|
Mujeres protagonistas
en el cine |
Gaby, una historia verdadera
Educación
normalizada para los discapacitados
©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez
|
|
El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine/Glosario
de cine
|
Gabriela Brimmer y Florencia Sánchez Morales
Es la historia de dos mujeres, una,
Gabriela Brimmer, poetisa mexicana nacida con una parálisis cerebral tetrapléjica grave de origen perinatal que le impedía cualquier movimiento o
expresión menos su pie izquierdo. La otra, su nana, Florencia, una indígena
mexicana que descubrió sus posibilidades comunicativas y que le sirvió de
apoyo, de voz y de cuerpo.
Gabriela lucha por la libertad, por
estudiar en centros de estudios normalizados y por acceder a un nivel máximo
en los estudio, pues ingresó a las carreras de sociología y
periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Florencia Sánchez Morales,
un
personaje entre humilde y huraño,
aprendió a leer y escribir, a conducir un coche, a soportar las
discriminaciones de una sociedad injusta con las mujeres indígenas y con los
discapacitados para lograr las pretensiones de Gabriela y durante
50
años la sostuvo, ayudó y habló por ella.
Se sale esta película de la tónica
general, visibilizando a una mujer como persona de interés social, luchadora
por los derechos de los discapacitados, al mismo tiempo que la presenta como
mujer libre, que supera el peor maltrato que sufren los discapacitados en el
cine: el no ser vistos, salvo excepciones, como a cualquier persona. A pesar
de su severa discapacidad se hizo visible en su sociedad,
se
convirtió a partir de los años ochenta en un ejemplo de lucha para el
movimiento por los derechos de las personas con discapacidad, publicó
libros e hizo guiones para el cine, y el
mismo cine reprodujo su existencia.
Este film, es de suma importancia para
quienes quieren saber cómo el cine trata la educación, la educación de
discapacitados, y el papel de la mujer en el mundo, pues presenta una
situación, un drama humano real, está realizado con objetividad informativa,
es respetuoso con la biografía de la poetisa, ella misma fue asesora de la
película y colaboró en el guión, y ha sido capaz de hablar con voz propia al
hacer llegar a la sociedad un mensaje normalizador sobre la discapacidad,
presentando a la protagonista con sus dificultades, las barreras sociales y
arquitectónicas que padeció, sus amores frustrados por circunstancias
diferentes pero sin silenciar el problema suyo ni el del resto de personas
discapacitadas que se mueven a su alrededor. |
|
Hablo de Gaby
Brimmer
Hace unos años que en una cadena
de TV vi la película "Gaby, una historia verdadera". Me gustó,
me entusiasmó, e inmediatamente me puse a investigar sobre
el personaje de Gabriela Brimmer y de la película.
Y descubrí innumerables aspectos
que me interesaron mucho. A partir de ahí reuní cantidad de
información, leí su poesía y su obra, entrevisté a personas que
la habían conocido, y difundí su persona, sus trabajos y
esfuerzos, por innumerables lugares del planeta.
Es complicado conseguir la
película, ni en México la encontré, la grabé de la televisión y
la he difundido como he podido.
El personaje de Gabriela Brimmer
me subyugó, una persona que a pesar de tener una parálisis
cerebral que le impedía cualquier movimiento corporal salvo el
del dedo gordo del pié izquierdo, se enfrentó con maestros,
familias, amistades y sociedad y finalizó sus estudios
secundarios, llegó a la universidad y hasta su fallecimiento,
fue en México una poetisa renombrada. |
|
|
Gaby, una historia
verdadera. Gaby, a True Story.
La película
Gaby, una historia verdadera. Gaby, a True Story
EE.UU. y México. 1987. 105 min. Color
Director: Luis Mandoki
Productor: Pinchas
Perry
Guión: El primer guión
lo realizó Elena Poniatowska, que no aparece en los créditos por su falta de
entendimiento con el director. Finalizaron el guión Martin Salinas y Michael
James Love, con la ayuda de Gabriela Brimmer.
