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Mujeres protagonistas
en el cine |
El intercambio
La mujer que lucha contra los poderes del Estado para encontrar a su hijo
desaparecido
©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez
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El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine
J. Michael
Straczynski
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Cómo una investigación periodística acaba en el cine
Fue la casi olvidada lucha de
una mujer de clase trabajadora para encontrar a su hijo desaparecido lo
que, casi 80 años después, haría posible la unión de algunos de los
cineastas mejor considerados de Hollywood para contar su historia. Nadie
recordaba la increíble batalla librada por Christine Collins hasta que
un experiodista la descubrió por casualidad.
Clint Eastwood realizó
esta película con una mujer como protagonista y con un tema
escabroso. La historia real de Christine Collins (1891-1964) y su personal cruzada
por recuperar a su hijo, que conmocionó a la ciudad de Los Ángeles en su
época.
Los enormes sótanos del
Ayuntamiento de Los Ángeles albergan casi cien años de historia en sus
archivos, entre los que se encuentran decenas de miles de páginas con
los informes sobre Christine Collins y las sesiones del Consejo
Municipal de Bienestar Social a finales de los años veinte del siglo
pasado. Cuentan la historia de la desaparición de Walter, su hijo de 9
años, y las enrevesadas maquinaciones del Departamento de Policía de Los
Ángeles durante y después de la más que deficiente investigación.
El guionista
J. Michael Straczynski, había trabajado para Los Angeles Times,
The
Herald Examiner y Time, entre otras publicaciones, y hace
unos años descubrió la
asombrosa historia de la mujer que detuvo la maquinaria política de la
ciudad.
«Una fuente
que tenía en el Ayuntamiento me llamó para decirme que estaban quemando
archivos viejos y que debería echar un vistazo a uno antes de que
acabara en la incineradora. Me fui allí corriendo y leí la trascripción
de la vista oral que celebró el Consejo Municipal de Bienestar Social
para el caso de Christine Collins. Empecé a leer el testimonio y lo
primero que pensé fue: ‘Esto no puede haber pasado, debe haber un
error’, y me quedé enganchado».
Lo que al
principio era una historia interesante no tardó en convertirse en un
relato absorbente para J. Michael Straczynski a medida que iba
descubriendo más detalles. Dedicó un año a seguir el complicado
itinerario que recorrió Christine Collins durante siete años para
descubrir qué le había pasado a su hijo. Pero lo que descubrió en los
polvorientos archivos era mucho más grave que la farsa ideada por el
joven Arthur Hutchens. Había una historia paralela, la de Gordon
Northcott, un hombre depravado que alternativamente reconocía y negaba
haber matado a Walter, y la del terrible y violento poder que ejercían
las autoridades de Los Ángeles en la época.
J. Michael Straczynski
dice: «Todo se basa en el deseo de Christine Collins por descubrir lo que pasó, en que nunca se rindió,
pasase lo que pasase. Nunca abandonó su búsqueda. Su tenacidad le dio
fuerzas para soportar cosas que habrían roto a cualquiera, pero ella
nunca dejó de luchar. Quería rendirle un homenaje». Para hacer más veraz la
historia, el guionista incluyó frases sacadas del testimonio de Christine y de otras personas.
El material básico
para realizar el guión está sacado de los recortes de prensa de la época que cubrieron el caso:
Larry Harnisch publica en su blog
otras informaciones interesantes, como la correspondencia de Christine
Collins con autoridades de la cárcel en donde su esposo murió, hecho
acaecido varios años después de la muerte de su hijo. Además, el
investigador publica los artículos de prensa relacionados con el caso,
desde el momento de la denuncia de Christine Collins hasta el día de la
ejecución de Gordon Northcott, tres años después. Busque esa información
en el siguiente enlace:
http://latimesblogs.latimes.com/thedailymirror/changeling/index.html
Los Angeles Times, 17 de octubre de
1928
Christine Collins
testificó
ante la Comisión Policial
La Sra. Collins relató su historia
claramente, y declaró desde el principio que estaba segura de que el
niño no era su hijo desaparecido. El juez Schweitzer, presidente del
tribunal, la sometió a un riguroso interrogatorio y acabó por
preguntarle qué había pasado poco antes de que la ingresaran en el
hospital del condado. «Me
pidieron que me presentara ante el capitán Jones», dijo ella. «Frente a varias otras personas, él me dijo, ¿Qué
intenta hacer? ¿Hacernos quedar a todos como tontos? ¿Trata de eludir su
deber como madre y que el Estado se encargue de su hijo? Usted sólo es una
tonta.»
