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Jean Marc Gaspard Itard
Pionero
de las disciplinas trasversales en la educación y quien realizó los
primeros ensayos de pedagogía experimental
© Enrique
Martínez-Salanova Sánchez e Ilda Peralta Ferreyra |
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El
puntero de don Honorato/Aprender de cine/Temas
de educación
en el cine/Grandes temas
en el cine/Cosas de cine/Unidades didácticas/Figuras de cine/Haciendo cine/Lecturas
de cine
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Jean Marc Gaspard Itard
fue un médico francés, pionero de la educación especial y de la
otorrinolaringología. Se hizo famoso por sus trabajos (entre 1801 y
1807) acerca del caso de Víctor de Aveyron, el llamado «Niño salvaje de Aveyron».
«Hay que reconocer que las descripciones detalladas de Itard fueron los
primeros ensayos de la pedagogía experimental ... que he realizado parte
de mis experiencias en Roma, sobre los deficientes, durante dos años, de
acuerdo con el texto de Séguin a partir del tesoro que suponen los
trabajos de Itard. Guiados por sus pruebas, he diseñado y construido
gran cantidad de material. En las memorias de Itard se aprecia cómo los
medios más cercanos que exigen las iniciativas de la psicología
científica han evitado transformar al individuo por medios
extra-sociales, que hacen al mismo tiempo al individuo, sordomudo e
idiota, cuando es un hombre que oye y entiende la lengua ... Con el
tiempo puse mi confianza en estos métodos y dejé mi actividad dedicada a
personas con dificultades, para introducirme en el estudio de las obras
de Séguin y de las de Itard. He recuperado el deseo de meditar sobre sus
escritos y los he recopilado, en italiano, como hubiera hecho,
antiguamente, un benedictino»
Début d’un
courant majeur : l’éducation de l’enfance inadaptée, déficiente, qui
irriguera toute la réflexion éducative.
Escrito por
Maria Montessori en 1926.
Los escritos de
Itard sobre el caso fueron utilizados por Truffaut para hacer el film
L'enfant sauvage. En mi Web. El
pequeño salvaje. |
Jean Marc Gaspard Itard, una pedagogía entre las ciencias y la filosofía
Las claves del pensamiento y la obra del Dr. Itard
Itard se encuentra con un dilema
educativo para su época y en su momento: las contradicciones
entre los conceptos "domar" y "libertad", que da lugar a su reflexión
sobre la responsabilidad educativa.
-
Una obra y un pensamiento que pone al desnudo los problemas más
profundos y acuciantes de la actividad educativa:
-
Un
compromiso firme de educar: la convicción de que las personas pueden y
deben ser educadas
-
El
espíritu científico y experimental al servicio de la educación
-
Una imaginación educativa incansable.
Las incógnitas que se
planteaba Itard en la educación de Víctor, el niño salvaje
-
¿El
individuo es sociable por naturaleza?
-
¿El
individuo se parece a los animales si
comparte un mismo medio en el que vivir?
-
¿En qué
se parece o se diferencia el
comportamiento del individuo humano y el
de los animales?
-
¿Hasta
qué punto influye la vida social en el
individuo?
Las incógnitas que se planteaba Itard
para sí y para la pedagogía:
-
¿Hasta dónde puede llegar el deseo de
educar?
-
¿Qué límites se pueden poner para
lograrlo?
-
¿Hasta dónde investigar para no dañar a
los individuos?
-
Los medios para
educar son siempre conformes con los fines?
-
La voluntad de
educar es siempre y en todos los casos completamente necesaria?
-
Una pedagogía
debe ser ¿científica? ¿experimental?
Algunas conclusiones de Itard
-
La sociedad
(incluyendo la instrucción formal) es
crucial para el desarrollo humano.
-
Las personas
aprenden para satisfacer sus necesidades.
-
Los programas
de instrucción deberían basarse en la
ciencia.
-
Los programas
de instrucción deberían tomar en cuenta las
características individuales de cada alumno.
