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Breve historia de la
censura
En el arte, la
comunicación y el cine
©Enrique
Martínez-Salanova Sánchez |
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El
puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas
de cine
"Todas las censuras
existen para impedir que se desafíen las concepciones actuales y las
instituciones existentes. Todo progreso es iniciado al desafiar las
concepciones actuales y es ejecutado al cambiar las instituciones
existentes. Por lo tanto, la primera condición para el progreso es la
supresión de la censura”
George Bernard Shaw |
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La censura del arte y de cómo entré en ese tema
Según las filósofas mexicanas María
Antonia González Valerio y Rosaura Martínez Ruiz, censurar versa sobre
el límite entre lo mostrable, lo decible y lo no mostrable. Dentro de
estos límites se establece la moral, la ofensa, la percepción estética,
el juicio del gusto, la intolerancia y la corrección política.
Pienso que "quien mira es quien hace el cuadro", como decía Duchamp, y lo
que ha sido socialmente aceptado en unas culturas, en otras se convierte
en escandaloso, pecado o causa de prohibición. En estos tiempos de las
redes las censuras se hacen más evidentes por una parte, las redes
sociales, como Facebook o Instagram, controlan las publicaciones que se
hacen en sus espacios, y cortan, censuran y prohíben lo que en
innumerables ocasiones está a la vista del público en Museos o
exposiciones. Aún así, lo peor que se puede hacer con el arte es la
destrucción, que hoy vemos en televisión que realiza el Estado Islámico
en Irak o Siria pero que se ha dado en todas las culturas, cuando quien
sucedía, como en Egipto, o colonizaba, como en América, o intentaba
imponer culturas o religiones, destruía lo anterior, edificaba sobre las
ruinas e intentaba que desapareciera todo vestigio molesto.
De
siempre he vivido y sobrevivido con la censura, tan dura y eficaz en los
tiempos del franquismo y la iglesia en España, cuando yo era un niño.
Nos secuestraban el arte, recortaban lo que consideraban peligroso, te
impedían ver la mayoría de las películas y, lo que es peor, te
encauzaban en una determinada dirección. La rebeldía me llevó a hacer
caso omiso de casi todas las prohibiciones y desarrollé
estrategias
para soslayar y saltar las barreras. Leí casi toda la biblioteca de mi
padre, vi todas las películas que pude y entré en museos y bibliotecas
prohibidas.
Ya lo
cuento en mi trabajo sobre
Arte erótico, cómo tras varios intentos
fracasados logré entrar en alguno de los museos secretos de Nápoles y
Lima, y cómo descubrí piezas de arte románico escondidas. Eran momentos
difíciles por la cantidad de prohibiciones y trabas. Hoy en Internet se
puede encontrar casi todo y hay bibliografía accesible y abundante.
Descubrí así que las cosas no eran para tanto, que las prohibiciones son
inútiles y que es necesario, sin miedo, abrir horizontes.
Hoy se habla mucho de libertad de
expresión al mismo tiempo que los poderes y los grupos de presión,
ideologías de todo signo, establecen todo tipo de líneas rojas,
prohibiciones, trabas y barreras
sobre lo que permisible, o no, a la hora de expresarse.
Por
otra parte, con el tiempo, la visión de lo que es arte, y su relación
con lo social, cambia, por lo que también cambia la idea de lo que debe
ser censurado. Durante siglos algunas de las manifestaciones en iglesias
de los siglo VII al XII, que se realizaron siguiendo tradiciones del
momento, fueron consideradas pecaminosas y muchas veces ocultadas o
destruidas. Hoy las sacamos a flote, y es que, aquello que
un día fue considerado inmoral, con el paso del tiempo, no mucho, puede
convertirse en canon ya no sólo estético, sino en cierta medida también
cultural de una determinada sociedad.
Cada cultura delimita
la definición y el uso de lo obsceno, de lo blasfemo y de lo apropiado o
inapropiado. Para penalizar algunas manifestaciones es necesario
limitar, delimitar el derecho a la libertad de creación artística, de
tal forma, que las manifestaciones susceptibles de ser consideradas como
tales, es decir obscenas, queden fuera del ámbito amparado por el
derecho.
La censura ha sido
aplicada por los Estados, las religiones, los sistemas educativos, las
familias, los minoristas y los grupos de presión, hacia las artes, la
pintura, la escultura y la música, para la expresión periodística y casi
para cualquier tipo de expresión, en un lugar o en otro del mundo, y en
la mayoría de los casos con violación de las convenciones
internacionales de derechos humanos.