Fotografía: Lajos
Koltai
Música: Maurice Jarre,
Johann Sebastian Bach, Ludwig Van Beethoven
Montaje/Edición: Lajos
Koltai
Interpretes:
Interpretes: Rachel Levin ─su actual nombre como actriz es Rachel Chagall─
(Gaby Brimmer), Liv Ullmann (Sari, madre de Gaby), Norma Aleandro
(Florencia), Robert Logia (Michel, padre de Gaby), Robert Beltran (Luis, el
amigo de la universidad), Lawrence Monoson (Fernando, discapacitado, el
primer amor de Gaby), Paulina Gómez (Gaby, 3 años), Beatriz Sheridan (madre
de Fernando), Tony Goldwyn (David), Danny de la Paz (Carlos).
Sinopsis: es la
adaptación de la biografía de Gabriela Brimmer, poetisa y escritora que
nació con una parálisis cerebral que le impedía cualquier movimiento o
expresión, salvo su pie izquierdo. Gaby era hija de una acaudalada familia
de europeos judíos, refugiada en México tras la persecución nazi. Gracias a
la ayuda de una empleada mejicana analfabeta, Florencia, que aprendió a leer
y escribir junto a la niña, Gabriela accedió a toda su educación, incluida
la universitaria. Su comunicación con los demás la realizaba con el dedo
gordo del pie sobre una máquina de escribir. La película, rodada en gran
medida junto a discapacitados ─los actores principales no lo son─ de
Cuernavaca (México), es un canto reivindicativo a la normalización
educativa, sexual y social de los discapacitados. A pesar de la parálisis
cerebral que sufre desde su nacimiento, Gabriela Brimmer revela tener una
inteligencia sobresaliente que le permitió normalizar sus estudios, acceder
a la universidad y convertirse en una aclamada poetisa.
Premios. Norma Aleandro, la actriz argentina que interpreta el papel de empleada
indígena, fue nominada por su papel en esta película al Oscar como Mejor Actriz de Reparto en 1987. Tanto Raquel Levin,
la actriz que representa a Gaby, como Norma Aleandro, fueron nominadas
a los Globos de Oro de ese año.
El director: Luis Mandoki
Luis
Mandoki nació en 1954 en la Ciudad de México.
Es un
director de cine de gran versatilidad, que participa tanto en
México como en Hollywood. Ha sido galardonado con varios premios
y nominaciones importantes. Debutó en 1976 con el largometraje
Silent Music. Se ha comprometido con la política mexicana
produciendo dos documentales acerca de las elecciones
presidenciales de México de Julio de 2006 (las cuales plantea
como no válidas): ¿Quién es el señor López? (2006) y
Fraude:
México 2006 (2007).
Entre
sus películas como director se pueden destacar
Voces inocentes
(2007), de la también fue guionista,
Atrapada (Trapped, 2003),
Mensaje en una botella (Message in a Bottle, 1999),
Cuando un
hombre ama a una mujer (When A Man Loves A Woman, 1994),
Nacida
ayer (Born Yesterday, 1993),
Pasión sin barreras (White Palace,
1991), Gaby: una historia verdadera (Gaby: a true story, 1987),
y Mirada de ángel (Angel eyes) |
|
|
Lectura:
La muerte de
Gaby Brimmer
Elena Poniatowska
Lo más admirable de Gaby
Brimmer era su voluntad absoluta para vencer su enfermedad. Nació el 12 de
septiembre de 1947. Hija de Miguel y de Sari Brimmer, pesó tres kilos 100
gramos. Era una niña rubia de delicadas facciones. Sari y Miguel habían
tenido un hijo perfectamente sano dos años y medio antes, David. Cuando la
llevaron a la casa, David se puso de puntitas junto a la cuna para ver qué
regalo le habían traído, qué sorpresa yacía tras el velo de tul. Al
apartarlo vio que la niña se hacía arco de la cabeza a la punta de los pies.
