El
gran desafío que presenta la sociedad en los últimos
años, y la vertiginosidad por la que se producen los
cambios sociales, medioambientales y políticos, ha hecho
revisar en el último decenio todos los planteamientos
que se hicieron en la década de los setenta del siglo XX
sobre la enseñanza de las personas adultas. Los cambios
en el mundo laboral, las nuevas tecnologías, la sociedad
de la información, y los fenómenos globalizadores
trasforman imparablemente la sociedad y exigen un cambio
en los procedimientos educacionales. El trabajo sufre
cambios sustanciales y las perspectivas laborales de la
sociedad avanzan en pos de cuotas más altas de
tecnificación, exigiendo la entrada de la mujer y de una
juventud más cualificada. Esto ha supuesto un desafío
para los responsables de la formación de los países y
para los mismos individuos que se forman, por la
competitividad extrema en la que se mueve la especie
humana, por la escasez de puestos de trabajo de nivel
general y por la necesidad de la consiguiente
especialización. Los profundos y radicales cambios,
provocan una necesidad de aprender y una situación de
constante reciclaje con el fin de estar al día ante un
mundo en perpetuo cambio. Los horarios laborales, la
lejanía de los centros tradicionales de formación y la
demanda educativa fuerzan a sí mismo a promover nuevas
estrategias formativas, respeto a los tiempos de
aprendizaje individuales y ofertar modalidades muy
diferentes de educación.
Necesidad de educación permanente
Es
aprender desde que se nace hasta el final de los días.
La especie humana es inmadura en su formación y necesita
la adaptación constante al ambiente. Las profundas
transformaciones sociales, culturales, científicas,
tecnológicas y económicas que tienen lugar en el mundo
contemporáneo obligan a otorgar a la educación general y
a la formación técnico-profesional de los adultos, el
carácter de instrumentos estratégicos para el
mejoramiento de la calidad de vida de las personas. El
hombre y la mujer de hoy, se ven dentro de una
problemática nueva; la evolución demográfica ha
aumentado la longevidad, al tiempo que ha modificado
profundamente la pirámide de edades y con ello ha
incrementado la necesidad de formación a lo largo de
toda la vida. En un mundo fuertemente cambiante como el
actual, las personas necesitan y requieren oportunidades
de aprendizaje durante toda la vida, que les permitan
desarrollar sus competencias para la gestación de su
propio proyecto de vida, su permanente enriquecimiento
como ciudadanos y ciudadanas, y la adquisición,
mejoramiento o reconversión de capacidades
profesionales. Este criterio de aprendizaje permanente
debe asumir las necesidades y proyectos que las personas
definen en distintas etapas de su vida y las
oportunidades que encuentran para adquirir o fortalecer
conocimientos, saberes y competencias.
Aprender a vivir en la sociedad de la información.
El
mundo se ha informatizado. Esto significa una nueva
filosofía global, que redunda, tanto en una mayor
facilidad para estar al día y disponer de los recursos,
como la pérdida de puestos de trabajo por causa de la
disminución de mano de obra humana. Las tecnologías de
la información han transformado la naturaleza del
trabajo y la organización de la producción. Dichas
transformaciones están modificando profundamente la
sociedad. No está totalmente demostrado que las nuevas
tecnologías hagan disminuir el nivel de empleo. Sin
embargo, los cambios tecnológicos y estructurales de la
sociedad exigen cambios en las políticas educativas de
todos los países, es de las poblaciones campesinas hasta
las más urbanas e industrializadas. La competitividad
por el puesto de trabajo, diferencia hoy día a los
ciudadanos en dos lugares muy claros aunque muy
peligrosos: aquellos que poseen las capacidades para
aprender, y aquellos que no tienen ni siquiera lo más
indispensable para lograr su sustento formativo, y por
lo tanto su supervivencia.
Aprender actitudes democráticas y solidarias
La
globalización está planteando nuevos temas en torno a la
democracia y a la educación de las personas adultas. La
globalización económica está conduciendo a la
marginalización de un gran sector de la población.
Muchos países se están enfrentando a graves problemas en
cuanto a los derechos humanos y a la equidad. Aún en los
países que están viviendo un gran crecimiento económico,
están aumentando las disparidades entre ricos y pobres.
Con frecuencia a los gobiernos no les queda otro camino
que el de aceptar las estrategias de ajustes
estructurales propuestas por organismos externos.