No es casual el que los primeros casos de censura en la historia hayan
coincidido con el nacimiento de la democracia y del concepto de las
libertades civiles. Tampoco parece azaroso el que sus primeras víctimas
hayan sido precisamente dos maestros de la palabra: el bardo y el
pensador. La censura a estos dos intelectuales, Sócrates y Arquíloco,
filósofo y poeta, nos muestra cómo opera siempre en esa zona crepuscular
que media entre la libertad y la opresión, entre la verdad y el
silencio. También nos muestra cuán violenta puede ser la reacción por
parte del poder cuando se siente amenazado. |
La censura y yo
La primera vez que me vi
en una comisaría fue cuando estudiaba en Madrid, allá por 1964, a
resultas de una viñeta para una Revista Cultural que hacíamos,
imprimíamos a ciclostil y se difundía por los Colegios Mayores. A
Alguien no gustó uno de los chistes, quien me interrogó veía la
caricatura de
Franco en uno de los dibujos, ya ni me acuerdo el tema. La cosa no fue a
mayores pero desde aquel momento tuve más cuiodado. He sufrido tras ello varias veces la censura,
el dibujo caricaturesco y humorístico suele ser peligroso para quien lo
practica. He escrito miles de hojas en mi vida, y csi nunca se me ha
tenido en cuenta. Sin embargo, los chistes dibujados tienen un atractivo
especial para los malpensados, fanáticos, timoratos y meapilas, pues
siempre ven lo que más les apetece, y si tienen poder, lo ejercen
persiguiendo al dibujante. |
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Censo y censura
En la República Romana (509-31 a.C.) existían patricios y
plebeyos. Cuando las diferencias entre patricios y plebeyos fueron
abolidas, la expansión imperial hizo que existieran ciudadanos romanos
sometidos a las leyes romanas, y ciudadanos no romanos, hasta que
Caracalla en 212 d.C. impuso la ciudadanía romana incluso contra la
voluntad de los súbditos. Y nació el censo con el fin de saber cuánta
población existe, saber cuántos ingresos pueden conseguirse por vía de
impuestos y cuántos hombres pueden ser puestos en pie de guerra, llegado
el caso. En el siglo V a.C., en la República Romana, se crearon los
censores.
Cierto tipo de delito conllevaba la pena de
perder los derechos ciudadanos, y se tachaba el nombre de
la persona de la lista de los ciudadanos. La censura se extendió a
ciertos delitos, al lujo inmoderado, incluso al descuido y la
negligencia, o los que iban contra la "decencia" y "buenas costumbres".
Así entró la censura en el censo demográfico, con el fin de mantener la
moral y las buenas costumbres. |
La censura de la
expresión artística o cultural
La censura, según el
Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, es la
intervención que practica el censor en el contenido o en la forma de una
obra, atendiendo a razones ideológicas, morales o políticas. En un
sentido amplio se considera como supresión de material de comunicación
que puede ser considerado ofensivo, dañino, inconveniente o innecesario
para el gobierno o los medios de comunicación según lo determinado por
un censor. En un sentido más restrictivo, es lo que realizan
determinadas sociedades, grupos, culturas o familia, para evitar que la
totalidad o algunos de los miembros entren en contacto con materiales
sensibles en lo erótico, lo pornográfico, la seguridad militar o civil,
la moral religiosa...
Hay censuras, la
censura moral, por ejemplo, que van de la mano de algunas leyes, que
intenta defender a la sociedad, en especial a la infancia, de ciertos
materiales que son obscenos o moralmente cuestionables. La pornografía,
por ejemplo, es a menudo censurada. En esta lógica, en especial la
pornografía infantil, que es ilegal y censurada en muchas jurisdicciones
del mundo.
Y hay
censuras producto del fanatismo, generalmente la censura religiosa, que
utiliza sus propios preceptos morales para imponer al resto, cualquier material es
considerado ofensivo por una cierta fe, se retira, se tapa, se destruye, se prohíbe y
se penaliza. Esto a menudo implica una religión dominante forzando las
limitaciones de las menos frecuentes, cuando creen que el contenido no
es apropiado para su fe.
En cuanto el autor o
el pintor ha creado su obra, deja de pertenecerle, por eso, aunque haya
tenido una intención con ella, la sociedad tal vez entienda la obra de
una manera completamente diferente a lo previsto. Y ahí viene en muchos
momento la censura. |
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La hoja de parra
del David de Miguel Ángel
El David de Miguel Ángel se hizo con las
vergüenzas al aire, y ahí está, aunque hubo sus problemas en Florencia
en su tiempo, se mantiene desnudo. Fue cuando para la reina Victoria, en
el siglo XIX
británico, que recibió una réplica de regalo, del David, se hizo una
hoja de parra que ocultara para la reina las partes pudendas y la
soberana pudiera admirar el David sin rubores..
En una poco visitada
bóveda del Museo londinense de Victoria y Alberto se puede apreciar una
hoja de parra enorme creada especialmente para la monarca. |
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Bibliografía
Breve
historia de la prohibición del humor. Javier Bilbao
Luis GIL, Censura en el mundo antiguo. Madrid, Revista de Occidente,
1961. 563 págs.
Fermín Grodira.
https://magnet.xataka.com/en-diez-minutos/la-edad-media-no-fue-tan-oscura-como-nos-la-contaron
Julio
Rodríguez Puértolas (2008). Historia de la literatura fascista
española I, Akal, pág. 15
La Codorniz
1941-1978.
El humor
verbal y visual de La Codorniz José Antonio Llera.
La Codorniz:
Antología (1941-1978).
Maria
Antonia González y Rosaura Martínez Ruiz. La censura. Revista de la
Universidad de México. |
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