La cigarra y
la hormiga
de Félix María
de Samaniego
(1745-1801)
Cantando la Cigarra
pasó el verano entero,
sin hacer provisiones
allá para el invierno;
los fríos la obligaron
a guardar el silencio
y a acogerse al abrigo
de su estrecho aposento.
Vióse desproveída
del precioso sustento:
sin mosca, sin gusano,
sin trigo, sin centeno.
Habitaba la Hormiga
allí tabique en medio,
y con mil expresiones
de atención y respeto
la dijo: «Doña Hormiga,
pues que en vuestro granero
sobran las provisiones
para vuestro alimento,
prestad alguna cosa
con que viva este invierno
esta triste Cigarra,
que alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño,
nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme;
que fielmente prometo
pagaros con ganancias,
por el nombre que tengo.»
La codiciosa Hormiga
respondió con denuedo,
ocultando a la espalda
las llaves del granero:
«¡Yo prestar lo que gano
con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana,
¿qué has hecho en el buen tiempo?»
«Yo, dijo la Cigarra,
a todo pasajero
cantaba alegremente,
sin cesar ni un momento.»
«¡Hola! ¿conque cantabas
cuando yo andaba al remo?
Pues ahora, que yo como,
baila, pese a tu cuerpo.»
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La cigarra y la hormiga
de Jean de la Fontaine
1621-1695
Llegado ya el invierno riguroso
la cigarra (que el tiempo caluroso
del esto pasó sólo cantando),
se halló desproveída
de lo preciso a conservar la vida;
y al duro extremo su escasez llegando
de no tener de mosca o gusanillo,
ni aun siquiera el más leve pedacillo.
A casa de la hormiga,
su vecina y amiga,
fue a implorar para su hambre algún
socorro,
y le rogó quisiese de su ahorro
algún grano prestarle
para su subsistencia
que juzgaba poder reintegrarle,
sin que mediase apremio ni violencia,
en la estación siguiente:
«Yo te ofrezco pagar puntualmente,
como soy animal –le dijo– antes
del agosto futuro,
el principal y el interés constantes».
La hormiga (esto es seguro)
no gusta de prestar, y, el tal defecto
es en ella el menor. Conque, en efecto
preguntó a la cigarra: «¿Qué te hacías
en los tan largos y ardorosos días
de verano?». «Cantaba,
a todo el que pasaba
sin excepción de hora»
«¿Cantabas? Está bien, pues baila
ahora».
Hay una página preciosa en Internet con
muchas ilustraciones sobre su vida y obra:
http://www.lafontaine.net
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