De forma general,
Itard se interrogaba sobre esta inevitable tensión que está en el mismo
corazón de la pedagogía, entre los fines y los medios, entre los
«instrumentos didácticos» que se convierten en medios de éxito, y «la
investigación ética» recordando la responsabilidad del educador con el
único objetivo que vale la pena totalmente: la libertad.
Un punto clave: Se trata de una
elección, "apostar" por una opinión pedagógica y filosófica, científica.
En Itard, la pedagogía es filosofía, antropología: a través de la
cultura y la educación es como la Especie Humana se humaniza.
Itard cree, filosófica y
pedagógicamente, en la educabilidad del "salvaje". Tiene sus raíces en
el trabajo de Itard con niños sordos: la búsqueda incesante de una
educación sistemática para paliar la deficiencia que les ha dado la
naturaleza.
Itard cree incondicionalmente en el
principio absoluto de la educabilidad. Un modelo para todos los que van
a cuidar de la discapacidad y la educación especial. |
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Roch-Ambroise Cucurron Sicard
Philippe
Pinel (1745 - 1826)
Hospital y
hospicio de Bicêtre
De la
película "El pequeño salvaje", de François
Truffaut., 1960
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Biografía de Jean Marc
Gaspard Itard
Tomado de mis trabajos en:
/cineyeducacion/temaspequenosalvaje.htm
y en http://www.cultura-sorda.eu
Itard
nació el 25 de abril de 1775 en Oraison, población de la Provence, al
sur de Francia. Se crió con un tío suyo,
canónigo de la catedral de Riez. Comenzó sus estudios en esta ciudad,
prosiguiéndolos en Marsella. Conforme a los deseos
de su padre, trabajó inicialmente en la banca, pero tuvo dificultades y
retornó a Riez. En
1789, en año en que comenzó la revolución francesa. Itard, como otros
muchos jóvenes de su tiempo, se vio envuelto en la guerra, donde sirvió
como personal sanitario.
El año
de 1793, durante el sitio de Toulon, se convirtió en el asistente de
Vincent Arnoux, director del hospital militar y amigo de su familia
lo cual le sirvió para prestar sus servicios como cirujano militar (sin
tener conocimientos de medicina) durante la Revolución Francesa.
De hecho, si no fuera por los sucesos
prerrevolucionarios, Itard habría culminado como un exitoso banquero,
manteniendo así la línea de comerciante tal como lo había sido su padre.
Sin embargo el destino le había conducido a una profesión bien
diferente. Itard debió ingeniárselas para no ser llamado al servicio
militar improvisando como oficial de sanidad en el hospital militar.
Allí su inexperiencia (él nunca había abierto un libro de medicina) fue
contrarrestada con su empeño y sus contactos, llegando a ser ascendido
al cargo de cirujano de tercera clase. Pronto la suerte lo llevó a
tratar a su primer paciente sordomudo en el hospital militar parisino
Val-de-Grace. A los veintiséis años de edad, Itard culminó sus estudios
en Medicina.
A
partir de 1795, siguió los
cursos de cirugía impartidos por el médico Dominique-Jean Larrey,
uno de los más afamados cirujanos de la época,
en Toulon, y más adelante en
París, en Val de Grâce. Tras ello presentó las oposiciones para cirujano
de segunda clase. Sus muchos méritos le
valieron ser nombrado cirujano del Val-de-Grace de París, labor en la
que se esmeró algunos años, hasta que trabó conocimiento con el abate
Sicard, director del
Instituto imperial de sordomudos, con quienes
llevaba a cabo una importante tarea, y decidió
especializarse en las enfermedades del oído.
Enseguida
tuvo consulta en el instituto de
Sicard, del que pasó a ser jefe médico en 1800. Fue éste el primer
contacto de Itard con niños cuya educación requiere medidas especiales.
Itard descubrió que estos niños sordomudos eran confinados en una
especie de vida vegetativa y se interesó particularmente por el tema.
Como discípulo del filosofo Helvétius, a partir de libro
«De l'homme»,
Itard pensaba que la educación lo podía todo. Se doctoró en medicina en
1801.
