Arte, erotismo y
representaciones en el arte románico
Las
dificultades que tuve para trabajar con el arte erótico
medieval.
En Cantabria, en
la colegiata de Santillana del Mar, llegamos un día hace más de treinta años
cuando recientemente se habían extraído, de una excavación en la esquina del
claustro, unos capiteles, enterrados de hacía años. Mi sorpresa fue que al limpiarlos con
una manguera descubrí tallas de erotismo explícito. Varios años después
pregunté por aquellos capiteles y primero me dijeron que no existían,
reivindiqué mi lucidez mental y mi falta de obsesiones libidinosas, y dí
muestras fehacientes de que había visto aquellos capiteles. Y me señalaron
algunos. Actualmente,
creo que están colocados en lo más alto de lo más alto, y tal vez con
prismáticos se puede atisbar algo. También en la catedral de Ávila un tiempo
después, a partir de documentos que encontré, fui a buscar las evidencias de
unas tallas eróticas en la sillería del coro. Allí me fui con una linterna,
me descubrieron y expulsaron, los sitiales estaban clavados.... hoy tengo
algunos, de otras catedrales, encontrados en Internet, y
expongo algunos más abajo. He estado en varios de los
lugares que enseño en esta Web y no siempre he podido hacer
la foto mejor, por el lugar en el que están colocadas,
precisamente para que no se vean bien, o simplemente porque
están ocultas, escondidas, o clavadas, como en el caso de
sillerías de coro. Ya los siglos se encargaron de
destruirlas, el viento, el agua o el clima, y los lugareños,
a veces guiados por los párrocos, que en algunas
festividades señaladas se dedicaban a tirar piedras contra
ellas..
El románico es un estilo constructivo y artístico nacido en
el feudalismo temprano; pero además, manifestación de la
potente espiritualidad de una sociedad que proyectó en los
capiteles, los frescos y las portadas de sus templos sus
anhelos, esperanzas y creencias. Dragones, gorgonas, grifos
y quimeras pueblan el bestiario medieval; son el perfecto
testimonio de la extraordinaria libertad de expresión
alcanzada por aquellos artesanos de la piedra, aquellos
masones operativos que hicieron de la tolerancia y el
cosmopolitismo su seña de identidad por antonomasia.
Aquellos antiguos masones eran hombres libres en un mar de
siervos. Libres para ejecutar sus obras con un grado de
autonomía expresiva que no tiene mucho que envidiar al
presente. De hecho, mientras que la simbología gótica es
plenamente cristiana, el románico introduce significados
paganos.
El volumen de imaginería románica explícita o implícitamente
erótica es muy considerable. Y lo sería aún más, de no haber
desaparecido en gran parte a causa de las sucesivas
cribas y censuras que se han realizado a lo largo de los
siglos. El descubrimiento
del románico erótico, en el entorno del maravilloso románico
en general, nos permite ver la historia, el arte, las
creencias y las costumbres desde otro punto de vista.
Ya en la
introducción de este apartado general de Arte
y erotismo a través de los siglos, expongo las razones por
las que me interesé en este tema y especialmente en el
románico, en visitas y encuentros en
Cantabria, en
la colegiata de Santillana del Mar, la catedral de Ávila, y otros templo
románicos de la zona norte española.
En las escenas sexuales del arte románico hay
una serie de representaciones que se repiten con frecuencia,
hombres itifálicos, onanistas o no, animales (por ejemplo,
monos) en esta misma actitud, mujeres mostrando su sexo (se
interpreta que cuando llevan su cabeza cubierta por toca se
trata de mujeres casadas), coitos entre humanos, y coitos
entre animales.
