Volver a Educación y didáctica

Crear un relato cinematográfico

Con finalidad educomunicativa

© Enrique Martínez-Salanova Sánchez


El puntero de don Honorato/Bibliografía/Lecturas de cine/Glosario de cine


De la idea al guión

Aprender a contar historias con imágenes y palabras

Aprender a analizar la ficción

Anexo 1. El lenguaje vehículo de cultura

Anexo 2. Realidad y ficción en el medio televisivo

Anexo 3. Producción de películas Anexo 4. El país de los engaños

Introducción


La imagen en movimiento genera espectáculo, técnica e ilusión, sorprendiéndonos diariamente con el más difícil todavía. Desde la antigüedad la especie humana ha plasmado con imágenes sus ideas, sentimientos, logros, miedos y aversiones. La imagen, que fue pintada, esculpida, grabada, impresa y fotografiada, consiguió el movimiento y el sonido con el cine y llegó a  los lugares más recónditos con la televisión y el cine, convirtiéndose en inmediata y portátil con las nuevas tecnologías.

La sorpresa que siempre produce la imagen en movimiento se acrecienta con el uso de las nuevas tecnologías, que aportan mayores posibilidades de seducción al expresar de muy diversas formas en la aplicación de los argumentos, las imágenes, los sonidos y los ritmos.

El espectador se hace cómplice con quienes hacen la televisión y el cine al dejarse ilusionar y encandilar por la pequeña o gran pantalla. El ojo fiel de la cámara relata con objetividad lo que le colocan –verdadero o falso- delante los que hacen la televisión y el cine, que lo enseña al espectador con su capacidad seductora y adictiva, aportándole contenidos y datos, reales y ficticios, por lo que hay que acostumbrarse a interpretar sus contenidos, sus lenguajes, sus manipulaciones y sus trucos.

 

Conceptuales

Conocer elementalmente la relación entre ficción y realidad en el medio televisivo y cinematográfico

Descubrir los códigos y recursos del lenguaje audiovisual empleados por la televisión y el cine que posibiliten la lectura crítica de sus mensajes, de sus valores formativos y de sus recursos manipulativos.

Aprender  los pasos de la realización de un guión

Descubrir los trucos y efectos especiales en televisión y en el cine

De actitudes

Analizar y racionalizar  el medio televisivo y cinematográfico y sus mensajes con el fin de tomar posiciones ante las verdades y las falsedades de la televisión y el cine.

Aceptar la televisión y el cine no como receptores pasivos, sino como creadores activos, utilizándolo como recurso creativo y como técnica de expresión personal.

Valorar la importancia de un guión en el hecho televisivo y cinematográfico

De procedimiento

Conocer y utilizar expresivamente el lenguaje creativo de los medios.

Interpretar y producir mensajes con diversas intenciones comunicativas, respetando otras formas de expresión distintas a las habituales en su medio social.

Reflexionar sobre los contenidos televisivos y cinematográficos y los valores que transmiten.

Esquema de contenidos

Conceptuales

El guión y sus tipos

Ficción y realidad en la televisión y en el cine

La necesidad de la ficción

La manipulación

Los trucos y efectos especiales

De actitudes

Valoración positiva de la ficción

Análisis de la realidad/ficción

Compromiso de búsqueda de la realidad

De procedimiento

Imaginar situaciones que pueden ser filmadas

Realizar guiones

 

Marco teórico


La televisión y el cine presentan una nueva óptica de la realidad

Los medios de comunicación que tienen como base principal la imagen, presentan al espectador una nueva óptica de la realidad. Esto proporciona al individuo y a la sociedad duplicidad de visiones que crea como consecuencia dualidad ideológica, cultural y de praxis, imposibles de adaptar y superar si no existe una crítica activa.

El ritmo de la imagen filmada es a veces más rápido que el de la vida real, por muy vertiginosa que esta sea. En la pantalla todo se soluciona o termina en poco tiempo, a diferencia de la vida real en que los procesos son más largos. En una película o serie televisiva se soluciona un crimen, un problema familiar, o una situación, en un espacio fílmico de tiempo generalmente muy corto: de hora a hora y media. En la vida real las soluciones tardan mucho tiempo, años, o no llegan nunca. Inconscientemente pedimos más velocidad a las respuestas sociales. (Martínez-Salanova)

 

Distinguir la realidad de la ficción

Otra consecuencia de la multiplicidad de ópticas es la dualidad creada entre realidad y ficción. El espectador ve  una tras otra escenas reales y ficticias sin atender a explicaciones ni comentarios. Ver sin análisis violencia auténtica y violencia simulada crea insensibilidad a ambas. Niños y adolescentes pueden creer inconscientemente que todo tiene truco. No hay problema con los muertos pues más tarde "reviven". Es difícil cambiar esta forma dual de apreciar la realidad si no se hace a partir de la reflexión, la madurez personal, el estudio o la investigación, ya que lo que en principio es problema de orden técnico o artístico, se convierte en cambio cultural de valores.

