Glasbolordos y filfilinos

Historietas que comenzaron en la Revista «Aularia» y continuaron en «Comunicar»

 

© Enrique Martínez-Salanova Sánchez


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En la redacción de «Aularia», revista de educación que se editó a partir de noviembre de 1987, los redactores, entre bromas y veras, creamos varios personajes que, durante años, se movieron por la revista y se introdujeron en el corazón de muchos maestros y profesores. Uno de los personajes de ficción fue el «eximio pedagogo español del siglo XVII», don Eugenio Marín de Robles, inefable erudito, de sentencias audaces para la época en la que lo hicimos vivir, al que tuvimos que inventar y resucitar varias veces pues de varios lugares del globo nos pedían citas, textos, biografía y otros datos. Hubo quien tardó en darse cuenta, a pesar de las muchas claves que se dieron de su inexistencia, de que el personaje era fruto de la imaginación de los redactores de la revista.

Allí se inventaron también los Glasbolordos, bautizados por Juan José Ceba, gorditos y creativos, locuaces y bullangueros, en contraposición con los inquisidores Filfilinos, de adusta mirada, incapaces de gozar y reír, perseguidores implacables de la canción y la palabra. Hubo también quien se sintió aludido. De aquellos personajes surgieron estas historias que nacieron en la revista y que ahora se publican en la Web, y muchas otras que disfrutaron quienes seguían asiduamente la revista «Aularia».