No sólo se consagró
el estudio del lado fisiológico de la sordomudez (Itard es
universalmente considerado como el fundador de la otorrinolaringología),
sino que se apasionó por el problema pedagógico que plantea la educación
y la enseñanza de sordomudos. Un acontecimiento imprevisto iba a hacer
de él el primer educador de niños inadaptados, en la acepción más amplia
de la palabra. Fue la llegada a París del niño salvaje de L’Aveyron, de
once años de edad. Varias veces avistado, varias veces capturado,
penetró un día de invierno en una casa habitada, en donde fue detenido
para ser luego transportado al hospicio de Rodez. Pero Víctor siguió
siendo un salvaje, cerrado a toda solicitación, y muy pronto la
curiosidad pública dejó de fijarse en él. La ciencia le abandonó a su
vez cuando Pinel, el maestro de Jean Itard afirmó que el niño salvaje
debía ser internado en el hospicio de Bicêtre, junto a los aquejados de
idiotismo.
Itard no compartió
esta opinión desfavorable, afirmando que no era posible determinar el
grado de inteligencia y la naturaleza de las ideas de un adolescente
que, privado desde su infancia de toda educación, había vivido
completamente separado de los individuos de su especie.
Víctor no ingresó en
Bicêtre. Convencidos por Itard, quien decidió espontáneamente
consagrarse a su educación, admitieron a Víctor en el Instituto de
sordomudos de París. Víctor pasó varios años de su vida cuidado y
educado por Itard.
Itard creía
profundamente que Víctor se iba a convertir en un ser humano como otro
cualquiera. Creía profundamente en la posibilidad de educar a Víctor,
poseía una actitud total de confianza de la educación de otras personas
a pesar de cualquier cosa. A los que dicen que un niño salvaje es un ser
débil, les digo: «es
posible hacer cualquier cosa»,
es el camino de una actitud esencial en cualquier educador, no
resignarse a aceptar la fatalidad y decir que siempre hay algo por hacer
por alguien.
Es especialmente conocido por haber
descrito el cateterismo de la trompa de Eustaquio, valiéndose de la
sonda que lleva su nombre, y por haber intentado educar a un niño
salvaje que unos cazadores habían encontrado en el bosque de Aveyron
valiéndose de unos métodos pedagógicos muy innovadores en la época.
Itard es considerado por algunos como el
fundador de la otorrinolaringología, su
tesis
sobre el neumotórax y su trabajo con soldados en Val de Grace siendo
médico jefe en 1804. Esto lo llevó a tener un incremento de pacientes en
su consulta privada, otorgándole una importante fama, al punto que el
embajador de
Rusia
intentó convencerlo para que trabaje en San Petersburgo,
oferta
que rechazó.
A pesar de su insatisfacción por
los resultados obtenidos con Víctor, o quizá precisamente por ello, se
dedicó intensamente el resto de su vida a la educación de sordomudos y
de ciegos en la Institution impériale des Sourd-Muets, de la que fue
médico jefe. Promovió la creación de centros especializados para la
atención de los afectados por estas y otras discapacidades, siendo un
pionero de la educación especial. Estableció las
bases del método de lectura Braille para ciegos. En 1821 fue elegido
miembro de la Academia de Medicina y publicó su Traité des maladies
de l’oreille et de l’audition.
Jean Marc Gaspard Itard describió por
primera vez la condición de una mujer noble francesa de 86 años de edad
con el Síndrome de Tourette.
Dejó constancia de sus investigaciones en
varias obras, entre las que destacan De la educación de un hombre
salvaje; Del neumo-tórax; De las enfermedades del oído y
la audición y Mutismo producido por lesión de las facultades
intelectuales.
Itard falleció en 1838. |
El
encuentro con el niño salvaje de Aveyron.
Las fuentes que he utilizado en este apartado:
Una observación. Como
todas las referencias que he utilizado hacen a su vez referencia a mis
publicaciones, tanto en textos como en Internet sobre "El pequeño
salvaje", me he permitido trasladar a mi gusto los textos que he visto,
citando genéricamente las fuentes.