Es
complicado explicar cómo en un mundo oscuro dominado por la
religión, que perseguía todo tipo de expresiones sexuales,
se den tantos ejemplos de iconografía erótica, que hoy tal
vez denominaríamos pornográfica, tan explícitos en lugares
muy visibles de las iglesias de toda Europa. Se han dado
toda suerte de explicaciones, juego de humildes canteros
(complicado explicar por qué algunas de las escenas más
llamativas se encuentran en importantes iglesias
monásticas), o que estas imágenes son una incitación a
procrear, por la necesidad permanente de repoblación o, una
de las teorías más divulgadas y aceptadas es que tales
imágenes eran una abierta condena de prácticas pecaminosas y
que por tal motivo se hallan en el exterior de los templos,
trasunto de la vida terrena, estando ausentes en el
interior, donde habita lo divino. Pero esto tampoco es tan
exacto, pues por ejemplo, en la iglesia cántabra de
Villanueva de la Nía, una mujer exhibicionista mira a los
feligreses desde el arco triunfal y otra al sacerdote,
mientras que en Santillana del Mar, también dentro del
templo de esta importantísima colegiata, hay una clara
escena en que la mujer acaricia el pene de descomunales
proporciones de su amante.
Otros
autores ven en estas representaciones una forma de plasmar
la vida cotidiana de mundo feudal, alejado por completo de
nuestros esquemas tradicionales.
Hablan así de
una continuidad de las culturas de la Antigüedad (Egipto,
Grecia o Roma)
en donde el sexo y su representación no planteaba ningún
escrúpulo moral.
"El hombre medieval mezclaba fácilmente lujuria y fe",
sobre todo "en una sociedad bastante paganizada, en
donde el cristianismo tenía más de imposición que de
convicción".
Estas representaciones se hallan sobre todo
en el exterior de las iglesias, muy frecuentemente en
canecillos y menos en metopas. También hay casos en que se
encuentran en los capiteles de ventanales. Es mucho más
excepcional hallarlas en el interior. Sí debo comentar,
aunque no tengo la documentación para demostrarlo, que en la
Colegiata de Santillana del Mar, los capiteles que yo vi
extraer de un rincón del claustro, se colocaron
posteriormente en lugares de gran altura en el interior del
templo. Eso fue lo que me comentó uno de los guías cuando
años después quise saber sobre ellos.
Algunos
datos introductorios los he tomado de
Nicolás Brihuega, La sexualidad en el arte de
la edad media, imaginería erótica del
románico. Las fotografías son de lugares
variados, muchas de ellas de Internet, otras propias, hechas
con dificultades.
|
Colegiata de Santa Cruz.
Castañeda (Cantabria)
Iglesia de San Pedro de Tejada.
Puente Arenas (Burgos). Siglo XII.
|
Coito
San Miguel de Fuentidueña
(Segovia)
Ella lo masturba
Santillana del Mar, Cantabria
Mujer y dragones
Capitel
románico en la iglesia de San Pedro el Viejo, Huesca
|
El erotismo en los
templos románicos en la Península Ibérica
En el
románico español, las expresiones y simbología erótica las podemos encontrar
en innumerables iglesias. Es claro que la mayor densidad de iconografía
sexual se halla especialmente en el sur de Cantabria y norte de las
provincias de Palencia y Burgos, siendo el epicentro de este tipo de
escultura la célebre Colegiata de Cervatos, junto a Reinosa. En la comunidad
cántabra es en la Cuenca del Besaya y las comarcas de Campoo y Valderredible
donde más ejemplos encontramos: Cervatos, Bolmir, Yermo, etc. En Palencia se
sitúan en la zona nororiental, en la Montaña Palentina, que es vecina a
Cantabria. Entre los lugares concretos citamos San Cebrián de Mudá, Revilla
de Santullán, etc. En Burgos es frecuente encontrar arte erótico también en
el norte: Tejada, Valdenoceda, etc.