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La película. El
intercambio
El Intercambio. Changeling
2008. EEUU. 140 min.
Director: Clint Eastwood
Guionista: J. Michael Straczynski
Productores: Clint Eastwood, Brian
Grazer, Ron Howard y Rob Lorenz.
Montaje: Joel Cox
Música: Clint Eastwood
Fotografía: Tom Stern
Reparto: Angelina Jolie (Christine
Collins), John Malkovich (Reverendo Gustav Briegleb), Jeffrey Donovan
(Capitán J.J. Jones), Jason Butler Harner (Gordon Northcott), Amy Ryan (Carol
Dexter), Colm Feore (James Davis), Michael Kelly (Lester Ybarra), Geoff
Pierson (S.S. Hahn), Denis O'Hare (Dr. Jonathan Steel), Eddie Alderson (Sanford
Clark), Gattlin Griffith (Walter Collins).
Sinopsis:
Christine es una
madre soltera en Los Ángeles a fines de los años veinte. Después que su
esposo la dejó estando embarazada, dedicó la mayor parte de su tiempo a
la crianza de su pequeño Walter y a su trabajo como supervisora en una
empresa de telefonía. Madre amorosa, trabajadora ejemplar. El 9 de marzo de 1928, Christine Collins
acompaña a su hijo Walter hasta la puerta de la escuela, y se va a
trabajar. Un imprevisto le hace tardar más tiempo en volver de su
trabajo. A su regreso, Walter no se
encuentra. No aparece por ninguna parte. Ella se comunica con la
policía, aunque del otro lado de la línea le informan que en casos de
chicos perdidos se debe aguardar 24 horas para iniciar la búsqueda.
Walter ha
desaparecido sin dejar rastro.
Insistió con el caso a la policía de Los Angeles, pero los custodios de la ley poco
hicieron por resolverlo, hasta que cinco meses después
aparece otro niño que
asegura ser su hijo. La policía, a la que le vendrá muy bien la
publicidad que surgirá de un reencuentro público, le entrega el niño con
bombos y platillos ante la prensa. Christine, aturdida por los fotógrafos, los reporteros y la policía,
acaba llevándoselo a casa a pesar de saber que no es su hijo. Cuando
reclama que se sepa la verdad,
le cuesta el descrédito y el internamiento
forzoso en una clínica
psiquiátrica, gracias al corrupto poder policial. Pero en su lucha para
encontrar a su hijo, tendría como aliados al reverendo Gustav Briegleb, pastor de las iglesias presbiterianas de Saint Paul y
Westlake en Los Ángeles, al abogado S.S. Hahn, conocido por defender
casos criminales, y posteriormente, al Capitán J.J. Jones.
Los agentes policiales empiezan a caer uno por uno,
y el caso tomaría nuevo rumbo: Walter Collins era un niño más que habría
sido asesinado por un psicópata. Años después, uno de las víctimas que
escapó del asesino regresó al lado de sus padres y le dio a Christine un
motivo por el cual vivir: la esperanza de que Walter podía estar vivo.
«Es una historia
extraordinaria», dice la actriz Angelina Jolie. «Cuando empecé a leerla, no podía
parar. Christine Collins fue una mujer admirable, pero como actriz había
muchas cosas en la historia donde no quería meterme. No quería hacer una
película acerca de un niño desaparecido porque creo que puede ser
peligroso dejar entrar ciertas cosas en mi mundo, mis pensamientos. Pero
me convenció la fuerza que demostró tener esa mujer. Me gustó mucho la
historia porque expone la corrupción de los que están en el poder» |
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Clint Eastwood, el director.
Información extraída de
Wikypedia y otras fuentes.
Nació en 1930, en San Francisco,
California, es un actor, director de cine, productor cinematográfico,
guionista, músico y compositor estadounidense.
Ha sido galardonado con cinco premios
Óscar, un premio Irving G. Thalberg, cinco premios Globo de Oro, un
premio Screen Actors Guild Award y cinco premios People's Choice Awards
además de otros numerosos premios internacionales. Su dilatada carrera
cinematográfica se extiende de 1955 a la actualidad.
