El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine/Glosario
de cine
Dorothy Arzner and Clara Bow on the set of In
the Wild Party,
1929
Dorothy Arzner on the set of Dance,
Girl, Dance,
1940
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Dorothy Arzner,
pionera de la integración de la mujer en la industria
cinematográfica
Durante años, el nombre de Dorothy Arzner estuvo asociado
al título de única mujer directora del Hollywood clásico, ha sido mucho
más conocido que su obra. Antes de la aparición del sonoro, la presencia
de las mujeres tras la cámara no resultaba tan extraña. En las tres
primeras décadas de la historia del cine trabajaron con asiduidad
directoras como Alice Guy, Lotte
Reiniger, Germaine Dulac, Elvira Notari o, centrándonos en el
cine estadounidense, Lois Weber o Francis
Marion. Arzner también inició su labor como directora en el cine mudo,
tras quemar las etapas de formación profesional propias de la época:
antes fue escenógrafa, guionista y montadora. Pero fue la única de sus
compañeras que consiguió proseguir con éxito su carrera durante el
sonoro.
La
filmografía de Arzner funciona en buena parte como una subversión del
imaginario romántico en el que se ha encerrado a los personajes
femeninos en Hollywood. El amor y/o el matrimonio, entendido en su forma
más tradicional, no equivale a la felicidad de las mujeres, más bien
todo lo contrario. En muchos casos comporta su destrucción. La
consolidación de Hollywood como un sistema de estudios controlados
verticalmente con mano de hierro por grandes productores, las rígidas
reglas de los gremios profesionales (Arzner también fue la primera mujer
en formar parte del Sindicato de Directores) y la aparición del código
Hays son algunas de las causas que explican que Arzner fuera la única
excepción a la norma. El código Hays fue durante
más de treinta años un férreo sistema
de regulación del contenido cinematográfico que puso a los
profesionales del momento al límite de su ingenio con el fin de evitar
que sus films fueran presa de la censura.
En
su revalorización de las mujeres en roles insólitos o poco
reivindicados, Arzner no cae en el error de convertir a sus
protagonistas en arquetipos que encarnan solo valores positivos. Más
bien aprovecha los códigos de la comedia o del melodrama clásico para
enfrentarlas con toda su complejidad a situaciones adversas derivadas de
su condición femenina.
"Una mujer feminista, lesbiana,
que sin romper las reglas del cine de Hollywood que era, en
general bastante conservador, consigue introducir en sus
películas retratos de mujeres que tienen mucho que contar,
solitarias, que pueden vivir sin los hombres", así la define el
director del Festival Internacional de Cine de San Sebastián,
José Luis Rebordinos. |
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La desconocida que
merece conocerse Dorothy Arzner
Oí hablar de Dorothy
Arzner hace años, a uno de mis profesores, pero no pude encontrar en
aquel tiempo ninguna de sus películas. Ya en la era de Internet las he
podido encontrar, ver y disfrutar. Busqué durante varios años y salvo en
enciclopedias,
descubrí que era una completa
desconocida, incluso para los cinéfilos muy cinéfilos.
La Filmoteca española organizó en 2014 un
ciclo sobre su obra y, realmente, aunque sólo sea por su valor histórico
y sociológico, se merece este reconocimiento.
Hay que reconocer a Arzner un mérito
indiscutible, que por sí solo justifica acercarse a su filmografía: fue
una adelantada a su tiempo y se la podría calificar como la primera
feminista de Hollywood. Sus personajes femeninos les dan mil vueltas a
los masculinos, por lo general, meros comparsas cuando no directamente
deleznables: son más fuertes, más inteligentes y luchan infatigablemente
por sus derechos y su felicidad. Y eso es algo que no era muy habitual
en aquellos tiempos.
Si el cine seguiría siendo el mismo sin
la contribución de esta directora, probablemente la situación de la
mujer en Hollywood, no. Porque grandes directores hubo muchos en la edad
dorada, y ella no lo fue, pero mujeres pioneras, sólo una, exactamente
ella. |
Dorothy
Arzner merece mi reconocimiento, y varias veces he hablado de ella |
Dorothy Arzner.
(1897-1979).
Biografía
Información extraída de
varias páginas de Internet y de la Enciclopedia del cine de Planeta
Dorothy Arzner, fue la única mujer directora de cine en Hollywood en los
años 30. Trabajó como camarera en un pequeño restaurante que tenía su
padre en Hollywood, trataba diariamente con actores, directores y
guionistas. Después de servir en el Cuerpo de Ambulancias durante la
Primera Guerra Mundial, Arzner entró en el mundo del cine como
secretaria del departamento de guiones de Famous Players-Lasky, a las
órdenes del director William C. DeMille hermano de Cecil B. DeMille.
Gracias a su talento e inteligencia progresó rápidamente e hizo de
script, recortadora de negativos y finalmente montadora, destacando por
el montaje de las secuencias de tiroteto de Blood and sand (1922) -en
español Sangue y arena-, del director Fred Niblo.
