo más lento de salvación del indio para dar espectacularidad al suceso y escribir cada día un capítulo sobre los hechos. La película está basada en un hecho real.


Charles Tatum (Kirk Douglas), se topa con una «historia de interés humano». Se trata de Leo Minosa (Richard Benedict), un hombre que, debido a un derrumbe, queda atrapado en una mina en la que buscaba sepulcros indios. Tatum es el único que se atreve a penetrar en el interior de la cueva para llevar comida comida a Leo, le anima, le da valor y le hace una fotografía, que será el primer paso de un gigantesco «gran carnaval».

Por una parte, un ejército de técnicos tratan de salvar a un hombre atrapado en las entrañas de la Tierra. Para ello Tatum pacta con el sheriff (Ray Teal), que ambiciona con este rescate lograr el favor popular para su reelección. Ambos convencen al jefe de mineros (el gordo Frank Jacquet) para que desdeñe su propuesta de apuntalar las paredes de la cueva y sacar al rehén de la montaña (trabajo que tomaría entre 12 y 16 horas), y en su lugar decida perforar la montaña desde arriba, lo que tomaría una semana de trabajo.

En segundo lugar, el «carnaval» lo forman los miles de visitantes, turistas y curiosos que, en coches, carromatos y trenes llegan al lugar con el fin de seguir los acontecimientos. Decenas de feriantes, atracciones y puestos de comida y entretenimiento pueblan los alrededores, convirtiendo la zona en un negocio, que se alarga al mismo tiempo que la noticia sale en la primera plana de los periódicos más importantes, aumentan los días y el sufrimiento de Leo Minosa.

Por supuesto será una semana en la que pasarán otras cosas. Por ejemplo, la relación entre Tatum y la esposa de Leo Minosa (Jan Sterling), que lejos de extrañar a su marido, trata de seducir al periodista para huir de ese agujero de aburrimiento y sopor.


Los personajes


Charles Tatum (Kirk Douglas), un periodista neoyorquino que ha sido despedido de diversos rotativos a causa de su conducta poco escrupulosa, y muy especialmente por su afición al alcohol y a las mujeres de los directores de los medios para los que escribe. Tatum se halla casualmente en Nuevo México cuando su coche sufre una avería y decide buscar trabajo en el periódico local, el “Sun Bulletin”, a la espera de una mejor ocasión. Y esta ocasión se le presenta, o así lo cree él, cuando se encuentra inesperadamente con un hombre que ha quedado enterrado en una mina mientras buscaba restos arqueológicos. A partir de este momento, y a costa de demorar la salvación de la víctima durante seis días, cuando sólo se precisaban unas horas, Tatum levanta un bochornoso espectáculo de intencionalidad supuestamente informativa que le ofrece la posibilidad de volver a ocupar temporalmente las primeras páginas de los periódicos.

Alrededor de Tatum se encuentran una serie de personajes que de una u otra forma, cada cual a su manera,  intentan sacar provecho de la situación

La esposa, Lorraine Minosa, (Jan Sterling), amargada, regenta el bar de carretera, en un lugar del desierto del que desea salir a toda costa. Odia a su marido y la situación en que la tiene. Mientras tanto, hace negocio con la afluencia masiva de visitantes que acuden por causa del accidente de su amrido y que llenan su bar de carretera. De paso, utiliza al periodista para que la saque de allí.

El sheriff local, Gus Kretzer (Ray Teal), que se convence que aquella historia, cuanto más dure, más beneficiosa será para sus aspiraciones electorales.

El capataz (Frank Jacquet), que es presionado para que mantenga más días atrapado a Leo Minosa, y al que se le prometen adjudicaciones de obras en el futuro.

Los visitantes. La noticia produce un efecto de «bola de nieve», los periódicos de todo el país colocan la noticia en sus primeras planas, periodistas de los grandes diarios llegan al lugar y montan sus redacciones y emisiones de radio en directo, aumentando la llegada de curiosos y el aumento de las atracciones de feria, venta de comidas y objetos . Vallan el recinto y, conforme aumenta la emoción del espectáculo, se incrementa el precio de la entrada, que pasa de ser gratuita a costar un dólar. Los «ciudadanos corrientes» acuden en masa al lugar y se hacen tan culpables como los medios de comunicación, puesto que la avidez del público por las noticias sensacionalistas crea un circulo vicioso, siendo los lectores o espectadores los verdaderos responsables de convertir la desgracia ajena en un entretenimiento.

Leo Minosa (Richard Benedict), es el indio sepultado, buscador ilegal de objetos arqueológicos que vende en su tienda de la carretera, enamorado de su esposa, única razón de mantenerse hasta el último momento animado a salir de allí.