Con los spaghetti westerns
Por un
puñado de dólares, La muerte tenía un precio, y El bueno, el feo y el malo,
se hizo famoso con su figura de duro. En 1968 creó su propia productora,
The Malpaso Company (más tarde Malpaso Productions), con la que ha
realizado todas sus películas desde entonces.
Ese mismo año, Don Siegel le ofrece
el papel que marcará su carrera interpretativa, Harry el sucio, en el
que retorna al hombre duro y sin piedad de las anteriores películas,
pero convertido en agente de la ley.
Experimentando como director y
evolucionando hacia una etapa más creativa, realiza varias películas
seguidas, interpretadas por él mismo. Destacan Firefox, Impacto súbito,
El jinete pálido y finalmente El sargento de hierro.
A partir de ese momento dirige una
serie de películas que le convertirán en uno de los directores más
destacados de los años 90. Tras Bird y Cazador blanco, corazón negro,
dirige la que algunos consideran su mejor película, Sin perdón,
un clásico de los western. En Un mundo perfecto se dirigió a sí
mismo y tras ella Los puentes de Madison, Medianoche
en el jardín del bien y del mal (1997), y en el año 2000, Space Cowboys.
Con Mystic River, en
2003, vuelve al drama. En 2004 dirige y protagoniza junto a
Morgan Freeman Million Dollar Baby, que le hace
ganar su segundo premio Óscar como mejor director, además de conseguir
el premio a la mejor película.
En 2006 regresa a su faceta como
director y dirige dos películas tituladas Banderas de nuestros padres,
y Cartas desde Iwo Jima. Ambas películas cuentan las
experiencias de la Batalla de Iwo Jima desde los puntos de vista
estadounidense y japonés respectivamente. En 2008 dirigió y actuó en Gran Torino, seguida en 2009 de
Invictus, y en 2011 Más allá de la vida y J. Hoover.
En El
intercambio, protagonizada por Angelina Jolie, destaca la
ambientación de una época, hasta en los más minimos detalles, el rigor
de la documentación y la fidelidad a los personajes que existieron
realmente. Bajo esa
perspectiva, exhibe con dureza temas como la pena de muerte, los
métodos de disciplina y castigo de los psiquiátricos y la corrupción
policial. |
La historia real
Información
tomada de las notas de producción de
la
Universal Pictures,
realizada en 2008 y de Wykipedia
Los crímenes de Wineville (fueron
conocidos como asesinatos del gallinero de Wineville) son una serie
de secuestros y asesinatos de niños que tuvieron lugar en Los Ángeles de
1928 a 1930. El caso expuso al gran público la corrupción en el
Departamento de Policía de Los Ángeles y recibió atención nacional.
En el año 1928,
Los Ángeles estaba en manos de una infraestructura política despótica a
cuya cabeza se encontraba el alcalde George E. Cryer, respaldado por el
jefe de policía James E. “Dos pistolas” Davis (a menudo fotografiado
adoptando una postura de matón con sus dos pistolas) y su grupo de
policías pistoleros que aterrorizaban la ciudad. Frase del jefe de
policía Davis que repite su personaje en el film: «Juzgaremos
a los pistoleros en las calles de Los Ángeles. No me los traigan vivos,
los quiero muertos. Cualquier agente que muestre la menor compasión
merecerá una reprimenda». Es posible que la presión ejercida por el
jefe de policía explique por qué intentaron resolver el caso Walter Collins cuanto antes, sin tener en cuenta que el chico que habían
entregado a la madre no era el desaparecido.Pero el reinado del
alcalde y del jefe empezó a hacer aguas cuando Christine Collins, denunció la desaparición del niño. Después de meses de búsqueda, la
policía solo había obtenido una creciente publicidad negativa.
Cuando se
encontró a un chico en DeKalb, Illinois, que decía ser Walter, Christine
y todos los que participaban en la búsqueda contuvieron la respiración.