Entonces Sari descubrió junto a su hijo algo totalmente desconocido para
ambos: los espasmos de la parálisis cerebral.
De muy niña, cuando Gaby
deseaba ir de un lugar a otro y no había nadie junto a ella, se arrastraba
en el piso hasta sacarse ampollas. Luego vino Florencia Morales Sánchez y a
partir de los cinco años Gaby vivió parapetada tras Florencia, su nana,
quien la protegió de las miradas de los curiosos envolviéndola en su abrazo.
Así, envuelta en los fuertes brazos de Florencia, ¿quién podría hacerle más
daño a Gaby que su propia enfermedad? Pocas tan terribles, tan minimizantes
como la parálisis cerebral. Pocas con mayor poder en contra del espíritu del
hombre. El cuerpo es una cárcel, un manojo de nervios, células y tejidos
entreverados que no responden. El cerebro ordena, la mano no obedece, y si
lo hace es en una forma tan patética y descontrolada que más valdría que no
se hubiese movido. Por eso es fácil para un paralítico cerebral pasársela en
duermevela, dejarse ir, flotar.
Gaby Brimmer, la
gaviota, escogió la lucha. Con el único miembro de su cuerpo que le
respondía, el pie izquierdo, siempre descalzo, aprendió a señalar en un
tablero colocado a los pies de su silla de rueda las letras del alfabeto y
así formar palabras que se convertirían en ideas. Así pudo comunicarse con
los demás, y lo más importante y notable, imponerse a los demás. Tan es así
que logró hacer su primaria, su secundaria y asistir a la UNAM.
La admirable Florencia la
acompañó en todo momento. La cargaba, la sacaba del automóvil, la sentaba en
la silla de ruedas y asistía a clases con ella. Hasta aprendió a manejar un
automóvil para poder llevar y traerla. Gaby se enojaba cuando alguien decía
que era Florencia quien hacía las tareas, la que resolvía los problemas.
Florencia no tuvo vida propia por vivir la vida de Gaby. Su entrega fue
absoluta. Y cuando Gaby decidió adoptar a una niña, Alma Florencia, la nana
se hizo cargo no sólo de Gaby sino de la recién nacida Alma.
Muerta a los 52 años de un
paro cardiaco, Gaby conoció días de gloria, primero con un libro
autobiográfico, Gaby Brimmer, que publiqué en la editorial Grijalbo,
y luego con la versión fílmica de este libro realizada en Hollywood,
dirigida por Luis Mandoki, con la sueca Liv Ulmann, la argentina Norma
Aleandro maravillosa actriz de Historia oficial y la estadunidense
Rachel Levin, que incluso llegó hasta a parecerse físicamente a Gaby. La
película fue filmada en Cuernavaca con la participación de varios miembros,
hombres y mujeres, de APAC, la Asociación por Parálisis Cerebral fundada por
Carmelina Ortiz Monasterio, quien ha llevado a cabo una tarea titánica y le
ha hecho el bien no sólo a los discapacitados sino a sus madres, a las que
saca de su desesperación y su marasmo, al crear para ellas talleres de
baile, gimnasia, costura, cocina... oficios diversos que han hecho que
familias enteras recuperen su alegría de vivir y sobre todo no escondan ni
se avergüencen de sus discapacitados.
Con el título de Gaby
Brimmer. A true story as toold to Luis Mandoki, el director filmó su
historia, pero el título resulta una falacia, porque Mandoki se enteró de la
vida de Gaby mediante el libro y la mayor parte de las escenas están tomadas
directamente de éste. Era difícil que Gaby se inventara otra biografía. De
por sí la historia de su vida es lo suficientemente impactante.