-
Mis trabajos en
/cineyeducacion/temaspequenosalvaje.htm
-
texte
téléchargeable de Jean Itard, Mémoire et Rapport sur Victor de
l'Aveyron (1801 et 1806)
-
Jean
Itard, éducateur et médecin des Lumières
-
http://www.cultura-sorda.eu
en diciembre de 2007
1,
por Olivier Héral y Alejandro Oviedo
-
Itard,
Jean Marc Gaspard. (1802). Des premiers
développements du jeune Sauvage de l'Aveyron
-
Itard,
Jean Marc Gaspard. (1806)
Rapport sur
les nouveaux développements et l'état actuel du Sauvage de l'Aveyron (impreso
por orden del gobierno en París, Imprimerie impériale)
-
Itard,
Jean Marc Gaspard. (1894)
Rapports et
mémories sur le Sauvage de l'Aveyron, l'idiotie et la surdimutité,
ed.Alcan.
-
Maslow:
«Motivación
y personalidad».
Sagitario. Barcelona
-
Thierry Gineste. 1981. Victor de l'Aveyron: dernier enfant
sauvage, premier enfant fou. Le Sycomore.327 pgs.
Las
primeras referencias acerca de la existencia de este niño se remontan al
año de 1797, en el sector de Lacaune, Tarn. En esa zona, en la primavera
de 1798, un grupo de campesinos lo atrapó. Lo vistieron y le dieron el
nombre de “Joseph“, y lo expusieron a la vista del poblado en la plaza
pública de Lacaune. Poco después, el muchacho pudo escaparse y
desapareció en los bosques. Quince meses más tarde, en junio de 1779,
fue vuelto a capturar en la floresta y llevado una vez más a Lacaune.
Nuevamente se le proveyeron vestido y alimento y se le instaló en la
casa de una viuda. Esa estadía no duró, sin embargo,
más de ocho horas. Pasado ese tiempo encontró el muchacho nuevamente la
manera de escaparse. A partir de ese momento, sin embargo, la actitud
del muchacho se modificó, pues comenzó a ir errabundo por las montañas
de la región y a acercarse a las granjas cercanas en busca de alimento.
Luego de
más de seis meses de vagabundear por la zona, en enero de 1800 (año en
que hubo un invierno particularmente duro), el niño salvaje se refugió
en la casa de un tintorero llamado Vidal, en las cercanías de Saint-Sernin-sur-Rance
en Aveyron. En los días siguientes, entre el 10 y el 12 de enero, fue
enviado el hospicio de Saint-Afrique, y luego a Rodez, el 4 de febrero
de 1800. Ahí permaneció hasta el 20 de julio, fecha de su partida a
París.
El
interés de los científicos en el caso surge ya desde la estancia del
niño en Aveyron. Entonces fueron redactadas dos observaciones. La
primera se debió a Constant de Saint-Estève,
un médico francés erudito, comisario del Directorio y miembro de la
municipalidad de Saint-Sernin,
que estuvo entre quienes atraparon al niño. Este hombre permaneció a su
lado y lo observó por muchas horas. Su reporte sobre el salvaje de
Aveyron , redactado el 22 de enero de 1800, fue el primer escrito
realizado.
El
segundo se debió a Pierre Joseph Bonnaterre, profesor de historia
natural en la escuela central de Aveyron. Estos dos escritos fueron
publicados en París poco después, Bonnaterre incluyó en su documento las
cuatro páginas de observaciones redactadas por Saint-Estève.
(Nota 1)
Tras visitar varias ciudades, el muchacho fue llevado a
París por orden del ministerio del interior, donde lo examinó una
comisión de la Sociedad de Observadores del Hombre (Société
des observateurs de l’homme), la primera sociedad antropológica del
mundo. En ella, un médico siquiatra llamado Philippe Pinel argumentó que
el muchacho sufría de un idiotismo incurable. Pero Itard, quien estaba
entre los estudiosos que discutían sobre el tema, se opuso a la idea,
argumentando que la situación de abandono a que había sido sometido lo
había llevado a tal estado, y que un proceso educativo podría tal vez
reinsertarlo en el mundo de los hombres. Se decidió entonces enviarlo al
Instituto para Jóvenes Sordos de París, con la idea de que fuera «demutizado»
allí, a cargo de Itard.