Después de ver las fotos, las autoridades estaban convencidas de que el
caso estaba resuelto. Christine reunió el dinero necesario para traer al
niño y la policía de Los Ángeles organizó un auténtico montaje mediático
para el reencuentro entre el niño y la desesperada madre. Estaban
convencidos de que distraería la atención del público y alejaría la
presión a la que empezaban a estar sometidos por su incapacidad para
resolver este caso (y la mayoría de casos) y que además haría olvidar
los numerosos escándalos de corrupción. Pero el problema fue que el niño
en cuestión no era Walter.
A pesar de que
Christine Collins declaró inmediatamente y en repetidas ocasiones que el
niño no era su hijo, el agente encargado del caso, el capitán J.J. Jones,
según lo que ella contó en la vista ante el Consejo Municipal, le dijo
que “probara el niño un par semanas”. Confundida y desorientada, aceptó.
Y el caso se cerró.
A las tres
semanas, Christine Collins volvió con el niño diciendo que no era Walter
por mucho que dijera la policía. El capitán Jones no estaba acostumbrado
a que cuestionaran sus decisiones, y menos una mujer. Con la aprobación
tácita de Davis, el jefe de policía, sometió a Christine a una campaña
difamatoria y la hizo ingresar en el ala de psiquiátrica del hospital
del condado para no reconocer su equivocación. Allí estuvo encerrada
cinco horribles días bajo un «Código 12» reservado para personas
difíciles, normalmente mujeres, a las que se ingresaba en el ala
psiquiátrica sin orden judicial.
El niño que dijo
ser Walter acabó reconociendo que tenía 12 años y que se llamaba Arthur
Hutchens (también usaba el alias de Billy Fields), un chico del Oeste
Medio que se había escapado de su casa y que quería llegar a Hollywood
para conocer a Tom Mix, su actor favorito. Cuando oyó a alguien en un
bar de carretera de Illinois decir que tenía un parecido asombroso con
el chico Collins, se le ocurrió entregarse a las autoridades locales y
hacerse pasar por Walter para que Christine le pagara el billete de
autobús a Los Ángeles, le alojara y alimentara.
Sólo después de que Hutchins admitiera la verdad, diez
días más tarde, Christine fue puesta en libertad.
Sin saberlo, su plan
desencadenaría una serie de acontecimientos que cambiaría para siempre
el comportamiento de la policía de Los Ángeles.
Un ministro presbiteriano llamado Gustav A.
Briegleb ayudó a Christine Collins. Como una auténtica espina
clavada en el costado del sistema, el activista alentaba a la gente a
luchar contra la corrupción desde su programa de radio y sus sermones.
Trabajó con Christine y su abogado para que el caso de Walter no se
enterrara y para desvelar el tratamiento inhumano al que había sido
sometida en el ala psiquiátrica.
El legendario
letrado S.S. Hahn, se encargó del caso Collins y preparó el camino para la prohibición de los encarcelamientos
realizados bajo el famoso «Código 12». Consiguieron que varios líderes
políticos dimitieran y desenmascararon la corrupción que había invadido
el departamento de policía.
Alcalde George E. Cryer |
Gordon Stewart Northcott |
Louisa Northcott |
Capitán J. J. Jones |
James Edgar Two Guns Davis |
Arthur
Hutchens, el niño impostor
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Reverendo Gustav Briegleb
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Walter Collins, el niño
desaparecido
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El juicio
En 1928, Sanford Clark, sobrino de 15 años de Gordon Northcott, llevó a la policía a la granja de pollos de su tío situada
cerca de Wineville, California. Los agentes hicieron un horrible descubrimiento: los
cadáveres de varios niños matados a hachazos y enterrados. Sanford Clark
afirmó que uno de ellos era Walter, pero nunca se pudo demostrar.
Los investigadores encontraron un
hacha y restos de huesos, pelo, y los dedos de tres de las víctimas
enterrados en cal cerca del gallinero del rancho de Northcott cerca de
Wineville, de ahí el nombre de «asesinatos del gallinero de Wineville».
La investigación
sacó a la luz la espeluznante vida que llevaban los Northcott en su
granja de la muerte y consiguió resolver algunos casos de niños
desaparecidos en la región. Se descubrió que Northcott, de 24 años, y su
madre Sarah Louise Northcott, habían secuestrado, torturado y matado a
niños en su propiedad. El asesino en serie fue condenado y ejecutado por
la muerte de cuatro niños, aunque se estima que mató a muchos más. El
homicida, un narcisista amante de la publicidad, jugó con Christine
Collins hasta el día de su ejecución cambiando constantemente de versión
acerca de lo que le hizo a Walter.