La televisión misma, en una forma de dar respuesta y cumplimiento al problema de la sensibilidad, al mismo tiempo que aumentar los índices de audiencia, ha inventado con implantación mundial lo que se llama "reality show", realidad espectáculo.

Los reality show son espectáculos montados sobre hechos reales o sus reconstrucciones. Tanto pueden ser animadores del morbo, enfermedad o patología nacional como instrumentos de bien público. La televisión nos enmascara de tal forma sus contenidos e intereses que es muy difícil entrar en ellos objetivamente.

El recelo está en saber si la cultura llega a límites enfermizos porque vamos descubriendo nuestra propia sensibilidad o porque debemos hartarnos de observar realidades enfermas para conocer la verdadera existencia. La televisión se ha colmado de programas divulgativos sobre enfermedades ya sean médicas, sociales, psicológicas o culturales. Existen programas de realidad espectáculo y concursos o entrevistas sobre amor, pasión, corazón, drama o vida íntima, que ahondan en patologías de revistas del corazón.

Estos programas, ¿Son un bien público?, ¿Son alimentadores del morbo nacional?, ¿Son solamente modos y maneras de aumentar los índices de audiencia?. Para contestar es necesario introducirse en profundidad en lo que cada programa influye en los espectadores de todas las edades, y en lo que provoca en cada uno de ellos. Se hace necesario por esta razón un debate familiar, educativo y social.

La dualidad entre realidad y lo que presenta la televisión

La televisión ayuda a penetrar "toda" la realidad en los hogares de manera impactante y en poco tiempo. La velocidad a la que recibimos los estímulos nos puede hacer caer en una verdadera esquizofrenia de comportamientos. El engaño de lo visual, la dualidad entre el compromiso visual y el real es una de las causas de la carencia de compromiso personal y social entre el individuo y las necesidades del mundo de hoy.

Se viven con tanta intensidad en el televisor los problemas del mundo, la destrucción del medio ambiente, el hambre, la violencia, los derechos humanos, las enfermedades, las reivindicaciones, etc., que puede parecer que ya están solucionadas. Se crea así en la sociedad una disociación grave entre lo que se ve, se observa, se analiza o se opina y lo que se participa. Los espectadores televisivos se convierten también en meros espectadores de una realidad más o menos camuflada. Lo mismo sucede con otras manifestaciones de la vida, ya que todo se contempla en televisión: cine, teatro, conciertos, ópera, exposiciones, espectáculos o debates. Es una concepción doble de la existencia. Por un lado el trabajo cotidiano y los medios de subsistencia, que se perciben a velocidad real, y por otro el mundo de las imágenes pequeñas que se sienten a otro ritmo, con color y forma diferentes.

¿Es verdad lo que vemos en la televisión y en el cine?

Discriminar la realidad en la televisión o en el cine es difícil, entre otras cosas porque verdad y fantasía no son dos términos absolutos (dicotómicos), sino que entre ambos existen muchas graduaciones. Es cierto que pocas veces tomamos conciencia de que «la «realidad real» no existe en la televisión», por mucho que ciertas imágenes parezcan serlo, éstas son siempre interpretaciones de la realidad que unas determinadas personas han captado en un momento determinado. Ya hemos visto en el lenguaje de la imagen que con los enfoques, los planos, los ángulos, los movimientos, el colorido, los textos hablados... los creadores del mensaje audiovisual ofrecen su punto de vista, su visión personal de la realidad.

Cuando nos sentamos ante el televisor o en una sala ce cine, nos metemos a fondo en la vida de los personajes, en sus diálogos y actuaciones, en su carácter y formas de ser... hasta el punto que por momentos marginamos, e incluso anulamos, nuestra propia realidad, para sumergirnos en el nuevo universo que nos presenta la pantalla.

 

Bibliografía


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