Sin
embargo, la difusión es mucho más amplia, pues también existe escultura
románica erótica en iglesias de Segovia (Fuentidueña y Brahona del Fresno),
Soria (Castillejo de Robledo) y sureste de Burgos (Vizcaínos)
Tal
profusión de iconografía sexual y pagana se da sobre todo en los metopas
(los espacios
que
quedan entre dos triglifos en el friso del orden dórico),
canecillos y
capiteles de las iglesias románicas del norte peninsular. Grotescos personajes, pícaros, contorsionistas, hombres y mujeres
exhibiéndose sexualmente, extraños animales demoníacos... Es habitual
contemplar relieves y
esculturas de parejas besándose, copulando, desnudos o mostrando sus
miembros sexuales en escandalosas posturas.
Las
imágenes eróticas se hallan sobre todo en los muros exteriores
de los templos, pero también en los interiores, como coros, pilas
bautismales, en ciertas miniaturas e incluso en algún tapiz, que acompañan a
escenas bíblicas, a imágenes de guerreros de la propia época, a horóscopos,
animales diversos (reales o fantásticos), cacerías, labriegos en distintas
ocupaciones, músicos o danzarines. He sacado información de textos de
Alex Guerra Terra.
San
Quirce de los Ausines (Burgos) |
Canecillo, Románico Erótico - Colegiata de Santa
Juliana, Santillana del Mar, Cantabria |
Colegiata de San Martín de Elines.
Valderredible (Cantabria). Siglo XII. |
Basílica de San Martín. Mondoñedo
(Lugo). Siglo XII. |
Pareja. El miembro masculino está
mutilado. Iglesia Santiago de los Caballeros en
Zamora. |
Iglesia de Santa María de Yermo,
Cantabria |
|
Exhibicionistas, mujer, arriba, hombre, abajo, en la iglesia
de Alaitza, Álava, del siglo XII. Foto de Enrique
Martínez-Salanova |
Canecillos en poses eróticas en el exterior de la Iglesia de
la Natividad de Nuestra Señora, en Añua, Álava, un hombre y
una mujer en poses exhibicionistas. Foto de
Enrique Martínez-Salanova. |
San Pedro de Cervatos, en Cantabria
La Iglesia de S. Pedro de Cervatos, único
resto de este antiguo monasterio, constituye por sus
características el mejor ejemplo que tenemos de toda esta
temática e iconografía que en un principio denominamos como
erótica. Son decenas la figuras, algunas de ellas
representaciones del coito humano, en San
Pedro de Cervatos hay dos muy claros, uno en uno de los
canecillos del tejaroz de la portada y otro en el ábside.
Por lo que respecta al coito entre animales, éste aparece en
una de las metopas labradas que existen entre los canecillos
del tejaroz.
“Las características de esta
iglesia en el exterior es el predominio de las
representaciones lúbricas y fálicas. En muchas iglesias de
esta época se advierte la delectación de los autores en
representar alucinaciones sexuales; pero aquí, en Cervatos,
en un país frío y triste, es cosa extraña.” PÍO BAROJA:
Desde la última vuelta del camino.
“Las esculturas del ábside, así
como las de los canecillos exteriores, son de un realismo
vivo y de una labra delicada, con un desenfado en los
motivos eróticos que causa sorpresa. La iglesia está muy
bien conservada y es muy significativa, porque parece estar
a la cabeza de todo un grupo del estilo que se extiende por
el campo palentino y por el Norte de la provincia de
Burgos.” DIONISIO RIDRUEJO:
Castilla la Vieja.
En el capitel del lado oeste encontramos la
figura más emblemática de Cervatos: una dama casada (con
toca en su cabeza) que con sus manos eleva las piernas
mostrando su sexo a la persona que está en el capitel de
enfrente, quien, con un falo enorme, se lleva las manos a la
cabeza. En el ventanal al pie del muro se repite la misma
escena, sólo que en posición inversa. Entre los canecillos
eróticos destacamos: tres parejas (en canecillos separados)
haciendo el amor, un hombre masturbándose, una mujer a la
que dos serpientes le muerden los pechos, un hombre
itifálico (con un gran falo) con las manos en la cabeza; una
mujer mostrando su sexo, con alguien asomándose por detrás,
varios canecillos con animales en el coito, y varios
canecillos con músicos, saltimbanquis, bailarinas y juglares
y dos mujeres pariendo. La
buena conservación de estas esculturas, su evidente
disposición y la continua repetición de las mismas escenas,
han convertido a este edificio románico en la mayor
referencia del llamado “románico erótico”.