Después de 27 días de juicio, el 7 de
febrero de 1929 Gordon Stewart Northcott fue declarado culpable de matar
a Lewis y Nelson Winslow y otro niño mexicano no identificado. El
jurado lo condenó por secuestrar, abusar sexualmente, torturar,
asesinar, y descuartizar a estos y otros niños durante el año 1928. El
13 de febrero de 1929, el Juez Freeman condenó a Northcott a ser
ahorcado, sentencia que se llevó a cabo 2 de octubre de 1930.
Más tarde, Louisa Northcott, madre
del condenado, admitió haber asesinado a Walter Collins. Fue condenada a
cadena perpetua en la prisión estatal de San Quintín, aunque se cree que
Northcott había coaccionado a su madre para cometer el asesinato. En
el número de la revista Time del lunes 11 de febrero de 1929, se informó
que «Gordon Stewart Northcott, mientras que era juzgado por abusar y
asesinar a cuatro niños, escuchó testificar a su madre que no era en
realidad su madre, sino su abuela».
La madre de Northcott fue condenada a
cadena perpetua en la prisión de San Quentin.
Christine Collins
murió en 1935 sin saber lo que le había pasado a su hijo. A pesar de que la mujer demandó a
la ciudad y ganó el pleito, por lo que el municipio debía indemnizarla
con 10.800 dólares, nunca cobró un centavo.
Gordon
Northcott durante el juicio en
su contra, en 1929.
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Gordon Northcott trasladado a la prisión de San Quintín donde seria colgado.
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Registro de la policía en el
Rancho Northcott , Condado de Riverside.
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Reverendo Gustav Briegleb (der)
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Gordon Northcott
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La confesión del crimen de puño y
letra de Gordon Northcott
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Gordon Northcott
en el momento de su captura, en Kamloops, British Columbia.
Foto fue publicada
por Los Angeles Times en setiembre de 1928.
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El niño
usurpador, con su verdadera
madre octubre 1928
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Christine Collins
La granja de los horrores en Wineville,
1928.
Walter Collins a los 7 años.
El niño usurpador con
Christine Collins
Gordon Northcott
Restos de hachas, huesos, pelo y los dedos de tres de las
víctimas enterrados en cal cerca del corral de gallinas.
Gordon
Northcott señala el lugar donde
cometió sus crímenes
La policía de
Los Ángeles cava en el predio en
el que aparecerían los restos de
los niños asesinados, entre
ellos Walter Collins
Louisa Northcott, madre
(?) de Northcott, en primer
plano, durante el juicio por los asesinatos. Al
fondo, de pie, Gordon Northcott.
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Walter Collins, esposo de Christine Collins, preso en Bolsom durante los
años de la desaparición de su hijo; murió en prisión.
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Lo que no se cuenta en la película de la historia real
El
padre de Walter Collins, el niño desaparecido, del que no aparecen
muestras en la película, murió en la cárcel de Folsom en 1932. Al momento del secuestro de su hijo, él estaba en
prisión, y tanto la policía, como la propia Christine Collins,
manejaron la hipótesis de que el niño había sido secuestrado como
venganza.
Otro detalle: la madre de Gordon
Northcott, Louisa Northcott, confesó haber cometido los crímenes, y fue
sentenciada a prisión de por vida en San Quintín. Ella fue liberada en
1949, tras nueve años de cárcel. Su papel en los horrendos crímenes no
es expuesto en la película.
Otro dato perturbador dejado por
fuera de la película fue el siguiente: Gordon Northcott no era hijo de
Louisa Northcott, aunque así se había hecho creer, sino que había nacido
producto de la relación incestuosa de su esposo con su hija. El incesto
fue confesado por la propia Louisa Northcott.
Las publicaciones de aquellos días
publicaron las fotos del verdadero Walter Collins, el niño desaparecido,
así como las del niño que usurpó su lugar, Arthur Hutchins. Además, el
28 de agosto de 1928, cinco meses después de la desaparición de Walter
Collins, la prensa publicó una foto de Christine Collins y el niño que
la policía aseguraba era su hijo. |
©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez |
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