En el
ámbito social, esto puede significar desempleo, malas
condiciones de trabajo, así como una discriminación en
cuanto al acceso a beneficios y servicios. Otro de los
peligros es que se comprometan los derechos sociales
básicos, tales como el derecho a la educación y a la
salud.
La
educación de las personas adultas se enfrenta a nuevas
situaciones sociales, políticas, económicas y culturales
que están vinculadas a la globalización, un concepto
básico en nuestra manera de entender el mundo actual. La
globalización también está abriendo nuevas posibilidades
de intercambio de información y comunicación a escala
mundial. Tanto los riesgos globales, como las nuevas
oportunidades a las que se enfrentan las sociedades
actuales, requieren de la participación, la creatividad
y la capacitación de todos los ciudadanos. Esto es
fundamental para prevenir la intolerancia y el racismo,
así como para crear un mundo democrático.
La
educación de las personas adultas para la democracia
significa: autodeterminación, capacidad de participación
y ciudadanía informada; asumir el compromiso social de
formar una sociedad a favor de más libertad, de la
igualdad de género, de la solidaridad y la equidad;
oportunidades para que todo individuo ejerza sus
derechos de participar íntegramente en la construcción
de una sociedad más justa, de tomar parte en el proceso
social de toma de decisiones y de ejercitar su capacidad
de trabajar en conjunto.
La
paz y la democracia necesitan nuevas políticas de
educación de las personas adultas que incluyan a los
excluidos, para que la educación se hagan llegar a
quienes actualmente no tienen acceso a sus canales
regulares, a quienes no pueden participar en sus
programas y a quienes no son considerados como
ciudadanos con todos los derechos.
La
expectativa de una continua expansión de los mercados
económicos dentro de una economía global, asume que la
educación es una de las fuerzas impulsoras tras el nuevo
sendero del desarrollo económico.
Sin
embargo, este tipo de educación tiende a concentrarse en
obtener resultados cuantificables, tales como el nivel
de lecto-escritura y de nociones aritméticas. Sólo en
pocas ocasiones se ocupa de la cultura, la democracia y
demás cuestiones menos cuantificables.
Es un
hecho lamentable que la educación no se imparta
equitativamente; quienes no tienen recursos económicos
están en desventaja al competir en un sistema de
formación de capital humano incitado por la
globalización económica. Pero quizá sea aún más
desalentador que la gente posiblemente no se dé cuenta
de los beneficios que se derivan de la explosión de
recursos humanos y de la educación para todos.
Aprender la justicia en materia de género
En
todas las conferencias de las Naciones Unidas sobre la
autonomía de la mujer llevadas a cabo en los últimos 20
años, se ha hecho hincapié en que las mujeres juegan un
papel muy importante en la economía, la política y el
desarrollo sociocultural. No se puede lograr una
democracia real, si no se pone en práctica la democracia
en materia de género, que trasciende la clase, el color,
el grado de capacitación y el área geográfica. Sin
embargo, la situación de la mujer no ha mejorado, sino
que en muchos países en algunos casos incluso ha
empeorado.
Los
temas relacionados con la justicia en materia de género
son muy importantes para todos los aspectos de la
educación de las personas adultas. Pero los asuntos
relacionados con el género tienen que tratarse de manera
más real que en el pasado. Solamente es posible que la
educación de las personas adultas contribuya a superar
las desigualdades de género, si tanto los hombres como
las mujeres se comprometen a empeñarse en ello.
La
justicia en materia de género es cuestión de derechos
humanos y un requisito para la justicia social; no debe
considerarse de forma aislada como un asunto solamente
de mujeres; involucra a la sociedad en su totalidad, lo
que es fundamental para una democracia efectiva a nivel
estatal, en la economía y en la sociedad civil, y abarca
desde la unidad familiar más pequeña hasta las
estructuras económicas y políticas más grandes; no puede
aislarse del extenso contexto de discriminación al que
se enfrenta la mujer.
Aprender a vivir en comunicación intercultural
El
desafío del siglo XXI, por lo que se refiere a la
educación de personas adultas, es afrontar los problemas
de la globalización y la marginalización, pasando de una
confrontación cultural a una comunicación intercultural,
y reconociendo que la diversidad cultural es un valor
humano positivo.
Así
como la comunicación y el entendimiento intercultural
son procesos permanentes, la cultura es dinámica y
continua. Estos procesos son de gran importancia en una
época en que las comunidades se están esforzando por
defender sus propias identidades locales contra los
efectos de la globalización y la marginalización. El
propósito de estos procesos locales es promover la
democracia, fomentando el diálogo, la solidaridad y la
recuperación de la identidad perdida.