La
escuela no tenía experiencia pedagógica con niños feraces, pero era la
única institución de esa época que se dedicaba a la enseñanza del
lenguaje en situaciones especiales.
El Instituto de Jóvenes Sordos de París era dirigido
entonces por el Abad Roch Ambroise Cucurron (Nota 2) Sicard, quien también era miembro de la Sociedad de los
Observadores del Hombre. A instancias de esta sociedad se convenció a
las autoridades francesas de apoyar un experimento científico de
observación del muchacho en el Instituto de Jóvenes Sordos. A pesar de
que aún no había finalizado sus estudios de medicina (cosa que hará en
1802), Itard había sido contratado a finales de 1800 por Sicard como
médico del instituto. Sicard decidió encargarle a Itard la educación del
muchacho, cosa que el joven médico asumió entre 1800 y 1806, como
empleado del Instituto. Fue Itard quien bautizó como Víctor al muchacho.
Sus
estudios e informes acerca del niño de Aveyron le darían fama mundial a
Itard. La investigación de Itard procuraba dar respuesta a las
interrogantes de cuánto de nuestra conducta debemos al medio cultural y
cuánto a nuestra condición natural.
Sus métodos de trabajo con Víctor de Aveyron, resumidos
por Itard en dos libros publicados en 1801 (Nota 3) y 1807 (Nota 4), le
granjearon el mérito de pionero en el campo de la educación especial. El
muchacho logró significativos cambios en su conducta, desarrolló afectos
hacia sus instructores, llegó a reconocer el nombre de muchos objetos y
a producir algunos sonidos sobre el modelo de palabras del francés con
correcta intención comunicativa, pero no llegó a aprender a hablar. Este
fue, sin embargo, el primer proceso documentado de educación de una
persona en tales condiciones.
Itard esbozó, a partir de su trabajo, una definición de
la inteligencia humana en relación con la educación: Si consideramos la
inteligencia humana en el período de la primera infancia, el hombre no
parece destacar por encima del nivel de los otros animales. Todas sus
facultades intelectuales están estrictamente confinadas al estrecho
círculo de sus necesidades corporales. Todas las operaciones de su mente
se realizan a partir de sí mismo. La educación tiene entonces que
moldearlas y aplicarlas a su instrucción, lo que significa un nuevo
orden de cosas que no están conectadas a sus primeras necesidades. Esta
es la fuente de todo conocimiento, de todo progreso mental, y de las
creaciones de los genios más sublimes. Cualquier grado de probabilidad
se basa en esta idea, yo únicamente lo repito aquí como el punto de
partida del camino hacia la realización de su fin último (Itard, 1801).
Sin embargo, Víctor
fue refractario a un total proceso de domesticación.
Entre 1801 y1804, subsisten las dudas acerca de si la
administración francesa seguirá costeando la educación de Víctor, si
bien la partida se prorrogó, aunque abonada irregularmente. De estas
fechas son el segundo y tercer informes de Itard, en los que aboga por
la continuación del tratamiento. Pareciendo abocado a suspenderse por
resolución ministerial, la decisión se trunca por el relevo del
ministre de l’Intérieur
(Champagny por
Chaptal). El nuevo responsable garantizó la recepción regular del
salario de
madame
Guerin.
En agosto de 1804, Itard puso fin al tratamiento
educativo de Victor, si bien continuó en la
Institution
del Sourds-muets
dedicándose a la
enseñanza de sordomudos.
En
marzo de 1811, se trasladó a Víctor, en compañía de madame Guerin, que
recibió una remuneración del gobierno francés por cuidarlo,
de la institución a un caserón cercano.
