El
documental de propaganda: Leni Riefenstahl
Ver: Biofilmografía de Leni Riefenstahl
Leni
Riefenstahl es, posiblemente la directora más importante de la historia de
cine, una mujer polémica, pero con una visión de su ojo tras la cámara que
sus innovadoras ideas, aún hoy inmersos como estamos en plena era digital,
no han sido superadas. Nació en Berlín en 1902. Desde muy joven se sintió
impresionada por los documentales sobre la naturaleza y por la película El
acorazado Potemkin de Eisenstein, que la cautivó por su revolucionaria
técnica. Filmó y produjo decenas de películas adquiriendo gran reputación.
La luz azul (1932), tras ser premiada en Venecia, la lanzó a la fama
internacional.
Hitler
sentía un creciente interés por todo lo que se relacionaba con ella y con la
subida al poder del Tercer Reich, Leni Riefenstahl se vio obligada a aceptar
la dirección de dos documentales sobre el congreso del partido, El triunfo
de la fe (1933) y El triunfo de la voluntad (1936), esta última obtuvo el
Premio Nacional de Cinematografía, la medalla de oro en la Bienal de
Venecia, y medalla de oro también en la Exposición Universal de París en
1937. Su siguiente trabajo fue Olimpíada, una epopeya sobre los Juegos
Olímpicos de Berlín de 1936.
En Olimpíada
experimentó con métodos
revolucionarios para la época. Mandó colocar ruedas bajo las cámaras para
poder seguir la marcha de los atletas y cavar fosos en el estadio para
captar los saltos desde una perspectiva aérea. Se valió de un objetivo de
600 mm., el de más largo alcance y de una cámara subacuática, ideada
especialmente por uno de sus colaboradores para los saltos de trampolín.
Finalizada la guerra fue acusada de complicidad con los nazis, juzgada y
detenida durante años. Cuando pudo recuperarse continuó filmando grupos
humanos, en África, la tribu de los Nuba. Se integró perfectamente en sus
costumbres, aprendió su lengua y compartió cobijo y mesa. Las fotografías
dieron la vuelta al mundo. Durante los últimos años de su vida
se dedicó a filmar
imágenes subacuáticas, pues era una experta buceadora.
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El
documental durante la guerra: Rotha
Durante
la segunda guerra mundial, el cine documental tuvo efectos incuestionables
de propaganda, puestos al servicio del exacerbado sentimiento patriótico, y
descrédito del enemigo, con el fin de animar a las tropas y mantener en
retaguardia a las familias y al pueblo animado. Paul Rotha realiza así
filmes descriptivos, como The World is Rich (1940). En la misma línea, Roy
Boulting dirigió Desert Victory (1943), acerca de la batalla de El Alamein.
El
documental humano en la guerra estuvo en manos, sobre todo de Humphrey
Jennings, con Spare Time (1939) y The First Days (1939), que muestra a la
ciudad de Londres preparándose para resistir los bombardeos. En Words for
Battle (1940), Laurence Olivier recitaba textos poéticos de diferentes
generaciones con imágenes de refugiados y ruinas, y obtenía así un resultado
estético gracias a la palabra. Listen to Britain (1942), que mostraba el
habitual transcurso de un día durante la guerra, pasando de las fábricas de
material militar a los problemas para atravesar un Londres lleno de ruinas.
Se trataba de un trabajo de imágenes y sonido, con una adecuada utilización
de la música, pues Mozart contribuye a elevar los ánimos. En la posguerra
ofreció A diary for Timothy (1945), un diario que pasa revista a los hechos
acaecidos desde el desembarco de Normandía. Después abandonó el género
bélico con The Cumberland Story (1947), interpretada por mineros y que
refleja un enfrentamiento entre sindicatos y patronal.
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Paul Rotha
(1907-1984)
Co fundador, junto con Grierson, del
movimiento documentalista inglés, del que también ofició de teórico
y organizador.
«Creo que
la tarea fundamental del documentalista consiste en
encontrar los medios que le permitan aprovechar el dominio
que posee de su arte de persuasión de la multitud para
enfrentar al hombre con sus propios problemas, trabajos y
condiciones» Paul Rotha |
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World of Plenty (1943) |