Cuando apareció el libro
de México en diciembre de 1979, de la noche a la mañana Gaby conoció un
éxito espectacular y a su casa ubicada en la calle de Las Flores acudieron
muchísimas personas en busca de su ejemplo y de su fortaleza. Jóvenes y
viejos, mujeres y ancianas, madres de familia con niños problemáticos... Una
verdadera corte de los milagros se instaló a las puertas de su casa para
verla y recibir sus enseñanzas, y sobre todo contagiarse con su
inquebrantable tenacidad. Gaby empezó a dar conferencias, asistir a
congresos médicos, inaugurar actos en centros culturales, encabezar grupos
de discapacitados, apadrinar obras de teatro, planear guiones de posibles
películas, crear centros de lectura y talleres literarios. Un club de
fans se formó en torno de ella. Hasta viajó a Cuba, invitada por
admiradores.
Sin embargo, nada más
efímero que la celebridad. Al cabo de los años, Gaby volvió a encontrarse a
solas con su extraordinaria nana, Florencia, y su hija, Alma Florencia.
Publicó un libro de cartas, también en Grijalbo, y otro de impresiones y
poemas que no conoció el éxito del libro anterior. Gaby Brimmer
consta de tres largas entrevistas que sostuve con la madre, Sari Brimmer; la
nana, Florencia Sánchez Morales, y la propia Gaby, que quiso incluir en el
volumen su poesía escrita a lo largo de los años:
«Me
gustaría poder decir al final de mi vida,
que estuve agradecida de
haber vivido
y luchado por una causa
noble
como "la libertad del
hombre".
Yo que estoy encadenada a
esta silla
yo que estoy presa dentro
de un cuerpo
que no responde.
Haber amado al hijo y al
amigo
y cantado canciones cuando
se va la tarde».
|
|
|
Elena Poniatowska,
biógrafa
Periodista y narradora, nacida en París, Francia, el 19 de mayo
de 1933. Radica en México desde 1942. Fue becaria del Centro
Mexicano de Escritores, de 1957 a 1958; ingresó al Sistema
Nacional de Creadores Artísticos, como creador emérito, en 1994.
Nació en París, hija de una mexicana, Paula Amor, y un noble
polaco, Jean Poniatowska.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial hizo que su madre
tomara una decisión que cambió sus vidas. Madre e hija partieron
para México mientas su padre luchaba con el Ejército francés y
participaba en el desembarco de Normandía. La guerra los separó
durante cinco años. Fue francesa hasta que casó y se nacionalizó
mexicana.
Su carrera se inició en el ejercicio del periodismo y ha
publicado una obra muy amplia que incluye varios géneros.
Entre sus textos destacan: las novelas Hasta no verte
Jesús mío (1969), Querido Diego, te abraza Quiela,
(1978), La flor de Lis (1988), Tinísima (1992)
y La piel del cielo (2001); los ensayos: Todo empezó
el domingo (1963), La noche de Tlaltelolco (1971),
Gaby Brimmer (testimonio,1979), Fuerte es el silencio
(1980), El último guajolote (1982), ¡Ay vida,
no me mereces!, (1985), Nada, nadie. Las voces del
temblor (1988), Juchitán de las mujeres
(testimonio, 1989); las colecciones de cuentos: Lilus
Kikus (1954), De noche vienes (1979), Métase
mi prieta entre el durmiente y el silbatazo (1982) y los
libros de entrevistas: Palabras cruzadas, Era,
(1961), Domingo 7 (1982), Todo México (1990 )
y Todo México, vol. II (1994).
