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La película que hemos seleccionado
permite el tratamiento de una serie de temas que pueden ayudar al desarrollo
de los contenidos y objetivos que nos hemos propuesto, además de que suponen
una trama y desarrollo narrativo altamente significativo para los procesos
de aprendizaje en los que se hayan los alumnos y alumnas de Primaria, muy en
la línea de sus centros de interés. |
El sentido del tiempo en los
niños
Una película, en el que el desarrollo
del tiempo es clave en la trama, puede ayudar a los niños a situarse en un
lugar o momento determinado, a acercarse al concepto tiempo, a expresar que
hay diferentes momentos o situaciones en la historia.
Según Piaget las nociones de espacio y
tiempo, hasta los diez u once años de la vida de un niño, surgen y se
desarrollan lentamente, casi confusamente. En esas edades, los niños tienen
una tarea difícil para comprender cómo avanza el tiempo las razones de los
cambios en la historia, la diversidad de vestuario en el tiempo o de lo que
significan los espacios que están más allá de lo que él o ella conocen. Los
niños hasta los once años representan el mundo social como algo estático,
por lo que les es de extrema dificultad comprender los cambios históricos,
lingüísticos o de comportamiento.
En los temas que tienen que ver con el
área de Conocimiento del Medio, el maestro debe tener en cuenta que lo que
el niño no puede comprender, tampoco lo puede asimilar, porque los procesos
de la inteligencia influyen en la asimilación y acomodación (Piaget). A un
niño del tercer ciclo se le puede colocar delante de una colección de libros
de literatura y verá (aunque no lo comprenda), que de los libros que están
los primeros (El Cantar del Mío Cid, por ejemplo) no entiende nada, que de
los que están hacia la mitad (El Quijote, por ejemplo), entiende bastante, y
que de los últimos (Platero y yo, por ejemplo), casi lo entiende todo.
Visualmente aprecia los cambios aunque no comprenda el concepto de paso del
tiempo, que ya conceptualizará más tarde.
No existe por ello inconveniente en ir
preparando el camino del aprendizaje de la historia, de la sociedad, de la
lengua o de la comunicación que se base en la narración de hechos, en la
visión cinematográfica de relatos antiguos o de hechos sucedidos en otros
tiempos y lugares. El niño se hará así «ideas», favoreciendo la aparición de
un cierto sentido de conciencia temporal e histórica.
Piaget ya señala la dificultad con que
los niños adquieren la noción de edad, sucesión, duración, anterioridad y
posterioridad. Muy lentamente llegan a forma el concepto de un largo tiempo
histórico anterior a ellos porque no lo pueden hacer objeto de una
observación directa.
Puesto que la «historia» y el «tiempo»
son conceptos que se desarrollan lentamente en el niño, los maestros y
maestras deben aprovechar todas las actividades posibles para hacerles
presente que el tiempo pasado ha sido importante y determinante para formar
el presente, y que pasado y presente están preparando o determinando el
futuro.
La formación de las categorías de tiempo
en la mente del niño tiene como finalidad crear conciencia de un conjunto de
categorías relacionadas con el desarrollo y cambio en todo lo que existe.
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La noción de «tiempo» en los
niños
a) De cinco a ocho años
De los cinco a los ocho años
aproximadamente la enseñanza deberá partir del entorno en donde se encuentra
la escuela, por medio de elementos habituales, locales, geográficos o
estacionales, como por ejemplo, la ropa que se lleva en cada estación, el
día y la noche, el antes y el después.
Como al niño en esta edad le gusta la
emoción, se pueden utilizar actividades de narración dramatizada hecha por
los maestros y la dramatización del relato repetida por niños, con
disfraces, escenario, etc. La caída de la hoja –que puede verse en Bichos–
se puede acompañar con efectos musicales, tal vez música clásica, con el fin
de reforzar la vivencia de la película. Al no poseer el niño sentido de
espacio ni tiempo, los hechos y acontecimientos deben presentarse en forma
anecdótica, con una gran dosis de fuerza expresiva, tal vez con puestas en
escena llamativas con el fin de llegar mejor a la imaginación y a la
sensibilidad que a la inteligencia.
Los docentes deben aprovechar todas las
oportunidades que se les presenten para destacar el transcurso del tiempo en
las actividades pedagógicas en que sus alumnos tomen parte. Para ello deben
tratar de que sus alumnos constantemente busquen encontrar la secuencia de
los tiempos, lo que hay delante y detrás de cada tiempo, lo que viene
después, además de crearles interés por descubrir los fenómenos que
acompañan a cada situación temporal. En los más pequeños la primavera la
relacionarán con las flores; el verano con el calor, las vacaciones y la
playa; el otoño puede ser el tiempo de la caída de las hojas (este hecho se
aprecia en la película Bichos de forma significativa); y el invierno el
tiempo del frío, la nieve, Navidad (asociado en la película con la llegada
de la niebla y los saltamontes).
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b) De nueve a once años
En esta época el niño se interesa por el
origen de las cosas, por los relatos y por las aventuras, se puede
identificar ya con otros personajes y aunque comprende la idea de espacio,
tiene escasa comprensión del tiempo.
La enseñanza se debería orientar de tal
manera que permitiese al niño la observación de los hechos (en la medida en
que estos sea observables) en los escenarios naturales o por medio de
láminas, vídeos, etc. Ese interés por conocer la vida de los personajes es
por un afán imitativo, por lo que se pueden presentar modelos para ser
imitados.
El niño ya compara, se pone en
diferentes situaciones y puede ver, aunque confusamente, las diferencias
entre lo imaginario y lo real.