Un detalle con tres de los canecillos. El primero de nuestra
izquierda muestra una pareja en plena cópula. A
continuación, una escena de parto. La mujer se echa las
manos a la cabeza, en señal de dolor. El niño, se aferra a
los tobillos de su madre. El tercer capitel es una figura de
grandes cuernos.
Bajo el alero del ábside,
figuras que destacan por su realismo y actitud provocativa. |
Pareja de animales copulando y dos cabezas humanas
al fondo.
|
Cópula en san Pedro de
Cervatos, Cantabria.
Canecillo nº V del tejaroz |
San Pedro de Cervatos |
Autofelatio en la Iglesia de Cervatos,
Cantabria
|
Cópula en san Pedro de
Cervatos |
|
Europa: templos con esculturas eróticas
Hasta la
invención de la imprenta, que facilitó la obtención masiva
de copias, solo las clases altas podían costearse los
escasísimos libros de temática erótica que siempre se
escribían y dibujaban a mano, por lo que quedaban lejos de
las clases sociales más bajas cuya posibilidad de
adquirirlos era nula. Existen
interpretaciones que explican las numerosas alusiones al
sexo en algunos templos son debidas a la libertad total que
los canteros y artistas tenían a la hora de labrar sus
obras, pero no hay que olvidar que
dichos canteros no hacían otra cosas que trabajar para el
clero y para ricos nobles que al final eran los que pagaban
su trabajo.
Lo cierto es que las imágenes que los canteros medievales dejaron esculpidas
en los relieves que se exponen, son interpretadas a la luz
de la herencia de una sabiduría y cultos ancestrales
transmitidos a través de los misterios paganos de la
Antigüedad y de la llamada Tradición Hermética, que pasando
por la cultura precristiana y románica, alcanzaría uno de
sus momentos de esplendor en obras del arte humanista del
renacimiento de fuerte influencia neoplatónica.
Iglesia de
Sainte Colombe, Charente, Francia |
Eglise Saint-Genès, Châteaumeillant, Cher |
Champagnolles,
Charente-Maritime, France
|
Iglesia de Santa María y San David. Siglo XII.
Herefordshire.Inglaterra. |
Catedral de Poitiers,
Francia |
Iglesia de santa
Radegonde, Poitiers, Viennes, Francia |
|
Abson, Somerset, Inglaterra
Iglesia de santa
Radegonde, Poitiers, Viennes, Francia
Kilcoe Castle, Cork, Irlande |
Imágenes del románico
erótico en la península ibérica.
Catedral de Tudela, a la
derecha, el demonio lleva a cuestas a un hombre y una mujer, tal
vez castigados por adulterio, a la izquierda, el dieblo lleva
atados por los genitales a dos personas. |
San Martín de Frómista. En ella trabajó el famoso "Maestro de la Orestíada"
o "Maestro de Jaca-Frómista", que se inspiró en un sepulcro romano procedente de la
cercana población palentina de Husillos.
|
la Lujuria en un canecillo de la iglesia de Santa
María de Uncastillo (Zaragoza) |
Románico
Sanabrés posiblemente reutilización de una piedra
romana |
Orgía en grupo.