Ha recibido múltiples premios entre los que pueden citarse:
Premio Mazatlán, 1970, por Hasta no verte Jesús mío,
Premio Xavier Villaurrutia, 1970 (rechazado), por La noche de
Tlatelolco. Premio Nacional de Periodismo (fue la primer
mujer que recibió esta distinción) por sus entrevistas, (1978),
Premio Manuel Buendía (otorgado por varias universidades de
México), por méritos relevantes como escritora y periodista
(1987), Premio Mazatlán de Literatura, (1992), por Tinísima y,
el más reciente, Premio Alfaguara de Novela 2001, por La piel
del cielo. |
|
|
Gaby Brimmer, mujer de lucha y tenacidad
por Guadalupe Esquivias
«Algo que me ha servido mucho a lo largo de mi
existencia, es estar consciente de las cosas que puedo hacer y de las
que no, por ejemplo, sé que no puedo correr, pero con mi pensamiento
puedo volar en fracción de segundos al mas distante de los lugares; que se me dificulta hablar, pero mis libros, mis cartas y mis poesías hablan
mucho por mí; mis manos tal vez no puedan hacer una caricia y sin
embargo he sabido amar como mujer, como madre y como amiga».
Esto es tan sólo un fragmento de la auto-semblanza
de Gaby Brimmer, mujer que a través de los años ha dejado huella por su
gran ímpetu, desarrollo intelectual y por la lucha de la integración de
las personas con discapacidad.
Gaby Brimmer nació en 1947,
«La parálisis cerebral
me impide valerme físicamente por mí misma, sin embargo, con el leve
movimiento del pie izquierdo escribo todo lo que se me cruza por la
mente».
A los ocho años Brimmer ingresó a la Primaria del
Centro de Rehabilitación Músculo Esquelético, donde encontró la maestra
Margarita Aguilar, quien supo impulsarla hacia las letras.
Al transcurrir el tiempo se adentró en la
literatura; en 1964 ingresa a la Secundaria 68, una escuela regular,
donde tuvo como profesor de lengua española a Jorge Aguilar Mora, quien
también era poeta, el cual influyó para que Gaby leyera más poesía. En
este año empieza a escribir poemas que guarda como un tesoro; «recuerdo
cuando mi madre descubrió uno de ellos, lo leyó y con lágrimas me instó
a seguir escribiendo y comenzar la recopilación de cada escrito, ya que
fuera de la escuela o personal, porque ella pensaba en un libro mío».
En 1967 ingresa a la Preparatoria 6 y por ese
tiempo murió su padre; «esta perdida fue traumante para mí pues además
del amor que me daba, era mi guía en varios aspectos de mi existencia».
A Gaby Brimmer le tocó vivir momentos cruciales del
país; relata el movimiento estudiantil del 68; «a pesar del trágico e
injustificado 2 de octubre, la existencia de miles de mexicanos no fue
la misma, al menos yo no sería lo que era antes y en mi poesía lo
reflejo todo».
En 1971 se inscribió en la Facultad de Ciencias
Políticas de la Universidad Autónoma de México, en la carrera de
Sociología, en donde curso tres semestres, pero por decisión familiar la
tuvo que suspender, después regresó a la Facultad, pero ahora en la
carrera de Periodismo; «por motivo de la barrera arquitectónicas y
humanas de la UNAM de nuevo sólo estudié dos o tres semestres, además
que en ese momento adopté a una niña; era mayo de 1997e iba cumplir mis
30 años».
Brimmer cuenta cómo su madre siguió juntando cada
escrito; «los leía y los criticaba muy duramente, con esto me ayudó a
entender lo que la gran poeta Rosario Castellanos recomendaba; para
escribir bien, hay que ser claros y precisos».
En 1979 con ayuda de Elena Poniatowska editó su
primer libro que era su biografía. En 1980 se publicaron sus libros de
poemas y cartas, en ese mismo año conoció al cineasta Luis Mandoki,
quien llevó a la pantalla grande la vida de Gaby Brimmer; «poco después
escribí los cuentos de mujeres que viven distintas situaciones, pero con
un común denominador, que es la soledad y la falta de alternativa;
cuentos que recopilé después de la muerte de mi madre».