En esta edad el niño puede figurar
mediante su propia expresión o dibujando, el paso del tiempo en una línea
horizontal (cronograma), pudiendo representar cualquier espacio de tiempo
que comprenda: uso de escalas, números, lustros, decenios, siglos, sucesos
importantes en la historia, en el desarrollo biográfico del niño, en
biografía familiar, etc. El niño habla de sus padres, hermanos, abuelos,
clasificándolos por edades y tiempos. Pueden preguntar a sus familias sobre
hechos sucedidos, ya que conocen los números, a los que pueden asignar
fechas que comparan con la de su nacimiento, etc. Pueden hacer una línea
del tiempo en la clase, con una cinta o con un dibujo en la pared, en la que
pueden ir colgando sus propias fotografías con fecha de cuando nacieron
entraron a la escuela, etc.
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El sentido de la
tolerancia y la solidaridad
La educación en valores nos parece muy
necesaria y pensamos que es imprescindible trabajar en ella desde que los
niños son pequeños. La película de Bichos permite iniciarles mediante
actitudes que imitar, modelos reales e icónicos que ver y admirar, y
actividades que realizar, en el concepto de tolerancia y su necesidad para
la construcción de la convivencia, la paz y la democracia.
En ella se muestran ejemplos de
diversidad, diferencia, señas de identidad, tratamiento de los más débiles…
extrapolar éstos a las relaciones humanas pude ser bastante motivadora a la
hora de trabajar la educación en valores. Pueden abordarse temas y problemas
en torno a: los más débiles que son quienes padecen en mayor medida los
abusos y las discriminaciones; los derechos de la infancia pues niños de
todo el mundo son víctimas de la intolerancia de los adultos, al mismo
tiempo que es necesario educarse para hacer frente a ello, o la
reivindicación de la desigualdad, ya que la diversidad nos enriquece.
La película Bichos presenta multitud de relaciones entre
individuos de diverso sexo, clase (en el hormiguero), y entre los diferentes
tipos de insectos. Uno de los mensajes de la película es la defensa de la
libertad en el trabajo, la exclusión de la esclavitud y la lucha por una
vida sin colonialismo. La situación de esclavitud de las hormigas,
oprimidas por el trabajo de la recolección de comida para los saltamontes,
se supera de una manera creativa, en la que la solidaridad, el trabajo en
grupo, la aceptación de las diferencias… etc. son los motores de la
liberación.
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El sentido de la
moraleja: Las cuatro estaciones
Aprovechando que la película Bichos se
fundamenta en el paso del tiempo y siendo significativo el transcurrir de la
vida de las hormigas, sobre todo desde el verano al invierno, como en las
fábulas de Esopo, Samaniego y La Fontaine, se puede y debe trabajar el
sentido del tiempo en las cuatro estaciones, teniendo en cuenta las
limitaciones y facilidades que tiene para cada ciclo.
Las fábulas nos permitirán que podamos
ahondar con los niños en el sentido de la película y tratar de forma más
coherente los diferentes temas que de ella se derivan garantizándose una
perspectiva interdisciplinar.
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La cigarra y
la hormiga
de Félix María
de Samaniego
(1745-1801)
Cantando la Cigarra
pasó el verano entero,
sin hacer provisiones
allá para el invierno;
los fríos la obligaron
a guardar el silencio
y a acogerse al abrigo
de su estrecho aposento.
Vióse desproveída
del precioso sustento:
sin mosca, sin gusano,
sin trigo, sin centeno.
Habitaba la Hormiga
allí tabique en medio,
y con mil expresiones
de atención y respeto
la dijo: «Doña Hormiga,
pues que en vuestro granero
sobran las provisiones
para vuestro alimento,
prestad alguna cosa
con que viva este invierno
esta triste Cigarra,
que alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño,
nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme;
que fielmente prometo
pagaros con ganancias,
por el nombre que tengo.»
La codiciosa Hormiga
respondió con denuedo,
ocultando a la espalda
las llaves del granero:
«¡Yo prestar lo que gano
con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana,
¿qué has hecho en el buen tiempo?»
«Yo, dijo la Cigarra,
a todo pasajero
cantaba alegremente,
sin cesar ni un momento.»
«¡Hola! ¿conque cantabas
cuando yo andaba al remo?
Pues ahora, que yo como,
baila, pese a tu cuerpo.»
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La cigarra y la hormiga
de Jean de la Fontaine
1621-1695
Llegado ya el invierno riguroso
la cigarra (que el tiempo caluroso
del esto pasó sólo cantando),
se halló desproveída
de lo preciso a conservar la vida;
y al duro extremo su escasez llegando
de no tener de mosca o gusanillo,
ni aun siquiera el más leve pedacillo.
A casa de la hormiga,
su vecina y amiga,
fue a implorar para su hambre algún
socorro,
y le rogó quisiese de su ahorro
algún grano prestarle
para su subsistencia
que juzgaba poder reintegrarle,
sin que mediase apremio ni violencia,
en la estación siguiente:
«Yo te ofrezco pagar puntualmente,
como soy animal –le dijo– antes
del agosto futuro,
el principal y el interés constantes».
La hormiga (esto es seguro)
no gusta de prestar, y, el tal defecto
es en ella el menor. Conque, en efecto
preguntó a la cigarra: «¿Qué te hacías
en los tan largos y ardorosos días
de verano?». «Cantaba,
a todo el que pasaba
sin excepción de hora»
«¿Cantabas? Está bien, pues baila
ahora».
(Hay una página preciosa en Internet con
muchas ilustraciones sobre su vida y obra:
https://www.lafontaine.net).
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©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez
y María Amor Pérez Rodríguez |
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