Los padres del sepultado. John-Berkes (papá Minosa), que deambula en su tristeza por la feria que se ha montado en torno a su hijo; La madre, que reza todo el día mientras sirve en el bar sin decir palabra. Son los únicos personajes del film que realmente sienten en cuerpo y alma la situación que está padeciendo su hijo.

Jacob Boot (Porter Hall), el íntegro director del «Sun Bulletin», cuyo lema «Di la verdad»,  es ridicularizado por el protagonista.


El crepúsculo de los dioses

Con faldas y a los loco

El director: Billy Wilder


Samuel Wilder, más conocido como Billy Wilder (Austria, 1906- EEUU 2002)

Wilder pasó su infancia y su juventud en Austria. Su primer trabajo fue como cronista en el periódico austriaco Juranek. Continuó trabajando como cronista en Berlín, teniendo que alternar esta ocupación con otras para sobrevivir. Allí se aficionó al cine, tras ver diversas películas que le impresionaron hondamente. Una de ellas fue El acorazado Potemkim, de Srgei Eisenstein. Entró a trabajar para la UFA (Universum Film AG), donde conoció a los grandes directores del momento.

Tras la subida al poder de Hitler, Wilder se vio obligado a abandonar Berlín, debido a su ascendencia judía. Su madre moriría en los capos de exterminio de Auschwitz. Estuvo en Paría y, desde allí, en en 1934 se trasladó a EEUU, junto al actor Peter Lorre. Wilder y Lorre compartieron apartamento, hambre y momentos muy difíciles durante una temporada. Allí comenzó a trabajar como guionista para la Paramount, y tuvo la ocasión de colaborar con Ernst Lubitssch, su gran maestro. El día de su funeral dijo: «Nos hemos quedado sin Lubitsch. Peor aún, nos hemos quedado sin las películas de Lubitsch».

Como guionista, Wilder escribió 60 películas. Como director, realizó 26 películas. Fue galardonado con siete Oscar tras haber sido nominado en 21 ocasiones.


Películas dirigidas y escritas por Billy Wilder

Curvas peligrosas (Mauvaise graine, 1934), El mayor y la menor (The major and the minor, 1942), Cinco tumbas al Cairo (Five graves to Cairo, 1943), Perdición (Double indemnity, 1944), Días sin huella (The lost weekend, 1945), El vals del Emperador (The Emperor waltz, 1948), Berlín Occidente (A foreign affair, 1948), El crepúsculo de los dioses (Subset Boulevard, 1950), El gran carnaval (Ace in the hole, 1951), Traidor en el infierno (Stalag 17, 1953), Sabrina, 1954, La tentación vive arriba (The seven year itch, 1955), El héroe solitario/Lindberg: mi vuelo transoceánico (The spirit of St. Louis, 1957), Ariane (Love in the afternoon, 1957), Testigo de cargo (Witness for the prosecution, 1958), Con faldas y a los loco (Some like it hot, 1959), El apartamento (The apartament, 1960), Uno, dos, tres (One, two, three, 1961),  Irma la dulce (Irma la douce, 1963), Bésame, tonto (Kiss me, stupid, 1964), En bandeja de plata (The fortune cookie, 1966), La vida privada de Sherlock Holmes (The private life of S. Holmes, 1970), ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? (Avanti!, 1972), Primera plana (The front page, 1974), Fedora, 1978, Aquí un amigo (Buddy, buddy, 1981)


Wilder y el periodismo


Varias son las películas de Billi Wilder sobre el periodismo. Las más representativas son El gran carnaval. (Ace in the hole/The big carnival)  y Primera plana (The Front Page, 1974), pero sus primeras películas trataron el tema del periodismo y tenían relación directa con su actividad como periodista y con su directo conocimiento de la realidad alemana. En 1929 realizó El reportero del diablo (Der Teurter), a la que el director asignaba poca importancia, y el mismo año, Menschen am Sonntag, film rodado inmediatamente después del anterior, dirigido por Robert Siodmak y basado en las experiencias de Wilder como periodista y conocedor de la realidad berlinesa. Es una película muy interesante, con apariencia de un reportaje, entre la ficción y el documental, sobre las andanzas de cinco personajes anónimos durante un fin de semana. Aunque se trata de una película semiimprovisada, Menschen am Sonntag resultó una experiencia singular, fruto de un equipo entonces desconocido pero que estaba destinado a alcanzar una notable popularidad en los Estados Unidos.


Hablando de su experiencia como periodista, Wilder ha manifestado: «Me ocupaba de deportes, sobre todo de fútbol y también de tenis. También hice reportajes de sucesos. Era un trabajo sucio. El periódico salía al mediodía. Tenía que levantarme a las cinco, coger el tranvía e ir a casa de los padres del asesino para pedirles una foto de su hijo, o visitara alguien cuya mujer había perecido en un incendio. Era muy embarazoso».