Gabriela Brimmer habló a
«Somos hermanos» de su
incursión en el altruismo. «En un deseo por ayudar a quienes tienen el
cuerpo en mil pedazos y la mente libre, o por ocuparme en otros asuntos
más terrestres, no lo sé aún; fundé con uno de mis amigos la Asociación
para los Derechos de Personas con Alteraciones Motoras (ADEPAM), IAP.,
en 1989, en ella damos servicio de trajo social, médico, psicológico,
fisioterapia, terapia ocupacional, alfabetización, primaria y secundaria
a través del Sistema Abierto de Enseñanza, así como preparatoria
abierta, intermediación para el trabajo, también brindamos actividades
recreativas y culturales».
Hoy en día Gaby Brimmer ha perdido la movilidad de
su pie izquierdo, sin embargo pronuncia sonidos guturales que le
permiten comunicarse con las personas. Con gran esfuerzo, Gaby dijo a
«Somos hermanos»: «mi mayor satisfacción es ver un avance entre todos los
niños que se atienden en la institución».
A través de un cuestionario que fue contestado en
computadora con ayuda de su inseparable Nana, Brimmer afirmó: «Soy una mujer alegre, sociable, muy creyente en
las causas nobles de la humanidad. Soy apolítica y no estoy con ningún
partido político en especial, aunque me gusta saber de todo un poco, me
encanta estar en contacto con la naturaleza, amo la música y el cine. Me
da mucha tristeza ver cómo el hombre es el peor enemigo del hombre
mismo, eso lo digo por todo lo que está pasando en Chiapas».
Al comentar ¿qué problemas tienen actualmente las
personas con limitaciones físicas?, aseguró que los problemas son los
mismos de siempre, con la diferencia de que actualmente hay más apertura
para estas personas; «es innegable, pero de esto a que nuestros
problemas sean satisfechos, falta mucho todavía».
¿Cuáles son tus retos?:
«Para mí toda mi vida ha sido un reto. Actualmente
mi reto más grande es mi hija».
¿Cómo dar incentivos a las personas con
discapacidad para que no se depriman y emprendan cosas positivas en su
vida y pueden aportar como tú, mucho a la sociedad?: «Yo no tengo una receta para motivar a las persona
con discapacidad; creo que cada uno de nosotros tenemos nuestras propias
motivaciones, primero en la familia y amigos, pero lo más importante es
tener la fuerza y la voluntad en nosotros mismos, porque de nada sirve
el apoyo de la familia y de los amigos, si uno mismo no quiere o no
puede hacer nada».
¿Cómo ves todos los logros en materia legislativa
para personas con discapacidad?: «Aunque estas leyes para personas con discapacidad
actualmente se están revisando, espero que ya se pongan en práctica y
que no queden sólo en el papel»
Gabriela Brimmer mujer de lucha, entrega y pasión
es para muchos un ejemplo de vida que ha trascendido, es una prueba más
de que las necesidades especiales no limitan ni los sentimientos, ni la
intelectualidad de cada ser. |
I
Yo no sé caminar
sé volar
Yo no sé hablar
sé escuchar
la música
y las palabras
de Joan Manuel Serrat
Yo no sabré subir
sé escalar
y no sabré andar
pero me sé sentar
a contemplar
una puesta de sol
en la montaña
y en el mar
Yo no sabré ver
pero sí mirar
los ojos de mi perro
que no pueden hablar.
II
Quiero morir en un día de
invierno
gris, feo y frío,
para no tener tentación de
seguir viviendo.
Moriré en esa época del año,
porque de todo el mundo he
recibido frío.
Quiero morir en invierno
para que los niños hagan
sobre mi tumba
muñecos de nieve.
|
III
Cuando me vaya
no quiero que me lloren ni se
aflijan.
Cuando me vaya
la tierra me recibirá con
música
de río desbocado y mi cuerpo
será devorado por los gusanos
y estos servirán de abono
porque así es esto, un
círculo vicioso.
Mi alma se irá andando
por caminos no andados
y me dará un poco de miedo
cruzar el universo.
A los seres que he amado
los veré en su exacta
dimensión
puesto que el río ya habrá
lavado
los espejismos y la ilusión.