Iglesia Santiago de los Caballeros, Zamora. Siglo XI. (fotografía Jose Antonio Gil Martínez, wikipedia)
|
Exhibicionistas, en
San Cipriano de Bolmir |
Pilar de la lujuria. Colegiata de
Armentia (Álava), siglo XII. Museo Arqueológico Nacional,
Madrid. Foto de Enrique Martínez-Salanova |
|
El
Decamerón, amor cortés en el medioevo
Los textos medievales y sus
ilustraciones también recogen aspectos muy ligados al
erotismo, y arrojan luz sobre la práctica de sexo en esa
época, alejando estereotipos como el cinturón de castidad y
desmitificando algunos aspectos.
La Iglesia
consentía, además, ciertas prácticas sexuales ahora
censuradas, como la prostitución femenina, porque, según
refleja la muestra, se consideraba un oficio de salubridad
pública y una importante actividad económica.
En la Edad
Media, entre los siglos V y XV, hubo «períodos más liberales
de lo que se cree», en los que se cuestionaba el celibato
eclesiástico y cerca de un 30 por ciento de los sacerdotes
vivía en concubinato. Aunque es
cierto que la doctrina religiosa no siempre fue permisiva y
marcó reglas como la prohibición del sexo durante dos
tercios del año por respeto al calendario católico, fue a
raíz de la expansión del protestantismo de Martín Lutero, en
el siglo XVI, cuando «comenzó a imponer una doctrina más
rígida para combatirlo».
La única
posición sexual permitida era la «natural», en la que el
esposo se extendía sobre su mujer con el único objetivo de
procrear, y los clérigos tenían la obligación de instruirse
en todas las posturas conocidas para poder imponer las
penitencias. El
adulterio, aunque era un pecado reconocido, solo se
condenaba cuando lo cometía una mujer, a las que se solía
sancionar con el pago de una multa, mientras que sobre el
hombre adúltero no caían reprimendas porque su error era
visto como una falta «espiritual».
El reflejo
ilustrado de esas costumbres se realizaba de forma
recurrente a través de símbolos y metáforas, en las que
abundan las representaciones de los atributos masculinos
como pájaros o elementos de charcutería y de los senos
femeninos con porciones de queso tierno y blanco.
Un texto significativo
del siglo XIV
es El Decamerón» del italiano Giovanni Bocaccio, que narra
algunas historias de adulterio femenino.
|
El
clérigo comparte una comida con una pareja y se acuesta con
la esposa mientras que el marido reza en la terraza.
Ilustración del Decamerón. siglo XVI
Trío. Ilustración del Decamerón, siglo XV. |
Leyenda de
la Papisa Juana (Entre la Edad Madia y el Renacimiento)
Ver
Arte erótico en el
Renacimiento
La leyenda de la papisa Juana
sostiene que Juana, nacida en el 822 cerca de Maguncia, era
hija de un monje. Su padre, Gerbert, formaba parte de los
predicadores anglos para difundir el Evangelio entre los
sajones. La pequeña Juana creció inmersa en ese ambiente de
religiosidad y erudición, y tuvo la oportunidad de poder
estudiar, oportunidad vedada a las mujeres de la época.
Puesto que sólo la carrera eclesiástica permitía continuar
unos estudios sólidos, Juana entró en la religión como
copista bajo el nombre masculino de Juan el Inglés.
Según Martín el Polaco, la
suplantación de sexo se debió al deseo de la muchacha de
seguir a un amante estudiante. En su nueva situación, Juana
pudo viajar con frecuencia de monasterio en monasterio y
relacionarse con grandes personajes de la época. Juana se
trasladó a Roma en 848, y allí obtuvo un puesto docente.
Siempre disimulando hábilmente su identidad, fue bien
recibida en los medios eclesiásticos, en particular en la
Curia. A causa de su reputación de erudita, fue presentada
al papa León IV y enseguida se convirtió en su secretaria
para los asuntos internacionales. En julio de 855, tras la
muerte del papa, Juana se hizo elegir su sucesora con el
nombre de Benedicto III o Juan VIII.