Aprender a participar en la sociedad
Los
asuntos sociales y riesgos globales a los que se ven
enfrentadas las sociedades de hoy en día, solicitan la
participación, la creatividad y la capacitación de todos
los ciudadanos. En resumen, la educación de las personas
adultas tiene que fomentar una sociedad civil activa.
La
educación de las personas adultas a favor de una
sociedad civil activa requiere:
-
la
formación de una coalición de ciudadanos responsables,
comprometidos y activos
-
la
creación de nuevos vínculos económicos y culturales
globales alternativos, mediante la reorganización de las
relaciones y responsabilidades sociales, para que partan
del nivel local y nacional al nivel global
-
la
creación de un nuevo orden global que involucre a los
gestores que se identifiquen y comprometan claramente
con el bienestar de la comunidad y del sistema
ecológico.
-
un
equilibrio de tensiones entre la libertad individual y
la solidaridad colectiva;
-
un
mayor sentido de solidaridad y responsabilidad
-
sensibilidad para percibir tanto las alegrías como las
necesidades de los demás
-
la
capacitación de los sectores más débiles de la sociedad,
fomentando los puntos fuertes de sus culturas y
promoviendo su autonomía personal y social
-
el
reconocimiento de las múltiples opciones de la
globalización, en vez de la creación de polaridades
-
orientación para que a la gente aprenda a definir sus
propias metas de desarrollo y realización.
Aprender a crear
En
algunos casos, la excesiva utilización de métodos
deductivos puede llegar a hacer del alumno un sujeto
pasivo y refrenar la imaginación. La observación, el
sentido común, sensatez, la curiosidad, el interés por
el mundo físico y social que nos rodea, la voluntad de
experimentación, son calidades descuidadas y poco
consideradas. Son, sin embargo, ellas quienes permitirán
formar creadores y no solamente gestores de la
tecnología.
El
individuo adulto que necesita prepararse para un puesto
en el mercado laboral, necesita de una gran dosis de
aprendizaje creativo y de creatividad, ya que en el
futuro de la capacidad de tomar decisiones puede
depender su puesto de trabajo.
Las
bases del “aprender a aprender”, están situadas en la
necesidad de cada alumno, y sobre todo, en su propia
situación vital, su experiencia e intereses personales y
en el esfuerzo creativo para construir sus propios
procesos de aprendizaje.
Aprender a investigar
La
capacidad de juzgar y elegir es la última capacidad
indispensable para la comprensión del mundo. Supone
criterios de elección, la memoria del pasado y la
intuición del futuro.
Los
criterios de elección se forman a partir de los valores
de la sociedad, de los métodos adquiridos para
desentrañar la complejidad del mundo, de la ética
personal de los individuos.
Por
último, la intuición del futuro sólo se cultivará
presentando el mundo, no como un mundo construido, sino
como un mundo por construir.
Es,
por tanto, una metodología, una forma de hacer, que
trata de promover el desarrollo comunitario y conseguir
la participación efectiva de los Adultos en la solución
de sus problemas sociales...
Investigación participativa
La
investigación participativa representa un modelo o un
enfoque de la Educación de Adultos que concibe a la
misma desde una perspectiva crítica, socialmente
comprometida y liberadora.
Desde
un punto de vista pedagógico guarda relación con otras
modalidades de formación humana: investigación práctica
e investigación - acción.
El
desarrollo de una colectividad local, regional, etc. no
sólo puede darse por la planificación de programas desde
el «exterior» a la colectividad sino que sólo puede ser
logrado desde una perspectiva de iniciativa e
intervención activa de los habitantes, considerados como
actores de este desarrollo. Educación y desarrollo son
dos conceptos íntimamente enlazados.
Las
ventajas de enseñar investigando:
-
favorece la inteligencia
-
desarrolla el espíritu de orden
-
desenvuelve la conciencia de la limitación
-
desenvuelve la sinceridad y la autenticidad académica.
-
desarrolla la capacidad de análisis
-
relaciona al alumno con su medio
-
le
capacita para realizar actividades por sí mismo
-
hace
posible su compromiso científico con el entorno
-
afianza lo aprendido en etapas anteriores de su vida
-
fortalece el espíritu científico
-
le
obliga a tomar decisiones
-
le
afianza su responsabilidad individual y social.
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