Lamentablemente para
los alcances que podría haber tenido el caso, el cuidado de Víctor
posterior a Itard fue nulo, siendo abandonado y despojado de una
educación que le permitiera cambios más rotundos de los que había
logrado con su mentor. Su única protección fue la de Madame Guérin, de
la que no pareciera haber sido suficiente. El naturalista Jean-Jacques
Virey visitó a Víctor tiempo después, encontrándose con un ser
espantado, medio salvaje y sin habla alguna.
Madame Guerin lo cuidó
hasta su muerte cuando tenía 40 años, en 1828.
No se sabe si falleció por una enfermedad física o por una melancolía.
A pesar
del fracaso en su proyecto, Itard insistió en la validez de su hipótesis
ambientalista. La importancia de su trabajo no radicó en el éxito de la
educación de Víctor, sino en el hecho mismo de haber intentado educar al
muchacho. Fue el primer médico en haber propuesto el método de compensar
el retraso producido por la de privación social a través de un
tratamiento pedagógico.
Notas
Nota 1.
Constant de Saint-Estève, Rapport sur le sauvage de l’Aveyron, 22
janvier 1800, en Bonnaterre. Pierre Joseph Bonnaterre, 1800, Note
historique sur le sauvage de l’Aveyron et quelques autres individus
qu’on a trouvés dans les forêts à différentes époques, Paris, Vve
Panckoucke.
Nota 2. El
“verdadero” apellido del Abad era “Cucurron”; “Sicard” es el apellido de
su madre. El Abad se hacía llamar por este último, ya que “Cucurron” es
un apellido de evocaciones muy ridículas en francés, ya que se puede
entender como “culito redondo”, lo que permite entender las reservas del
abad.
Nota 3.
Mémoire de l’éducation d’un homme sauvage ou des premiers développemens
(sic, ortografía de la época) physiques et moraux du jeune sauvage de
l’Aveyron par E. M. Itard (sic), Médecin de
Nota 4.
Rapport fait à son excellence le Ministre de l’intérieur
sur les nouveaux développemens et l’état actuel du sauvage de l’aveyron
par E. M. Itard (resic), Docteur en médecine, médecin de l’Institution
Impériale des Sourds-Muets
Nota 5.
Ver Itard, J.M.G. (1812) «Mémoire sur les moyens de
rendre la parole aux sourdsmuets, présenté à la Société de médecine de
Paris, par M. Itard, médecin de l’hospice des sourds-muets
Bulletin de la Faculté de Médecine de Paris, 1812, 1, págs. 72-79, y
luego en el Journal de Médecine, 1818,15. E Itard, J.M.G. (1821) «Rapport
fait à MM. les administrateurs de l’Institution des sourds-muets
de Paris sur ceux d’entre les élèves qui, étant doués de quelque degré
d’audition, seraient susceptibles d’apprendre à parler et à entendre”,
Journal universel des sciences médicales, 1821, 22, págs. 5-17. |
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La película:
El Pequeño Salvaje. L’enfant
sauvage
Francia. 1960. 85 min. B/N.
Director: François Truffaut.
Fotografía: Néstor Almendros
Intérpretes:Jean-Pierre
Cargol (Víctor), François Truffaut (Jean Itard), Françoise Seigner (señota
Guerin), Paul Villé (Remy), Jean Dasté (Professor Pinel)
Sinopsis: Basada en un hecho real
relata la historia de un niño salvaje capturado en los bosques franceses y
recluido en un instituto de investigación. De vivir como un animal libre
pasa a convertirse en un ser rechazado, maltratado y visto como un fenómeno
inhumano. Sólo el doctor Itard hará todo lo posible para hacer de él un ser
civilizado llevándolo a su propia casa. Transcurrido un tiempo, el niño se
encontrará perdido entre su deseo por recuperar su vida salvaje y su nueva
etapa junto a su protector.