El
director James Cruze ofreció a Arzner la oportunidad de montar su épico
western The Covered Wagon (1923), lo que hizo con elegancia. Después de
mostrar su valía, Paramount Pictures le encargó la dirección de una
modesta película, Fashions for Women (1927), que fue un éxito comercial
y de crítica. Arzner consolidó este éxito con otras dos películas de la
era del jazz, Ten Modern Commandments (1927) y Get Your Man, (1927) Su
prestigio como cineasta creció con su siguientes películas, sobre todo
The Wild Party (1929) y el drama Christopher Strong (1933), en la que
intervino una jovencísima Katharine Hepburn. Pero quizá su mayor éxito
fue Craig's Wife (1936) con la también joven Rosalind Russell como
protagonista.
Los
estudios feministas la recuerdan por la ácida Dance, Girl, Dance (1940),
una denuncia del lado oscuro del music-hall protagonizada por Lucille
Ball. A pesar de que nunca se consideró feminista, el ejemplo de Arzner
llevó a muchas mujeres a entrar en la industria, y sus mejores películas
continúan siendo una alternativa interesante al cine del Hollywood
clásico dominado por los hombres. El lesbianismo de Arzner parece ser
bien conocido por la comunidad de Hollywood, pero se le prestaba poco
atención, vivía con su pareja, Marion Morgan, una bailarina y
coreógrafa, desde 1930 hasta su muerte en 1979. El 1943 Arzner dejó
Hollywood para recuperarse de una enfermedad y no volvió más.
A
partir de 1960 hasta su fallecimiento en 1979 enseñó el arte del
lenguaje de la escena y de la realización en la Universidad de Los
Ángeles, en California UCLA).
Después de su carrera en Hollywood dirigió películas de entretenimiento
para mujeres de la armada y fue premiada en 1975. Su amiga Joan
Crawford, que era directiva de la Pepsi-Cola le pidió varios anuncios
publicitarios para la empresa. También fue profesora de cine en la
Universidad de California, sede Los Ángeles. Fue homenajeada con una
estrella en el Paseo de la fama de Hollywood en el número 1500 de Vine
Street.
Gracias en parte a la presencia de Katharine Hepburn, Hacia las
alturas es la película más popular de Dorothy Arzner. Durante años su
nombre, asociado al título de única mujer directora del Hollywood
clásico, ha sido mucho más conocido que su obra. Antes de la aparición
del sonoro, la presencia de las mujeres tras la cámara no resultaba tan
extraña.
Ella
firmó su última película como realizadora en 1943. Aunque nunca ha
quedado claro porque dejó de dirigir películas, parece que tendría que
ver una enfermedad que sufrió y la involución general en los derechos de
la mujer que tuvo lugar después de la Segunda Guerra Mundial.
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Dorothy Arzner dirige a Joan Crawford en una escena de
The Bride Wore Red, 1937.
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Clara Bow en
The Wild Party (1929)
Honor among Lovers, (1931)
Merrily We Go to Hell, (1932)
Craig's Wife, (1936)
Dance, Girl, Dance (1940) |
Lois Weber, mujeres activas y valientes y el trasfondo feminista de su
cine
La
camaradería femenina es una constante en todos sus films, rompiendo con
un imaginario homogéneo donde las mujeres solo brillan en solitario y el
compañerismo suele conjugarse en masculino.
Dorothy Arzner se hizo eco de este ambiente en, entre otras, The Wild
Party (1929), primera película hablada de Clara Bow, la chica
desenfadada por excelencia que no consiguió mantener su estrellato
durante el sonoro. Bow encarna a una estudiante universitaria cuya
principal preocupación es divertirse. Su comportamiento es hedonista y
descarado. Junto a su grupo de amigas, consigue que la expulsen de una
fiesta de disfraces por llevar un atuendo considerado indecoroso. Con
estas ropas mínimas se presentan en un bar donde tienen que escapar de
un asalto sexual por parte de unos parroquianos e inicia una relación
clandestina con un profesor. Pero a Arzner hay un tema que le interesa
más el desenfado sexual. La frívola estudiante acaba sacrificando su
carrera académica para salvar a su mejor amiga de un escándalo. En un
film que tiene lugar en un ambiente casi exclusivamente femenino, donde
las escenas colectivas protagonizadas por mujeres son mayoría, la
directora subraya ante todo los vínculos de amistad entre dos personajes
femeninos. Por encima incluso de sus respectivas historias de amor.
En el
cine de Arzner la atención siempre está fijada en la(s) protagonista(s).
Además de Bow y Hepburn, la directora trabajó con la mayoría de actrices
relevantes del momento: Sylvia Sidney, Claudette Colbert, Rosalind
Russell, Merle Oberon, Joan Crawford, Maureen O'Hara... A su lado, la
nómina de actores resulta mucho más deslucida, excepto por un
recurrente Fredric March.