Dos años después, la papisa,
que disimulaba un embarazo fruto de su unión carnal con el
embajador Lamberto de Sajonia, comenzó a sufrir las
contracciones del parto en medio de una procesión y dio a
luz en público. Según
Jean
de Mailly , Juana fue lapidada por el gentío
enfurecido. Según
Martín de Opava o Martín el Polaco, murió a
consecuencia del parto.
Y aunque no existe
documentación oficial que pueda verificar que la historia
llegase a ocurrir realmente, en los siglos XIV y XV, esta
Papisa era ya considerada como un personaje histórico, y
nadie dudaba de su existencia. Ocupaba un lugar entre los
bustos de la Catedral de Siena. Bajo el Pontificado de
Clemente VIII y debido a su solicitud fue transformado en el
Papa Zacarías. El teólogo protestante
Jan
Hus hace mención de la Papisa Juana y nadie
cuestionó históricamente su existencia. Este teólogo veía a
la Papisa Juana como la encarnación de la prostituta o
Ramera de Babilonia descrita en el Apocalipsis.
|
Reproducción de
Heinrich Steinhöwel a partir de Giovanni Boccaccio,
"De mulieribus claris", impreso por Johannes Zainer at Ulm
hacia 1474 |
|
Protectores medievales
El material de esas insignias o medallas era estaño y alguna
vez de bronce. Como hay alguna de metales nobles, incluso de
oro, se puede deducir que también eran usadas por clases
altas. Insignias con motivos y temas que han sido descritos
como eróticos u obscenos, pueden no haber tenido intención
moralizadora o decorativa; se llevaban la mayoría de las
veces para ser vistas por los demás, portadas por el "homo
viator" (como la que lucimos los afortunados amigos de Juan
Ramón, ésta casta y presentable) y su popularidad, deduce
Ruth, era porque funcionaban como protectores. Koldeweij
afirma que protegian del mal. "Para el hombre medieval no
habían diferencia esencial entre la primitiva función
religiosa o profana de esas insignias, fueran cristianos o
no cristianos". Cuando volvían de su peregrinación, colgaban
como amuletos esas insignias en la casa, la cuadra o el
campo, como protección. Esas insignias colgadas, por
ejemplo, junto a las pilas bautismales, al tintinear emitían
sonidos, precisamente lo que molesta a los diablos.
"Las insignias o medallas que reproducen sexos, tienen la
propiedad de sorprender y divertir, la combinación
apotropaica perfecta" dice Malcolm Jones. |
Sillerías de coro
Son muchas las sillería de coro en toda
España las que en la parte baja de los asientos se
encuentran tallas que ridiculizan las costumbres del
momento, que presentan imágenes de escenas amatorias o de
frailes en situaciones grotescas y eróticas. Hay muchas
hipótesis al respecto, alguna de ellas hace alusión a la
diferencia entre quienes ostentaban cargos y prebendas
catedralicias, y los frailes, sobre todo los mendicantes,
que eran gente de poca cultura y muy desprestigiados por el
clero alto. Otra realidad es que en muchas de las sillerías
se exponen los diferentes pecados, aunque en algunas de
ellas el vicio más representado era
era el de la lujuria. Aunque su caracterización acostumbraba
a ser variada con frecuencia aparecía simbolizada por la
mujer como incitadora del vicio. Por la literatura de la
época conocemos que en las ciudades los burdeles eran
abundantes, y cómo los baños comenzaron a ser considerados
como lugares de asueto no excesivamente recomendables cuando
se extendieron los baños mixtos (para los dos sexos).
|
Zamora. Pecado de
lujuria, una mujer cabalga sobre un hombre,
inspirado en el Lai - una narración corta
de carácter humorístico. |
Zamora. Un mono huele el trasero de un hombre que
vuelto de espaldas levanta sus ropas hasta la cintura; los
animales representados son personificaciones habituales de
la lujuria. |
Zamora. Solicitación
durante la confesión, en la que el clérigo introduce una de
sus manos bajo la falda de la mujer en presencia de una
criada. |
|
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