El último plano de la película de Truffaut da una
imagen particularmente poderosa: "Esta tarde vamos a seguir la lección." La
cámara captura al que sube una escalera que seguirá aumentando, como una
metáfora de la subida, el aprendizaje que nunca acaba. |
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De los escritos de Itard
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El aprendizaje de lo moral. Itard
lo describe según el siguiente proceso: «Dado que muy pocos alimentos eran de
su gusto, conseguirlos en grandes cantidades era para Víctor lo más
importante. Si se le sorprendía cogiéndolos, se le reprendía. por lo cual
comenzó a robarlos con artimañas. A esta conducta se le respondió «con el
derecho de represalia», de forma que su hurto era sancionado arrebatándole
algo suyo y muy deseado. Esto pareció tener éxito, pues Víctor dejó de
robar. Pero ¿había adquirido el sentido moral de lo bueno y lo malo, o sólo
había reprimido una forma de actuar por miedo al castigo?. Jean Itard decide
comprobarlo sometiéndolo a un ejercicio muy sencillo y que Víctor, sin duda
alguna, realizaría correctamente, pero por el que no se le premiará, sino
que recibirá un castigo. Es decir, le someterá a una injusticia. La reacción
de Víctor, frente a su habitual obediencia, fue violenta, su indignación le
llevó, incluso, a morder la mano de su maestro. «Era la prueba incontestable
de que el sentimiento de lo justo y de lo injusto, cimiento perdurable de
todo orden social, no era ya extraño al corazón de mi educando; provocando
en él su desarrollo acababa de elevarse a la altura del hombre moral, por el
más privativo de sus caracteres y el más honroso de sus atributos». |
Produciendo el principio de la
imitación, Itard descubre su valor pedagógico. «Considerando
mis experiencias como un verdadero curso de imitación, incluí también
varios procedimientos que no tenían relación alguna con la escritura, pero
cuyo efecto era mucho más propio para ejercitar la inteligencia, como el
que, entre otros muchos, paso ahora a detallar. Yo dibujaba sobre una
lámina dos círculos iguales, uno frente a mí, y el otro a Víctor. Luego
disponía, sobre seis u ocho puntos de la circunferencia, seis u ocho letras
del alfabeto, las mismas en ambos círculos, pero diversamente situadas.
Trazaba después en uno de los círculos varias líneas que desembocaban en las
letras colocadas en torno a su circunferencia. Víctor hacía otro tanto en el
otro círculo . Pero, en razón de la diferente posición de las letras, se
daba el caso de que la imitación más exacta concluía sin embargo en una
figura totalmente diferente.... De ahí la idea de una imitación muy peculiar
en la que se tratase no sólo de copiar servilmente una forma dada, sino de
reproducir el espíritu y la manera sin que para ello fuera óbice la
diferencia de resultado.»
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De Itard a
Montessori
Para elaborar
este recuadro he resumido una mínima parte de la magnífica
aportación enviada por Ariel Milstein en
http://www.monografias.com/trabajos82/jean-itard-y-su-influencia-escuela-nueva/jean-itard-y-su-influencia-escuela-nueva.shtml#ixzz2orN4BhRF
Profundiza este
trabajo en los lazos que existieron directa o indirectamente entre
los médico-pedagogos Jean Itard y Edouard Séguin, con la pedagoga
italiana María Montessori.
Séguin se abocó al estudio de la medicina y la
cirugía, luego de haber sido influenciado por las experiencias de
Itard.
En una de las evaluaciones puede apreciarse la
exaltación a la labor realizada por Séguin: "nosotros, los abajo
firmantes, nos complacemos en reconocer que M. Edouard Séguin,
nacido en Clemency, ha iniciado con el mayor éxito la educación de
un niño prácticamente mudo y que, por el escaso desarrollo de sus
facultades intelectuales y morales, parece ser un idiota. En
dieciocho meses, M. Séguin ha enseñado a su alumno a utilizar sus
sentidos, a recordar, a comparar, a hablar, a escribir, a contar,
etc. Esta educación ha sido realizada por M. Séguin, a partir del
método del difunto Itard, que fue quien le inspiró su desarrollo.