Críticas, comentarios y premios de El gran Carnaval


El gran carnaval fue en los Estados Unidos un notable fracaso y obtuvo una extraordinaria acogida en Europa, donde consiguió el Premio especial del jurado en el Festival de Venecia. La prensa de los EE.UU., que se veía reflejada en el relato, fue terriblemente dura con el film. La revista Life llegó a decir que «Mr. Wilder debería ser deportado» y el público se reconocía en las actitudes y comportamiento de los personajes de la película. Aunque la Paramount reestrenó el film al cabo de unos meses con el título cambiado -de Ace in the Hole (Un as en la manga), lo cambió a The big carnival- hizo un nuevo montaje y cambió la banda sonora, la estrategia no dio ningún resultado.

La película fue tachada de antiamericana, se afirmaba que iba contra los lectores de los periódicos. Sin embargo, es de las favoritas de Woody Allen, que muestra su vergüenza por el hecho de que sea prácticamente desconocida en Estados Unidos.

El crítico de New Yorker la calificó de «compendio de sátira amorfa, melodrama mal concebido y guión en el que ni siquiera una varilla de zahorí encontraría una pizca de ingenio. Kirk Douglas es la versión más absurda de un periodista que he visto en mi vida». The New York Times la definió como «una de las películas más desafiadoras del año. Destaca la extraordinaria labor al retratar la monstruosa vulgaridad del comportamiento de las masas. Sin embargo, lo que ocurre es que en la vida real ningún periodista podría salir indemne de un crimen de esa magnitud, como sucede en la película. Los mecanismos de control no permitirían una cosa así».

Los medios europeos dedicaron grandes elogios a la película. La revista británica Today´s Cinema la definió como «el ejemplo más brillante del cine norteamericano».

Se afirma que las causas del fracaso pueden ser varias, que la esposa de Tatum era una mujer fría, ambiciosa, calculadora y sexualmente muy sugestiva, y que ninguna mujer aconsejaría a su marido ver esa película, o que no había un final feliz. Para el mismo Wilder, el verdadero motivo es que el auténtico malvado de El gran carnaval es el público, pues la gente quien alimenta el sensacionalismo de la prensa. «Nadie quiere verse a sí mismo en el papel de malvado. ¡Cómo se puede atraer a la gente al cine, a contemplar un espectáculo, cuando se le está echando en cara las bestiales consecuencias que puede tener el afán de espectáculo!». Sin embargo, pese a todo, Wilder nunca trató de justificar el fracaso de la película. Dijo: «Nadie quiere gastarse cinco dólares para enterarse en el cine de que era un tipo miserable».


Algunos diálogos de la película


Diálogo entre Charles Tatum (K. Douglas) y Jacob Q. Boot (Porter Hall), director del «Sun Bulletin», de Alburquerque:

Charles Tatum (K. Douglas): «Si hace falta hacer un trato con ese sheriff corrupto..., por mí, bien. Y si tengo que aliñarlo con una maldición india... y una esposa con el corazón destrozado... por mí, bien»

Jacob Q. Boot (Porter Hall): «Por mí, no. Eso es un periodismo falso e injusto, eso es lo que es»

Charles Tatum: «Injusto no, es un periodismo que llega a las entrañas, Sr. Boot. Interés humano».

Jacob Q. Boot: «Ya me ha oído, falso».

 

Charles Tatum a Jacob Q. Boot:

Charles Tatum: «Señor Boot, soy un periodista de 250 dólares a la semana. Se me puede contratar por 50. Conozco los periódicos por delante y por detrás, de arriba abajo. Sé escribirlos, publicarlos, imprimirlos empaquetarlos y venderlos. Puedo encargarme de las grandes noticias y de las pequeñas. Y, si no hay noticias salgo a la calle y muerdo a un perro. Dejémoslo en 45». Charles Tatum (K. Douglas)


Sugerencias didácticas


  • Analizar la película.

  • Explicar sus personajes y el papel que desempeña cada uno en cuanto al accidente ocurrido en la antigua mina

  • Valorar la última secuencia de la película y opinar sobre la actitud de Tatum y la frase: «Leo ha muerto y el circo ha terminado»

  • Opiniones sobre la prensa sensacionalista

  •  Dar ejemplos de prensa sensacionalista y amarilla

  • Valorar programas de televisión que funcionan con criterios sensacionalistas.


Billy Wilder

Billy Wilder

Primera plana

Prensa sensacionalista


©Enrique Martínez-Salanova Sánchez