Nada se me hará desconocido
me iré como he venido,
desnuda,
sin metas ni sentido
y los golpes se habrán
extinguido.
Al irme, quiero hacerlo
con manos limpias de rencor,
sin odios, sin ambiciones,
sin amor.
Esto se lo dejo a los vivos
que necesitan de todos estos
juegos (absurdos).
Cuando me vaya, respiraré con
alivio
y pasaré al otro mundo
dejando una ruta de triunfo.
Y sin embargo, extrañaré la
flor... |
|
|
|
Frases
de Gabriela Brimmer sobre su parálisis cerebral
«¿Sabes lo que es tener parálisis
cerebral? Es tener tanta inteligencia, tantos anhelos y sueños como
cualquier persona, pero dentro de un cuerpo que no responde, manos que
no obedecen, piernas que no quieren caminar, lengua que no puede
expresar los pensamientos y también, con frecuencia, es sentir el
rechazo de las personas que no la tienen, ni entienden. Es soñar con ser
amada como mujer y enfrentarse a lo que casi es imposible: desear un
hijo y abrazar y amar, y llorar mucho pero no alcanzar lo que otras
mujeres tienen sin apreciarlo».
«¿Saben? Mi mente genera muchas
ideas, acumulo conocimientos, apilo deseos, alegrías, tristezas; todo se
aprieta sin encontrar cómo escaparse, sin poder compartir mis tesoros.
Ser muda es lacerante, es lo más difícil para mí de tener parálisis
cerebral».
«En mi memoria revolotean como bellas
aves unas palabras dichas por mi padre, un día que salimos de Tepotztlán:
Hija, no te apenes porque la gente te mire, tú vales igual que ellos,
vales por ti misma y ellos te miran quizá con admiración porque nunca
han visto a una persona en tus condiciones salir y comportarse como
ellas». |
¿Igual
Derecho a la Vida, a la Dignidad, a la Justicia?
Por Gabriela Brimmer con la
colaboración de Alda Facio
Del libro Declaración Universal de
Derechos Humanos: texto y comentarios inusuales, editado por el
Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer y del Programa
Mujer, Justicia y Género del Instituto Latinoamericano de las Naciones
Unidas para la Prevención del Delito.
Compilación de la jurista costarricense Alda Facio
Leo el periódico y entiendo que mi
humanidad está puesta en duda por haber nacido mujer, por haber nacido
en el tercer mundo, por haber nacido en un cuerpo inmóvilizado por la
parálisis cerebral. Siento la indiferencia de la mayoría y mi alma
rebelde de poeta se conmueve al comprobar que no sólo vivo en un mundo
en donde cotidianamente se viola el artículo 2 de la Declaración
Universal, sino que ni siquiera hemos logrado que los seres humanos nos
veamos unos a otros como iguales. ¡Iguales en dignidad, en la
capacidad de sentir dicha, dolor,
hambre, furia ante la injusticia! Por eso, todas las personas tenemos
igual derecho a tener derechos!
En nuestro México, según la
Organización Mundial de la Salud, aproximadamente el 10% de la población
(10 millones de personas) presenta algún tipo de discapacidad.
Lamentablemente, sólo se nos ve en hospitales, en escuelas especiales o
casas hogar. Muy pocos logramos la oportunidad de la total integración
social que nos corresponde como humanos/as.
Según la teoría de los derechos
humanos, tener una discapacidad no es razón para que no podamos gozar
del derecho a la salud. Talvez no podamos gozar de la misma salud que
una persona que no tiene una discapacidad, pero sí tenemos el derecho a
que el Estado nos brinde la oportunidad de gozar del máximo de salud al
que podamos aspirar. Sin embargo no existe la cobertura suficiente para
brindar un mínimo de servicios a toda la población que lo demanda, y aún
menos, a la gente con discapacidad. Peor, se da la ironía de que en
muchos hospitales e instalaciones para este fin, existen infinidad de
barreras arquitectónicas y humanas difíciles de franquear por nosotros.