Séguin dedicó una decena de años al trabajo con niños
en la ciudad de París, en una pequeña escuela de la calle Pigalle.
Sirviéndose del método de Itard (de quien era su principal alumno) y
agregándole sus propios aportes, alcanzó a editar su publicación
bajo el título de "Tratamiento moral, higiene y educación de los
idiotas y otros niños retrasados", texto que se convertiría en el
libro oficial sobre educación de los retrasados.
Por su parte,
Montessori se dedicó a estudiar los métodos elaborados por los dos
franceses para poder utilizarlos en su favor: "tras el estudio de
los métodos que se estaban usando en toda Europa emprendí mis
experiencias con niños deficientes en Roma, educándolos durante dos
años. Me guié para ello por el libro de Séguin y también utilicé el
tesoro contenido en las admirables experiencias de Itard y,
siguiendo las indicaciones de ambos, hice fabricar un abundante
material didáctico...Yo misma obtuve de su aplicación sorprendentes
resultados...
Conquistada, tras
las experiencias realizadas, la confianza en el método de Séguin,
después de abandonar la educación de los deficientes, "me dediqué
nuevamente al estudio de las obras de Itard y Séguin...traduje al
italiano, de principio a fin, los escritos de estos autores,
copiándolos con mi propia mano... El hombre (Séguin) que había
estudiado durante treinta años a los niños deficientes exponía la
idea de que el método fisiológico, esto es, el método que tuviese
por base el estudio individualizado del alumno y que, en lo relativo
a los procedimientos pedagógicos, tuviese en cuenta el análisis de
los fenómenos fisiológicos y psicológicos, también debía ser
empleado en la educación de los niños normales, de cuya aplicación
resultaría la regeneración de todo el género humano. Me pareció
entonces que la voz de Séguin era la de un precursor predicando en
el desierto, y abarqué con la imaginación la inmensa importancia de
una actividad que podía reformar la escuela y la educación" (Montessori,
1909: 55-56).
Se aprecia aquí
pues, el encadenamiento de ideas y procesos dado por los tres
autores, quienes fueron delineando un trayecto con muchos elementos
en común. Montessori confirma esto: "treinta años después de la
publicación de la segunda obra de Séguin recogía sus ideas y su
trabajo, de la misma forma y con la misma devoción que Séguin había
recogido las de su maestro Itard, a quien cuidó con afecto filial en
los últimos momentos de su vida.
Durante diez años
"puse en práctica, reflexionando detenidamente sobre ella, la obra
de estos dos hombres admirables, que se habían consagrado a la
posteridad dejando a toda la humanidad las pruebas más fecundas de
su humilde heroísmo" (Montessori, 1909: 59-60).
Referirse a Itard y Séguin, implica hacer una alusión no sólo a
métodos y técnicas, sino también a algunos postulados filosóficos
que sirven de soporte para éstos métodos. Si bien Montessori retoma
los aportes realizados por los dos franceses, esto no significa que
se dedique a llevar a cabo una mera aplicación de los mismos. Su
adhesión a los postulados filosóficos y a las técnicas
correspondientes, no estuvieron exentas de una revisión a la hora de
tenerlas en cuenta para la educación en la
Casa dei Bambini. |
GINESTE, TH. (1981). Victor de l’Aveyron: dernier enfant sauvage,
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ITARD, J. (1982). Memoria e informe sobre Victor de l’Aveyron (R.
Sánchez Ferlosio, comentarios). Madrid:
Alianza.
ITARD, J. Año de publicación en Francia: 1801 y 1806. Ano de publicación
en España: 2013 (Artefakte) El niño salvaje. Traducción al
castellano a cargo de Diego Luis San Román y
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LANE, H. (1995). El niño salvaje de Aveyron. Madrid: Alianza.
TRUFFAUT, F. (1969). L’enfant sauvage (película). Les Films du
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VÁZQUEZ-ROMERO, J. M. (2012). «Victor de l’Aveyron, aprendiz del deseo».
Bajo Palabra, Revista de fi losofía, II (7), pp. 372-390.
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