Además de la chica
desenfadada fiel a sus amigas y la valiente aviadora, encontramos
personajes como una secretaria capaz de manejar la empresa mucho mejor
que el resto de ejecutivos de la firma, una espía valerosa, una
bailarina que lucha por su carrera profesional, dos compañeras que
intentan sobrevivir en el Nueva York de la Gran Depresión... En
su revalorización de las mujeres en roles insólitos o poco
reivindicados, Arzner no cae en el error de convertir a sus
protagonistas en arquetipos que encarnan solo valores positivos. Más
bien aprovecha los códigos de la comedia o del melodrama clásico para
enfrentarlas con toda su complejidad a situaciones adversas derivadas de
su condición femenina.
La
filmografía de Arzner funciona en buena parte como una subversión del
imaginario romántico en el que se ha encerrado a los personajes
femeninos en Hollywood. En The Wild Party, la universidad se
entromete en la vida íntima de las estudiantes para censurarla: expulsan
a las estudiantes que no respetan su código moral. En Honor entre
amantes (Honor among Lovers, 1931), Colbert es víctima de un
descarado acoso sexual por parte de su jefe y su marido la invita a
acostarse con él para conseguir dinero. La romántica Sylvia Sidney se ve
obligada a aprender a desenamorarse de su marido alcohólico tras vivir,
entre otras cosas, una de las bodas más patéticas que ha brindado el
cine en Tuya para siempre (Merrily We Go to Hell, 1932).
En La mujer sin alma (Craig's Wife, 1936) Rosalind Russell
se casa solo por interés con su rico marido, que sí está enamorado de
ella. La protagonista ha decidido reprimir todo sentimiento como única
forma de garantizar su independencia personal. Joan Crawford también
aspira a utilizar el matrimonio como única forma de ascensión social en The
Bride Wore Red (1937), pero comprueba que el sueño de la cenicienta
está vetado a las chicas de los bajos fondos como ella.
La
filmografía de Arzner funciona en buena parte como una subversión del
imaginario romántico en el que se ha encerrado a los personajes
femeninos en Hollywood. El amor y/o el matrimonio, entendido en su forma
más tradicional, no equivale a la felicidad de las mujeres, más bien
todo lo contrario. En muchos casos comporta su destrucción.
El trasfondo
feminista que recorre la filmografía de Dorothy Arzner emerge de forma
explícita en Dance, Girl, Dance (1940). Aquí dos amigas
bailarinas encaran de forma
contrapuesta su carrera. La pizpireta Lucille Ball
aprovecha el gancho de su sexualidad desbordante para convertirse en una
famosa vedette. Maureen O'Hara prefiere encaminar su vocación hacia una
carrera más profesional, pero para ganarse la vida trabaja como telonera
de su amiga.
El
personaje de O'Hara se pasa el film escapando de los lugares comunes del
rol de muchacha honesta. Evita que un pretendiente la salve de una clara
situación de señorita en peligro. Tras la primera cita con su enamorado
contempla la primera estrella de la mañana y pide un deseo que tiene que
ver con su trabajo y no con el amor. Y, en el momento cumbre del film,
se encara a la multitud de hombres que la abuchean por no desnudarse en
el escenario. Y les recrimina, en un discurso para enmarcar en la pared,
lo que el feminismo tardará todavía unas décadas en teorizar: que el
trabajo de la mujer en el mundo del espectáculo tenga que reducirse
a satisfacer la mirada de deseo masculina. La obra de Dorothy Arzner
demuestra que, incluso dentro del sistema de Hollywood, otros referentes
femeninos eran posibles. |
Filmografía
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Too Much Johnson (1919; lost, editor only)
*
The Six Best Cellars (1920, editor only)
*
Blood and Sand (1922) (additional footage) (uncredited)
*
The Covered Wagon (1923, editor only)
*
Inez from Hollywood (1924, editor only)
*
Fashions for Women (1927)
*
Ten Modern Commandments (1927)
*
Get Your Man (1927)
*
Manhattan Cocktail (1928; lost, except for the montage sequence by Slavko
Vorkapi? released in 2005 on DVD Unseen Cinema)
*
The Wild Party (1929)
*
Behind the Make-Up (1930, uncredited)
*
Sarah and Son (1930)
*
Paramount on Parade (1930, co-director)
*
Anybody's Woman (1930)
*
The House That Shadows Built (1931; Paramount promotional film with
excerpt of never-produced film Stepdaughters of War to be directed by
Arzner)
*
Honor Among Lovers (1931)
*
Working Girls (1931)
*
Merrily We Go to Hell (1932)
*
Christopher Strong (1933)
*
Nana (1934)
*
Craig's Wife (1936)
*
The Last of Mrs. Cheyney (1937, uncredited)
*
The Bride Wore Red (1937)
*
Dance, Girl, Dance (1940)
*
First Comes Courage (1943) |
©
Enrique
Martínez-Salanova Sánchez
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