Tenemos derecho a los programas
regulares de educación en todos sus niveles, y sin embargo es común que
se rechace nuestra incorporación a ellos, creyendo equivocadamente que
todos somos sujetos de los programas de Educación Especial, que son
buenos, sí, pero para un determinado tipo de población con discapacidad.
Tenemos derecho a la capacitación y
al trabajo, pero injustamente se nos considera ineptos para ello,
negándonos sistemáticamente la oportunidad de poder demostrar lo
contrario.
Tenemos derecho a la cultura y la
recreación, pero simplemente no existen programas que nos permitan
practicar estas actividades, en igualdad de oportunidades.
Tenemos derecho a transitar por las
calles con libertad y seguridad en nuestras sillas de ruedas, con
muletas y bastones, queremos hacerlo con la tranquilidad y regularidad
de cualquier ciudadano, pero parece que los influyentes o inconscientes
que estacionan sus automóviles sobre las banquetas no saben que
existimos y quizá pase lo mismo con los urbanistas o funcionarios que
construyen nuestras ciudades, avenidas y edificios públicos.
Tenemos derecho al transporte, pero
simplemente no se hace nada al respecto, o se nos toma el pelo poniendo
logotipos de reservado cuando ni siquiera podemos subir adecuadamente al
vehículo y el lugar apartado dista mucho de ser el adecuado.
Puedo afirmar esto, porque me he
pasado la vida luchando por mis derechos, y el de personas que como yo,
tienen el cuerpo roto en mil pedazos pero el alma libre como el viento.
Esto no ha sido fácil: recuerdo muy bien la batalla que mi madre tuvo
que enfrentar para que me aceptasen en la secundaria oficial. Hoy
después de tanto tiempo transcurrido, me duele darme cuenta de que aun
seguimos siendo rechazados en los planteles escolares regulares, nada
más por ser personas con discapacidad.
También siento la frustración de no
tener un compañero a mi lado, ya que como mujer puedo dar y recibir
amor, es decir que también tenemos el derecho de amar y ser amados.
Algo muy importante es poder expresar
los pensamientos que llevamos dentro. Por ello, uno de los derechos
básicos es el de la libre expresión, al cual me uno por saber muy bien
lo que cuesta publicar un libro, lo que cuesta hablar sin tapujos, lo
que cuesta decir la verdad.
Tenemos muchos otros derechos que
tradicionalmente se nos han negado.
Ahora bien, mientras en el mundo
existan millares de personas con hambre debido a la codicia de unos
pocos, mientras existan desempleados o subempleados, mientras existan
personas que estén luchando y siendo apresadas por tener ideologías
distintas y siendo torturadas o marginadas por esta causa; mientras
existan prejuicios hacia ciertas etnias o credos religiosos, o mientras
un sistema político y económico ajeno pueda imponer su modelo de vida a
otros países y lo hace por todos los medios a su alcance, violando hasta
el más mínimo respeto que debe existir entre las naciones, los derechos
de las personas con discapacidad seguirán siendo pisoteados. Mientras el
medio ambiente esté siendo destruido por unas cuantas transnacionales y
la negligencia de todos nosotros; cuando ya nadie apoye las causas
nobles de la humanidad y si lo hacen es porque están de moda, nuestros
derechos seguirán negados.
Por ello nuestra
voz debe alzarse sobre las de los demás, para reclamar justicia y
respeto por las personas con discapacidad. Pero debemos luchar juntos,
no sólo por nuestros derechos específicos, sino por los de todas las
personas. En otras palabras, debemos luchar porque el artículo 2 de la
Declaración Universal sea una realidad. Sólo así tendremos un mundo en
paz. Sin igualdad, todos los discursos a favor de los derechos humanos
se quedarán en los archivos para siempre como mudos testigos de la
historia del hombre. |
©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez |
|
|